miércoles, 25 de junio de 2014

A Capelada

En Portugal está bien estudiado el fenómeno de la conversión de dólmenes en capelas (Antas capelas e capelas junto a antas no território português, Jorge de Oliveira), aunque tal vez no se trate de una reutilización, sino de la pervivencia de las cámaras megalíticas como lugares de culto a los antepasados deificados. El caso portugués, aún siendo el más llamativo, no es el único: en toda la zona del megalitismo atlántico los dólmenes se consideraron como capillas, iglesias, eremitorios, monasterios o monumenta (monumentos funerarios), de aquí que la toponimia del tipo A Capela, Irixoa / Iglesuela (del latín ecclesiola), Moimenta, Mosteirón, Le Moustoir (Francia), Disert (Irlanda, del latín desertum, "lugar de retiro") siempre vaya ligada a la presencia de restos megalíticos.

A Capelada (Cedeira) podría no ser una excepción, sobre todo siendo un  conocido enclave megalítico. En este sentido, sería un topónimo derivado del gallego capela en su acepción megalítica o rupestre (latín capella), más el sufijo -ada, que añade el matiz "conjunto de elementos de un mismo tipo", en este caso, conjunto de mámoas, necrópolis. En Portugal también existe el topónimo Capelada, y Capeludos. Este último designa otro enclave megalítico importante por situarse en la feligresía de Vila Pouca de Aguiar, donde las dataciones de estas construcciones han arrojado las fechas más antiguas para el megalitismo peninsular: "Ils avaient retiré du plancher d'une chambre dolméniqne de Carrazedo, et des alentours d'un dolmen de Capeludos, quelques pièces lithiques présentant des gravures et des inscriptions alphabétiformes".

 Museo Arqueológico y Numismático de Vila Real. Objeto encontrado en un anta de Vila Pouca de Aguiar.

En Cataluña se encuentra el topónimo Capellades ya en el s. XI. Según la ficha del Nomenclàtor oficial de toponímia major de Catalunya es un "derivat de capelló, en relació amb les balmes locals". Las balmas son grutas naturales, así como los dólmenes son también grutas, aunque artificiales. De hecho es frecuente encontrarse con esta misma tipología de nombres aplicados también a las cuevas: La Chapelle aux Saints o Le Moustoir (ambas con fósiles de Homo Neanderthalensis). Y al revés, encontrarse con que a los dólmenes se les llama como a las cuevas, o se confunden con éstas (Cueva de Menga).

En algunas zonas de Francia los dólmenes reciben el nombre de chapelle du martyre ("Sur les monuments druidiques du pays de Chartrain", M. de Freminville, 1820), "ce nome me frappa", dice el autor. A mí también, porque aquí es frecuente el topónimo Los Mártires como indicador de la presencia de antiguas sepulturas.

Esto sería suficiente para ir concluyendo si no fuese porque otros autores afinan más, y proponen que capèladê es un "rocher couvert d'un chapeau" por "allusion à la présence d'un dolmen" (Hamlim y Cabrol, Les noms de lieux du departement d'Hérault). Según esta otra alternativa el étimo sería el latín capellum, aludiendo al sombrero o cubierta del anta. Con esta acepción es utilizado por Leite de Vasconcelos, "chapeu ou tampa da anta", así como por varios expertos portugueses dedicados a la cuestión megalítica; sería un término tomado del léxico popular.

No obstante, Eladio Rodríguez señalaba que "la primera acepción de este vocablo [capelo] es comunísima en toda Galicia, pues ya se sabe que cuando una cumbre está cubierta por la brétema espesa o por alguna nube es corriente decir que está encapelada o que tienen el capelo. Lo expresa además claramente el popular refrán: Cando o Pico Sagro pon capelo, meniñas da Ulla, poñede o mantelo". Cabría considerar, asimismo, que el frecuente topónimo Capelo fuese equivalente al topónimo Sombrero (Lanzarote: Punta El Sombrero), designando ambos, ya no nubes, sino cumbres y relieves en forma de boina, sombrero o cualquier otro tocado. En Francia los nombres de lugar Le Chapeau, Le Chapelet, Le Chaperon, reciben la misma explicación por parte de Dauzat, Deslandes y Rostaing: "métaphore appliquée à des hauteurs".

Ambas propuestas podrían ser en el fondo la misma, ya que se atisba un hilo conductor etimológico entre las capelas y los capelos, como cubiertas y refugios; una pareja que se opone por el género para marcar el diferente tamaño (bolsa / bolso).

4 comentarios:

UMNB dijo...

Boa noite,

Desta teoria que mantêm os de Proxecto Gaelaico, que é o que opina?

https://www.progael.com/gl/micro/8

Andregoto Galíndez dijo...

Opino, ou máis ben me baso nas conclusións de lingüistas expertos na materia (Moralejo) que en Galicia se falou unha lingua céltica e a pegada sobrevive en parte do léxico, na toponimia, na epigrafía, pero estamos a falar dunha época na que o gaélico aínda non existía, polo que pretender filiar o sustrato céltico galaico (moi anterior) desde o gaélico non é procedente.

Falando das crins dos cabalos, prefiro o capelata de Cabeza Quiles (capelare, cortar).

Andregoto Galíndez dijo...

Estiven curioseando na web dos Gaelaico, e o sinto, pero non podo ler cousas como:

(gaélico escocés) Bàrr Mòr > Páramo (galaico-portugués y castellano)

Como dicía Moralejo, etimoloxías de puro sonsonete.

Andregoto Galíndez dijo...

De la familia dirás, pero no oirás, sobre todo comentarios anónimos faltos de argumentos.