domingo, 24 de marzo de 2013

La Moura galaica y la Mairi vasca

Otra de las denominaciones de los cromlechs en el País Vasco es mairubaratzak, compuesto en donde el segundo elemento designa la huerta (eira), el jardín, pero también el cementerio. Del primer elemento nos ocuparemos a continuación.

Fernando Alonso Romero recoge en Las mouras constructoras de megalitos la idea del Conde de Quirós de relacionar la etimología de nuestros mouros con una supuesta base céltica *mrvos, "muerto":

"En Galicia a esas mouras y mouros se les considera tradicionalmente anteriores a los romanos (Risco, V. 1927, 8). Este término se utiliza con el mismo sentido que la palabra muerto, es decir, un ser que ya no pertenece a la comunidad de los cristianos vivos. Etimológicamente, según Millán González Pardo, tiene un origen muy significativo pues es una palabra relacionada con el céltico *mrvos, afín, aunque diferente en la forma, con el término indoeuropeo que produjo el latín mortuus (*mr-tuos) o el indio antiguo mrtáh o el griego brotós (*mr-tós). De dicha base céltica, al igual que del mismo origen, deriva la palabra irlandesa marb, la britónica marw, y la restituida del galo *marvos. De ella procede también directamente la voz que utilizaron los celtas luso-gallegos: maruos = muerto (Millán González-Pardo, 1990, 550)".

En el folklore los mouros y los mairuak o mairiak vascos aparecen a menudo como seres ancestrales, muertos que habitan los megalitos de un paisaje no muy diferente del que recreó Tolkien en sus Quebradas de los Túmulos. No digo nada nuevo, y hay suficientes pruebas en este sentido: empezando por la vieja historia de Orcabella que puede leerse en el trabajo de Alonso Romero, y terminando por el mairubaratzak vasco, que los relaciona con sepulturas.

No comparto la propuesta etimológica de Isidoro Millán, pero sí voy a ensayar, como él, una etimología que intente esclarecer la relación de estos míticos seres con los muertos.

Podemos partir del galés maur, "grande": las variantes por las que se conoce la montaña de Penman Maur / Mor / More... se consideran "distorted dialects of the word major" (English Etymology, de G.W. Lemon). También podemos acudir al inglés more, al francés maire, al provenzal mairo (Simonet: Glosario), al mozárabe máir (Simonet: Glosario); todas estas formas provienen del latín maior(em), aunque es posible también que fuesen todas ellas, incluida la latina, formas hermanas descendientes de una anterior.

En latín el término en plural maiores se empleaba para designar a los antepasados, a los ancestros, en definitiva, a los muertos. El vasco mairu, que en este contexto podríamos traducir como "ancestros", puede ser un préstamo del latín, tal vez a través del gascón mairo. Los megalitos vascos llamados mairubaratzak serían, entonces, los cementerios de los antepasados, o lo que aquí designamos como Eira dos Mouros.

Nuestros mouros, además de aparecer en el folklore como muertos, muy a menudo se muestran como gigantes de enorme fuerza, y es que maiorem en latín tiene la acepción de grande en tamaño, poderoso. El carácter dual de los mouros, que son gigantes y antepasados, refuerza la propuesta que los relaciona etimológicamente con el latín maiorem, que tenía ambas acepciones. Cuando menos podría sugerirse un término paleoeuropeo *MAWR, "grande", del cual surgirían todas estas formas, la latina, la céltica, etc., y bajo la que también se encuadraría la antroponimia en -mor / -marus / -maros.

La evolución desde el latín maior(em) hasta el gallego mouro / moura, "antepasado, poderoso", pasa por la consabida pérdida de esa i epentética. Del estadio atestigüado, no supuesto, maor se obtiene por cierre de la segunda vocal la variante maur, o bien moor, con asimilación vocálica. Sobre estas bases maur y moor operó, en todo el ámbito celtoatlántico, la confusión con los resultados homónimos o muy similares provenientes del latín maurum, "moro, oscuro".

Ya Leandro Carré Alvarellos (Las leyendas tradicionales gallegas, 1977) apuntaba a este respecto: "Bien sabido es que por una corrupción o mezcla debida al parecido de los môres (gigantes) y moros o mouros, y siendo estos más conocidos por las duras y encarnizadas luchas sostenidas contra los últimos en nuestra tierra, suele darse el nombre de mouros a los antiguos y mitológicos gigantes, que, según creencia popular habitaban en el interior de los montes". Estando implícita en su afirmación la etimología a partir del latín maiorem, "grande, gigante".

Cuestiones probatorias aparte, como la del crecepelo denominado indistintamente en la Edad Media "cabello mauro" y "pilo maore" (Asín Palacios), encontramos otros antepasados míticos gigantescos en el folklore irlandés, los Fomorios o Fomoraigh, que etimológicamente también podrían relacionarse con nuestros mouros, pues moraigh en gaélico es un derivado de mór, "magnífico, grande, noble". El sentido de noble, aristócrata o jefe se conserva atenuado en muchos derivados de maiorem: en el francés maire, "alcalde", en el galaico-portugés meirinho (maiorinus), en el inglés major, etc.

Del carácter aristocrático de estos seres tal vez no tan mitológicos proviene la idea de que esta casta, que el imaginario popular suponía enterrada en los dólmenes o habitando castros y fortalezas, poseía grandes tesoros y riquezas. En el folklore peninsular y en el de la Basse Navarre "les Mairiak sont des hommes durs et avaricieux. Ces deux derniers adjectifs reviennent fréquemment dans les réponses. Partout les Mairiak, répétons-le, sont tenus pour riches, avares et égoïstes" (Reicher y Lafon, "Des personnages mal connus du folklore basque: les Mairiak", Revue de l'histoire des religions, 1940). Y efectivamente, en una época en que las desigualdades sociales eran mayores que ahora, la élite de los maire, de los nobles y poderosos, tenía que ser muy dura de corazón, más rica, avara y egoísta que en la actualidad. Xente cativa, que decimos por aquí.

En euskera maindi y maide son variantes empleadas para denotar a los mairiak y a sus construcciones: Maide Korralia (curro de mouros). Es sumamente interesante que un término similar reaparezca en el dominio lingüístico anglosajón en los nombres de algunos de sus megalitos: The Merry Maidens, The Nine Maidens. Lo que me sugiere que hubo una reinterpretación o falsa etimología del antiguo maire / maide, "ancestro, noble", por el inglés maiden, "doncella", debido a la superposición de lenguas.

No obstante, el carácter femenino de las constructoras de megalitos, presentadas como Viejas o Cailleach en el folklore, y que no son otra cosa que versiones de la Madre Tierra, obliga a tener muy en cuenta también la posibilidad de que el vasco Mairi sea un préstamo del gascón maire, "madre", a su vez del latín matrem. Hipótesis que enlazaría con el antiquísmo culto a las Matres, que nos llevaría de nuevo a nuestros ancestros, pero de otra forma.
Estela megalítica de Guernsey conocida como La Gran' Mère du Chimquière o La Abuela del Cementerio.

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