Vuelo 714 para Sydney (1968) es un cómic de Tintín que ha inspirado a Ridley Scott en su última película; aunque "inspirado" sea un término que no le hace justicia a Hergé.
En la plancha 43, Tintín y sus compañeros de expedición penetran en el interior de un templo que hace miles de años construyó una civilización "parra adorrar dioses descendidos del cielo sobrre carros de fuego. En rrealidad, los carros erran astrronaves como ésta [les explica más adelante Mik Ezdanitoff señalándoles el grabado de la nave de la segunda viñeta]. Y los dioses erran... Perro usted ya ha visto las estatuas. ¿Qué dirría usted que reprresentan?".
Tintín, tras apretar el ojo de la estatua, deja al descubierto la entrada al templo. El grupo entra y el sombrero de Carreidas queda atrapado bajo la puerta cuando vuelve a cerrarse, quedando visible una parte de él, extremo que indica a sus perseguidores por dónde han desaparecido.
Pues bien, todos estos elementos son utilizados en Prometheus: la entrada al templo que ocupa el corazón de la nave alienígena varada en el planeta al que llega la expedición de la compañía Weyland es muy parecida a la diseñada por Hergé, aunque en Prometheus la gran cabeza del dios se sitúa no como puerta, sino en un lugar preferente del interior del templo. Asimismo, la cabeza cortada de uno de los ingenieros aparece medio atrapada por la puerta, a modo de sombrero de Carreidas; indicio que sirve a los miembros de esta expedición para saber por dónde huyeron los ingenieros. También la clave de la película consiste en responder a la pregunta de Ezdanitoff, ¿quién es el dios que está representado en el templo de la nave?
Pero no es la primera vez que Tintín se mezcla con el universo Alien: en una portada alternativa dibujada por Dan Hipp Tintín ya se enfrentaba a ellos, él mismo como precuela del asexuado androide David.
A propósito de esta película, no deja de sorprenderme que la arqueóloga, la Dra. Elizabeth Shaw, siga usando en el año 2080 y pico unos cuadernillos de notas cuadriculados completamente obsoletos, en vez de tabletas con súper programas que permitan la elaboración de complicadas notas infográficas sin apenas pestañear.
Del libro de notas de la Dra. Shaw. (C) Weyland Industries.
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