lunes, 25 de junio de 2018

Basse Gaouac'h

Tras sobrevivir casi 15 dias en Bretaña a base de latas de conserva de sardina y caballa, así como de sopa de pescado en botella (gran invento), estoy en condiciones de asegurar que la ligereza de las bases de la conserva bretona no tiene parangón: sardinas al limón aromatizadas con tomillo y laurel, sardinas con algas y un chorrito de aceite y vinagre, quizá alguna bolita de pimienta verde, tal vez unas gotas de vino blanco, alcaparras y mostaza (para la caballa)... Mordientes que atenúan la untuosidad del pescado azul. Las bases a penas llevan aceite, lo que evita digestiones pesadas y la desagradable sensación al paladar que produce un bocado de sardina que ha adquirido por ósmosis una textura demasiado oleosa.

Humilde lata de sardinas bretona. (C) A. Galíndez, 2008.

Otro factor que influye muchísimo en el sabor es el factor psicológico: saber que la delicadísima sardina aromatizada a la pimienta sobre un lecho de algas ha sido capturada para ti a las 11:57 del día X por los curtidos pescadores del barco Basse Gouach, que todavía practica el arte de pesca tradicional del boliche, eleva el momento gastronómico, convirtiéndolo en un periplo náutico. ¿Cuándo dispondremos de esta vital información en nuestras latas de sardinas?


El Basse Gouach, al que dedico estas líneas, es un bolincheur, un pequeño pesquero de bajura que lleva el nombre de un accidente costero de Penmarc'h: basse, en alusión a un bajío submarino, y gouach o gaouac'h, que significa río. Dada la ausencia de un río submarino en el punto donde se sitúa el bajío, considero probable que el talasónimo bretón sea de influencia gallega, calco en singular de nuestro talasónimo más internacional, Rías Baixas.

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