sábado, 10 de noviembre de 2018

La misteriosa traslación por los aires de Santiago Apóstol

                "Si alguno cree que las almas y los cuerpos humanos están ligados á las estrellas fatales, como dijeron los paganos y Prisciliano, sea anatematizado".

Borobó, Raimundo García Domínguez, dedicó un imprescindible estudio a este aspecto casi desconocido, y declarado apócrifo, de la traslación aérea de Santiago Apóstol, que llegado a las costas de Galicia, al lugar de Bisría ("inter duos ribos qui dicitur Bisría": probablemente un "inter ambas aquas" o "ambis aquis" distinto de Iria Flavia), fue sustraído de su nave y conducido por el aire a Compostela, no en un carro tirado por los bueyes de la Raiña Lupa, sino volando, mucho antes de que funcionase el aeropuerto de Lavacolla ("La traslación aérea de Santiago Apóstol", Cuadernos de Estudios Galegos, nº 112, 2000). Si seguimos la leyenda considerada apócrifa, transmitida en las versiones conservadas de la Carta del Papa León, el Camino Primitivo auténtico, el que siguió el Apóstol, no sería ni por mar ni por tierra, sino el puente aéreo a Lavacolla.

Una versión de la leyenda que no emplea Borobó es la casanatense: 

"Tunc repentino spera e celo uenit radians sicut sol, que ex rate substulit sanctum corpus apostoli, et per aerem deportans per duodecim milia passuum usque ad montem qui uocabatur Illicinus [Silicinus]"(versión casanatense, Escritos Jacobeos, Manuel Díaz y Díaz).

De haberla conocido, el autor no sostendría el mito de tipo astral o astronómico que suscribe a partir de la versión que utiliza, la cual declara que el cuerpo del apóstol fue conducido por el aire al centro del sol. A esta hipótesis se suma Almagro Gorbea (Diccionario biográfico español, vol. 41, 2013: "La reina Lupa, el bosque Ilicino y el monte Sacro"), que desarrolla el tema de la heroización solar del apóstol, donde cree ver reminiscencias míticas célticas.

"Per aerem". (C) A. Galíndez, 2018.

Siguiendo el texto casanatense veremos otra cosa más curiosa todavía, lo que podría interpretarse, desde una perspectiva moderna, como un caso de abducción de un humano por un ovni; ¡como para dedicarle un episodio completo de la serie Ancient Aliens! Según este documento el apóstol no fue conducido al centro del sol por el aire, sino que "repentinamente llegó una esfera del cielo, radiante como un sol, la cual sustrajo de la nave el cuerpo santo del apóstol y lo trasladó por el aire 12 millas hasta el monte que se llamaba Ilicino". Un poco más adelante el nombre aparece como Silicinus, posible derivado de silex, siliceum, es decir, el monte Pedroso santiagués, donde se localizan unos típicos y enigmáticos petroglifos de círculos concéntricos, quién sabe si grabados en la antigüedad para representar los primeros avistamientos ovni, que habelos, hainos (y con esto no quiero decir que nos hayan visitado en el pasado naves extraterrestres no tripuladas o repletas de alienígenas, sino simplemente que hubo avistamientos de objetos volantes no identificables para los conocimientos de la época).

Petróglifo do Monte Pedroso (Santiago de Compostela). (C) Regueifeiro, 2011, Patrimonio Galego.

Y de nuevo volvemos a encontrar el motivo astral en relación con el relato de la inventio del cuerpo de Santiago, anunciada por la aparición de "sacris luminaribus". Luminarias era el nombre que recibían los planetas, satélites y el sol en la antigüedad.

Luminarias astrales que aparecen grabadas en la estela de Primiano (Museo Arqueológico del Castelo de San Antón) con las mismas formas a base de círculos concéntricos de los petroglifos galaicos; ya habíamos avanzado que en esta estela se podría estar representando la creencia herética priscilianista sobre la reencarnación del alma: "creía Prisciliano que las almas de los seres humanos eran cuerpos astrales que descendieron a la tierra a través de siete estrellas" (Hijos de las estrellas). La leyenda de la traslación del cuerpo de Santiago por la esfera celeste no fue, por lo tanto, clasificada por la Iglesia como apócrifa por ser una leyenda inverosímil (también lo es su llegada a las costas gallegas en barca de piedra), lo fue porque de ella emanaba un inconfundible tufillo herético priscialianista: la transmigración astral del alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario