Onde a vaca branca vaia face-la súa enfoscada,
eilí iremos nós a face-la nosa mallada (1)
Distribución de los pazos gallegos en relación con la visibilidad territorial y las vías de tránsito naturales - caminos de Santiago de Galicia. (C) Dolores González de la Peña - Visor do Catálogo das Paisaxes de Galicia.
Como partimos de la idea de que el pazo gallego es el origen de las comunidades castreñas, y no al revés, vamos desarrollando la idea incipiente que el profesor Moralejo esbozó en su artículo sobre Pazo, Busto y Arco: para ser consecuentes, pensamos que ya que los pazos fueron en su origen recintos pecuarios neolíticos, antecederán a los asentamientos castreños que se formaron junto a ellos en la Edad del Hierro.
Una forma de verlo gráficamente es observando la ubicación de los pazos en el Visor do Catálogo das Paisaxes de Galicia. Tenemos la suerte de que se han recogido estos primitivos recintos pecuarios como valores patrimoniales, ya que acabaron originando una tipología de construcción que merece su preservación. Los pazos pueden seleccionarse en la capa "Valores paisaxísticos culturais y patrimoniales" para ubicarlos sobre el mapa de forma individualizada, y así observar, si antes se activa la capa de "Visibilidade Estratéxica", el bajo índice de visibilidad de las zonas donde se sitúan los pazos (y sus correspondientes castros) gallegos.
Las zonas más claras son las de menor visibilidad, y coinciden con la traza de los ocultos caminos naturales, sobre los que, a su vez, se superponen los caminos a Santiago (los oficiales, con línea de puntos rojos). Salvo el tramo que iba ciertamente por Aranga, que se ha llevado por Sobrado, y algún otro atajo, los caminos a Santiago son vías de tránsito natural que transcurren por las zonas más ocultas y protegidas del territorio, elegidas por los animales en sus desplazamientos hacia zonas de pasto y cobijo (nichos ecológicos), donde el ser humano en su persecución acabaría por formar los primeros palatios o recintos pecuarios y, junto a ellos, los primeros asentamientos humanos. Quedan huellas en nuestro folklore de este episodio prehistórico. En Galicia hay varias poblaciones cuya fundación se vincula al hecho de que el lugar fue elegido para descansar por una vaca o un buey: Villafranca del Bierzo, Compostela y A Franqueira (1). En el caso de Villafranca la leyenda refiere un desplazamiento del ganado desde la sierra al valle motivado por un súbito enfriamiento climático que trae nieve a las malladas de montaña.
Si llamamos C a las condiciones estables climáticas de temperatura y humedad y al índice de visibilidad territorial requerido por N, nicho ecológico de una especie (en este caso, bóvidos o quizá simplemente ungulados) y T a la terraformación o articulación de un territorio antropizado, hasta podría expresarse como fórmula la relación directa entre T y C a través de N, una especie de demiurgo (2) o función matemática creadora de ecosistemas: f(N)C=T.
En la obra de González Ruibal, Galaicos. Poder y comunidad (Brigantium, v. 19, 2006-2007), se dedica un capítulo a los "Paisajes castreños: La explotación del valle" (pg. 284-297). Una observación interesante sobre la ubicación de los castros asturianos, que el autor se guarda mucho de aplicar a Galicia, es que en Asturias "se produce una elección de poblados en función de los pastos, lo que coincide con la amplia cabaña bovina documentada para este período en castros como Llagú o la Campa de Torres". En Galicia no sería así, según el autor, porque "la agricultura es la base subsistencial de la mayor parte de los poblados fortificados de la Edad del Hierro". Esto mismo sucede en Tras-os-Montes, "donde el poblamiento parece estructurarse en función de los recursos ganaderos, más que a los valles agrícolas". A pesar de no aplicar el modelo transmontano y astur a nuestro país, en el mismo capítulo indica que en los castros del norte de Galicia "el elevado número de bóvidos reflejaría el papel central que estos animales poseían como medio de acumulación de capital económico y social [...] resulta llamativo, además, que sea en castros septentrionales donde se han descubierto forrajes (Brasicae / Sinapis)".
Se trata de un capítulo muy prolijo y con mucha información por lo que no puede evitar caer en contradicciones al defender a toda costa que el paisaje de los castros gallegos del Hierro II es fundamentalmente agrícola. No lo es, y la toponimia demuestra justamente lo que González Ruibal deja entrever, que sólo se salen del patrón ganadero la zona de Pontevedra y la costa oeste. Este esquema parece originarse en la Edad del Bronce, en la que ya se manifiesta, según la propuesta de Fidel Méndez, que "la ganadería de bóvidos resulta decisiva a la hora de la elección de un lugar de asentamiento" (3).
Las zonas más claras son las de menor visibilidad, y coinciden con la traza de los ocultos caminos naturales, sobre los que, a su vez, se superponen los caminos a Santiago (los oficiales, con línea de puntos rojos). Salvo el tramo que iba ciertamente por Aranga, que se ha llevado por Sobrado, y algún otro atajo, los caminos a Santiago son vías de tránsito natural que transcurren por las zonas más ocultas y protegidas del territorio, elegidas por los animales en sus desplazamientos hacia zonas de pasto y cobijo (nichos ecológicos), donde el ser humano en su persecución acabaría por formar los primeros palatios o recintos pecuarios y, junto a ellos, los primeros asentamientos humanos. Quedan huellas en nuestro folklore de este episodio prehistórico. En Galicia hay varias poblaciones cuya fundación se vincula al hecho de que el lugar fue elegido para descansar por una vaca o un buey: Villafranca del Bierzo, Compostela y A Franqueira (1). En el caso de Villafranca la leyenda refiere un desplazamiento del ganado desde la sierra al valle motivado por un súbito enfriamiento climático que trae nieve a las malladas de montaña.
Si llamamos C a las condiciones estables climáticas de temperatura y humedad y al índice de visibilidad territorial requerido por N, nicho ecológico de una especie (en este caso, bóvidos o quizá simplemente ungulados) y T a la terraformación o articulación de un territorio antropizado, hasta podría expresarse como fórmula la relación directa entre T y C a través de N, una especie de demiurgo (2) o función matemática creadora de ecosistemas: f(N)C=T.
Discusión
En la obra de González Ruibal, Galaicos. Poder y comunidad (Brigantium, v. 19, 2006-2007), se dedica un capítulo a los "Paisajes castreños: La explotación del valle" (pg. 284-297). Una observación interesante sobre la ubicación de los castros asturianos, que el autor se guarda mucho de aplicar a Galicia, es que en Asturias "se produce una elección de poblados en función de los pastos, lo que coincide con la amplia cabaña bovina documentada para este período en castros como Llagú o la Campa de Torres". En Galicia no sería así, según el autor, porque "la agricultura es la base subsistencial de la mayor parte de los poblados fortificados de la Edad del Hierro". Esto mismo sucede en Tras-os-Montes, "donde el poblamiento parece estructurarse en función de los recursos ganaderos, más que a los valles agrícolas". A pesar de no aplicar el modelo transmontano y astur a nuestro país, en el mismo capítulo indica que en los castros del norte de Galicia "el elevado número de bóvidos reflejaría el papel central que estos animales poseían como medio de acumulación de capital económico y social [...] resulta llamativo, además, que sea en castros septentrionales donde se han descubierto forrajes (Brasicae / Sinapis)".
Se trata de un capítulo muy prolijo y con mucha información por lo que no puede evitar caer en contradicciones al defender a toda costa que el paisaje de los castros gallegos del Hierro II es fundamentalmente agrícola. No lo es, y la toponimia demuestra justamente lo que González Ruibal deja entrever, que sólo se salen del patrón ganadero la zona de Pontevedra y la costa oeste. Este esquema parece originarse en la Edad del Bronce, en la que ya se manifiesta, según la propuesta de Fidel Méndez, que "la ganadería de bóvidos resulta decisiva a la hora de la elección de un lugar de asentamiento" (3).
Distribución del fósil toponímico Bidueiro (bajo latín vitularium, "recinto para becerros o terneros") según la base de datos Toponimia de Galicia. Existe un vacío en la provincia de Pontevedra, donde precisamente se sitúan los castros cuyo medio de subsistencia era básicamente agrícola, como el de Follente, estudiado por Parcero Oubiña (4, 5).
Distribución del topónimo Busto ("pastizal") en el noroeste de la Península Ibérica según el mapa de Juan José Moralejo Álvarez. En las provincias de A Coruña y Lugo tiene una incidencia mucho mayor que en Pontevedra y Ourense. (C) JJ Moralejo, "Arco(s), Busto(s), Pazo(s) ¿toponimia de ganadería?" (As Tebras Alumeadas, 2005).
QED
QED
(1) Benavente Jareño, P. y Ferro Ruibal, X. 2010: O libro da vaca. Monografía etnolingüística do gando vacún, Xunta de Galicia y Centro Ramón Piñeiro, pgs. 1410-1413 para las leyendas y el refrán sobre la Vaca Branca, que a su vez fue recogido por Aquilino Poncelas Abella ("Os Contos populares do Bierzo", 1993) de su informante Francisco Garcia Pérez.
(2) Sobre los bóvidos como demiurgos, creadores del mundo y la civilización: Bruce Lincoln, Sacerdotes, guerreros y ganado. Un estudio sobre la ecología de las religiones, Akal, 1991. El mito masai de Naiteru-kop, "el iniciador de la tierra", describe el tiempo anterior a la creación del ganado como un tiempo caótico; el mundo llega a ser un mundo civilizado gracias a que el soberano celeste, Ngai, crea el ganado vacuno. Los nuer tienen un mito cosmogónico semejante que comienza en el momento previo anterior a la creación: "aún no había ganado sobre la tierra".
(3) Méndez Fernández, F. 1994: "La domesticación del paisaje durante la Edad del Bronce gallego", TAPA 51, nº 1, pgs. 77-94.
(4) Parcero-Oubiña, C. 1999: La Arqueología en la gasificación de Galicia, 7: Hacia una Arqueología Agraria de la Cultura Castreña. Trabajos en Arqueología del Paisaje 9. Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje, Universidade de Santiago.
(2) Sobre los bóvidos como demiurgos, creadores del mundo y la civilización: Bruce Lincoln, Sacerdotes, guerreros y ganado. Un estudio sobre la ecología de las religiones, Akal, 1991. El mito masai de Naiteru-kop, "el iniciador de la tierra", describe el tiempo anterior a la creación del ganado como un tiempo caótico; el mundo llega a ser un mundo civilizado gracias a que el soberano celeste, Ngai, crea el ganado vacuno. Los nuer tienen un mito cosmogónico semejante que comienza en el momento previo anterior a la creación: "aún no había ganado sobre la tierra".
(3) Méndez Fernández, F. 1994: "La domesticación del paisaje durante la Edad del Bronce gallego", TAPA 51, nº 1, pgs. 77-94.
(4) Parcero-Oubiña, C. 1999: La Arqueología en la gasificación de Galicia, 7: Hacia una Arqueología Agraria de la Cultura Castreña. Trabajos en Arqueología del Paisaje 9. Grupo de Investigación en Arqueología del Paisaje, Universidade de Santiago.
(5) Parcero-Oubiña, C. 2006: “Los paisajes agrarios castreños. Modelos de construcción del espacio agrario a lo largo de la Edad del Hierro del noroeste”.
Arqueología Espacial 26: pg. 57- 85.
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