lunes, 17 de septiembre de 2012

Ribera de Juan Cid

En el norte de Extremadura, zona lingüística perteneciente al tronco astur-leonés, al río se le denomina ribera, igual que en Portugal (ribeira). Hecha esta precisión, pasemos a examinar dos testimonios sobre el actual río Guadancil: en el Itinerario descriptivo militar de España (1866) figura como ribera de Juan Cid, y Madoz en 1846 también lo recoge de este modo, arroyo llamado de Juan Cid (Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España).

Todo apunta a que el hidrónimo patrimonial Juan Cid ha sufrido una hipercorrección de influencia erudita arabizante que lo ha convertido en Guadancil. Y como no puede dudarse del peso de la hidronimia de origen árabe en la península, Elías Terés, pasando por alto estos dos testimonios de la pronunciación local, no duda en dar por válida la hipótesis del origen árabe del hidrónimo, que para él sería un compuesto de wad al janzir, "arroyo del puerco".

Sin embargo en el dominio lingüístico leonés la hidronimia del tipo Juan o Juana puede justificarse a partir del latín fontem, con diptongación arcaica de la o abierta en y aspiración de la f- inicial latina, que pasa a pronunciarse como hache aspirada y más tarde como la jota castellana. Es decir, en extremeño el latín fonte puede evolucionar perfectamente tanto hacia juenti, como hacia juan. Esta última es la forma apocopada, homóloga del gallego fon (Fonsagrada) y del castellano fuen (Fuensanta) que sólo se conservan en la toponimia. Asimismo, cabría considerar similar origen para el hurdano arroyo del  Judío y para otros casos idénticos del ámbito del leonés, que podrían provenir del sintagma "fonte deorsu" (fuente de abajo) > Juendiós > Juediós, que pasa a Judíos / Judío por etimología popular.

Así lo explica Crespo Vicente para el ámbito turolense "Los nombres de fuente en la toponimia turolense. Juan: un caso de aspiración fonética" (1992), y su idea es igualmente defendible para el dominio lingüístico del astur-leonés, al compartir ambos la diptongación arcaica de o abierta en y la aspiración de f- inicial latina.

En La Rioja la fuente de Juan Caliente se documenta en la Edad Media como Fuanti Kalenti en el año 1024 (Menéndez Pidal, Orígenes), y existen una Juan Podrida en Igea, a la cual iban "los habitantes de Igea a coger agua sulfurosa porque tenía fama de ser un agua buena para la piel", una fuente Juana (Zenzano), una fuente Juanes (Briones) y una fuente Juanillo (Haro).

Finalmente, para la zona lingüística que nos ocupa Julio Concepción en su Diccionario etimológico de toponimia asturiana recoge varios casos de fuentes Juan, y los explica como provenientes "del latín fontem, reducida la voz a fuan y aspirada en juan", entre ellos: Juan Fría (Vegas de Sotres), Juan Estrellu (Ponga) y La Canal de Juanantón (Llanes). No obstante no hace referencia alguna a la diptongación arcaica de o abierta en , limitándose a pensar en "una interpretación popular de juente, juenti, en Juan... por aquella sana intención de buscar el motivo del nombre tan pateado cada día"; es decir, no explica la evolución de fonte a juan de forma natural, sino por medio de la etimología popular.

Volviendo al hidrónimo Juan Cid, su segunda parte, que unas veces aparece como Cid, y otras como -cil o -cila, podemos suponer que se trataba, en un principio, de un morfema diminutivo, como en Fontecilla, o bien partir de un sintagma compuesto por el hidrónimo prerromano Sil (Fonte Sil > Juan Cil, y demás variaciones). En Montánchez se localiza la fuente de Juana Gil como posible hidrónimo cognado del Juan Cid que nos ocupa, que conserva bajo el femenino del aparente antropónimo Juana, el género femenino de la palabra latina fontem.

1 comentario:

Jeromor dijo...

El Terrinches, Ciudad Real, una fuente de agua sulfurosa, llamada todavia en el XIX la Fuenpodria es llamada por los paisanos hoy, la Juan Podria.