viernes, 5 de junio de 2020

Formación del paisaje castreño por desmantelamiento del paisaje megalítico anterior

Os Castros de Piñeiro (entre Vimieiro y Gradamil) en la parroquia de San Xiao de Lardeiros (O Pino - A Coruña). (C) Visor PBA de la Xunta, capa del Vuelo americano de 1956-57.

Os Castros de Piñeiro son unos castriños como tantos otros que hay por Galicia, pequeños, peludos, suaves... casi no cabría en uno de ellos más que un chalet con piscina. Y como tantos otros, ¡no están inventariados en el Visor PBA! Aunque por lo menos aparecen censados en el Visor de Aproveitamentos Forestais.

La existencia de Os Castros de Piñeiro está bien documentada por Martínez Salazar en el Boletín de la Real Academia Gallega, nº 32, 1910, en uno de sus artículos dedicado a la masiva apertura de las mámoas de Galicia que tuvo lugar a principios del siglo XVII. Sin embargo, Martínez Salazar no fue capaz de localizarlos al no encontrar el recóndito lugar de Piñeiro en la parroquia de San Xiao de Lardeiros. Ahora resulta mucho más fácil.

Una vez que hemos localizado Piñeiro y el microtopónimo Os Castros activando la capa catastral del Visor PBA, estos humildes castriños revisten una importancia crucial para comprender la formación del paisaje castreño mediante el posible desmantelamiento del paisaje megalítico anterior, sobre el cual se habrían formado los castros. No todos, evidentemente; no el de Borneiro o el de Viladonga, pero sí muchos otros que hoy clasificamos indiscriminadamente como recintos fortificados.

Estamos pensando sobre todo en los castros simples y tirando a pequeños, formados por una roda de tierra, y en cuyo interior no se ha encontrado nada más que suelo agrícola. Un ejemplo podría ser el Castro de Santa María de Campos (Abeancos), cerca del famoso menhir de O Casal. Pudo haber sido un túmulo, deshecho para aprovechamiento agropecuario, y del que sólo se conserva la tierra perimetral como método de circundado. Frente a él se ubica un montículo, tal vez artificial, denominado Montecelo. Recordamos que los monticellos eran túmulos de tierra artificiales levantados por los agrimensores (gromáticos) para delimitar territorios.

En la siguiente presentación que hice con Google Earth (si funciona) podréis ver la Reconstrucción del paisaje histórico alrededor del menhir de O Casal (creo que una vez dentro del Earth hay que pinchar en "Presentación").

Así, podemos imaginar un paisaje prehistórico en el que dos montículos gemelos, dos monticellos o túmulos, formarían un conjunto monumental en el que se integraría también el menhir de O Casal. Después de ver la colina artificial de Silbury Hill no nos extrañará saber que el posible túmulo de Campos (hoy Castro de Santa María de Campos) tenga las mismas dimensiones. ¿Y qué harían con la tierra sobrante cuando se desmontó el túmulo? Por ejemplo, los aterrazamientos que se intuyen al este del Castro de Santa María de Campos.

Silbury Hill, túmulo o colina artificial en Wiltshire (Inglaterra) con 160 metros de diámetro
(C) Dolores González de la Peña, 2013.


Pero vamos al texto de Martínez Salazar. De él extraigo las notas fundamentales relativas a la topografía del paisaje cultural de Piñeiro (Lardeiros - O Pino) que nos permiten afirmar que algunos castros se formaron desmantelando mámoas de gran tamaño:

1. Un tal Pedro Villanco hizo un valado a finales del siglo XVI o principios del XVII que traía "cercados y circundados" tanto "el castro más grande como otro más pequeño".

2. Asimismo, Pedro Villanco "oyó [decir] a personas viejas que estaba dentro de uno de los dichos castros una mámoa".

3. Juan Carneiro "había oído decir a hombres viejos que la dicha mámoa era sepultura de gentiles".

4. Los hermanos Botana también hicieron otro valado yendo por la corredoira para Domés, y ese valado "está junto y pegado al Castro de Piñeiro".

El orden diacrónico que proponemos para estos datos comienza con la existencia de un túmulo funerario megalítico o mámoa en el interior de uno de los castros de Piñeiro (¿el castro será el anillo perimetral de la mámoa?); junto a este primer castro se ubicó probablemente en la Edad del Hierro otro castro (que hoy consideraríamos antecastro), tal vez aprovechando parte de la instalación megalítica del primer túmulo, o desmantelando otro túmulo anexo y dejando parte del mismo in situ en forma de corona de tierra y piedras. Ambos castros se rodearon de valados entre los siglos XVI y XVII (los trabajos que hoy consideraríamos fosos castreños son modernos).

Extrapolando este caso de transformación y reutilización de un monumento megalítico, la conversión de algunos túmulos funerarios neolíticos (o con función de marcadores territoriales) en castros, el desmantelamiento y arrasamiento de algunas mámoas que habría ocurrido durante la Edad del Hierro nos permiten aventurar que la percepción temporalmente estática de la distribución del megalitismo en Galicia formulada en términos de paisaje cóncavo / convexo (Criado Boado) no es correcta: los megalitos fueron seguramente tanto o más frecuentes en las zonas fuertemente castrizadas de los paisajes cóncavos de valle de la Galicia interior, que en las zonas de paisaje convexo de montaña, que hoy en día se consideran más megalitizadas sólo porque en ellas se han conservado los túmulos al no haber sufrido desmantelamientos masivos.

La división del paisaje cultural galaico en zonas ampliamente castrizadas frente a zonas megalitizadas podría no ser más que un espejismo resultado de la destrucción sistemática durante la Edad del Hierro de los túmulos neolíticos que ocupaban los valles, las zonas más fértiles. Con el esquema dual del paisaje cóncavo-convexo parecería que los pastores-gandeiros del neolítico abandonaron gradualmente las penichairas de las sierras y colonizaron los valles, otrora incultos y selváticos, para asentarse en  ellos, cultivarlos y levantar castros en territorios inexplorados. Por lo que acabamos de ver, los valles fueron, mucho antes de que se formasen los castros, también parte del hábitat de los gandeiros neolíticos, que los ocuparon asentados en pazos (hipótesis de Moralejo-Best sobre la etimología del galaico-portugués pazo, procedente del indoeuropeo *palatiom, "complejo habitacional prehistórico dotado de aprisco para el ganado"), levantando túmulos funerarios y marcadores territoriales.

Abel Bouhier adolece de la misma visión dual y estática del paisaje cultural de Galicia cuando clasifica nuestro territorio en zonas de media-baja densidad de megalitos y fuerte castrisation (la Galicia de agras) / y zonas dominadas por el megalitismo y una baja castrisation (la Galicia de bocage de las Montañas Septentrionales). 

Observaremos, pues, la articulación del paisaje cultural y analizaremos sus testigos microtoponímicos teniendo en cuenta la posible premisa de que los pastores-gandeiros neolíticos constructores de megalitos fueron los primeros creadores del paisaje cultural de toda Galicia, y que esa antiquísima capa o estrato de información ha de conservarse en la toponimia. Un ejemplo puede ser el microtopónimo Sutámbaro, que según vimos procede del latín tumulum; anuncia el carácter previo de montículo del castro recientemente descubierto en Padornelo (Pedrafita do Cebreiro). Otro, Castros de Melle (Guillade - Santalla de Arxemil, Sarria) onde é moi probable que se tivera desfeito unha metulam, "túmulo", orixe dos topónimos Mella e Melle, se ven do caso xenitivo.


Localizamos otro caso en A Ribeira (Ferreira de Negral - Palas de Rei). La mámoa o túmulo, de unos 78 metros de diámetro fue desmantelada o castrada durante el proceso de castrización o castración parcelaria que tuvo su origen en la Edad del Hierro.


2 comentarios:

  1. Fabulosa exposición.
    (Podría haber escrito más, pero últimamente ando parco de palabras
    y me reflejo más conciso; supongo que al sumergirme nuevamente en la ilustración comunico en una sola lo que mil palabras tratan)

    Nada mejor que leerla; cada día más (usted) sorprendente.


    Saúde e Ceibedade :)´

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