Existen varios megalitos denominados minas: Mina de Parxubeira (Galicia), Mina de Farangortea (Navarra), o Can Mina dels Torrents (Cataluña), Mina do Simão (Serra da Aboboreira, Portugal). El Padre Sarmiento explicaba así el nombre de los montículos que hoy llamamos mámoas y que ocultan una construcción megalítica: "outros chámanas minas porque cren que dentro hai tesouros". Si bien es posible esta explicación del nombre mina aplicado a los megalitos, también sería posible considerar que el carácter subterráneo de estos monumentos, parcialmente excavados en el suelo, origina la denominación de mina por su parecido formal con los pozos, galerías o excavaciones subterráneas para extracción de mineral.
Topónimo Las Minas junto a la Ribera del Guadancil (Garrovillas de Alconétar, Cáceres) donde se localiza una importantísima necrópolis megalítica conocida desde el siglo XIX.
Pero en realidad sospecho que el topónimo Mina aplicado a megalitos es de la misma familia que el término céltico maen, "piedra", que está en la base del compuesto maen-hir (menhir). Con esta propuesta no pretendo sumarme a la nueva tendencia gaelaica sugiriendo que en la península se hablaba una lengua goidélica importada de las islas; de la existencia del término mina / maen, "piedra", en dos familias lingüísticas emparentadas como la latina y la céltica solo puede deducirse, por el momento, que remiten, como ya se sabía, a un tronco común paleoeuropeo.
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