domingo, 26 de octubre de 2014

Candieira

El gallego-portugués cabedel, cabdel, caudel, coudel..., proveniente del latín capitellum, "cabecilla", y a su vez relacionado con caput, "cabeza", tenía el significado de guía, jefe, caudillo. Como verbo aparece con frecuencia en textos de temática bélica, pero también religiosa, pues se utiliza en una de las Cantigas de Loor de Alfonso X, con el significado de tutelar, guiar; función que ejerce la Virgen:

Pouco debemos preçar
o demo, se Deus m'anpar,
pois nos a Virgen guardar,
que nos caudela

En Lubián el trabajo de Cortés y Vázquez registra caudillo y lo define como pastor: "en la sociedad formada por diversos propietarios para hacer pastar juntamente a los animales, aquel al que le toca cada día conducirlo", y refuerza la definición con la del portugués caudel "individuo nomeado pela camara e encarregado do fojo e montarias aos lobos en cada povoação" ("El dialecto galaico-portugués hablado en Lubián").

"era del monesterio cabdiello e sennor, la grey demostrava qual era el pastor"
(Vida de Santo Domingo de Silos)

 
Al perderse la vocal pretónica de cap(i)tellum > caudel(o), la evolución no siempre fue homogénea; a veces el diptongo au se cierra en ou, y en otras ocasiones, un tanto aleatoriamente, puede generarse una nasal, como en el topónimo cedeirés Coucepenido / Concepenido. No sería extraño que Candieira, con una infrecuente pero no insalvable pérdida de -l- intervocálica procedente de geminada, fuese un derivado de caudel, del latín capitellum. En este sentido, sería de la misma familia que Caudilla (Toledo). La nasalización de la wau en posición de neutralización también sucede en provenzal, donde de capitellum salen cabedel, cabudel, cadel, o candel, "ovillo" = cabezuela (Glosario de Simonet).

En el caso del orónimo cedeirés Candieira, parece que el étimo propuesto, capitellum, se aplicó en el sentido de extremo, eminencia, como en el catalán Capdella, documentado como Capitella en el s. XI (v. Capitellum como sinónimo de Capitolio en el glosario de Du Cange; Capdolh, "parte más elevada de la villa, ciudadela", en el Diccionario de la Langue d'Oc de Honnorat). En cambio en Portugal el único ejemplo temprano que encuentro parece especializado en el sentido de predio o hacienda: "ad partem maris usque ubi dicunt Capitellum de Degano" (1088 Coimbra), que sería un topónimo redundante pues degano tiene el significado de quinta, hacienda (en portugués coudelaria o caudelaria, "hacienda dedicada a la cría de ganado caballar").

Si tuviesemos razón con esta propuesta, de capitellum > candel + aria > Candeeira / Candieira, también podría justificarse una acepción de guía, puesto que en el monte se sitúa, probablemente desde la antigüedad, un faro para orientar la navegación.

Ortegal, Promontorio Sacro

En otra entrada de este blog habíamos reducido la situación del Promontorio Sacro de los antiguos navegantes a Finisterre. Estos últimos días, releyendo a Maciñeira, me fijé en que compartía la tesis de Camille Jullian, que situaba el Cabo Sagrado en Ortegal basándose también en la distancia de cinco días de navegación entre el Estrecho de Gibraltar y el Cabo Sagrado, que resulta excesiva si se quiere situar este en el Cabo San Vicente: "en un moderno estudio dedicado por el distinguido profesor francés Camille Jullian a la tan conocida Orae de Avienus, al ocuparse incidentalmente del viaje náutico emprendido por el célebre marsellés Pitheas en el siglo IV antes de J.C. a lo largo de las costas occidentales de Europa, apunta la muy fundada sospecha de que el Cabo Sagrado que el viejo explorador menciona a cinco días de navegación de las Columnas de Hércules, corresponda al Ortegal" (San Andrés de Teixido, historia, leyendas y tradiciones). La tesis de Jullian, formulada en Questions Ibèriques, puede consultarse en el Bulletin Hispanique, 1905, tomo VII, nº 3, pg. 227, n.1.

 Nuevo túmulo en la Capelada, en el entorno del menhir de Poza da Auga (Parque Eólico "Os Corvos").

Si Maciñeira y Jullian tuviesen razón, nos proporcionarían la certeza de que el santuario de San Andrés, vinculado con un culto ancestral a la muerte, es de origen pagano.


Vista frontal del nuevo túmulo de la Capelada. No tenemos la seguridad de que estos enormes bloques de piedra
formen parte del monumento, o sean resultado de la acumulación reciente sobre él,
tras la instalación de los eólicos.

En aquel santuario del Promontorio Sacro no había templo alguno, sino muchísimas piedras dispuestas en grupos de tres o cuatro; sin duda dólmenes, nos dicen Menéndez Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles y Telles da Silva en su Collecçam dos documentos e memorias da Academia Real da Historia Portugueza. El rito que tenía lugar en estas piedras, consideradas como aras, nos ha llegado en un pasaje deturpado de Estrabón, en el que según su editor, Casaubon, es posible leer que "se coronaban las piedras con sertas de flores", no que "se volteaban las piedras".

Desarrollando esta nueva ubicación, cobran significado otros detalles que conocemos del Promontorio Sacro, como la forma de nave de tres pequeñas islas situadas frente a él. Tal vez una de ellas, la famosa Barca de San Andrés, aunque cuadren mejor los tres Aguillóns.

sábado, 4 de octubre de 2014

El chamán de Cova Eirós

Alberto Lorrio en "El dios celta Airón y su supervivencia en el folclore y en la toponimia" (Pasado y presente de los estudios celtas - Actas del I Congreso del Instituto de Estudios Celtas, Ortigueira, 2007, pgs. 109-136) nos informa de que hay consenso entre los expertos en que el dios indígena de la inscripción de Uclés, el espíritu denominado Deus Aironis = Airón, guarda estrecha relación con las simas y pozos profundos naturales; de hecho la toponimia del tipo Airón y variantes se aplica todavía en muchos puntos de nuestra geografía a pozos, simas y fuentes.

Salas Parrilla (v. p. ej. "Airón, dios prerromano de los pozos") ha investigado a fondo los topónimos de esta serie (Pozo Airón, Airones, Pozairón, Lairón, Airão...); y respecto a sus conclusiones Lorrio nos dice que "en un porcentaje elevado se trata de hidrónimos, vinculados con pozos, lagunas, arroyos o fuentes" aunque hay que contar "con un buen número de parajes sin aparente vinculación con puntos de agua como algunas cuevas o simas". El folclore de estas simas denominadas Airón guarda recuerdos tenebrosos y truculentos: en ellas puede morar el diablo, o ser el punto de reunión de las brujas.

Distribución de la toponimia Airón, según Salas Parrilla, artículo citado.

En la toponimia gallega la forma Eirón documentada desde el siglo XI, "ecclesie Sancti Felicis de Eiron" (San Fins de Eirón, Mazaricos) podría estar emparentada con la forma Airón estudiada por Salas Parrilla, ya que la única particularidad que presenta es la inflexión o cierre natural del primer elemento del diptongo ai en ei. En este sentido, el topónimo Cova Eirós (Triacastela, Lugo) objeto de esta breve entrada, podría encajar más que perfectamente en la serie de topónimos Airón aplicados a simas y cuevas; sería la forma en plural del singular Eirón que encontramos en Mazaricos (camión / camiós - Eirón / Eirós).

Cova Eirós, además de asentamiento humano durante una amplia cronología paleolítica que se inicia hace 118.000 años, fue un posible santuario durante el paleolítico reciente ya que en ella se han encontrado las primeras pinturas rupestres de Galicia. Es un dato suficiente para establecer ahora el paralelismo con el folklore de la toponimia Airón, por el que conocemos la creencia de que en las cuevas y simas de este nombre moraban espíritus y se practicaban ceremoniales trascendentes.

La escena conservada más completa muestra a un bóvido de cabeza desproporcionada y a un extraño zoomorfo que, según nos transmitió el codirector de las excavaciones, Arturo de Lombera, en la excelente conferencia que impartió ayer en la Fundación Luis Seoane sobre Cova Eirós, organizada por la asociación Amigos do Arqueolóxico de A Coruña, podría estar representando a un animal alanceado, con dos proyectiles de largas astas clavados en el cuello. Tema este, el del animal herido, recurrente en el arte de la prehistoria.


Pero otra posible lectura de la escena, siguiendo la propuesta de Lewis-Williams, que entiende el arte rupestre como plasmación del proceso de trance chamánico, podría explicar el extraño alargamiento de la parte anterior del animal, que presenta el cuello y las patas delanteras elongadas desproporcionadamente indicando un proceso de transformación (v. Lewis-Williams: "Estudio del caso concreto 1: arte rupestre de los san del sur de África", en La mente en la caverna). Según creo, la figura podría ser la representación de un híbrido de animal y chamán en pleno trance, una figura teriantrópica ayudada de sus bastones de baile.

Danza medicinal san, de la web del Kruger National Park.