jueves, 31 de octubre de 2019

Las Esperales, A Bispeira y Nespereira

Castro de San Salvador de Ladra con su pazo (ie. palatiom, "aprisco para el ganado"). En la entrada al recinto pecuario, Ichoa y Vispeira / A Bispeira, y de la otra banda, otro recinto pecuario, A Parrocha. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

Afortunadamente para la reconstrucción histórica de nuestro paisaje, llegó un momento en el que los castreño-paciegos pasaron a expresarse en latín manteniendo los viejos referentes de su territorio. No tenía razón Wittgenstein con aquello de "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", más bien es al revés.

Puede verse en la fotografía aérea del Vuelo Americano que Ichoa, diminutivo del latín ustium,  "puerta", ocupa la situación de entrada al recinto pecuario del pazo; normalmente "se halla aplicado a una pequeña portezuela en la pared que rodea la finca, de acuerdo con la etimología; en este caso, el topónimo respondería al mismo orden de ideas que Cancela, Portelo, etc" (A. Palacio Sánchez, Toponimia del ayuntamiento de Pantón (Lugo), Santiago de Compostela, 1981).

Por su parte, Bispeira / Vispeira también ocupa la misma zona de salida, una situación en la que a menudo se encuentran topónimos que podrían estar semánticamente relacionados, como Meixón (Castro de Labrada) o Ameixoeira (cfr. portugués ameijoada «redil» y ameijoar «juntar o gado na malhada»).

El topónimo Vispeira según Cabeza Quiles designa un lugar donde habría nidos de avispas (Toponimia de Galicia, 2008, pg. 160). No le vemos mucha aplicación toponomástica a la avispa, latín vespa. ¿No vendrá, mejor, del latín vespera, "tarde-noche"? Cfr. Vispieres (Santillana del Mar), Vesperies (topónimo histórico citado por Plinio) o Hesperia.

En la vespera, "momento del día en que anochece", el ganado se esperaba para recogerlo a la entrada de los pueblos. Las Esperales es "un lugar de espera entre los vaqueros, en el camino del pueblo a las caserías del monte. [...] es la confluencia de caminos sobre El Trichuru de Güeches (Lena), donde se acostumbraban a juntarse los vaqueros procedentes de las distintas caserías de los altos, para intercambiar las novedades de la jornada. [...] parece un derivado de latín sperare" (Julio Concepción, Diccionario etimológico de toponimia asturiana, 2007). Considero muy razonable la etimología de Concepción, pero también me sirve vesperare, que significa lo mismo con el añadido del matiz nocturno. En asturiano la v- inicial desaparece en esta misma serie (esperteyu, "murciélago", derivado de vespera, "tarde-noche").

Así, A Bispeira de Ladra o la alzada de las brañas de Vispeiro en Navia de Suarna, podrían ser arcaicos derivados del latín vespera, indicando el punto de encuentro de los pastores al atardecer, sitios de espera del ganado.

El caso es que a los nísperos tampoco le vemos mucha aplicación como nombres de lugar, y menos en una época tan temprana como el siglo VI, cuando creo que todavía no se daban en Galicia: "quod dicitur Belsar et inde ad illa lagena et uenit ad Montem de Meta transiens Ferrarie flumen uenit ad Castrum Nesperarie et uenit Aeiroso monte, et protenditur ad montem Nauego ad Castrum ueniens Arborisulie, concludens per flumen Buuale" (año 572, Lugo. CODOLGA). Dado que la alternancia en posición inicial entre v- y n- se confirma por formas como vespa / néspora, "avispa", también sería aplicable a véspera / néspera, "tarde-noche", de donde saldrían los topónimos Nespereira en el sentido que hemos reconstruido de "punto de encuentro para recoger el ganado por la tarde".

Un testimonio del siglo XIII de Ferreira de Pallares nos habla de unos pastores establecidos con su ganado en Néspera: "vnus homo de cauto iuratus dixit quod audiuit dicere ad homines uedraes de Nespera quod sedebant cum suo ganato quod illos casales ubi fezerant domum quod erant Sancti Felicis".

miércoles, 30 de octubre de 2019

O Cargadoiro

Como orónimo hemos observado que O Cargadoiro / Cargadouro designa siempre el punto donde el monte carga más su peso sobre el suelo. El uso del mismo implica un ejercicio de geomorfología y conocimiento de la estructura de las montañas por parte de los paisanos, en concreto del punto exacto donde se sitúa su ángulo de reposo. O Cargadoiro es un elemento pasivo de sujeción, lo que soporta, como la pared de carga. Se trata de un término técnico geomorfológico de origen patrimonial, celta, para ser más exactos (celto-latín carricare, procedente del celta carrus). Nos parece mucho más preciso que los tecnicismos talud de gravedad, ángulo de reposo, etc. 

Hasta cierto punto es esperable que en algún caso estos lugares de paredes en pendiente se aprovechasen para deslizar fardos por ellos, como indica Julio Concepción que sucedía en Los Cargaeros de Tuiza (Lena): "dicen los vecinos de Tuiza que la yerba de Las Guarizas se cargaba en ramos y ramas en los altos de la pendiente, se empujaba suave y se deslizaba ella sola hasta los rellanos inferiores, donde se cargaba en forcaos y otros artilugios de arrastre" (Diccionario etimológico de toponimia asturiana, 2007). Entendemos que es un aprovechamiento derivado de la orografía de los Cargadoiros, y no el motivo por el que recibieron esta denominación.

Cristo do Pombeiro, O Cargadoiro (San Pantaión de Cabanas, Ourol).
(C) Dolores González de la Peña.

domingo, 27 de octubre de 2019

Miradoiro / Milladoiro / Humilladero

Según Julio Concepción, en asturiano miriar es "sestear el ganado en las horas de calor en torno al mediodía: se colocan frente a la brisa del norte en altos divisorios, colladas y collados orientados al mar, regueros, hayedos..., siempre evitando las moscas y los tábanos" (Las brañas asturianas: un estudio etnográfico, etnobotánico y toponímico, Julio Concepción Suárez, Adolfo García Martínez y Matías Mayor López).

Campo toponímico que expresa el lugar donde sestea el ganado: Miriaúriu (en Brañichín - Lena), Miriíru las Coronas (sobre Acebos - Lena). Campo léxico que expresa el lugar del sesteo: miriaeru, miriaíru.

Existe, además, la variante midiar o mediar, que según la etimología que se proponga (si de *meridiare o de *mediare, pues ambas aluden a la mitad del día) podría ser la forma más próxima al étimo.

En un documento ovetense del año 816 encontramos un posible miriaeru, que no sabemos si fue primero lugar de sesteo en las brañas y luego, por su situación elevada, un mirador natural, o al revés (lo que alteraría las etimologías propuestas): "ad illo miratorio, et per serra longa quomodo invertit aqua ad villa de Festoles" (CODOLGA). Quizá nuestros Miradoiros hayan sido también lugares donde el ganado sesteaba recibiendo la fresca brisa del mar que les libraba de las moscas, contemplando el paisaje.

Más claro es el ejemplo astur "et bustu quod dicunt Millatoris, et bustu quod dicunt Pando de Andruas" (año 891: CODOLGA). Busto o pastizal donde es improbable que haya habido un amilladoiro o cairn de peregrinación donde depositaban sus piedras los romeros.

En Sobrado, frente al Pazo da Casa do Gado hay un Amilladoiro, posiblemente un antiguo sesteadero reconvertido en hito de peregrinación.

Es curioso que el topónimo Milladoiro se encuentre en galaico-portugués bajo la forma antigua Mediatorio (Portugal, año 1072: CODOLGA), que encaja con el verbo mediar / midiar, "sestear al mediodía el ganado". No es corriente en gallego esta evolución del grupo dyod latino, lo normal es que directamente evolucione a una yod simple que termina por desaparecer: villa mediana > Vilameá. ¿Tal vez sea un préstamo de origen asturiano?

Humilladero


Quizá lo más adecuado sea recurrir al latín humiliare, "tomar contacto con la tierra, arrodillarse, postrarse"; acto que realiza el ganado cuando sestea. El étimo permite, como decía, explicar todas las formas y las derivas semánticas. Así, por ejemplo, el asturiano miriar, con cambio de líquidas, y sentido de sestear; el gallego Milladoiro / O Milladoiro, o el extremeño Humilladero, topónimo que designa lugares situados a las afueras de los pueblos, normalmente en el cruce de entrada, donde suele levantarse una ermita; un lugar apropiado para que el ganado se humille de rodillas para sestear. Dentro de esta hipótesis, el testimonio medieval portugués Mediatorio podría tratarse como pseudolatinización.

La deriva semántica hacia los acervos lapídeos o acumulaciones de piedras de los amilladoiros de peregrinación galaicos puede explicarse por la ubicación en los sesteaderos de estos hitos en el paisaje cuyo origen podría remontarse al pastoreo neolítico, como marcas para identificarlos en los recorridos de los cazadores-ganaderos-pastores (como los inuksuit del ártico); o bien, siendo prácticos, una forma de despejar el campo de piedras, para que el ganado estuviese más cómodo.

La Iglesia se ha aprovechado de la costumbre del ganado de arrodillarse para descansar enfocándola como reconocimiento de la potestad divina por parte de los animales irracionales. Esta táctica ha sido objeto de un curioso compendio de historias que aparecen en la Enciclopedia de la Eucaristía de Burguera y Serrano (1905): "Los animales irracionales confirman la Eucaristía". Podemos leer varios sucesos extraordinarios sobre animales que se arrodillan en algún lugar porque, según nos dicen, intuyen la presencia de objetos sacros, como una Custodia del Santísimo Sacramento enterrada, etc.

*     *     *
"et inde per arrogium de Aqua Leuata et per deesam domni Sensamiri ad illum humiliatorium de Penna" (año 1161, doc. de San Martín Pinario, Santiago de Compostela. CODOLGA).

Para este O Milladoiro santiagués, con o radical desgajada interpretada como artículo, se registran además las formas tardías milladero / milladoiro (1573), el omilladero de la Choupana (1614), l'omilladero junto a la Choupana (1615) - véanse las Fichas de síntese e documentación: a contorna en la web del proyecto Rochaforte, donde se indica su situación junto al camiño francés que va a Padrón.

Bueyes humillándose en la romería del Rosario de Humilladero (Málaga).
(C) J. Pedro Martín, 2015.

X.L. García Arias, en contra y muy seguro, advierte: "Los Mirios: sinónimo de moscar es miriar sólo que ahora se trata de una palabra originada en el latín MERIDIARE ‘dormir la siesta’ (EM). Su presencia puede dar lugar a topónimos del tipo Los Mirios (Ll) y acaso a otros en relación con el apelativo *miriaderu —> miriaíru, que no han de confundirse con los que se originan en el lat. *HUMILIATORIUM" (Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos).

domingo, 13 de octubre de 2019

Petra Madrazo: Pena Miraz (Os Miraces - Xermade)

Límites del coto del monasterio de Monfero en la Edad Media: "cauto igitur ipsum monasterium per suos terminos videlicet ab illo monte qui vocatur Petra Madrazo; deinde ad mamoas de Frexyo; inde ad paos de Comite" (López Sangil, José Luis, "Un problema resuelto: la fundación del Monasterio de Santa María de Monfero, los privilegios de Alfonso VII y su filiación al Císter", Estudios Mindonienses, nº 13, 1997, pgs. 621–683).

Ya tenemos el coto redondo del monasterio de Monfero casi completo, reducidos los topónimos en su forma medieval a los actuales. Era un territorio vastísimo. La Petra Madrazo nos llevó algún tiempo localizarla, así como las mamoas de Frexyo, porque se sitúan en una zona que se sale bastante de la forma del coto que esperábamos encontrar, más regular. Además, unas veces se menciona en la documentación medieval como punto de partida de la delimitación, y otras como punto de destino, enlazando directamente con ella a través de un recorrido que se supone, toda vez que ya se ha enunciado. El nombre Madrazo nos parece que está ligado precisamente a una función matricial en sentido figurado, de inicio del coto.

Las mamoas de Frexyo se localizan en O Fraixo (Xermade), una de ellas recibe el nombre de Medoña do Fiuco (cfr. O Fiouco, en A Pastoriza), posiblemente por situarse en un pequeño interamnium, *(am)bi-ouco.

Sobre ellas, la Petra Madrazo, actual Pena Miraz (Os Miraces - Xermade).

Pena Miraz, Os Miraces y Torre de Miraz (Xermade). (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

Isabel Velázquez Soriano en su estudio sobre las pizarras visigodas, Cuarta parte: estudio lingüístico, nos resume la opinión de Piel-Kremer sobre el topónimo Miraz, considerado precipitadamente de origen germano por parte de estos investigadores: "Piel-Kremer hacen derivar una serie de nombres de "*Mira(ne)", entre ellos el patronímico "Mirazi", documentado en los años 981 y 1078 en documentos portugueses, y calificado de "patronímico con sufijo especial", aunque sin especificar cuál; también el topónimo "Miraz" en Lugo".

1. La correcta reducción de Petra Madrazo a Pena Miraz, o incluso a la Torre de Miraz, nos permite rechazar de plano la etimología basada en el patronímico germano Mirazi. Madrazo viene a ser desde ya mismo el étimo correcto, un derivado del latín matrem, "madre", que experimentó vocalización de la d > i en sílaba trabada dr, inflexión o cierre total de la vocal abierta a por la yod subsiguiente, y apócope. Se trata de una de las formas apocopadas cuya existencia predecíamos teóricamente, que ya anunciamos en trabajos previos (Goiriz y O Buriz); ahora ya no cabe cuestionarlas.

2. Al no ser posible sostener por más tiempo la hipótesis patronímica de Mirazi, tampoco cabe aducir, para explicar Os Miraces, que se trata de un topónimo que alude a la familia o descendientes de un primitivo fundador denominado Mira (nomen possessoris). Caen por su propio peso este tipo de explicaciones cuando se generalizan (en esta línea: Cabeza Quiles, Toponimia de Galicia, 2008: entrada "As Ouxeas", donde trata la toponomástica del tipo Os Luises, Os Vieites, etc.). Os Miraces se formó a partir del topónimo Pena Miraz para indicar los terrenos situados bajo ella, o bien, como gentilicio que designaba a los habitantes de Pena Miraz.

QED

sábado, 12 de octubre de 2019

O Freixo

Los topónimos son marcadores territoriales que nombran el paisaje natural o artificial, muchas veces dando cuenta de las actividades antrópicas que se desarrollaron sobre él, o dando cuenta de otras actividades ejecutadas por otros seres vivos y percibidas, en todo caso, evidentemente, por el ser humano. Existe una estrecha relación entre toponimia y paisaje, un vínculo íntimo absoluto.

Este estrecho vínculo hace de la displicina toponomástica una herramienta indispensable para la caracterización histórica del paisaje (Historic Landscape Characterisation o HLC), en un sentido diacrónico que puede abarcar desde la prehistoria hasta la época actual.

Es por este motivo que debemos revisar prácticamente todas las propuestas etimológicas formuladas hasta la fecha, comprobando in situ y mediante la cartografía disponible en los visores SIG de nuestro territorio, y recurriendo a disciplinas auxiliares (historia, arqueología, etnografía, botánica, geología, agronomía, etc.), para verificar la adecuación entre la propuesta filológica y su referente real.

No exagero cuando digo "todas" ya que entre los topónimos más transparentes encontramos fósiles lingüísticos homófonos de léxico moderno que no guarda relación etimológica con ellos. Asimismo, la revisión permitirá precisar el significado exacto de topónimos aparentemente bien estudiados, como puede ser Pazo < latín palatium, "residencia señorial", orientando la investigación al tipo de asentamiento y época, y a su relación con otros topónimos del entorno. En este sentido, es modélico el estudio de Juan José Moralejo Álvarez sobre la toponimia de ganadería: "Arco(s), Busto(s), Pazo(s) ¿toponimia de ganadería?" (As tebras alumeadas: estudos filolóxicos ofrecidos en homenaxe a Ramón Lorenzo / coord. Ana Isabel Boullón Agrelo, 2005,  pgs. 219-238). En él nos descubre que los Pazos fueron apriscos de origen neolítico para el ganado. Hubschmid nos ofrece como ejemplo metodológico impecable su impresionante estudio sobre los topónimos (y léxico) derivados del latín quadrum, "mojón", en la Romania; un estudio de 1985 en el que ya utilizaba como corpus los datos cartográficos disponibles. Éstos le permitieron comprobar la deriva semántica del término, que fue utilizado como sinónimo de monte en rumano y albanés.

Por un lado, con esta revisión se evitaría que los estudios transversales o multidisciplinares que utilizan las etimologías toponímicas actualmente disponibles, carentes en su mayoría de verificación del referente paisajístico (lastradas por tradición academicista), lleguen a conclusiones erróneas. Supongamos un estudio botánico que eche mano de los datos actuales para explorar un entorno nombrado con Abelleiras, Ameixeiras, Ameneiros, Bidueiros, Bieiteiros, Castiñeiras y Freixos; concluirá que describe un paisaje exclusivamente vegetal en el que crecían ciruelos, alisos, abedules, saúcos, castaños y fresnos, y en el que se realizaba un aprovechamiento apícola.

Como hemos demostrado en varias publicaciones previas de este blog, el método etimológico sumado a una prospección in situ o mediante los visores SIG disponibles, con el recurso a las disciplinas auxiliares mencionadas anteriormente, evidencia que los topónimos Ameixeira en algún caso son corrupción del sustantivo ameixoeira, "aprisco para el ganado", un derivado del latín mansionem, "lugar de habitación"; los Ameneiro derivan del latín amnem, "río", y se encuentran todos en las riberas fluviales; los topónimos Abelleira y Bidueiro (mejor Vidueiro) se aplican a recintos pecuarios, son derivados del latín vitulum, "becerro"; probablemente Castiñeira en algún caso se aplique al recinto circular que rodea las fortificaciones castreñas; por su parte Bieiteiro podría estar indicando tierras de cultivo benditas o recintos pecuarios benditos, destinados al ganado doméstico, según concepciones etnográficas y prácticas tradicionales de bendición de tierras y ganado. Con un nuevo método de revelado la fotografía del paisaje histórico es completamente distinta al anterior, mucho más rica en matices, y mucho más parecida al paisaje actual (o de mediados del siglo pasado).

Otro ejemplo de utilidad para futuros estudios transversales en la caracterización histórica del paisaje es el trabajo de Hubschmid mencionado. A partir de él podrá comprobarse sobre el territorio la delimitación del mismo en épocas pretéritas, verificando que los topónimos del tipo Carelle o Courel, etc. se corresponden con centuriaciones o delimitaciones territoriales cuyo origen y estructura será necesario investigar en profundidad.

Pero sobre todo, con esta revisión sistemática la disciplina toponomástica será, como tenía que haber sido desde el principio, la herramienta fiable e indispensable para la comprensión y caracterización histórica del paisaje nombrado, que es el único existente, pues lo demás es un desierto o un Páramo, un territorio desprotegido sin nombres.

Círculo lítico de O Freixo (As Pontes de García Rodríguez). El círculo está en el lugar de Bidueiral en un campo de mámoas; como ya demostré en una entrada previa del blog, el topónimo no tiene relación alguna con los árboles llamados bidueiros, sino con curros para vitulos (latín vitularia > vidueira) o sea, para becerros. La adecuación del descriptor microtoponímico al paisaje antropizado pone de relieve la continuidad hasta la romanización de formas de vida basadas en la ganadería originada en el neolítico.
(C) Dolores González de la Peña, 2008.

Sobre el topónimo Freixo y derivados se pronuncia Gonzalo Navaza de forma adecuada, incluyéndolo con las suficientes reservas en su obra Fitotoponimia galega (2006). Nos remite a la propuesta que formuló el Padre Sarmiento, latín frango, "romper, quebrar". Se trata en la mayoría de los casos de parajes abruptos donde nunca hubo fresnos (latín fraxinum), o a lo mejor sí, pero de casualidad. Xosé María Ferro Formoso, de As Pontes, me indica amablemente que "polo noroeste do Cemiterio Parroquial de San Xoán do Freixo, atópase a 200 metros o Serrón de San Xoán, un terreo quebrado" que da soporte a nuestra propuesta, encajando a la perfección con la etimología facilitada por el Padre Sarmiento hace más de 200 años.

viernes, 11 de octubre de 2019

Límites del coto de Monfero: los petroglifos de Vilarmaior

Al trabajar sobre la toponimia del coto del Monasterio de Monfero en la Edad Media, identificando los nombres antiguos con los actuales, comprobamos en el Visor PBA de la Xunta de Galicia que los límites territoriales del coto por el suroeste coinciden completamente con la zona de dispersión de los petroglifos de Vilarmaior, localizados y estudiados por el Grupo de Arqueoloxía da Terra de Trasancos en dos artículos:


El texto que analizábamos era un documento del año 1261 (Arquivo do Reino de Galicia, pergamino nº 117/1): "Ende como tende por entre uila Joane & Prada en derecto á aquella mamoa das esqueeyras de uila cháá. ende pelo fogio de Uilarino. ende pelo porto de Riouro a o[c]teyro de sobre Cerquido ende como entra no Rijo de Lanbre Ao porto dos carros" (José Antonio Souto Cabo, Documentos galego-portugueses dos séculos XII e XIII, Revista Galega de Filoloxía, Monografía 5, 2008).

De Vilariño (San Xurxo de Torres - Vilarmaior) se pasaba a O Marco do Río, y de ahí al outeiro sobre Cerquido, cerca de A Ponte Vella do Lambre (Ambroa - Irixoa), de este outeiro de Cerquido se continuaba siguiendo el curso del Lambre hasta el Porto dos Carros, actual Ponte dos Carros, un poco más abajo de A Ponte Vella.

O Marco do Río, límite del coto de Monfero en la Edad Media: petroglifos de O Penedo do Boi y petroglifos y marco de A Parrocha.
(C) Visor PBA de la Xunta.

Outeiro sobre Cerquido o Monte do Cerquido, continuación hacia el sur del límite medieval del coto de Monfero: Petroglifos de A Peneda y de A Chousa de Anido.
(C) Visor PBA de la Xunta.

Comprobamos que las delimitaciones territoriales actuales, como es el caso del límite territorial entre Vilarmaior e Irixoa, se corresponden con antiguas delimitaciones territoriales medievales (coto de Monfero), y que éstas, a su vez, se sirven de límites prehistóricos (petroglifos de Vilarmaior). La toponimia de la zona corrobora la existencia de límites anteriores a la ocupación monástica con los topónimos Cerquido y Parrocha, cuya etimología hemos revisado en el blog.

La alta concentración de petroglifos en esta zona se debería, en nuestra opinión y tras reconstruir y seguir los límites del coto medieval de Monfero, a que en este sector el territorio no está delimitado de forma natural por ríos o cordales.

A Cernada

Forma circular de A Cernada (Cospeito) bajo Vilar de Nuño (Abadín).
(C) Visor de la base de datos Toponimia de Galicia.

La hipótesis etimológica aceptada sobre el origen del topónimo A Cernada y sus variantes (Cernadiña, etc.) es la de que proviene de "terram cineratam" o quemada. Así se pronuncia el profesor Porto Dapena sobre A Cernada de Cedeira: "etimolóxicamente, contra o que puider parecer, nada ten que ver coa palabra cerna, senón co latín CINIS, -ERIS 'CINZA'; o topónimo, efectivamente, vén de (TERRA) CINERATA, participio dun hipotético verbo *CINERARE 'queimar, reducir a cinza', e, polo tanto, o seu significado é o de 'terra queimada', en clara alusión -xa se ve- ao sistema de cultivo mediante rozas, tan frecuente noutros tempos e consistente, como é sabido, en cavar os terróns dunha leira e logo queimalos para sementar nela algún cereal, maiormente centeo ou trigo" (Diccionario toponímico do concello e ría de Cedeira, Universidade da Coruña, 2014). En este mismo sentido se pronuncian todos los investigadores que han estudiado este topónimo: Moralejo Laso (Toponimia Gallega y Leonesa, 1977; Rivas Quintas (Toponimia de Marín, 1982); Cabeza Quiles (Toponimia de Galicia, 2008).

La mención a cerna por parte del profesor Porto Dapena nos lleva a comprobar en el Dicionário Estraviz el significado de este término; verificamos que se recoge como segunda acepción "ato ou efeito de cortar árvores", que vemos más adecuado para los trabajos de desmonte previos al cultivo. Es probable que el profesor haya consultado otras obras que sólo recogían cerna en su primer sentido de "vigoroso, forte, robusto".

En el mismo Dicionário Estraviz, cernar:

(1) Descascar, descobrir o cerne.
(2) Extrair o cerne.
(3) Podar árvores.
(4) Sangrar árvores.

Y en el lema cerne:

ADJ.
(1) Duro, resistente, tratando-se de cousas difíceis de lavrar: esta madeira é bem cerne.
(2) O interior, o que está muito dentro, o íntimo.
(3) Ato de estar fecundando-se as plantas: esta vinha está no cerne.
S.M.
(1) Parte central e mais dura do lenho das árvores, a mais rija e a mais escura, também designada durame ou durâmen.
VAR. Cerna.
(2) fig. Rijeza.
estar em cerne: estar em princípio, não estar ainda acabado.
[lat. *cernu]

Por lo expuesto, conviene revisar la etimología propuesta hasta la fecha y verificar si es posible conectar nuestros Cernadas con cerna en su segunda acepción, y con la evolución que ha experimentado el latín circinare, "trazar un círculo, cortar en círculo, cortar", en Francia, dejando su correspondiente huella en la toponomástica: Cerneux, Cernois, Cernex, Cernion, Cerney, Cernoy, Cerniz, Cerny, Cernier, Cernière, Cernoniers, Scierne, Surceneux, Cerceneux, Cercenée. Todos estos nombres de lugar los estudia Georges Plaisance en "La toponymie des défrichements et des déboisements" (Revue Géographique de l'Est, 1962, nº 2-3, pgs. 221-232) indicando que derivan del latín circinare: "si l'on adopte l'étymologie latine circinare « tracer en rond », il s'agit probablement de défrichements plus ou moins circulaires à l'origine". El motivo de este cercenamiento del monte parece haber sido en el país vecino la obtención de poix, resina de pino. Además, concluye: "on a dit, il est vrai que certains [nombres de lugar] désignent des enclos et non des défrichements".


Tenemos como punto de partida el latín circinare, "trazar un círculo, talar el bosque formando un recinto circular", que habrá experimentado una reducción silábica por haplología. El sustantivo gallego cerna, "ato ou efeito de cortar árvores", tiene evidentemente relación etimológica con esta familia léxica. Por otra parte, los datos franceses nos indican que los topónimos del tipo Cerneux o Cercenée pueden tener como referentes tanto el desmonte en sí como los recintos más o menos circulares que se formaban al clarear la foresta.

En nuestro territorio hemos comprobado en el visor de la base de datos Toponimia de Galicia que las cernadas fueron efectivamente recintos más o menos circulares resultado de trabajos de desmonte por talas que clarearon el bosque; hoy en día muchas de ellas colonizadas de nuevo por reforestaciones de eucaliptos.

Asimismo, verificamos que en el léxico medieval del noroeste existió cercenare con el sentido de cortar leña: "aquis aquarum et ligna siluarum et siue in cercenatio uel ubi illa potueris inuenire" (año 1025, Colección documental de la Catedral de Astorga, ed. Gregoria Lavero Domínguez y Mª Encarnación Martín López). Se refiere al derecho sobre la leña del bosque, tanto procedente de corta como la que se pueda encontrar (normalmente, la que ha caído al suelo).

Existe relación, por lo tanto, entre los derivados de circinare y los de praesecare (Prexegueiro / Pesegueiro). 

Las acepciones relacionadas con el vigor (vegetal) aducidas por el lexicógrafo Estraviz podrían explicarse como en la frase verbal "as sardiñas están en comida" (en el momento mejor para comer); "as árbores / viñas están en cerne" (en su mejor momento, anunciando que pronto se podrá realizar la tala, sangrado o el tipo de aprovechamiento al que están destinadas).

No se nos escapa, por otra parte, que el cerne o cerna cuyas acepciones están relacionadas con el vigor vegetal y con la parte fibrosa o duramen de las ramas de los árboles, guarda parentesco etimológico (y semántico) con los términos que designan la cuerna de los cérvidos, también considerada tradicionalmente un atributo cuyo aspecto y crecimiento se asimilaba al de los vegetales.

"Sem. *karn- 'horn': Akkad. karnu, Ugar. krn, Hebr. keren, Arab. karn-, which continue the Indo-European derived form *khr-n- 'horn': Lat. cornu, Goth. haurn, OE, Engl. horn, OHG horn (Ger. Horn)" (Gramkelidze e Ivanov, Indo-european and Indo-europeans, Part I, 1995, pg. 773).

Es muy probable, entonces, que haya habido confluencia entre:

  1. los derivados del latín circinare, "cortar" > A Cernada (Galicia), Cercenée (Francia); cerna, "ato ou efeito de cortar árvores"
  2. los derivados del indoeuropeo *khr-n-, "[duramen], cuerno" > cerna, "parte central e mais dura do lenho das árvores, a mais rija e a mais escura, também designada durame ou durâmen", cuya primitiva acepción, que suponemos proveniente del reino vegetal, se habría conservado intacta en Galicia.

jueves, 10 de octubre de 2019

San Paio - Irixoa

Coto del Monasterio de Monfero, año 1135:

"cauto igitur monasterium ipsum per suos terminos, videlicet, a termino illo qui dicitur Petra Madrazo, deinde ad Portum de Vite, inde sicut tendit ad Portum de Iohanne Pallo, deinde ad Mamoas de Freixo, deinde ad Portum de Histrimil, deinde in directum ad Caput de Iove" (José Luis López Sangil, "Un problema resuelto: la fundación del Monasterio de Santa María de Monfero, los privilegios de Alfonso VII y su filiación al Císter", Estudios Mindonienses, nº 13, 1997.

Por el momento tenemos identificados con claridad tres topónimos:
  1. Portum de Iohanne Pallo = San Paio (Irixoa), al pie del antiguo Camiño Real de Betanzos a Monfero
  2. Portum de Histrimil = Cordal de Estremil, en la Serra das Medoñas de Galiñeiro (límite entre Aranga, Monfero y Guitiriz)
  3. Caput de Iove = Modia de Cordixove (Xove Vello, Santa María de Labrada - Guitiriz)
Los tres lugares se mantienen en los márgenes de los límites territoriales actuales, por lo que es fácil localizarlos en un mapa siguiendo los mismos.

De los tres, llama especialmente la atención la grafía Iohanne Pallo y su resultado actual San Paio, con despalatalización x > s, en vez del esperable Xan Paio. Evidencia, asimismo, una pronunciación lleísta de la yod proveniente del grupo gyod de Pelagio, si es que procede de este étimo. Incluso, la grafía Iohanne podría haber estado intentando representar una pronunciación africada palatal, chan < planum (*planum palleo?; de aplicación también a la medoña de Xan Rei en O Alto do Xestoso - Monfero, *planum rivi?). En cualquiera de los dos caso, el resultado actual San Paio es un falso hagiotopónimo más a añadir a la lista, que con esta aportación se verá incrementada considerablemente.

Túmulos en la Serra das Medoñas de Galiñeiro (Aranga). (C) Dolores González de la Peña, 2007.

El Caput de Iove marcado por la tumba neolítica de Cordixove puede ser un importante testimonio de la existencia de montes en nuestro territorio consagrados a Júpiter (cfr. "Piedra Xueves" en el Diccionario Etimológico de Toponimia Asturiana de Julio Concepción: "En estas piedras se rendía culto al dios correspondiente, como supuesto protector directo de personas y animales [...]. Muchas creencias, amuletos y costumbres entre los pastores y vaqueros para prevenir los rayos".

Terras cultas - Terras colendas

En nuestros cartularios medievales coexisten ambas formas de referirse a las tierras cultivadas "terras scilicet cultas uel colendas" (Toxosoutos, año 1138: CODOLGA), participio y gerundivo del latín colere, con varios significados que van desde cultivar a habitar, pasando por el religioso de rendir culto o adorar.

La forma Colenda existió como topónimo: "domine Petre Pelagii de Colendas" (Vilar de Donas, año 1260: CODOLGA). Su evolución sería *Coenda > Coonda, o bien *Coenda > Cuenda, con resultado final Conda o Quenda, que coincide con el de otras series de topónimos provenientes de comite y calenda, respectivamente: As Quendas (Castro de Rei), A Conda (Tomiño, A Pontenova, Viveiro). De los varios Condado que salpican nuestro territorio, algunos podrán ser efectivamente comitatos o encomiendas territoriales, otros, tal y como han propuesto Alarcos Llorach ("Toponimia Asturiana. El Condado", Valdediós, 1970) y Martín Sevilla (Toponimia de origen indoeuropeo prelatino en Asturias, 1980), podrán provenir del céltico condate, "confluencia de ríos", pero también alguno podrá ser un derivado de illa (terra) colenda > A Conda, de donde *O Condado en el sentido, todavía no verificado, de conjunto de tierras dedicadas al cultivo.

Topónimos Coitío según el visor de la base de datos Toponimia de Galicia.

Podemos seguir el rastro que los derivados del latín illa (terra) culta han dejado en nuestra toponimia: A Agra da Coita (Arzúa), A Coita (Arteixo), As Coitas (Ferrol), As de Coita (Oza dos Ríos), A Coitía (Cangas), A Coitivada (Cangas) y los numerosos Coitío exclusivos de la zona que va de Oza dos Ríos a San Sadurniño pasando por Aranga y Monfero y que son índicadores del minifundio territorial, base de la economía familiar gallega.

Llama la atención el participio redundante de Cangas, A Coitivada, que pudo haberse formado por analogía con estivada, puesto que en gallego no existe el verbo *coitivar del que sacar este participio. Por su parte, las formas Coitío y Coitía parecen provenir, mejor, directamente de una forma bajomedieval cultivum. "Coita, Decoita, Coitío que abundan bastante na Coruña [...] teñen a súa orixe en cultus (terra culta ‘cultivada’)" (Santamarina, "Contribución para unha toponimia dos montes comunais", 2017). 

Gundemaro, el primer lobishome

Si nadie duda de que los vampiros sean de Transilvania, tampoco debería cuestionarse que los hombres lobo sean gallegos. Y no estoy pensando precisamente en el primer serial killer de la historia, nuestro Manuel Blanco Romasanta, el Hombre Lobo de Allariz que se anticipó nada menos que al famoso destripador Jack the Ripper, o a Garayo, el Sacamantecas. No. Me estoy refiriendo al humilde y olvidado Gundemaro, el primer lobishome del que tenemos constancia documentada nada menos que en el siglo XI.

Sabemos por un documento de Celanova del año 1062 que fue vecino de Carpazás (Bande) donde tuvo propiedades y casa. El menor de siete hermanos, todos varones, nació probablemente con el cambio de milenio, y murió sin descendencia; su condición de lobishome, que no ocultaba, lo predestinaba al celibato.

El hecho de que en este texto de carácter jurídico o notarial se le nombre con naturalidad como "Gundemaro Lubusome" es significativo del alto grado de integración social de Gundemaro entre sus vecinos. También es indicativo de nuestro carácter: tenemos una forma de ser que no se altera ante los hechos más prodigiosos como era, sin duda, la licantropía. "Pobre Gundemaro; bastante ten co seu!". 

Discrepo, por lo tanto, de la opinión de Gonzalo Navaza ("Lendas e toponimia", Actas da X Xornada de Literatura de Tradición Oral, 2017), que sugiere que el alcume de Gundemaro sería una referencia humorística a su físico peludo o velloso. Nada más lejos de la realidad. Tenemos pruebas contundentes de que Gundemaro fue efectivamente el primer lobishome conocido de la historia, un lobishome plenamente integrado en sociedad, y hasta podríamos aventurar que apreciado por sus vecinos, porque alcumes así no los tiene todo el mundo.

Como decíamos, el paisano gallego está acostumbrado a convivir con el realismo mágico y lo sobrenatural, se mueve con soltura en un paisaje decorado por elementos amedrentadores que inquietarían al más templado. Podemos echar un vistazo examinando la escalofriante toponimia del país:

1. Difuntos y Santa Compaña. Miedos básicos: ataúdes, sangre, brujas.
A Caseta da Pantasma (Castrelo do Val), O Camiño das Ánimas (Condós - Paderne), Camiño dos Defuntos (varios lugares), Carril das Estantigas (casco urbano de Lugo), O Sartego (Fene), Ataúde (Salceda de Caselas), Cadaleito (Palas de Rei), Regosangüento (Xove), A Chousa das Meigas (Ponteceso), y el genérico Camiño dos Medos (Tomiño).

2. Thriller
En Lobios, en cambio, sienten cierta preferencia por el género de misterio o thriller, conformando auténticas series policiacas toponímicas en miniatura: Onde Morreu o Can do Bastián, A Cabana onde Morreu Martiño y O Curral onde Morreu Martiño (parece que no está claro dónde murió Martiño exactamente); Onde Morreu a Becerra do Frade, Onde Morreu a Cacolla, Onde Morreu a Nacha (¿Ignacia?), Onde Morreu o Boi, Onde Morreu o Landrún (sinécdoque motivada por Henri Désiré Landru, asesino en serie francés, lo que nos pone sobre la pista de la existencia pretérita de otro serial killer en Lobios), Onde Morreu o Cura y Onde Morreu Manuelciño.

Este pequeño recorrido por los topónimos góticos de nuestra geografía nos ayudará a continuar con la historia de Gundemaro, pues el resto de los datos que tenemos sobre él los hemos deducido de la toponomástica de la zona ourensana.

Deslinde entre el Monasterio de Santa Comba de Naves, Outariz y Conchada en el que se identifica una Pena Lobisómea de Voitres: "Diuiserunt etiam Canedum de Outariz et de Sancta Columba per Cautum Ueterem qui est prope domos de Outariz, deinde per marchos et cruces fixas in lapidibus ascendendo, deinde per iuxta pennam Lubusomeam de Voytores, deinde per cruces de sub casali de Conchaada et inde in directum per alias cruces usque ad marchum de Aqua Derribada et ex alia parte riuulj de Aqua Derribada per crucem que est fixa uersus Azzageedo iuxta Coussum Uetus" (documento de Santa Comba de Naves, año 1230).


Lamentablemente el microtopónimo ha desaparecido, aunque podemos restituirlo justo bajo Conchada, en el lugar de Pena junto a Botrón (que ha de ser el "Voytores" del documento medieval).

El documento aporta contexto a la licantropía ourensana y prueba que Gundemaro no padecía hirsutismo o exceso de vello corporal. La Pena Lobisómea, rodeada de sus buitres esperando la carroña, llevaría este nombre por ser uno de esos lugares apartados a los que se retiraban los licántropos durante el periodo de transformación en lobo. En otros textos se nombra más claramente como Pena Lubusome o Pena Lobusome.

En Manzaneda, también en Ourense, existe un lugar llamado O Lobishome.

Para ir finalizando nos limitaremos a apuntar un dato importante: el nombre propio germano Berulfo, que abunda en nuestros cartularios medievales desde el siglo VIII como nombre de abades y presbíteros, es equivalente a werulf, "hombre lobo": "per lunationes homines in lupos mutari, quod hominum genus gerulphos Galli nominant, Anglici vero werewlf dicunt". Berulfo es exactamente Lobishome en gallego.

Según Peter Arnds "The Middle Ages produced both the vargr and the berserkr, the latter expressing the concept of the wolf warrior, fighting naked or clad in a wolf or bear skin" (Lycanthropy in German Literature, 2015). La costumbre de los guerreros germanos de transformarse en lobos (o en osos) mediante el disfraz con la piel del animal nos pone sobre la pista de la introducción de esta creencia en Galicia con la llegada de los suevos. La creencia se asentó, mientras el rito continuaba practicándose esporádicamente, durante los siglos oscuros, hasta consolidarse tardiamente en el folklore de los lobishomes.


Grabado encontrado en Öland, Suecia, mostrando a Odín seguido por un berserker. (C) Wikipedia.

Por otra parte, ese vargr es sospechosamente parecido al vakner con el que se encontró el obispo armenio Martiros de Arzendjan en su viaje a Fisterra en el siglo XV. Fernando Alonso Romero considera que se trataba de un hombre lobo basándose en el parecido entre vakner y el antiguo nórdico vargr, "lobo" (Xacopedia: Vakner).

martes, 8 de octubre de 2019

Goiriz y O Buriz

Campo do Cristo de Goiriz (Vilalba). (C) Dolores González de la Peña, 2019.

Al pie del camino que desciende del Castro de Goiriz, en el punto en que se junta con la Nacional 634 (antiguo Camiño Real y primitivo Camino del Norte a Santiago de Compostela) se sitúa el Cristo de Goiriz. Se trata de un Cristo cuyo origen se remonta a una cruz de los caminos, no cristiana, y representa el cruce o intersección viaria.

El topónimo Goiriz en el milenario contexto ganadero del interior de Lugo tiene aspecto de ser un derivado del indoeuropeo *gwou, "vaca" con la misma sufijación que los numerosos A Vacariza, A Ovellariza (Oia) o que As Gorizas (Ribadeo), no tiene nada que ver, por lo tanto, con la antroponimia de origen germano a la que suelen adscribirse todos los topónimos rematados en -riz (1). Su primera documentación como "sanctus Iacobus de Goirit" (año 1124, Mondoñedo: CODOLGA) es compatible con una confusión entre -z y el archifonema resultado de la neutralización -t / -d en posición final; encontramos grafías como "Ramirit" que apuntan a este fenómeno en una época temprana.

Existe, por otra parte, una posibilidad más cercana en el tiempo que el indoeuropeo. Si nos vamos a las formas leonesas guaricia, buiriza, buriza, boiriza, “lugar acotado para el pasto”, se podría postular la posibilidad de que sean derivados del latín bovem, de donde "la base *bo(v)aricea o *boaricia" (Le Men Loyer, "Léxico del leonés actual", 2007) que permite explicar tanto Goiriz como O Buriz (Guitiriz), documentado en el año 1157 como "sancti Petri de Ouorit" (CODOLGA), formas apocopadas (2) y en masculino, por concordancia con sustantivos elididos como predio, pasto, curro, etc. Aunque probablemente sea mejor partir de la forma documentada, y no supuesta, que recoge Du Cange boaria, "stabulum boum" o foro boario, mercado de ganado bovino.

Merece citarse, por lo detallado, la entrada sobre La Guariza del Diccionario etimológico de toponimia asturiana (2007) de Julio Concepción: "las voces guariza, güeiriza, bueiriza..., designan 'los pastos comunales acotados para los bueyes' de labor y de recría. Más tarde, 'lugar de pasto para los bóvidos en general'. En los pueblos asturianos a la falda de las peñas, todavía se recuerdan estos pastizales reservados a los gües: habían de ser lugares próximos a los poblados y de buena calidad. En Casu, todavía recuerdan bien los lugareños la función de la guariza: era el pastizal acotado cerca del pueblo, en el que cada vecino metía a pastar su parexa de gües, todo el año. Por esto había de estar a una distancia prudente de las casas [...] Se considera derivada del latín bouem ('buey'), a partir del posible *bouaricea, *buariza, guariza". También la entrada La Boriza, donde menciona el interesante testimonio medieval "boira bacarea", que claramente se relaciona con pastos para vacas, no para bueyes, como indica el autor.

Besteburiz (Ourol), según esta propuesta, podría interpretarse como solución de un *busto boaricio.

(1) Cfr. Baudiricus para O Buriz, según Machado.
(2) Puede seguirse un procedimiento similar al que se usa para concluir que los topónimos Espariz y Espariza provienen del mismo nombre de posesor germano (Spanarico). También el sustantivo vacariz, "coiro de boi ou vaca curtido", puede apoyar la evolución por apócope. Asimismo, Outariz (Ourense) y Soutariz (A Sariña - Chantada), de difícil encaje en la antroponimia germana.

viernes, 4 de octubre de 2019

El espíritu de los animales

Del Castro de Vilouzás en Condós (Paderne) sale un largo camino pecuario que lleva al Rego da Azureira. Tiene el interesante nombre de Camiño das Ánimas. Como camino pecuario suponemos que la etimología ha de estar relacionada con animalia, cuyas derivaciones en gallego han ido hacia la pérdida de la vocal pretónica y la conversión en lateral de la n en posición implosiva. Así se registra en un documento de Toxos Outos del año 1259: "una uaca tenrraria et unum almalium et unum anelium [< agniculum]". O Curral dos Almallas (Muíños - Requiás); Porto Dalmallos / *Porto Salmallos (en Aranga, junto al límite con Guitiriz y cerca de A Pena das Cruces: registro catastral del Visor PBA de la Xunta).

Dado que anima, "espíritu, aliento vital, alma", y animalia, "animal, dotado de espíritu, ser animado", tienen un mismo origen, no extraña que la etimología popular las haya reunido de nuevo, haciendo de un Camiño das *Animallas, un Camiño das Ánimas. No obstante, dudo que sea mera asociación por homofonía, ya que todavía estamos lejos de precisar cuál es el valor simbólico o el significado último del ánima en la concepción mítica galaica. ¿Habrá algún vínculo entre nuestras ánimas y los espíritus animales que desempeñaron un papel principal en las religiones de la prehistoria?

Según la tesis de Lara D. Bishop (The Social Significance of Cattle in Early Neolithic Southern Britain, Universidad de Manchester, 2016) los frecuentes enterramientos de ganado doméstico en los long barrows (túmulos), chambered tombs (dólmenes) y causewayed enclosures (recintos de terraplén circular) del neolítico británico se deben a que los animales recibieron un tratamiento semejante al de los humanos, considerándolos parte de la familia o clan, ligados a los ancestros.

Boma masai con sus caminos pecuarios periféricos. (C) Yann Arthus Bertrand.

La tesis de Bishop en realidad admitiría otra formulación: ¿en el neolítico los animales recibieron un tratamiento similar al de los seres humanos, o tal vez los humanos comenzaron a ser tratados con el mismo rango y consideración que tenían los animales, hasta desplazarlos? En el poblado masai de la fotografía el recinto pecuario ocupa el centro, mientras que en los recintos castreños, la croa está ocupada por los humanos, y los curros pecuarios se sitúan en la periferia.

Animales benditos, O Bieiteiro



  1. "Animales benditos puede haber muchos, pero conocidos no se trata na más que el buey, la vaca..." (María Cátedra Tomás, "Bendito y maldito. Categorías de clasificación en el universo vaqueiro", Cuadernos del Norte, nº 35, 1985, pgs. 70-85).
  2. "Son benditos además los animales domésticos (a excepción de la mula) y especialmente la vaca y el buey" (María Cátedra Tomás: "Algo fuera de su sitio: El origen de las enfermedades entre los vaqueiros de alzada", en Los espacios rurales cantábricos y su evolución, ed. García Merino, 1990).

Según se desprende de estos testimonios, bieito a nivel popular pudo haber sido sinónimo de animal doméstico frente al salvaje, y más concretamente del ganado bovino. El microtopónimo Bieiteiro alrededor de pazos (junto a Pazo, San Fiz de Monfero), castros y en parajes dedicados al pastoreo puede indicar un prado destinado al ganado doméstico vacuno si no le vemos aplicación como fitotopónimo en el sentido botánico de bieiteiro, "sambucus nigra".

Jules Guex en su obra La montagne et ses noms. Études de toponymie alpine (1946, pg. 218) supone que el topónimo Pont dèl Beniter podría aludir a un benditero que serviría para bendecir los alpages, (pastos de verano). Nosotros pensamos que, en todo caso, el Beniter de Guex se referirá al pasto bendecido, siguiendo la costumbre popular de bendecir las tierras, mejor que al recipiente que contiene el agua bendita.

Bieiteiros alrededor del Castro da Carreira de Abaixo (Valdoviño). (C) Visor PBA de la Xunta.

A Cortiña do Bieiteiro en Abelleira, junto a A Pena do Couso - Riotorto. (C) Visor PBA de la Xunta.
Se juntan topónimos del campo semántico pecuario o de ganadería que resultan redundantes hasta límites insospechados: Becerreira, Abelleira (derivado de vitulum > vello / bello, "becerro", con artículo aglutinado), y Bieiteiro, si finalmente estamos en lo cierto.

Cuestiones sobre Preguntoiro


Aquí tenemos el Castro do Preguntoiro en Torre de Lama (Mañón), donde vivió don Federico Maciñeira. Según me informan amablemente Xosé María Ferro Formoso y Manuel Gago, se trata de un castro sin catalogar oficialmente, aunque sí está recogido en el blog O Noso Patrimonio. A pesar de su sencillez, no es uno de esos henges o causewayed enclosures que están apareciendo por la Mariña lucense (en A Roda - Barreiros, y en Lavandeira - Xove) y que pudieron haber tenido "a ceremonial function, which was either associated with the world of the living or the dead" (1). La existencia del pazo de Torre de Lama parece confirmar que se trata de un castro (v. relación pazo-castro: "La segunda vida de los pazos"), así como otros factores: situación en outeiro, y ubicación típica de cabicastro.

Alejado de circuitos de peregrinación, y establecido que no se trata de un recinto ritual del Bronce (apto para realizar cursos procesionales alrededor, como en los británicos), no nos parece posible continuar sosteniendo la propuesta etimológica que sugerimos en su momento a partir del latín (iter) peregrinatorium, "camino de peregrinación" > *pergrintorio > Preguntoiro. Es una pena, porque la etimología se adaptaba perfectamente tanto al Preguntoiro compostelano como al naronés, sito en el Camiño Inglés a Santiago y a Santo André de Teixido, a la altura del monasterio de San Martiño do Couto.

Antoine Thomas (2) tiene una interesante hipótesis que parte de la forma latino vulgar *praecognitare, de praecognoscere, "conocer por anticipado, predecir", y que sería según el autor el étimo del antiguo provenzal percoindar. Puede que el *praecognitare de Thomas sea también el étimo de preguntar, porque el deseo de conocer por anticipado es en sí mismo una pregunta.

¿Qué preguntas se formularían en nuestros Preguntoiros? Si somos fieles a la antigua acepción de praecognoscere, éstos podrían haber sido observatorios castreños desde donde se podría examinar el territorio para divisar anticipadamente la caza o potenciales amenazas, sinónimos por lo tanto de topónimos como A Escoitadoira.

(1) "Ritual sites from the 2nd Millennium BC in Galicia (NW Iberia)", Prieto Martínez, Cordeiro Maañón y Vázquez Liz, 2018.
(2) "Percoindar dans la Passion de Clermont-Ferrand", Romania, 1921, pgs. 360-62.

jueves, 3 de octubre de 2019

Como zorra por rastrojo

Intriga la expresión anticuada "como puta por rastrojo", que no se entiende a pesar de algún intento de explicarla por la presencia de prostitutas durante las tareas de siega en tiempos pretéritos, aprovechando la circunstancia de que habría muchos hombres en el campo entre los que elegir clientela. Pero los rastrojos de una era no son, desde luego, el lugar más apropiado para el desempeño de estas funciones.



Parece que estamos ante una confusión derivada del hecho de que el sustantivo zorra tiene varias acepciones en las lenguas peninsulares, una relativa al animal, otra a la mujer que ejerce la prostitución y otra, obsoleta, que designaba el medio de arrastre conocido también como narria, una especie de carro sin ruedas, a modo de trineo, que en otras partes se denomina también corza, jamuga, rastra, etc. Ha de entenderse, entonces, que la expresión primitiva era "como zorra (narria) por rastrojo", e indicaría una especie de zarandeo vital apresurado e incómodo, por símil con el trajín de estos medios de arrastre desplazándose inestables, en contacto directo con la tierra y el polvo durante las tareas agrícolas.

Al caer en desuso la acepción de zorra como medio de arrastre, la expresión "como zorra por rastrojo" pasó a entenderse como una alusión a las prostitutas, de ahí la versión incorrecta e incomprensible "como puta por rastrojo". La sustitución se debe al tabú que existe sobre la malsonante palabra zorra como sinónimo de prostituta.

"[...] para marcharse los domingos con Bea y Carla al Parque de Atracciones. Luego se queja porque las crías le traen como a zorra por rastrojo, y le pegan unas palizas de padre y muy señor mío" (Antonio Izquierdo, Claves para un día de febrero, 1982).