(C) Anxo Martínez. Embarcación del Museo Nacional de Irlanda.
Cabalgaduras son los navíos a los que andan sobre la mar.
En la antigüedad y en todas las lenguas europeas, sobre todo en las de la fachada atlántica, el término utilizado para designar a los équidos, equus, hippos, nack, cabalo, horse, etc. se aplicaba indistintamente tanto a los caballos como a los navíos, dificultando la identificación de algunas famosas embarcaciones de la antigüedad; empezando por el caballo de Troya, y continuando por la constelación de Pegaso y su compañero el pequeño Equuleus que navegan el mar celeste, por poner un par de ejemplos de los más conocidos.
"Et ibi equus ligneus ex arte Minerve occulte fabricaretur, ut per eum in Troia introiretur" = y allí, en la isla de Tenedos, se fabricará en secreto una nave, y con ella se entrará en Troya. Esta es la acepción náutica del latín equus ligneus, y del griego hippos dourateos.
(C) André Motta de Lima. Cavalinho do mar, embarcación de Gamboa (Salvador de Bahía, Brasil).
Son muchos los autores que han tratado el asunto de la antigua equivalencia caballo-navío, desgraciadamente en obras técnicas poco asequibles y difíciles de encontrar que apenas sí han tenido trascendencia.
Alfonso X en Las siete partidas (siglo XIII) diserta ampliamente sobre esta cuestión bajo el título En que manera ficieron los antiguos semejante de los navios a los caballos. Todo lo que nos cuenta puede sintetizarse en este brevísimo haiku del Rey Sabio: "cabalgaduras son los navíos a los que andan sobre la mar".
Nache en germano antiguo designaba a una embarcación de río ("equum fluviatilem"), y también al caballo, porque los nombres por los cuales se conoce a los caballos suelen aplicarse también a las embarcaciones (Glossarium germanicum, Wachter, 1737). Digamos de paso, que el equivalente griego de esa barca o equum fluviatilem, es el hipopótamo, más que caballo de río, barca fluvial.
"Equus, navis symbolum; nam navigationem antiquiores per equitationem adumbrabant" = el caballo es emblema del navío, porque los antiguos entendían la navegación como equitación (Comentarios a Virgilio, de Heyne Lemaire, 1819).
Un santo, irlandés ¡cómo no!, San Finbar, navegó en uno de estos barcos-caballo al encuentro de San Brandán. Nos lo cuenta Xerardo de Cambre en el siglo XII: "et equo viri Dei pro vehiculo et navigio fungens, super aequoreas absque remo et velis transvectus undas, solo fidei gubernaculo sustentatur", en estas, se encontró con San Brandán, que venía en otro navío mayor, un barco-ballena, "cumque longius in mare sic equitando progressus fuisset, apparuit ei S. Brendanus super marinum cetum obviam veniens".
Dice el Cambrense que el barco-caballo de San Finbar se consevó en la catedral de Cork hasta su muerte, momento en que se hizo una réplica en miniatura de plata y oro que se tenía en gran reverencia. Es más que probable que en la catedral de Cork hubiese una embarcación votiva, bien la barca de San Finbar o cualquier otra en forma de pequeño exvoto, como la del Museo Nacional de Irlanda que ilustra esta entrada, con su mástil, remos y timón, tan similar al caballo de San Finbar que describe el Cambrense. Y es que los templos atlánticos están llenos de naves (véase para el Mediterráneo, el artículo recopilatorio El caballo de Troya. Nuevos argumentos para una explicación náutica del caballo de madera, de Ruiz de Arbulo, en particular el apartado "Las ofrendas de barcos a los dioses") .
Dice el Cambrense que el barco-caballo de San Finbar se consevó en la catedral de Cork hasta su muerte, momento en que se hizo una réplica en miniatura de plata y oro que se tenía en gran reverencia. Es más que probable que en la catedral de Cork hubiese una embarcación votiva, bien la barca de San Finbar o cualquier otra en forma de pequeño exvoto, como la del Museo Nacional de Irlanda que ilustra esta entrada, con su mástil, remos y timón, tan similar al caballo de San Finbar que describe el Cambrense. Y es que los templos atlánticos están llenos de naves (véase para el Mediterráneo, el artículo recopilatorio El caballo de Troya. Nuevos argumentos para una explicación náutica del caballo de madera, de Ruiz de Arbulo, en particular el apartado "Las ofrendas de barcos a los dioses") .
Capilla del dolmen de Stivel, situada en la Comuna de Vieux Marché, Bretaña.
Y me pregunto qué tipo de caballo será el talasónimo que bordea toda nuestra costa: Punta do Cabalo, O Cabalo, O Cabaliño. ¿Tal vez aquellos islotes con aspecto de navíos de piedra de los que hablaba Artemidoro? Otro talasónimo, Equoranda, la frontera navegable mediante barca, ha originado elucubraciones varias, pues no supo establecerse relación entre el curso de agua que servía de limes y la raíz EQUO- considerada únicamente como "caballo" ("problème épineux d' Equoranda, nom qui est souvent donné a des frontières, principalement à des courses d'eau").
The Archaelogy of maritime landscape contiene una cita muy interesante de Beck sobre este talasónimo: "for some reason horses have been prominent in the minds of seamen for a long time. All along the coasts of the British Isles, Ireland and North America we find White Horse, Horse, Black Horse and Colt Island as well as many bluffs or headlands incorporating the word"; alguna razón que el autor no consigue entrever, y que podría ser la doble acepción navío / caballo de la palabra en cuestión.
Embarcación del Museu de Marinha de Lisboa con ojo de monstruo marino o cetáceo pintado en la proa.
Como sempre, achega interessantíssima!
ResponderEliminarE digo eu, esta presença recorrente do cavalo na talasonímia e no imaginário marinho, nom terá a ver com a sua natureza psicopompa, como carretador de almas para o Outro Mundo de além-mar? Há pervivências avondas na mitologia popular atlântica como para pensar nalgo assim, pois nom?
Graciñas. Tés moita razón Ulmo, a túa observación é xusto o que redondea a miña entrada. A función psicopompa dos barcos e os cabalos é outro vínculo entre eles, como non me lembrei! :) Eu penso, de todos os xeitos, que é máis forte o valor psicopompo nas embarcacións, coñeces o Romance de Avalor?
ResponderEliminarPois sim, atendendo ao que tam bem desenvolves no teu artigo, o solapamento barco-cavalo também lhe poderia ter afetado a este aspeito em concreto.
ResponderEliminarO romance de Avalor... nom me dou conta agora mesmo. Mas sim que o caráter psicopompo dos barcos quiçá resistiu mais ou foi mais intenso do que o dos cavalos.
Pela ribeira dum rio
ResponderEliminarque leva as águas ao mar
vai o triste de Avalor,
não sabe se há-de tornar.
As águas levam seu bem;
ele leva o seu pesar.
Só vai e sem companhia,
que os seus fora deixar:
que quem não leva descanso
descansa em só caminhar.
Descontra onde ia a barca
se ia o sol abaixar;
indo-se abaixando o sol
escurecia-se o ar;
tudo se fazia triste
quanto havia de ficar.
Da barca levantam remos
e ao som do remar
começaram o remeiros
do barco este cantar:
"Que frias eram as águas!
Quem as haverá de passar?"
Dos outros barcos respondem
"Quem as haverá de passar
senão quem a vontade pôs
onde a não pode tirar"
Trás a barca o levam olhos
quanto o dia dá lugar.
Não durou muito, que o bem
não pode muito durar.
Vendo o sol posto, contra ele,
soltou os olhos ao chorar;
soltou rédea a seu cavalo,
da beira do rio a andar:
e a noite era calada
pera mais o magoar,
que o compasso dos remos
era o do seu suspirar:
querer contar suas mágoas
seria areias contar.
Quanto mais se ia alongando,
se ia alongando o soar:
de seus ouvidos aos olhos
a tristeza foi igualar.
Assi como ia a cavalo
foi pela água dentro entrar;
e dando um longo suspiro
ouvira longe falar:
"Onde mágoas levam alma,
vão tambén corpo levar":
mas indo assi por acerto
foi c'um barco n'agua dar,
que estava amarrado à terra
e seu dono era a folgar.
Salta assi como ia dentro
e foi a amarra cortar:
a corrente e a maré
acertaram-no ajudar.
Não sabem mas que foi ele
nem novas se podem achar,
suspeito-se que era morto,
mas não é para afirmar,
que não no embarcou ventura
para isso o foi guardar.
Mas são as águas do mar
de quem se pode fiar.
Parabéns, Andregoto. Sen dúbida unha aportación de grande interese. As lendas galegas que falqan de embarcacións están moi presentes na nosa cultura.
ResponderEliminarUn pracer este comentario e o diálogo, a partir da interesantísima observación de Ulmo de Arxila.
ResponderEliminarBenzón pola achega!
Moitas grazas Eumés e máis Carlinhos ;)
ResponderEliminar¡Que interesante! Quizás por eso hay un pez que se llama Caballa.
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