domingo, 3 de marzo de 2013

La magia de las ligaturas medievales y las figuras de cordel

No existe juego popular que fascine más a los antropólogos que el juego universal que aquí llamábamos de la cuna y la cama, o la cuna y la sepultura, o algo así; para ser más exactos no conozco a nadie que recuerde su nombre, aunque es mundialmente conocido fuera por su apelativo inglés, cat's cradle (cunas de gato). Con un cordel unido por los extremos se van tejiendo con la ayuda de las manos y los dedos diversas figuras geométricas (la cama, la cuna, el ataúd, el violín, la pata de gallo...) que otra persona coge y transforma en nuevas figuras.

Entre los etnólogos existe la recomendación de que no es en absoluto necesario saber la lengua del lugar que se visite, lo único imprescindible para emprender la expedición es llevar un cordel con el que hacer figuras.

Sobrevive algún tabú en relación con este juego: por ejemplo a los niños esquimales se les prohibía jugarlo en la creencia de que, de mayores, sus dedos podrían quedar enredados en la línea del arpón; en otros lugares solo las parejas casadas pueden jugarlo, pues el juego ata, y no es deseable forzar la unión que aún no se ha producido. El juego conserva parte de su carácter mágico, y las figuras que se construyen sirven de base para relatar mitos del pasado. A veces es fuente de inspiración artística, pues las figuras se convierten en motivo pictórico y se consideran lugares imaginarios o soñados de los que puede extraerse cierto conocimiento.

Representación pictórica de un lugar imaginario realizado primero con el cordel y las manos. Wandjuk Marika, 1948 (The string figures of Yirrkala).

En Europa durante la Edad Media existía una prohibición supersticiosa en relación con cierto tipo de ataduras, que por entonces aún no eran consideradas un juego; estaba completamente prohibido por la Iglesia realizar ligaturas, ligamentos, evidentemente con cordel, pues con ellas se ataba a las almas doblegándolas. "Non liceat [...] ligaturas facere, quod est colligatio animarum".

Franco Maside y Pereira Menaut en "Notas arqueolóxico-epigráficas en torno á morte na Callaecia antiga" analizan el carácter funerario del motivo en aspa de las estelas galaico-romanas (Troitosende, Cabeço da Mina) y de los ídolos neolíticos (Dombate); en mi opinión, si bien es muy cierto que se trata de un tema estrechamente relacionado con el mundo funerario, el motivo en aspa podría ser la representación de las ligaturas con las que los vivos pretendían inmovilizar, doblegar, atar al difunto, víctimas del miedo ancestral a los muertos. Un caso más dentro del ámbito celtoatlático, en el cual aparecen con frecuencia en el registro arqueológico cráneos claveteados o aprisionados bajo enormes piedras.

Estela de Troitosonde. Franco Maside, para Celtiberia.net

En este sentido, se trataría de un trasunto de la siguiente costumbre que se registraba en Galicia hasta hace relativamente poco con los niños que tardaban más de lo habitual en echar a andar. Eran llevados por sus madres a San Matías, cerca de Lugo, para que "lles cortase a solta". Los ofrecían al santo, "y el día de la fiesta les llevan atadas las piernas con cordones de lana. En esta forma entran en la capilla y se dirigen al altar mayor, en cuyo presbiterio hay dos hombres: uno pone el Santo al niño y el otro le corta el cordón que ata sus piernecitas" (Jesús Rodríguez López, Supersticiones de Galicia, Madrid, Imprenta de Ricardo Rojas, 1910).

Por mi parte, como el francés de la entrada anterior, quedo a la espera de que algún experto en el folklore europeo (por ejemplo Fernando Alonso Romero) dedique un estudio definitivo al misterioso juego de las figuras de cordel, a ser posible en relación con la práctica mágica de las ligaturas.

Mientras tanto, nos quedamos con esta antigua poesía de Polo de Medina (s. XVII), que nos habla de un hombre tan desgraciado, con tan mala suerte y tan pobre, que ni para cama tenía; dormía en una de las figuras de cuerda del juego infantil:

El juego de los muchachos
la cama me representa,
pues si en qué duermo preguntan,
les respondo que en tabletas.
En la cama de cordeles,
(o la parrilla de cuerdas),
assándome de calor,
sin ser Lorenzo, me tuestan.

El nombre castellano parrilla de cuerdas conecta definitivamente la etimología del cradle inglés con el latín craticula, "parrilla (entramado), retícula", por alusión a la red en que se colocaba al niño. Por otro lado cama de cordeles, es sinónimo de hamaca, una de las figuras que se tejen en el juego.

Interior de una alcoba bretona. Sobre el lecho de los padres se colgaba la cuna, sujeta por una craticula o redecilla. (C) Ángel Facio, 2008.

3 comentarios:

Carlos Arias dijo...

Desde logo que todo o que sucede no plano físico ten unha mensaxe para o inconsciente. Con todas as precaucións das vellas culturas, creo que tamén podían optar por aplicar unha intención no xogo dos fíos, para levar o diálogo non lingüístico cara a algo desexable.
Por suposto que cabe manipulación, mais temos recursos abondos para detectala.
Bicos, e benzón outra vez pola achega.

Andregoto Galíndez dijo...

Dende logo que si, acabo de atopar un exemplo que puxen ao final da "achega". Eu penso que a base disto é a suxestión. Aínda me lembro da sensación que tiña de pequena xogando aos fíos, pensaba que había unha mensaxe secreta nas figuras, e algunhas dábanme medo :) como a pata de galo.
Benzóns a ti Carlinhos.

Carlos Arias dijo...

Siiii!!!!
A min, a pata de galo tamén me daba un certo arrepío.
Bicos