El folklore popular nos ha transmitido la creencia de que algunas piedras, principalmente los menhires, están habitadas por un espíritu. En consonancia con esto, la documentación medieval ya recogía, para prohibirla, la costumbre pagana de rendir culto a determinadas piedras, consideradas ídolos o simulacros ficticios de algo, puede que de antiguos dioses, puede que de nosotros mismos. En numerosos textos medievales se describe la pervivencia del culto pagano a falsos ídolos de piedra, siendo particularmente interesante el documento que relata la cristianización que realizó, en la Bretaña francesa, San Sansón, grabando una cruz sobre un idolum o simulacrum, que era, finalmente, un menhir: "signum crucis, quod sanctus Samson sua manu cum quodam ferro in lapide stante sculpsit" (véase para la equivalencia simulacrum = lapide stante / menhir: d'Arbois de Jubainville: Le culte des menhir dans le monde celtique, 1906).
Se sabe que el dios más importante de los galos, Mercurio, era venerado en forma de menhir o marco: "Deum maxime Mercurium colunt, hujus sunt plurima simulacra" (Cesar, De Bello Gallico). Así, el testimonio de Cesar nos acerca al carácter simulácrico de los menhires. Un subtipo de menhir era el denominado herma, de ahí la interpretatio romana de considerar Mercurios (Hermes) a los simulacros galos.
Creo que por todo ello resulta relevante y revelante desarrollar un pequeño detalle etimológico que encaja con esta cualidad idoliforme y simulácrica de los menhires: teóricamente, el latín fictum, el nombre con el que se conocía a los hitos o mojones, a las pedrafitas o menhires, tanto puede provenir de figere, "fijar", como de fingere, "fingir, simular, figurar, tallar, esculpir". En el segundo caso, fictum es sinónimo de ídolo, simulacro, imago, escultura, talla. Por otra parte, intuyo que ese fingimiento o capacidad de simbolizar y representar del ídolo o ficto, puede acabar deviniendo falsedad.
En el ámbito lingüístico itálico encuentro varios casos, aunque no son mayoría, en que la secuencia petram fictam se interpreta o es traducida como "piedra tallada" (de fingere): uno es el actual topónimo Pietratagliata, denominado antiguamente Petram Fictam; otro, la traducción que realiza un estudioso italiano de la frase Petram fictam = rupe scolpita; otro autor defiende que el nombre de lugar Pietrafitta "sta per petra ficta (per manu hominis), cio è un menhir", recalcando el hecho de que son piedras talladas por la mano del hombre. Aunque a veces no lo parezca, por su tosquedad, todos los menhires están tallados.
¿Qué fingen las piedras? Antiguamente se distinguía, si se quería ser preciso, entre simulacro e ídolo (ficto): simulacro era una imagen semejante, que imitaba algo existente en la naturaleza, e ídolo, un soporte en blanco que podía ser utilizado por la gente para albergar cualquier contenido que el observador o el grupo pudiese desear. Por eso, para la teoría semiótica de Ockham el ídolo (ficto) era una imagen mental, la cara significado del signo lingüístico Es la misma distinción lingüística que Peirce establece entre los tipos de signos denominados iconos y símbolos, los iconos se parecen a lo que representan, los símbolos no; en ellos hay una convención arbitraria, una especie de acuerdo previo que determina su significado. Los símbolos y los ídolos son, por lo tanto, convencionales, resultado de un pacto social que es necesario respetar para mantener su validez. Los símbolos / ídolos son la esencia del lenguaje humano; en este caso, con la particularidad añadida de que el código es de piedra.
Se sabe que el dios más importante de los galos, Mercurio, era venerado en forma de menhir o marco: "Deum maxime Mercurium colunt, hujus sunt plurima simulacra" (Cesar, De Bello Gallico). Así, el testimonio de Cesar nos acerca al carácter simulácrico de los menhires. Un subtipo de menhir era el denominado herma, de ahí la interpretatio romana de considerar Mercurios (Hermes) a los simulacros galos.
Pilar cuadrangular o herma galo-romano del museo de Quimper.
Creo que por todo ello resulta relevante y revelante desarrollar un pequeño detalle etimológico que encaja con esta cualidad idoliforme y simulácrica de los menhires: teóricamente, el latín fictum, el nombre con el que se conocía a los hitos o mojones, a las pedrafitas o menhires, tanto puede provenir de figere, "fijar", como de fingere, "fingir, simular, figurar, tallar, esculpir". En el segundo caso, fictum es sinónimo de ídolo, simulacro, imago, escultura, talla. Por otra parte, intuyo que ese fingimiento o capacidad de simbolizar y representar del ídolo o ficto, puede acabar deviniendo falsedad.
En el ámbito lingüístico itálico encuentro varios casos, aunque no son mayoría, en que la secuencia petram fictam se interpreta o es traducida como "piedra tallada" (de fingere): uno es el actual topónimo Pietratagliata, denominado antiguamente Petram Fictam; otro, la traducción que realiza un estudioso italiano de la frase Petram fictam = rupe scolpita; otro autor defiende que el nombre de lugar Pietrafitta "sta per petra ficta (per manu hominis), cio è un menhir", recalcando el hecho de que son piedras talladas por la mano del hombre. Aunque a veces no lo parezca, por su tosquedad, todos los menhires están tallados.
¿Qué fingen las piedras? Antiguamente se distinguía, si se quería ser preciso, entre simulacro e ídolo (ficto): simulacro era una imagen semejante, que imitaba algo existente en la naturaleza, e ídolo, un soporte en blanco que podía ser utilizado por la gente para albergar cualquier contenido que el observador o el grupo pudiese desear. Por eso, para la teoría semiótica de Ockham el ídolo (ficto) era una imagen mental, la cara significado del signo lingüístico Es la misma distinción lingüística que Peirce establece entre los tipos de signos denominados iconos y símbolos, los iconos se parecen a lo que representan, los símbolos no; en ellos hay una convención arbitraria, una especie de acuerdo previo que determina su significado. Los símbolos y los ídolos son, por lo tanto, convencionales, resultado de un pacto social que es necesario respetar para mantener su validez. Los símbolos / ídolos son la esencia del lenguaje humano; en este caso, con la particularidad añadida de que el código es de piedra.
Marco do Salto, Irís, Cabanas. (C) Ángel Facio, 2013.
Es difícil tratar de dilucidar si la toponimia del tipo Pedrafita proviene del participio fictum, "ídolo, efigie, piedra tallada, símbolo", tal y como indican el folklore, las tradiciones conservadas hasta la actualidad, y el carácter de signo territorial de los marcos o si, como se cree, proviene del latín fixam --> fictam, "fija, clavada".
- "Et inde ad Petra Ficta et inde ad Montem Miserum" (año 572, Braga)
- "Et inde per Petras fixas que ab antiquo fuerunt constructe" (año 877, Mondoñedo)
- "Per petras fictas qui ab antiquo pro termino fuerunt constitutas" (año 911, Braga)
- "Invenimus petra alviata ficta pro terminum" (año 950, Celanova)
- "Venimus per signas et patronos fictos" (año 950, Celanova)
- "Et muliones fictiles per summo autario" (año 950, Celanova)
- "Per forno, forca et fita" (año 1032, Celanova)
- "Petras mobiles uel fictas" (año 1089, Lourenzá); "Petras mobiles uel fictiles" (año 1077, Lourenzá)
Ficto de Trobajo del Camino, Museo de León. Inscripción: PRIVATU.
Del examen de la selección anterior se desprende la preferencia por el término fictum (de fingere), el hecho de que estos fictos eran artificiales, construidos por la mano del hombre (de fingere), y que servían como símbolos de demarcación territorial (de fingere). Todo lo cual avala la propuesta que estamos defendiendo. A pesar de ello, no cabe negar que se produjo un cruce o influencia del participio fixum (de figere), que no acabó de cuajar, pues toda la toponimia románica tiende a reflejar la forma primitiva: Pedrafita, Piedrahita, Pierrefitte.
Muy original, como siempre, tu hipótesis. Me permito comentar, no obstante, que FITA no puede provenir de FINGERE, puesto que el part. de este verbo, que en lat. clásico era efectivamente FICTUS, en el vulg. fue FINCTUS y, por tanto, en gallego tendríamos FINTA, nunca FITA (comp. con (EN)FINTOSO 'engañoso'). Esta forma, por tanto, solo puede proceder del verbo FIGERE (con una sola G), cuyo part., aunque era FIXUS en lat. clásico, fue en el tardío y vulgar FICTUS. No se habría dado, pues, según esto, ninguna homonimia, esto es, de un FICTUS < FINGERE junto a otro FICTUS < FIGERE. Siento romper tu sin duda sugestiva e interesante hipótesis.
ResponderEliminarMuchas gracias por la corrección, que paso al texto eliminando esa g de más. Se trata de una idea muy embrionaria y probablemente imposible. Además de lo que señalas, está muy arraigada y es completamente verosímil la clásica explicación de ficta como proveniente de figere, "fijar". Pero ya que mencionas el participio finta (de fingere), existe en asturiano la variante finso (hito), que tal vez sí pueda servir para apoyar algo más lo que digo. No sé.
ResponderEliminarFortuna audaces iuvat.
ResponderEliminarDesde logo, unha das vantaxes do blog está en que permite hipóteses que os sesudos editores e comités científicos poderían fanar escuramente.
Beizón polas ideas que suxires!
Bicos
Si, moito me temo que non pasaría o peer review académico :) mais... tampouco quero caer na toponimia ficción aproveitando a libertade que permite o formato blog. E como penso que para dicir algo así de radical hai que argumentalo moito máis, terei que esforzarme en aportar evidencias ou enmendala.
ResponderEliminarBiquiños
Refixen un pouco a achega, aportando algún dato máis.
ResponderEliminarParabéns, Andregoto! Creo que redondeaches moi ben o traballo, e é posible que teñas razón. O que pasa --penso-- e que as dúas interpretacións van xuntas: xa se sabe que toda pedra "fixada" ou chantada e mesmo tallada é obra do home. E tamén é certo o culto que esas pedras despertaban e o sentido máxico que tiñan: coido por certo ter oído cando era rapaz que nos cruces dos camiños (onde había normalmente unha cruz de pedra, ao mellor substitutoria dalgún antigo menhir)se facían ás veces "meiguerías" (¿reminiscencias dalgúns ritos pagáns?). De tóldolos xeitos, sigo pensando que, etimolóxicamente, FITA ten que ver con FIGERE e non con FINGERE, pois coido que PEDRAFITA é, evidentemente, un sinónimo de PEDRA CHANTADA, que para nada se pode relacionar semánticamente con 'represetación, imaxe, figura' ou cousa semellante aínda que tamén,lóxicamente, as pedras chantadas serían obxeto do mesmo culto. Pero non me fagas demasiado caso..., pois non quero quitarlle o "disfroite" ao teu amigo Carlos.
ResponderEliminar:) moitas grazas Álvaro, as túas discrepancias son sempre benvidas, xa que se aprende moito delas. E a Carlinhos tanto lle ten que teña razón ou non, xa que todo lle parece sempre estupendo. Así da gusto! Un bico Carlinhos :*
ResponderEliminarMoitas gracias polos teus artigos, que nos abren as vistas...
ResponderEliminarSobre o da evolución lingüística de finxir en galego co do participio como finta, e non fita...que di Álvaro, e que descoñezo porque non són filólogo...
Aínda que entendo que para descartala, abonda dicir a expresión portuguesa de "fazer fita ou "fazer a fita"...
Moitas grazas Trilobite, non caera na expresión portuguesa. Aínda que o bó xuício de Álvaro (Porto Dapena) hai que telo sempre moi en conta.
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