El francés Abel Bouhier estuvo 17 años estudiando el paisaje agrario de Galicia (La Galice: Essai géographique d'analyse d'interpretation d'un vieux complexe agraire, 1979). Su obra, de la que existe una traducción al gallego de Benxamín Casal, creo que agotada (Galicia: ensaio xeográfico de análise e interpretación dun vello complexo agrario, 2001, Biblioteca de Clásicos Agrarios Galegos, V. 16), continúa siendo referencia imprescindible en los estudios de nuestro paisaje.
En el mapa siguiente se compendia la tipología de cierres y tipos de campos que estableció Bouhier en Galicia. El paisaje rural de las montañas septentrionales (en rosa), más arcaico que el resto del paisaje gallego (de agras), se distingue de éste por presentar un hábitat muy disperso, a menudo aislado, y recintos o campos cercados mediante muros de piedra o cómaros / taludes sobre los que crece algún tipo de vegetación; un paisaje que el autor identificó con el bocage armoricano y del oeste de Gran Bretaña (de cierres vegetales). En su opinión, esta fortísima diferencia con el resto del paisaje gallego de agras guardaría relación con la "castrisation" operada en prácticamente toda Galicia salvo en las montañas septentrionales, donde la densidad de castros es considerablemente inferior (Pierre Flatrés, compte rendu de la obra de Abel Bouhier, Norois, 1981, nº 111).
Tipos de organización agraria de Galicia. (C) Abel Bouhier, en Guía de caracterización e integración paisaxística de valados, Xunta de Galicia, 2017.
Para la zona de Muras el visor de valados http://mapas.xunta.gal/visores/valados/, que acompaña a la mencionada edición de la Guía de valados de la Xunta, recoge como ejemplo de bocage de las Serras e Fosas Setentrionais un sector en A Balsa, cerca de Ponte Bermuz. Se trata de un punto muy interesante, que habría cobrado mucha más relevancia si se hubiese incluido la toponimia en el estudio realizado. Ahora mismo la recuperamos: As Bargañas.
Bocage de As Bargañas (Muras) junto a O Castro Vello y a O Castro (el nuevo castro construido ya sin parapeto). (C) Visor PBA de la Xunta.
Julio Concepción en su Diccionario etimológico de Toponimia Asturiana indica que J.L. Pensado "cita la voz baraganna como frecuente en los documentos medievales asturianos con el sentido de 'estacas colocadas en hileras, setos, vallados': límite de las fincas señalado con setos vivos, varas o estacas". Por lo tanto, visto que este ejemplo de cierre vegetal de bocage tiene su exacto correlato lingüístico sobre el terreno en forma de microtopónimo, creemos que no es posible presentar un estudio de este tipo sin atender a los aspectos toponomásticos del territorio.
La Barganiza (Siero), año 1782. (C) Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, PyD 540.
¿Podría haber alguna evidencia de la relevancia o de la práctica del bocage en la onomástica antigua del territorio de las montañas septentrionales? Tal vez el etnónino Arrótrebas (conocidos por el incorrecto Ártabros), si en su composición interviene el prerromano arró, "elevação que serve de linde entre duas leiras" (Diccionário Estraviz). En este sentido los arrós designarían originalmente antiguos límites territoriales entre las tribus norteñas, en forma de cómaros o taludes propios del bocage arcaico que estudia Bouhier como exclusivo de esta zona. Como etnónimo podría significar "los que están separados por sebes o taludes con vegetación".
Paisaje de bocage desde los petroglifos de Reyfad (condado de Fermanagh, Irlanda del Norte).
(C) Dolores González de la Peña, 2017.
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