En el histórico cementerio de San Amaro de A Coruña se encuentra la tumba del regueifeiro Pena, muerto en 1958. José Manuel Vázquez Varela le ha dedicado un pequeño estudio etnoarqueológico a esta peculiar inhumación cubierta por un megalito del tipo trilito, atravesado por el fuste de un cruceiro ("Etnoarqueología de la muerte. Una tumba singular del cementerio de San Amaro en La Coruña", Semata, 2005). En él se vincula la elección del motivo megalítico a la profesión de Pena, cantor del pueblo gallego, y a su ideología galleguista, en el sentido de que los monumentos funerarios megalíticos fueron considerados en esta época una expresión del celtismo, que a su vez fue y es un elemento diferenciador de la identidad gallega. Asimismo, Vázquez Varela sugiere que el monumento de Asorey a Curros Enríquez, en los Jardínes de Méndez Núñez, también con un fondo de trilitos, y anterior al de Pena, pudo haber servido de inspiración. El estudio finaliza con unas reflexiones sobre la apropiación simbólica de elementos del pasado como señas identitarias del presente.
A su interesante estudio me gustaría añadir que la inspiración para el trilito de Pena fue probablemente, el inexistente trilito de Noia que aparece en una ilustración de la obra de Barros Sivelo, Antigüedades de Galicia, del año 1875, ilustración que se repite con ligeras modificaciones en los libros de texto finiseculares de historia de España de Picatoste. Entonces la clasificación megalítica consideraba a los trilitos "erigidos para proclamar los jefes de las tribus, y dirigir arengas al pueblo" (Geografía crítica e histórica de la edad antigua y, principalmente, de España, de Gervasio Fournier, 1910). Me imagino al regueifeiro Pena siendo proclamado sobre el trilito, y dirigiendo a continuación una regueifa a su público desde este pedestal.
Trilito, de la obra de Gervasio Fournier.