Este fin de semana tuve la oportunidad de contemplar un conjunto único en Galicia, tres perfectísimos menhires en Andabao, Boimorto, acompañada de un grupo de amigos y de los arqueólogos Cristina Vázquez y Xurxo Broz, del Museo da Terra de Melide.
Los tres se sitúan formando no se sabe muy bien si una alineación o un posible cromlech integrado por otros hitos, hoy desaparecidos. Porque hay constancia de la existencia de varios más, uno de ellos anotado como "Pena Longa: restos de dolmen colosal" en el mapa prehistórico de Melide, de Eduardo Álvarez Carballido ("Descripción y mapa prehistórico de la Villa de Mellid y sus alrededores", BRAG, 1907, nº 12).
En el mapa de Carballido se señalan rodeados por un círculo los castros de esta comarca, y salpicados entre ellos varios restos arqueológicos: túmulos o mámoas, monumentos megalíticos, altares naturales y druídicos, peñascos con excavaciones en su parte superior (Pena da Moura de A Muruxosa), piedras abaladoiras, menhires ("Marco do Hospital: menhir en una mámoa"), restos pelásgicos [=ciclópeos]... El mapa se acompaña de una lista en la que se identifican los lugares. El tremendo despliegue de restos que identificó Carballido en su mapa motivó que Bouza-Brey se pronunciase con mucha precaución sobre ellos: "desbotando a priori aqueles, aos que, sinalados n'el cos nomes de cromlechs, menhires, altares e restos pelásgicos, temos que ollar con moita prevenzón" ("Depósito inédito dos primeiros tempos do bronce", BRAG, Nº 187). Tras la visita, la prevención desaparece; Carballido no exageraba, y hasta es posible que se quedara corto en su investigación, teniendo en cuenta que todavía están apareciendo más, como el colosal menhir de Melide, descubierto hace poco enterrado en un finca. Se encuentra en el lugar de O Casal - Campos, cerca del Castro de Santa María de Campos (Abeancos). Sus casi cinco metros de longitud, con metro y medio bajo tierra, lo convierten en el menhir gallego más alto hasta la fecha.
En el mapa de Carballido se señalan rodeados por un círculo los castros de esta comarca, y salpicados entre ellos varios restos arqueológicos: túmulos o mámoas, monumentos megalíticos, altares naturales y druídicos, peñascos con excavaciones en su parte superior (Pena da Moura de A Muruxosa), piedras abaladoiras, menhires ("Marco do Hospital: menhir en una mámoa"), restos pelásgicos [=ciclópeos]... El mapa se acompaña de una lista en la que se identifican los lugares. El tremendo despliegue de restos que identificó Carballido en su mapa motivó que Bouza-Brey se pronunciase con mucha precaución sobre ellos: "desbotando a priori aqueles, aos que, sinalados n'el cos nomes de cromlechs, menhires, altares e restos pelásgicos, temos que ollar con moita prevenzón" ("Depósito inédito dos primeiros tempos do bronce", BRAG, Nº 187). Tras la visita, la prevención desaparece; Carballido no exageraba, y hasta es posible que se quedara corto en su investigación, teniendo en cuenta que todavía están apareciendo más, como el colosal menhir de Melide, descubierto hace poco enterrado en un finca. Se encuentra en el lugar de O Casal - Campos, cerca del Castro de Santa María de Campos (Abeancos). Sus casi cinco metros de longitud, con metro y medio bajo tierra, lo convierten en el menhir gallego más alto hasta la fecha.
Menhir de O Casal, Abeancos.
Una aproximación a la toponimia de la comarca pone de relieve que se trataba de un importantísimo núcleo del megalitismo: Parafita (Melide), Mercurín y Monte das Medorras (Boimorto), Marmoiral (Dormeá). Asimismo, en Campo da Lanza (Os Ánxeles), encontramos otro topónimo motivado tal vez por la existencia de un menhir o chanto hincado, como una lanza en la tierra.
El segundo menhir descubierto en la Terra de Melide, aunque también podría tratarse del soporte de un megalito hoy desaparecido. Se localiza en A Ponte Nova, San Xoán de Arcediago (Santiso).
Bibliografía: "¿Novos chantos megalíticos na terra de Melide? Aproximación o seu estudo e difusión", Vázquez Neira e Broz Rodríguez, Boletín do Centro de Estudios Melidenses Museo da Terra de Melide, nº 25, 2012, pg 7-24.