Murguía en su obra
Galicia (1888) es el primero que se ocupa de estudiar el ritual funerario que Alfredo Brañas recogió en su poema "O Avellón" (1884); en parecidos términos, el estudio que mucho más tarde le dedica Fernando Alonso Romero, también vincula la ceremonia o danza del abellón con el carácter psicopompo de las abejas, realizando un estudio comparativo a nivel europeo sobre el tema de las abejas como portadoras del alma del difunto.
Durante el planto fúnebre las plañideras solían endechar (del latín indigitare), es decir, dirigir al difunto unos versos. En la obra de Murguía se recoge lo que sin duda es el último testimonio, en Galicia, de una endecha fúnebre, una antiquísima composición rimada que instintivamente llama la atención de nuestro historiador: "En la imprecación de la madre, se nota algo parecido a una antigua fórmula rimada, que sería curioso conocer por completo". Aunque a destiempo, vamos a satisfacer la curiosidad de Murguía inscribiendo su testimonio en el breve género de las endechas funerarias*. El testimonio que nos presenta el autor data aproximadamente de 1850 y se localiza en Santiago de Compostela:
Castillo forte,
quen te matou?
Com' a ti s'atreveu a morte?
Alonso Romero en su estudio destaca que esta danza funeraria del abellón solo se conoce por el testimonio de Alfredo Brañas, lo que resulta bastante peculiar tratándose de una costumbre frecuente en la época... La explicación de esta rareza es que la danza del abellón que nos ha llegado por Brañas, es en realidad la rolda do avexón, sobre la cual hay bastantes más referencias porque es uno de los vástagos del tronco de la Santa Compaña, de la procesión o rolda que acompaña a los difuntos.
En primer lugar tenemos el testimonio de Sarmiento:
"en Tuy y Pontevedra se llama a la fantasma o espectro de noche, avexón, esto es, la vision, v. g.: humha vision, á vixón, avixon ". Pensado, el comentarista y editor de Sarmiento, nos dice que "nada hay que oponer a la etimología. No parece haberse conservado en gallego pero sí en portugués donde hay avejão con idéntico sentido" (Catálogo de voces y frases de la lengua gallega)".
Vamos entonces al vecino Portugal, donde se encuentran las variantes
abejão,
avejão y
abujão, que nada tienen que ver con abejas ni aves. La etimología, como ya había explicado Sarmiento, es el latín
visionem, "visión, aparición, fantasma, espíritu", probablemente cruzado con el latín
abusionem > abusão, "superstición", como señala Carolina Michaëlis de Vasconcelos para la variante abujão.
¿Qué era exactamente esa visión ligada a la muerte? Podemos hacernos una idea leyendo el estudio que Lisón Tolosana dedica a
La Compaña, donde el autor recoge varios testimonios al respecto. Si alguien ha leído al Dr. Moody o ha experimentado una Experiencia Cercana a la Muerte supongo que compartirá conmigo, y con Rosso de Luna (
El Tesoro de los Lagos de Somiedo), la idea de que el avexón o la visión galaica es una de ellas: el viaje nocturno en la caja-ataúd a través de un camino estrecho, un resplandor al fondo, la visión extracorpórea (el difunto que se ve a sí mismo, desde fuera y como espectador, muerto en el ataúd), la sensación de flotar en el aire, el grupo de gente que rodea el cuerpo del difunto murmurando... Absolutamente todo coincide.
Estas experiencias, universales por compartir una misma base neurológica, son narradas o sentidas de diferente forma según la base socio-cultural de las personas que las vivencian. Actualmente los testimonios recogidos por Moody suelen coincidir en interpretar estas sensaciones como si se tratara del viaje del alma, tras la muerte, a una especie de cielo poblado por los seres queridos, los ángeles y Dios. Es decir, la mayor parte de las veces la experiencia es filtrada por el tamiz socio-cultural religioso imperante.
Pero en Galicia, afortunadamente, no. Aquí el filtro que opera es el ancestral terror que nos provoca la muerte, nuestra muerte, y el ceremonial ligado a ella. Ellos son los protagonistas absolutos de una Near Death Experience aterradora, con un peso específico tan importante para la colectividad que se ha convertido en folklore identitario, alcanzado por méritos propios el primer puesto de la lista de las leyendas más espeluznantes de toda Europa.
Rolda do avexón en la película El bosque del lobo (1971), de Olea. Un buen principio para este día de difuntos (a partir del minuto 6:00).
* Dúas máis, anotadas por Bouza-Brey: "En Trado (Cortegada, Ourense) no pranto dos enterros chamábanlle a un Praza chea!, en Valongo decíanlle a outro Carro trunfante!" (ms. Arquivos de etnografía, folclore, lexicografía, etc. / recollidos por F. Bouza-Brey).