jueves, 16 de agosto de 2018

San Gonzalo (Obispo Santo), el druida Amergin y la Virgen de Pastoriza

Ahora mismo estoy leyendo Los normandos en Galicia durante el siglo X. Antecedentes, naves, itinerarios, obispos y castillos, de Fernando Alonso Romero, Andavira, 2017.


Milagro de San Gonzalo hundiendo la flota normanda. (C) Urbano Lugrís, "Los milagros de San Gonzalo". Fotografía de Andregoto Galíndez en la exposición "Paredes Soñadas", 2017, Afundación.

Alonso Romero en este nuevo trabajo se plantea la identidad de San Gonzalo, tal y como habíamos propuesto en San Gonzalo, obispo de Xubia y en Estrechando el cerco a San Gonzalo, obispo santo, aunque finalmente no tome partido ni por Xubia ni por Mondoñedo. Para lo que me interesa (la adscripción a Xubia y la identificación de San Gonzalo con Gonzalo Froilaz), menciona la donación de 1086 "de las villas de Domirón [en Ferrol] y San Xiao de Mondego al monasterio de San Martiño de Xubia, que habían sido atacadas por los normandos, probablemente después de la batalla de Hastings en el año 1066, pero posteriormente fueron recuperadas gracias a la intervención de San Gonzalo. Estos testimonios llevan a pensar que probablemente fue Gonzalo Froilaz el que realmente intervino en esos episodios que describen las incursiones normandas por las costas gallegas a principios del siglo XII" (pg. 21). Sus observaciones me satisfacen, aunque tendría que añadir algo más sobre el puerto de Iuncarias donde desembarcaron los normandos de Gunderedo, que no está en la ría de Arousa, sino en la ría de Betanzos, pero ya sería repetirme y le estropearía el capítulo que el profesor dedica al itinerario terrestre del ejército de Gunderedo desde la desembocadura del Ulla a Santiago, al reconvertirlo en un recorrido por el Camino Inglés a Santiago.

Ría de Sada o de Junqueyras (Xunqueiras < Iuncarias) según mapa del s. XVIII de D. Josef Beade, cura de Osedo y Mosteirón (Tomás López, Diccionario geográfico. La Coruña y Lugo, f. 448).

La vuelta de tuerca magistral del profesor nos la ofrece inmediatamente al considerar que la figura de San Gonzalo no es más que la cristianización de un taumaturgo capaz de controlar el tiempo atmosférico, un ermitaño, druida, chamán o hechicero avezado practicante del mágico don celto-atlántico de gobernar el clima. Otro santo gallego, San Rosendo, también era capaz de formar tormentas a su voluntad; rechazó al ejército portugués "de modo maravilloso mediante una espantosa tormenta de rayos y truenos" (pg. 22). Estas dos narraciones, según el profesor, poseen un importante valor etnográfico, "pues tanto San Rosendo como San Gonzalo, al hundir desde la lejanía las naves de los normandos, lo que en realidad están haciendo es actuar como magos o encantadores que con sendos hechizos controlan las fuerzas de la naturaleza" (pg. 24).

El valor etnográfico nos lo proporciona también la evolución de la figura del conjurador de tempestades en la cultura popular gallega desde la prehistoria: "druidas, magos, chamanes, hechiceros, astrólogos, nigromantes, tempestarios, tronantes, brujos, meigos y menciñeiros, y finalmente exorcistas y clérigos que con milagrosas oraciones alejaban los pedriscos ocultos en los amenazantes nubarrones" (pg. 24). Aquí es donde conecta su discurso sobre los santos tempestarios galaicos con las habilidades como controlador del tiempo del druida Amergin, también de nación galaica, si creemos la tradición del Libro de las Invasiones de Irlanda (s. XII): llegando la flota de los milesios a las costas de Irlanda se desató una tempestad que Amergin aplacó con su canto o sus hechizos (incantationes).

Uno de los ex-votos mariñeiros del Santuario de Pastoriza. (C) Anxo Martínez, 2016. "En el año de 1640 Juan do Río vecino de la Coruña estando pescando junto al Puerto de Bens en su lancha con sus compañeros, les acometió un barco de moros y estando apresados, clamaron por la Virgen de Pastoriza y milagrosamente se transtornó dicho barco y fueron cogidos los moros".

Nuestra Señora de Pastoriza (Arteixo), también fue numen cuya invocación podía desatar una tempestad. Se conserva un curioso óleo como ex-voto en la sacristía, cuya breve narración (abordaje marítimo de una flotilla sarracena impedido por la Virgen, que supuestamente desata un fuerte oleaje que vuelca la embarcación enemiga) recuerda la trama de la invasión normanda y el milagro operado por San Gonzalo al invocar a otros númenes cristianizados para provocar el naufragio de las embarcaciones normandas.

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