Si uno se fija en los países y regiones más afectadas por el coronavirus verá que son las zonas más industrializadas del planeta, como China, el norte de Italia, el País Vasco, Cataluña, Madrid, Francia, Alemania... Se podrá pensar que al ser las regiones que concentran más industria y negocios son también las más pobladas y masificadas, y que, por lo tanto, la transmisión entre personas, único vector que se contempla en esta crisis sanitaria, es más elevada, de ahí la táctica propuesta del confinamiento y la distancia social.
Si uno cruza los mapas de contaminación del aire (polución atmosférica) con los de la incidencia del COVID-19 verá que aproximadamente coinciden. Aquí podríamos pensar que, por supuesto, la polución atmosférica empeora las enfermedades de las vías respiratorias. Con este enfoque formulado así, la polución no sería causa de transmisión, sino un factor ambiental que acentuaría los síntomas de la enfermedad.
Pero el asunto no es tan sencillo. Un grupo de científicos de las Universidades de Bolonia, Bari, Milán y Trieste apuntan que las partículas en suspensión, las PM10 y 2,5 (Particulate Matter de 10 y 2,5 micras), son vectores de transporte de muchos contaminantes químicos y biológicos, incluyendo a los virus, tal y como se describe en la literatura científica más reciente para algunas infecciones virales (véase la bibliografía que citan al final de su trabajo). Es decir, que el coronavirus se transmite por el aire viajando en el polvo, en el polen y en otras partículas contaminantes en suspensión, pudiendo alcanzar largas distancias. Según el estudio de Leonardo Setti et al., que podemos leer íntegro aquí Relazione circa l’effetto dell’inquinamento da particolato atmosferico e la diffusione di virus nella popolazione (en italiano), las partículas en suspensión forman además un sustrato sobre el cual el virus podría permanecer activo bastante tiempo, desde unas horas hasta varios días.
Los autores analizan el índice de contaminación del aire en Italia entre el 10 y el 29 de febrero y evidencian que supera los límites legales de concentración de partículas PM10; a continuación correlacionan este factor con la mayor incidencia de casos de contagio acaecidos el 3 de marzo. Se trata de una correlación lineal y directa entre contaminación del aire y contagio por coronavirus, con su mayor expresión en la Pianura Padana (Valle del Po).
En sus conclusiones solicitan medidas restrictivas para contener la contaminación atmosférica, dado que ya se ha informado en casos precedentes de la elevada difusión de las infecciones virales en relación con altos niveles de contaminación por partículas atmosféricas. De ahí, supongo, que el Gobierno de Italia haya decidido cerrar ayer todas sus industrias salvo las esenciales.
Como nuestro sistema capitalista se basa en la contaminación y supongo que no renunciaremos a él fácilmente, tendremos que acostumbrarnos a vivir con mascarillas y a los paros industriales forzosos entre marzo y abril. Mientras nos llegan, sugiero tomar precauciones y salir a la calle a comprar el pan ataviados con un shemagh, que lavaremos cada vez que se use. Instrucciones para llevar el shemagh: Cómo atar un shemagh.