sábado, 30 de noviembre de 2019

"Ferir en los moros": ¿verbo fero o ferio?

En la documentación medieval gallega el verbo latino fero, "llevar", se especializa en contextos de deslinde como sinónimo de "enfilar" para indicar por dónde pasaba o a dónde se dirigía directamente la demarcación territorial imaginaria. Hay innumerables ejemplos que muestran cómo las formas personales de fero pasan a conjugarse como las de ferio, "herir", aunque son fácilmente distinguibles de éstas por ir acompañadas normalmente de la preposición in, que introduce el lugar de destino. Algunos ejemplos tomados del CODOLGA:

año 757, Lugo: "vadit ad illa vereda que venit de Rovera pro ad villam de Castro. et feret in villa de Azumara"

año 886, Ourense: "et inde ad Sanctum Ciprianum de Periola; et ferit per cacumina montis Cuminalis"

año 935, Pombeiro: "que ferunt in fonte Abolino"

año 964, Pombeiro: "medietate integra, usque in aqua de Arenas; siue in Uillares, que est super Uilla Mironi usque fert in aqua de Peduca"

año 1277, Toxos Outos: "ao canto da riba que chaman de sobrelos castineyros do agro do Pereyro, et dessi como uay ferir et enfiar a dereyto aa ameyxeeyra que esta sobrela pereyra alua"

Según el Padre Santa Rosa de Viterbo (Elucidário, 1798): "Ferir: partir, demarcar, entestar [...] He trivial nas demarcações antigas".

María del Pilar Álvarez Maurín (Diplomática Astur-Leonesa, 1994, pg. 140) indica que "el verbo fero significaba en latín 'llevar, dirigir, encaminar'. Meyer Lübke encuentra en el antiguo portugués la expresión ferit en terra de, que se utiliza para indicar un límite". No hay ninguna duda, por lo tanto, acerca del origen de la fórmula a partir del verbo fero, un verbo de movimiento.

Al ignorar la existencia de un arcaico ferir procedente del verbo latino polirrizo fero, fers, tuli, latum, "dirigirse, enfilar", la expresión "ferir en los moros" ha sido objeto de un pequeño debate filológico erróneamente planteado sobre la función sintáctica de su complemento.

Folgar Fariña (1) negaba la función locativa de la expresión "ferir en los moros" considerando a "en los moros" un complemento directo (lastimar, herir a los moros = herirlos); la preposición "en" sólo se utilizaría, según el autor, para indicar una Aktionsart durativa. En cambio, reconoce una función locativa para otra ocurrencia, "los mares que fieren en las riberas dAffrica". Siempre operando desde la etimología de ferir como procedente del verbo transitivo latino ferio, "lastimar, herir", la función locativa se explicaría según Folgar por la deriva semántica que se habría producido en ferir (ahora con el sentido de "tocar") al llevar un sujeto inanimado.

García-Miguel (2), que considera locativos estos complementos, explica por qué incluye ferir en su estudio aunque "no es ni verbo de movimiento ni verbo de localización". Evidencia, así, que no está pensando en el ferir procedente de fero, que sí es verbo de movimiento, sino en el procedente de ferio, "herir, lastimar".

"Caualgó a muy grand priessa, et fue ferir en los moros llamando Sanctiago"

Para nosotros, en cambio, la fórmula no es más que la que aparece en los documentos galaicos de delimitación con el verbo fero seguido de locativo: "vai ferir no lameiro do Lodeiro". El sentido es siempre el mismo, "enfilar, dirigirse directamente a un punto situado delante". Podemos también asegurar una acepción militar arcaica, "dirigir las tropas contra el enemigo", que se rige por la misma preposición in.

No es correcto, por lo tanto, incluir en el mismo lema el verbo ferir con el sentido de "limitar, lindar, confinar y enfrentar" y el verbo ferir transitivo con el sentido de "causar daño a alguien" (p. ej. Leandro Carré Alvarellos: Diccionario galego-castelán, 1951).

(1) "El complemento preposicional del tipo "matar en ellos" en la primera Crónica general de España", Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, Vol. 1, 1988, pgs. 347-356.
(2) "Los complementos locativos", Sintaxis histórica de la lengua española, Vol. 1, Tomo 2, 2006 (Primera parte, La frase verbal), pgs. 1253-1338

domingo, 24 de noviembre de 2019

Modelos autóctonos de continuidad del poblamiento castreño

Siguiendo a Sánchez-Pardo, entre los siglos I y II, durante la plena romanización de Galicia, se produce la "transformación paulatina [de los castros] en aldeas galaicorromanas [...]. Estas aldeas o bien mantienen plenamente el emplazamiento del antiguo castro, o bien se trasladan a su exterior, a unas pocas decenas de metros a sus pies [...] está constatado en algunos castros el progresivo "deslizamiento" de las casas a lo largo de la ladera, fuera de sus murallas, hasta llegar a asentarse en el lugar donde hoy se encuentra la aldea" ("Castros y aldeas galaicorromanas: sobre la evolución y transformación del poblamiento indígena en la Galicia romana", Zephyrus, 2010, 129-148).

La primitiva aldea galaicorromana de Santomé, instalada extramuros del castro, completamente pegada a él, es uno de los ejemplos que Sánchez-Pardo propone como modelo de "deslizamiento" progresivo; la actual aldea de Santomé se sitúa todavía unos metros más abajo de esta primera.
(C) Dolores González de la Peña, 2018.

Los factores de transformación del hábitat castreño que se produce en estos dos siglos, según el autor, son alóctonos: "las causas habría que buscarlas sobre todo en un cambio cultural, de asimilación de formas de poblamiento traídas por Roma e imitación de un modelo foráneo cada vez más reconocido socialmente como prestigioso (González García, 2009; Arizaga y Ayán, 2007), aunque por supuesto influirían también factores económicos como una mayor cercanía a las tierras de cultivo, a los cursos de agua o a las vías de comunicación". Este factor económico se comprende mejor si se tiene en cuenta el ahorro de tiempo que proporciona la proximidad a las vías de comunicación y a los recursos del entorno.

En cualquier caso, de la exposición de Sánchez-Pardo se desprende una confusión entre:
a) los dos modelos de continuidad del hábitat: por desplazamiento o "deslizamiento" paulatino, que crea nuevos núcleos de población, y tipo tell, que implica la ocupación continua y el mantenimiento del emplazamiento castreño original por superposición, y
b) las formas constructivas empleadas.

Observamos que no siempre el desplazamiento desde el castro matriz origina villae / vici / aldeas galaicorromanas abiertas, sino que puede implicar la construcción de un nuevo castro que por su proximidad al castro matriz puede considerarse como un barrio del mismo, carente de territorio propio.

Aldea de Vilarello (Láncara), Castro de As Penelas, y Castro de A Poza Grande.
(C) Visor PBA de la Xunta de Galicia - Vuelo Americano de 1956-57.

Es por esto que defendemos la posibilidad de que el origen de este modelo sea de carácter autóctono, al formarse nuevos núcleos que mantienen el modelo tradicional constructivo a base de recintos castreños (cerrados), bien porque la romanización todavía no se había producido (no habían llegado los nuevos modelos foráneos), bien porque todavía el paisano galaico confiaba en la eficacia y rentabilidad de los suyos.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Mosteiro da Manguela - Arcos (Cuntis)

Castro de Arcos (Cuntis) con el Mosteiro da Manguela y las mámoas de O Chan do Castro. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

Ségun Álvarez Pérez, Manguela es un diminutivo de manga en el sentido de pieza de terreno de forma alargada (Marta Álvarez Pérez en Toponimia do Val do Fragoso. Bembrive, Universidade de Vigo, 2018, pg. 117). En mi opinión no siempre será así; en el contexto del Castro de Arcos (Cuntis), en el entorno de un campo de mámoas, más bien parece resultado del diminutivo mamoela, procedente del latín galaico mamulam, "tetilla, túmulo funerario" (lat. mammam, "teta"). Presenta la particularidad fonética de la velarización del archifonema nasal en final de sílaba influida por la evolución del diptongo oe > we, cuyo primer formante acaba siendo absorbido por la ene velar: maŋwela > maŋela.

La designación del lugar como Mosteiro da Manguela o Igrexa dos Mouros sugiere que el monumento funerario neolítico fue considerado en algún momento posterior un santuario pagano.

En todo caso, Manguela (varias ocurrencias en la toponimia de Galicia) presenta un caso de ene velar grafiado con el dígrafo ng, que alterna con representaciones como Manuela (Covas, Ferrol), para lo que sería, en principio, un mismo sonido [ŋ] procedente de -n- / -m- intervocálica que queda en posición de neutralización si va seguida de wau.

Véase para este fenómeno el estudio de Carmen Pensado, "Nw en gallego y portugués. Multiplicidad de tratamientos como consecuencia de la interacción de cambios fonéticos" (Verba, 12, 1985). A lo expuesto por la autora (p. ej. latín manuale > portugués mangual) nosotros avanzamos un paso más prescribiendo la caída de wau en algunos casos, como en este Manguela, y quizá en Pinguela, si se trata de un diminutivo equivalente al orónimo leonés Piñuelo.

El pomerium romano de Ourense

Situación del vico Pomerii de Ourense, alrededor de la actual Rúa Bailén, según la tesis doctoral de Alberto Pascual Carballo, O mercado medieval na Civitas Auriense, Universidade de Vigo, 2017. La línea roja no está en la figura original del autor.

Documentado desde el año 1201 (archivo de la Catedral de Ourense, ed. Beatriz Vaquero Díaz y Francisco Javier Pérez Rodríguez), el topónimo vico o barrio Pomerii se sitúa justo en el pomerium de la antigua ciudad romana, de paso a la zona extramuros que aloja el área termal de As Burgas. El nombre, por lo tanto, no tiene nada que ver con los pumares o manzanares, como señalamos en otra ocasión (Pomerium, paraíso y jardín). Según explicaba Ruiz Bueno, a partir del siglo IV d.C. "varios glosadores latinos y griegos utilizaron de forma indistinta dos vocablos con significados iniciales diferentes (se trata de pomerium [límite sagrado de una ciudad] y pomarium, término que alude a aquellas áreas verdes destinadas al cultivo de frutales)" ("La ruptura funeraria del pomerium desde su nacimiento y hasta su desaparición, enterramientos in urbe", Revista Onoba, 2013).

La hipótesis que defendemos al identificar el vico pomerii ourensano con el pomerium o límite sagrado de las ciudades romanas, además de adecuarse filológicamente, se adapta a la morfología de la urbe romana perceptible todavía en la figura que ilustra esta entrada, con el área termal extramuros de la ciudad primitiva, igual que las saunas castreñas. El crecimiento urbano con un ensanche, barrio o vico extra pomerium propició la conservación del nombre en este sector.

No todos los días se encuentra uno un pomerium en su ciudad; de hecho se buscan y no se encuentran ni las trazas del pomerium de Roma, ni el de ningún otro asentamiento romano, porque son invisibles líneas imaginarias, a menos que hayan conservado su nombre fijado al suelo, es decir, el topónimo. Lo que normalmente se hace es reconstruir aproximadamente el contorno de estos límites a partir de los vestigios del trazado de las murallas romanas. De ahí que subrayemos la importancia de conservar la microtoponimia patrimonial urbana, pues constituye una fuente de información histórica de primer orden: "El BNG propone recuperar la toponimia del casco histórico", La Región, 4 de julio de 2013. 

martes, 19 de noviembre de 2019

Becín (Guitiriz) y Estraviz (Curtis)

Sobre la continuidad del hábitat castreño, ¿cómo verificarla? Según Sánchez Pardo, "no podemos demostrar la línea de continuidad de habitación ininterrumpida entre ambos tipos de asentamientos [el castro y la aldea altomedieval contigua], ni la ocupación [ininterrumpida] del castro entendido también como su entorno inmediato [....]. El uso de la toponimia por sí sola es sumamente arriesgado y debe considerarse únicamente como mera hipótesis de trabajo que sólo la arqueología podrá verificar" ("Castros y aldeas galaico-romanas: sobre la evolución y transformación del poblamiento indígena en la Galicia romana", Zephyrus, LXV, 2010, pgs. 129-148).

Depende de la consideración que se tenga sobre la fiabiliadad de la disciplina toponomástica, del dominio filológico de la misma, y de la conveniencia en todo caso de verificar la correspondencia con el referente. La toponimia siempre te da sorpresas y pasa de ser mera hipótesis a convertirse en prueba que no necesita ni la corroboración de la arqueología, aunque siempre sea adecuado su respaldo como disciplina auxiliar.

Por ejemplo, Becín (Guitiriz). Por sí solo demuestra que las aldeas que surgen al lado de los castros y los propios recintos de la Edad del Hierro son asentamientos que coexistieron, habitados simultáneamente durante algún tiempo hasta el abandono definitivo del castro (si se produce), porque uno no tiene vecinos o no está en la vecindad de alguien si el inmueble está deshabitado. A la fuerza el matiz semántico implica a dos grupos de población conviviendo uno al lado del otro, la castreña y sus vecinos. La expresión in vicino se registra desde el año 569 en la documentación galaica como indicador de contigüidad territorial a un vicus.

Becín de Abaixo y Becín: los vecinos del Alto dos Castros (Guitiriz).  Os veciños de abaixo, os do primeiro e os do segundo.

Estraviz, algo más alejado del Castro de Remourán (Guitiriz) que el caso de Becín, podría tratarse de un compuesto del latín *extra vicum, "fuera del límite del vicus o recinto castreño", > Extravici > Estraviz, en caso genitivo indicando relación con un sustantivo elidido como locum o villam. Construcción semejante a otras que encontramos en el latín medieval galaico como "in angulo vici" o "in canto vici". Dentro de esta hipótesis se comprueba que el término vicum aparece aplicado a un poblado fortificado del Hierro con respecto al cual se nombra el asentamiento nuevo creado fuera de su límite, de ello se desprende una acepción diferente de vicum, que pasa a ser una pequeña aglomeración urbana o castro de pequeño tamaño. Asimismo, todo indica que en el momento del establecimiento de la nueva aldea el castro seguía habitado y funcionando como referente territorial de su entorno.


sábado, 16 de noviembre de 2019

Cumbraos (Sobrado, Mesía, Taboada)


    Microtopónimo Cumbreiras en el Castro de Cumbraos (Taboada, Lugo).

    Cumbrão: "Elevação. Cume" (Dicionário Estraviz).

  1. Etimología: derivado del latín arcaico columen - columinis, forma contraída culmen - culminis, "cumbre".
  2. Testimonios antiguos: Columbrianos / Colimbrianos (año 803, Sobrado. CODOLGA).
  3. Léxico relacionado en otras lenguas romances: columbrar, "otear, observar desde la cumbre".
  4. Existe el microtopónimo Cumbráns en Arteixo, bajo la Ciudad de los Muchachos Agarimo, en una elevación del terreno.

Puede descartarse que sean lugares de repoblación con gentes procedentes de Coimbra.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Doiras (Cervantes), Os Durás (Soaserra), Doroña

Para X.L. García Arias el sustantivo del asturiano occidental doiru podría entenderse "dende'l galu DORUM 'puerta' (Thesaurus Linguae Gallicae 65) o, meyor, d'una variante *dorium referida a 'la entrada (o vera) d'una propiedá'. Ye posible que los topónimos del tipu Doriu, Duero, Doiras guarden dalguna rellación etimolóxica [...]" (Propuestes etimolóxiques. V. 3, 2000, pg. 58). Las acepciones que recoge, como la relativa a la excavación practicada para derivar el agua de un regato, o separar las tierras, nos indican una abertura, pasaje o foso que puede tener aplicación como hidrónimo u orónimo.


No extraña, entonces, que la aldea de Os Durás (Soaserra - Cabanas) se sitúe ad portam del Castro de Os Durás, que vuelve a renombrarse a partir de su portería. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

También encaja el caso del Doroña de Arzúa, situado ante los restos de un pequeño castro sin catalogar, que puede identificarse accediendo a la capa del registro catastral del Visor PBA y localizando el microtopónimo Castro. Asimismo, los Doroña y Doroñeira de Vilarmaior, que parecen constituir dos entradas al viejo Pazo (i.e. palatiom, "recinto pecuario"); en una de ellas, la antiquísima iglesia de Santa María de Doroña. En el caso de Trasdoroña (Miño), no localizamos castro o pazo inmediatos a los que atribuir el topónimo en el sentido de entrada o pasaje.

Traigo a colación ahora un documento anglosajón del siglo IX "sic per rivuli decursum in vetus vadum . hinc ad occidentalem in profundum vadum . hinc ad duram portam . hinc dirigitur ad australem plagam in rivulum bænnancumb" (Anglo-Saxon Charters, S 311). He visto que en alguna ocasión se traduce como "hard door" lo que es, claramente, un topónimo redundante en dos lenguas distintas = "la puerta (llamada) Door".

Desde esta propuesta etimológica, el topónimo Extremadura, la Galaico-Leonesa, podría haber recibido la denominación por situarse en las puertas de acceso más extremas del Reino: "Regnante rege Adefonso Legione, Gallecia, Asturiis et Extremis Dorii" (año 1195. CODOLGA).

La forma "Extrematura" es mayoritaria en la documentación medieval y ligeramente anterior (se documenta desde 1160) a las formas "Extremis Dorii" o "Extrema Dorii" (año 1193, Melón. CODOLGA). Siempre fuimos partidarias de la hipótesis etimológica que considera el topónimo Extremadura un derivado de extremar, como en gallego estremadoiro, "límite que separa terras que estão juntas e pertencem a donos diferentes" (Dicionário Estraviz), que también tiene una acepción pecuaria: estremar, "apartar, separar, segundo o dono, as ovelhas ou cabras de um rebanho formado por animais de diferente proprietário" (ibid. - v. p. ej. el topónimo gallego O Estremadoiro das Ovellas).

Pero encontramos una construcción semejante, "uilla nostra propria uocitata Auelgas, in extrema porturia" (año 920, Catedral de León. CODOLGA), que parece un calco o versión redundante en la cual se intercambian doriis y porturia, lo que sugiere identidad de referentes y confirmaría la existencia del término céltico *dorium, "puerta", vivo en el noroeste peninsular en la Edad Media.

El glosario Léxico Hispano Primitivo indica: porturia, "línea de los puertos, en las montañas de Asturias y León". Y menciona como ejemplo un texto leonés del año 919: "busto qui est in montibus que uocitantur Arbolio in confinis regni nostri, extrema porturia". Confines = puertas más lejanas o extremas.

Os Tembrás. Las turberas de Galicia

Zona de turbera que ocupa la Serra do Forgoselo entre San Boulo de Caaveiro (A Capela) y Goente y Seoane (As Pontes de García Rodríguez). (C) Catálogo das Paisaxes de Galicia, Xunta de Galicia, activada la capa de patrimonio cultural (iglesias) para situar las poblaciones principales.

En Seoane se ubica el castro del mismo nombre, y frente a él Os Tembrás (perteneciente ya a As Somozas). Evidentemente Os Tembrás no es un topónimo motivado por la posesión de los terrenos por parte de una familia alcumada así porque era miedosa o padecía Parkinson (si nos moviésemos dentro de la habitual hipótesis de los patronímicos, nombres personales, etc.), sino que indica una característica de los terrenos, la de ser tremedales, por la contigüidad a la potente turbera de O Forgoselo. Etimología: latín tremulare < tremere, "temblar". En el entorno de Os Tembrás: Prado dos Lagos, que evidencia el encharcamiento habitual de una zona de turberas.

Así, en Seoane tenemos un castro del Hierro (aproximadamente 2.600- 2.100 BP) en el margen de un tremedal de turba; un terreno nada apropiado para posibles actividades agrícolas castreñas, y tampoco para asentamiento humano. Debemos suponer, por lo tanto, que la turbera no existía en el momento en que se fundó el asentamiento, sino que fue consecuencia de este establecimiento y otros de su entorno, en concreto de las actividades ganaderas ligadas a ellos.

Deducimos que la turbera de O Forgoselo data del periodo geológico Subatlántico, igual que algunas de las turberas de O Bocelo (Cruz do Bocelo) que estudian Taboada, Aira y Díaz-Fierros (1). Vemos, entonces, que el comienzo de la formación de la turbera coincide con el establecimiento castreño, probablemente causada por las actividades ganaderas llevadas a cabo en la Serra do Forgoselo, que implicaban deforestación según se explica en la bibliografía citada.

Toponimia relacionada con la existencia de turberas: Turbaño (Boimente - O Buio), Temoral (Chavín).
Otros topónimos derivados: Treuma < Trémula (bajo el recinto de Niño da Aguia no Val - Narón, entre Espiñeira y Vilarquinte, en el límite entre los concellos de Ferrol y Narón).

(1) Taboada Castro, M.T., Aira Rodríguez, M.J. y Díaz-Fierros, F.: "Formación de turberas en la Sierra de O Bocelo. Relación con las condiciones paleoambientales del holoceno", Cuaderno Lab. Xeolóxico de Laxe, 1993, Vol. 18, pgs. 365-377.


viernes, 8 de noviembre de 2019

O que arde - Viendra le feu



¿Se puede vivir con un jersey completamente lleno de bolas, lavado sin Perlán, haciendo tostadas directamente sobre la cocina de hierro y con el pensamiento ocupado en si será mejor llevar las vacas a pastar a la Granda da Osa o quizá a Veiguiliña? "Vaca ve!, Vaca ve!".
(C) Oliver Laxe, Viendra le feu, 2019.

"Va, Cachorra, va!". (C) Oliver Laxe, Viendra le feu, 2019.

La respuesta, afirmativa, está oculta en el título de la película, pero en el título en francés, porque la versión del título en español y en gallego (Lo que arde / O que arde) impide sacar el hilo que nos permite relacionar al pirómano Amador con la filosofía presocrática de Heráclito y su concepto del fuego como simbólico motor del cambio cíclico: "y el fuego vendrá, a juzgar y a hacerse cargo de todo".

Según la filosofía presocrática de Amador (Laxe), necesitamos una "purificación por el fuego" que nos libre de eucaliptos, agroturismo y otros pseudoaprovechamientos del rural que están contribuyendo a su desmantelamiento disfrazados de soluciones. Estamos a tiempo porque todavía en el corazón del eucaliptal queda un magnífico ejemplar de carballo (que sale al principio de la película); y queda, sobre todo, gente como Benedicta y Amador, resistentes carballos, dispuestos a llevar las vacas a pastar a Veiguiliña, a cuidarse mutuamente y a vivir una vida más plena en contacto con la naturaleza.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Os Paces (Gunxel - A Capela)

Os Paces, según la evolución que vimos que se produjo desde Madrazo a Miraz por apócope, y de esta forma al gentilicio o designación predial en plural Os Miraces (v. Petra Madrazo: Pena Miraz (Os Miraces - Xermade), provendrá del indoeuropeo palatiom, "recinto pecuario", > pazo > paz (forma apocopada), de donde Os Paces, en referencia a los terrenos del pazo, o a las gentes que habitaban en ellos.

Os Paces de Gunxel (A Capela) con el resto de la toponimia de ganadería de su contexto: Porto do Boi y Mosqueiro (lugar elegido por las vacas para sestear evitando las moscas).
(C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

Rivas Quintas considera la forma Paces una variante de Pazos, con debilitamiento final, aunque este debilitamiento sea un fenómeno extraño en gallego ("La isoglosa Pacio / Pazo en Galicia", Verba, nº 3, 1976, pgs. 356-364). Asimismo, Rivas se inclina por considerar, a partir de Du Cange, que el topónimo Pazo "parece referirse a un edificio que preside una granja o explotación agraria", sin retrotraer la etimología al punto indoeuropeo que proponen Moralejo-Best, por lo que no puede suponer la profundidad temporal del término ni intuir la acepción de "recinto ganadero de origen neolítico".

Por su parte, Martínez Lema considera Os Paces como patronímico, "unha variante pluralizada interpretábel como unha antiga denominación familiar [...] cfr. Os Martices < Martiz < *MARTINICI, Os Paces < Paz < *PELAGICI" (A toponimia das comarcas de Bergantiños, Fisterra, Soneira e Xallas na documentación do tombo de Toxos Outos (séculos XII-XIV), tesis doctoral, Santiago de Compostela, 2010, pg. 266).

En mi opinión, parece claro que estamos ante otro caso de forma apocopada que sirve para formar un gentilicio o denominación predial mediante el morfema de plural -es que se aplica sistemáticamente a los sustantivos rematados en -z. Existe un Paz con su castro en Outeiro de Rei, y un Lugar da Paz en Soaserra (Cabanas), que pensamos que está reinterpretado como si se tratase del sustantivo homófono paz, "tranquilidad", de ahí el cambio de género desde *Lugar do Paz (pazo < palatiom) a Lugar da Paz (latín pacem).

Testimonios de apócope similares: "in loco qui vocatur Pedre sub parrochia sancti Christofori de Azo in termino de Canba" (año 1247, Oseira. CODOLGA), actual San Cristovo do Az (Rodeiro, Deza - Pontevedra).

viernes, 1 de noviembre de 2019

Pazos, sendas naturales y los caminos a Santiago

Onde a vaca branca vaia face-la súa enfoscada,
eilí iremos nós a face-la nosa mallada (1)


Distribución de los pazos gallegos en relación con la visibilidad territorial y las vías de tránsito naturales - caminos de Santiago de Galicia. (C) Dolores González de la Peña - Visor do Catálogo das Paisaxes de Galicia.

Como partimos de la idea de que el pazo gallego es el origen de las comunidades castreñas, y no al revés, vamos desarrollando la idea incipiente que el profesor Moralejo esbozó en su artículo sobre Pazo, Busto y Arco: para ser consecuentes, pensamos que ya que los pazos fueron en su origen recintos pecuarios neolíticos, antecederán a los asentamientos castreños que se formaron junto a ellos en la Edad del Hierro.

Una forma de verlo gráficamente es observando la ubicación de los pazos en el Visor do Catálogo das Paisaxes de Galicia. Tenemos la suerte de que se han recogido estos primitivos recintos pecuarios como valores patrimoniales, ya que acabaron originando una tipología de construcción que merece su preservación. Los pazos pueden seleccionarse en la capa "Valores paisaxísticos culturais y patrimoniales" para ubicarlos sobre el mapa de forma individualizada, y así observar, si antes se activa la capa de "Visibilidade Estratéxica", el bajo índice de visibilidad de las zonas donde se sitúan los pazos (y sus correspondientes castros) gallegos.

Las zonas más claras son las de menor visibilidad, y coinciden con la traza de los ocultos caminos naturales, sobre los que, a su vez, se superponen los caminos a Santiago (los oficiales, con línea de puntos rojos). Salvo el tramo que iba ciertamente por Aranga, que se ha llevado por Sobrado, y algún otro atajo, los caminos a Santiago son vías de tránsito natural que transcurren por las zonas más ocultas y protegidas del territorio, elegidas por los animales en sus desplazamientos hacia zonas de pasto y cobijo (nichos ecológicos), donde el ser humano en su persecución acabaría por formar los primeros palatios o recintos pecuarios y, junto a ellos, los primeros asentamientos humanos. Quedan huellas en nuestro folklore de este episodio prehistórico. En Galicia hay varias poblaciones cuya fundación se vincula al hecho de que el lugar fue elegido para descansar por una vaca o un buey: Villafranca del Bierzo, Compostela y A Franqueira (1). En el caso de Villafranca la leyenda refiere un desplazamiento del ganado desde la sierra al valle motivado por un súbito enfriamiento climático que trae nieve a las malladas de montaña.

Si llamamos C a las condiciones estables climáticas de temperatura y humedad y al índice de visibilidad territorial requerido por N, nicho ecológico de una especie (en este caso, bóvidos o quizá simplemente ungulados) y T a la terraformación o articulación de un territorio antropizado, hasta podría expresarse como fórmula la relación directa entre T y C a través de N, una especie de demiurgo (2) o función matemática creadora de ecosistemas: f(N)C=T.

Discusión


En la obra de González Ruibal, Galaicos. Poder y comunidad (Brigantium, v. 19, 2006-2007), se dedica un capítulo a los "Paisajes castreños: La explotación del valle" (pg. 284-297). Una observación interesante sobre la ubicación de los castros asturianos, que el autor se guarda mucho de aplicar a Galicia, es que en Asturias "se produce una elección de poblados en función de los pastos, lo que coincide con la amplia cabaña bovina documentada para este período en castros como Llagú o la Campa de Torres". En Galicia no sería así, según el autor, porque "la agricultura es la base subsistencial de la mayor parte de los poblados fortificados de la Edad del Hierro". Esto mismo sucede en Tras-os-Montes, "donde el poblamiento parece estructurarse en función de los recursos ganaderos, más que a los valles agrícolas". A pesar de no aplicar el modelo transmontano y astur a nuestro país, en el mismo capítulo indica que en los castros del norte de Galicia "el elevado número de bóvidos reflejaría el papel central que estos animales poseían como medio de acumulación de capital económico y social [...] resulta llamativo, además, que sea en castros septentrionales donde se han descubierto forrajes (Brasicae / Sinapis)".

Se trata de un capítulo muy prolijo y con mucha información por lo que no puede evitar caer en contradicciones al defender a toda costa que el paisaje de los castros gallegos del Hierro II es fundamentalmente agrícola. No lo es, y la toponimia demuestra justamente lo que González Ruibal deja entrever, que sólo se salen del patrón ganadero la zona de Pontevedra y la costa oeste. Este esquema parece originarse en la Edad del Bronce, en la que ya se manifiesta, según la propuesta de Fidel Méndez, que "la ganadería de bóvidos resulta decisiva a la hora de la elección de un lugar de asentamiento" (3).


Distribución del fósil toponímico Bidueiro (bajo latín vitularium, "recinto para becerros o terneros") según la base de datos Toponimia de Galicia. Existe un vacío en la provincia de Pontevedra, donde precisamente se sitúan los castros cuyo medio de subsistencia era básicamente agrícola, como el de Follente, estudiado por Parcero Oubiña (4, 5).



Distribución del topónimo Busto ("pastizal") en el noroeste de la Península Ibérica según el mapa de Juan José Moralejo Álvarez. En las provincias de A Coruña y Lugo tiene una incidencia mucho mayor que en Pontevedra y Ourense. (C) JJ Moralejo, "Arco(s), Busto(s), Pazo(s) ¿toponimia de ganadería?" (As Tebras Alumeadas, 2005).


QED




(1)  Benavente Jareño, P. y Ferro Ruibal, X. 2010: O libro da vaca. Monografía etnolingüística do gando vacún, Xunta de Galicia y Centro Ramón Piñeiro, pgs. 1410-1413 para las leyendas y el refrán sobre la Vaca Branca, que a su vez fue recogido por Aquilino Poncelas Abella ("Os Contos populares do Bierzo", 1993) de su informante Francisco Garcia Pérez.
(2) Sobre los bóvidos como demiurgos, creadores del mundo y la civilización: Bruce Lincoln, Sacerdotes, guerreros y ganado. Un estudio sobre la ecología de las religiones, Akal, 1991. El mito masai de Naiteru-kop, "el iniciador de la tierra", describe el tiempo anterior a la creación del ganado como un tiempo caótico; el mundo llega a ser un mundo civilizado gracias a que el soberano celeste, Ngai, crea el ganado vacuno. Los nuer tienen un mito cosmogónico semejante que comienza en el momento previo anterior a la creación: "aún no había ganado sobre la tierra".
(3) Méndez Fernández, F. 1994: "La domesticación del paisaje durante la Edad del Bronce gallego", TAPA 51, nº 1, pgs. 77-94.
(4) Parcero-Oubiña, C. 1999: La Arqueología en la gasificación de Galicia, 7: Hacia una Arqueología Agraria de la Cultura Castreña. Trabajos en Arqueología del Paisaje 9. Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje, Universidade de Santiago. 
(5) Parcero-Oubiña, C. 2006: “Los paisajes agrarios castreños. Modelos de construcción del espacio agrario a lo largo de la Edad del Hierro del noroeste”. Arqueología Espacial 26: pg. 57- 85.