sábado, 9 de febrero de 2019

Galicia: o berce atlántico

En el artículo "Patterns of genetic differentiation and the footprints of historical migrations in the Iberian Peninsula", de Clare Bycroft, Ceres Fernández-Rozadilla, Clara Ruiz-Ponte, Inés Quintela, Ángel Carracedo, Peter Donnelly y Simon Myers, Nature Communications, 551 (2019), se presenta como hipótesis la posibilidad de que el mapa genético peninsular que resulta del estudio de 1413 individuos españoles se deba al impacto del movimiento poblacional hacia el sur desde los reinos del norte, asociado a la Conquista musulmana de la Península y la subsiguiente Reconquista del territorio; un evento de avance y aporte genético norteño que los autores sitúan entre los años 860 y 1120.

Esta hipótesis se sustenta en que aparentemente la estructura genética peninsular se solapa con la del mapa lingüístico de Iberia: con la extensión hacia el sur de los cinco troncos lingüísticos de los romances  peninsulares, motivada por avances de repoblación en el territorio reconquistado. Aquí apuntamos la ausencia notoria de fuentes especializadas en la disciplina lingüística, que se reducen a una única cita, la imagen de un mapa de las lenguas romances peninsulares cedido por Kurt Baldinger. Resulta evidente que en este estudio no se ha considerado relevante testar, aunque sólo fuese para su descarte, otras posibilidades, como por ejemplo: que la estructura genética peninsular esté relacionada significativamente con la de las paleolenguas peninsulares (grosso modo, con la conocida división diagonal de la Península entre celtas e íberos), o con el superestrato lingüístico de los invasores germánicos (suevos, vándalos, alanos), etc. En un estudio transversal genética-lingüística, esta ausencia invalida por completo la metodología aplicada en este punto, incluso aunque la explicación que proponen pueda ser correcta.

Vayamos entrando en el miolo de la cuestión. De ser cierta la hipótesis planteada por los autores (la estructura genética de Iberia se solapa y coincide exactamente con la distribución de las cinco lenguas romances peninsulares, cuyo avance histórico hacia el sur está intrínsecamente relacionado con el proceso de la Reconquista) esperaríamos una incidencia mayor de ancestros norteafricanos en el sur de la Península, sujeto al dominio musulmán durante un prolongado periodo, y ninguna o bajísima en el noroeste, concretamente en Galicia, que nunca formó parte del reino musulmán peninsular. Y sin embargo, los datos planos muestran todo lo contrario: "Sorprendentemente, poseer ancestros norteafricanos no refleja proximidad a África del Norte, o ser regiones bajo un intenso control musulmán. Las cantidades más elevadas de ancestros norteafricanos en Iberia están en el oeste (11%) incluyendo a Galicia, a pesar del hecho de que la región de Galicia, tal y como se define hoy en día (al norte del río Miño), nunca estuvo bajo dominio musulmán y los asentamientos bereberes al norte del Duero se abandonaron en el 741".

Contra toda lógica, estas evidencias no impiden que los autores se desmarquen de su análisis y continúan justificando la presencia de ancestros norteafricanos en Galicia dentro de la hipótesis de la Reconquista, como resultado del asentamiento de moriscos expulsados de los territorios reconquistados. Pero en esta ocasión, paradójicamente, sin correlación lingüística ligada al supuesto flujo migratorio inverso sur-norte: en Galicia no se observa una mayor proporción de arabismos en su lengua, esperable si se hubiese producido un éxodo masivo de poblaciones mozárabes (aunque la lengua mozárabe fue un romance muy similar al gallego, su léxico muestra elevado índice de préstamos árabes).

The Out of Galicia Theory - O berce atlántico


Del análisis de los datos simples aportados por este estudio se desprende que el clúster vasco es un donor, tal y como sugieren los autores, por lo que puede eliminarse de la figura del ancestral árbol genético ibérico que ilustra el artículo, ya que "el clúster vasco tiene un perfil marcadamente diferente del resto de los clústeres peninsulares, primero tiene una proporción muchísimo menor, o incluso ninguna, de las aportaciones genéticas que muestran los restantes clústeres peninsulares (con aportaciones de los grupos donantes "Italia", "Norte de Marruecos" y "Sáhara Oeste"), y muestra una enorme contribución (91%) del grupo donante "Francia" [...]. Específicamente, el clúster vasco comparte más ADN con el grupo francés de lo que predecía su representación, lo que podría reflejar, por ejemplo, que el ADN que los vascos comparten con los franceses de hoy en día es sólo un subconjunto moderno de un ancestro francés" ("Supplementary Information", pg. 22: Supplementary Figure 5).

En mi opinión, estas evidencias son coherentes con la hipótesis de la procedencia norpirenaica-aquitana de los vascos peninsulares, que se habrían establecido en una época relativamente reciente en el territorio que hoy ocupan, por lo que no habrían experimentado las mismas derivas genéticas que el resto de las poblaciones ibéricas.

Eliminar al clúster vasco del árbol genético permite ver mejor la extraordinaria situación de Galicia que se revela en este estudio, en relación con la ancestral estructura genética peninsular. Galicia no se se separa del resto de la población ibérica una sola vez, sino dos, antes de que lo hagan los demás subconjuntos o clústeres genéticos peninsulares. Esta situación se puede percibir también dejando al clúster vasco en el árbol, pero me he permitido quitarlo para mayor claridad, retocando las dos ramas que se escinden al principio mostrando que la población de la zona de Pontevedra se separa genéticamente del resto de la población peninsular, y que dentro de este resto, la población de la Galicia central vuelve a escindirse marcadamente de las poblaciones peninsulares.

Árbol genético modificado en su primera ramificación, a partir de la figura 1A del estudio que comentamos. Con trazo negro grueso se indican las dos separaciones de la población gallega, la primera englobada por la llave en color azul, y la segunda por la llave en color morado.

En Galicia, por lo tanto, existen dos hechos genéticos muy significativos que destacan los autores de este artículo:

1. la mayor presencia de ancestros "Norte de Marruecos" / "Sáhara Oeste" de toda la Península
2. una separación extrema (doble) del árbol genético peninsular

Por si fuera poco, un tercer factor vuelve a marcar nuestra distintividad:

3. la extrema variabilidad genética de la región, que presenta una subestructura genética impresionante a pequeña escala, nunca antes observada para la especie humana: "To our knowledge, these results represent the finest scales over which such structure has yet been observed in humans". Resultados imposibles de casar con una población que se pretende endogámica (conclusiones del artículo), ya que en estos casos, cuanto más pequeña es la muestra poblacional, menor es su variabilidad.

A mi juicio, la mayor presencia de ancestros norteafricanos en Galicia podría ser un remanente genético prehistórico, concretamente del paleolítico, y estaría estrechamente ligado a las otras dos singularidades genéticas que muestra la población en la región: la extraordinaria variabilidad genética de una población es indicio en los estudios paleoantropológicos de su gran antigüedad, así como una marcada diferencia del resto de poblaciones. Son estos dos factores los que señalan a África como cuna de la humanidad:  "el centro de origen de una especie cualquiera se sitúa allí donde la diversidad genética es mayor" (Arsuaga y Martín-Loeches, El sello indeleble, 2013).

Bifaz de Portomaior - As Neves (Pontevedra). (C) A. Martínez, "O pasado nas mans", 2016.

Así pues, me temo que estamos ante fenómenos genéticos que tienen distinta explicación que la que proponen los autores. Los genes africanos de los gallegos, su extraordinaria variabilidad genética a fina escala, su doble separación del resto de Iberia, nos llevan por otros derroteros.

Para ello la datación de las muestras no es un obstáculo, puesto que ésta es inferida, es decir, se supone y se comprueba o se somete a un test, pero no es resultado de ninguna fórmula aplicada a las muestras. Por ejemplo: de los seis principales clústeres genéticos ibéricos el más importante es el clúster "Francia" y "como su contribución está presente y domina sobre todos los ancestros españoles, podría representar un componente ancestral antiguo, mejor que una reciente migración" ("Supplementary Information", pg. 22: Supplementary Figure 5). Como se ve clarísimamente en la cita, un clúster se puede considerar a priori como reciente o como antiguo, según se quiera defender o testar una hipótesis u otra (población ancestral / migraciones recientes).

Según este legítimo proceder científico, parece posible sostener que los ancestros africanos observables en la estructura genética gallega sean un remanente paleolítico (población ancestralísima), tal y como se plantea en la propuesta "Genética da humanidade na Galiza e preconceito" (blog Rebúmbio remoído, peneirado..., 4 de febrero de 2019) sobre la formación de la estructura genética poblacional de la franja costera atlántico-cantábrica en el Paleolítico, como refugio glaciar templado por la corriente del Golfo.

La enorme subestructura genética de la población de Pontevedra observable a una escala tan pequeña se debería, por lo tanto, a su remota antigüedad, y no al aislamiento y consanguinidad (costumbres matrimoniales endogámicas o locales) que alegan los autores del artículo, que en todo caso, de ser cierto el argumento, impedirían precisamente la extraordinaria variación. Aquí traduzco el párrafo en el que desarrollan su argumentación:

"Galicia mantiene su identidad cultural y su lengua como rasgo diferenciador del resto de España, históricamente la gente ha tendido a habitar pequeñas aldeas antes que ciudades. Incluso hoy Galicia continúa siendo predominantemente rural, con un 64% de la población residiendo en zonas rurales, comparado con el 44% fuera de Galicia; el 57% de los gallegos nacidos antes de 1961 todavía continúa viviendo en el mismo municipio donde nació, comparado con el 43% en el resto de España. Los gallegos de este corpus no muestran baja heterocigosis [por la endogamia], pero los estudios sobre sus costumbres matrimoniales en el siglo XX, desde principios a mediados, muestran que allí ha habido una más alta proporción de matrimonios entre tíos y sobrinas, tías y sobrinos, y primos hermanos que en otras partes de España, sugiriendo que en Galicia es más común que en otras partes la costumbre de casarse con parejas de la misma localidad. [...] Nuestro análisis indica que en Galicia existe una subestructura genética significante, especialmente en el suroeste, y que probablemente sea resultado del aislamiento del resto de España, así como de la existencia en Galicia de una organización social local" ("Supplementary Information", pg. 12: Note 4 Investigation into ultra-fine-scale structure in Galicia).

En la cita se evidencia confusión, pues la extremada variación genética de la población de Pontevedra no puede deberse al aislamiento y a la endogamia (o costumbre de practicar matrimonios entre locales), que reducirían la variabilidad; por el contrario, una vinculación milenaria de la población a su territorio puede ser la causa de que se preservase esta riqueza genética ancestral a tan fina escala, como mecanismo preventivo (adaptativo) contra eventuales cruces consanguíneos.

Información complementaria sobre por qué el ADN céltico conduce a África:
"The tracing of the shrew: why Celtic DNA leads back to Africa", The Irish Times, 19 de mayo de 2012.

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