Aún sin estar totalmente de acuerdo con la propuesta del profesor Edelmiro Bascuas ("La sandez, ¿una pervivencia de cultos dionisíacos?", Verba, 2005, v. 32), no me cabe duda de que los dos primeros topónimos, a la vista del último y de la documentación medieval aportada por el profesor, son compuestos de un primer elemento monte, apocopado y con evolución diversa en su vocalismo, además de presentar pérdida de la nasal final de mon, probablemente para evitar la proliferación de nasales que dificultaría la pronunciación de formas como Monzandeo o Manzanteo / Mazanteu.
No me convence, sin embargo, la propuesta del ilustre padre de la hidronimia paleoeuropea gallega respecto a la segunda parte del topónimo, que explicaba como proveniente de *insani-deus > sandeu ("sandio" en castellano), como si el monte hubiese sido considerado un dios insano, o loco. Seguramente las montañas tuvieron carácter divino en la Antigüedad (cfr. el caso del monte Teleno y los orónimos Monsanto), pero me resisto a que algunas hayan tenido la consideración de divinidades insanas.
Mozandeo y Montesandeu ya fueron puestos en relación por Bascuas. Ahora añadimos a esta pareja el curioso topónimo de Cariño, Mazanteo, que también lo he visto escrito como Masanteo e incluso Basanteo.
El monte Mazanteo forma una península en cuyo itsmo se sitúa el lugar de A Basanta, que podría ser en realidad una Abasanta, compuesto de aba, "ladera o falda de una montaña" + el adjetivo santa. Y en relación con este adjetivo creo que se explicaría el segundo término del orónimo Mazanteo como una forma deturpada de sanctio, variante de sancto. Así, los orónimos que estamos analizando serían parte del conjunto de los Monsanto, testigos del carácter sacro de algunas montañas.
Por otra parte, la especialización de sanctio > sandeu / sandio como adjetivo con el sentido de tonto, loco, se justifica porque la sabiduría popular suele relacionar la exagerada bondad o santidad con cierta cortedad de entendederas.
Por otra parte, la especialización de sanctio > sandeu / sandio como adjetivo con el sentido de tonto, loco, se justifica porque la sabiduría popular suele relacionar la exagerada bondad o santidad con cierta cortedad de entendederas.
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