domingo, 21 de octubre de 2018

Churruchana, Churruchao y Turuptiana


Una de las dehesas de Villamiel (Cáceres) se denomina La Churruchana, nombre que también lleva la ribera que la atraviesa. Este curioso topónimo lo encontramos, asimismo, en Galicia en Santiago de Compostela (O Churruchao - vinculado al Castelo da Rocha Forte) y en Coirós (Ruínas do Churruchao), y como apellido de la familia de Os Churruchaos o Turrichaos, conocida por la participación de uno de sus miembros en el asesinato del arzobispo de Compostela Suero Gómez de Toledo en el s. XIV.

Según un documento que proporciona Domingo Domené, el nombre de la Churruchana se entendió como Torre Susana: “a do dicen la Torre Susana, en la dehesa de Villalba" ("Los Reyes Católicos: el final del desmadre", Sierra de Gata Digital, 2012). La tradición gallega explica, en cambio, el topónimo y apellido Churruchao o Turrichao como proveniente de turris plana (lat. planum > chao / chan, en gallego-portugués). Quizá Turris Planum = Chao da Torre.

Lo que parece evidente es la relación del nombre de lugar con la existencia de una torre, veremos ahora qué tipo de torre. En la Churruchana de la Dehesa de Villalba fue probablemente donde apareció una estatua-menhir decorada con motivos geométricos de ondas propios del megalitismo (ídolo de Villalba), por lo que podríamos estar ante toponimia derivada de Torrucha, topónimo que indica la existencia de recintos-torre:

"prácticamente idénticos en organización y estructura a los recintos de altura y fortificaciones, los recintos-torre presentan un rasgo diferenciador esencial respecto a aquéllos: su localización en el llano [...] la estructura de estas construcciones suele responder a plantas regulares, de tendencia rectangular e incluso trapezoidal, con uno o más recintos realizados con aparejo ciclópeo. Su extensión media oscila entre los 300 y 400 m2 [...] La adopción del término "torre" para referirnos a esta variante de construcción ciclópea se debe fundamentalmente a razones de toponimia, ya que resulta muy frecuente encontrarnos vocablos como "Torruco", "Torruquillo", "Torrecilla", "Torreón", "Torrucha"" ("Poblamiento prerromano y recintos ciclópeos de La Serena (Badajoz)", Rodríguez Díaz y Ortiz Romero, 1989).

Bien derivados de Torrucha (a su vez proveniente del latín turrem, "torre"), bien procedentes del latín turris (in) planum (fortificación en llano, no en altura), el topónimo Churruchana / Churruchao indicaría la existencia de un recinto fortificado prerromano. En el caso de O Churruchao de Santiago de Compostela, además de la fortaleza medieval de Rocha Forte, bajo la cual pudo haber existido otra anterior, tenemos muy cerca los petroglifos de armas del Castriño de Conxo, datados en el Bronce Final; y en La Churruchana de Villamiel, suficientes hallazgos arqueológicos que demuestran un asentamiento continuado desde el Bronce Final a la época romana.

Petroglifos del Castriño de Conxo. (C) Megaliticia, 2015.

Pero invalida la etimología latina la existencia de un asentamiento entre los Galaicos Lucenses mencionado por Ptolomeo, Turuptiana, que podría encajar en los resultados Turruchana > Churruchana. Nos lleva a suponer un étimo prerromano *TUR, "montículo", a partir de la base indoeuropea TEU, "hicharse", de Pokorny. Siendo estos montículos restos de antiguas fortalezas, a modo de tells, yacimientos arqueológicos en forma de montículos.

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