Acaba de salir un nuevo artículo sobre el origen del lenguaje humano en la nueva revista Science Advances: R. Quam, I. Martínez, M. Rosa, A. Bonmatí, C. Lorenzo, D. J. de Ruiter, J. Moggi-Cecchi, M. Conde Valverde, P. Jarabo, C. G. Menter, J. F. Thackeray, J. L. Arsuaga, Early hominin auditory capacities. Sci. Adv. 1, e1500355.
Se echa muy en falta en la bibliografía la obligada cita al trabajo de Wiley y Richards, precursores en el campo de investigación de la acústica y de las repercusiones que las barreras o limitaciones físicas del hábitat tienen en la comunicación de los animales, unas repercusiones que sirven en gran medida a los autores del reciente trabajo para formular sus conclusiones. El viejo artículo de Wiley y Richards es del año 1978: "Physical Constraints on Acoustic Communication in the Atmosphere: Implications for the Evolution of Animal Vocalization", Behav. Ecol. Sociobiol. 3, 69-94. Y fue citado nada más y nada menos que por 737 trabajos científicos posteriores. ¿Descuido? Lo dudo.
La revisión de Wiley y Richards pone de manifiesto que la degradación o desvanecimiento de las señales acústicas durante su transmisión permite a los sujetos juzgar la distancia a la que se encuentra el emisor. Esta función es tan importante para la supervivencia del individuo y del grupo que, apuntan, las señales acústicas en la comunicación animal podrían haber evolucionado para incorporar emisiones que se degradasen de forma predecible en relación con la distancia de separación de los individuos.
Por lo tanto, una especie humana que dispusiese de modulaciones suficientes para cumplir esta función de posicionamiento en un hábitat determinado podría tener la capacidad de emitir y percibir determinados rangos de frecuencias, las requeridas en ese hábitat, pero aunque esas frecuencias coincidiesen con las del lenguaje humano actual no significaría que esa especie humana tuviese la capacidad de hablar. Estaríamos ante un caso de preadaptación: primero surge una adaptación acústica al medio para expresar el posicionamiento, y después ese mismo rango de frecuencias es utilizado para comunicarse, para hablar. ¿Cuándo? Todavía no lo sabemos.
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