jueves, 26 de agosto de 2010

El caballo y el azor

En algún glosario y en cientos de textos antiguos el término astur / asturco (acusativo asturconem o asturcum) significa halcón azor, empleándose a menudo, como en el Poema de Mio Çid, acompañado del calificativo "mudado" referente a la pluma.

falco vel astur vel asturco (Macrologus)
asturco = accipiter maior, astur (Papias, segun recoge Du Cange)
osturs muiers (Chanson de Roland)
adtores mudados (PMC)
asturcum regis mutatum (De vadiis et expensis diversorum falconarum...)

El texto más antiguo donde podría emplearse en este sentido, y no precisamente para referirse al caballo asturcón criado por la gente gallaica y astúrica, como se viene pensando, es el Satiricón de Petronio, en el episodio en que el protagonista le ofrece a un adolescente, para ganarse sus favores, varios tipos de aves, primero un par de palomas, luego unos gallos de pelea y finalmente un asturcón, en una gradación paralela en la que el aumento de la categoría de las aves va parejo con el tipo de favor que espera obtener de su amante, primero un beso, luego caricias y finalmente un coito. Tanto es así que finalmente reune a las tres en una sola oración "scis quanto facilius sit columbas gallosque gallinaceos emere quam asturconem" (ya sabes que es más fácil conseguir palomas y gallos que un azor), y deja con un palmo de narices al puer tras haber conseguido su propósito. Lo lógico es que le hubiera tentado con un ave de mayor categoría, puesto que en las ocasiones anteriores le había obsequiado con aves, y no que el asturco macedonicus de Petronio fuese un corcel de estirpe astur nacido en Macedonia.

Así, el texto de Petronio no se referiría a los caballos asturcones del noroeste peninsular, sino a los azores, el ave de cetrería por excelencia, uno de los bienes más preciados entre nobles y guerreros de la antigüedad, y el mejor regalo que podían hacerse éstos entre sí. Un ave cuya posesión suponía pertenecer a una clase social elevada; en la Rethorica ad Herennium alguien que desea aparentar ser muy rico le dice a su esclavo que disponga los lechos para comer y coloque al asturcón ante la puerta "asturconi locus ante ostium suum detur" para simular un decorado de vanagloria. Es éste, la ubicación ante ostium, el lugar que ocupa la percha del halcón en la vivienda de los nobles, y el de los caballos, las cuadras.

"Astur, consurge, vola, perlabere campum adsuetis velox pennis". Son los versos que dedica Silio al caballo astur Panchates: Azor, elévate, vuela, cruza veloz el campo con tus plumas como acostumbras. De lo que se deduce que la denominación romana asturco para el caballo criado entre las gentes astúricas y galaicas, estaba motivada por la velocidad que alcanzaban en su carrera, por ser veloces como azores, sus crines como plumas. "Quos thieldones vocamus, minore forma apellatos asturcones" (Plinio): ese vocamus no significa que nosotros les llamásemos así, sino que Roma les llamaba así seguramente por la velocidad de su carrera semejante al vuelo del azor. Vegecio cuenta que los Partos domaban sus caballos para hacerlos leves como azores: ut asturconibus similes videantur.


Cabalos na Serra do Forgoselo (A Coruña)

"proximus ibat
astur Panchates: patrius frons alba nitebat
insigne et patrio pes omnis concolor albo" (Silio Itálico)
iba muy cerca el azor Panchates
luciendo en su frente la señal blanca de su origen,
sus pies, del mismo color albo

Nuestro pequeño Panchates do Forgoselo, además de presentar todas las características clásicas del asturcón, como la señal blanca en la frente, y los pies blancos, parece que apunta la ambladura que distinguía a los asturcones, caracterizada por el movimiento simultáneo de las patas del mismo lado. La fotografía, aunque parezca increíble, no está retocada.

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