domingo, 27 de octubre de 2013

O Rossio, O Rocío, O Resío

O Rossio, antiguamente ressio, el microtopónimo conocido más que nada por dar nombre a la famosa plaza (rossio) lisboeta, es un tema bien estudiado. Existe un artículo disponible en la red en el que su autor, en una misión sobre el terreno encomedanda por el Instituto de Alta Cultura de Lisboa, narra su viaje por la geografía portuguesa a la búsqueda y levantamiento arqueotoponímico de los rossios lusitanos: Robert Ricard, Recherches sur la toponymie urbaine du Portugal et de l'Espagne, Bulletin Hispanique, 1954. La etimología que propone de forma provisional, en ausencia de otra mejor, y siguiendo a Leite de Vasconcelos, es el latín residuum, "(terreno) residuo, sobrante", sin descartar que haya habido una interferencia con roça, "acción de rozar o limpiar de vegetación un terreno". Lo más interesante de este artículo es que en él se establece sin fisuras argumentales la casi total identidad semántica entre rossio y ejido; ambos fueron espacios liminales, situados a las afueras, y comunales. Lo que hoy llamaríamos descampados.

De una búsqueda en la base de datos del CODOLGA extraigo los siguientes ejemplos que parecen apoyar la idea inicial de Leite de Vasconcelos. O Resío, transformado por etimología popular en O Rossio / O Rocío, podría haber sido, por lo que se deduce de los casos siguientes, un terreno residuo de una herencia o reparto de tierras:

  • exitum uel ressitum (870: Santillana del Mar)
  • de illas ambas lareas cum suos ressius (1071: Braga) 
  • libere pascantur in omnibus cautis, & residuis (1125: Tui. Cfr. con el siguiente)
  • peccudes libere pascantur, tam in cunctis cautis quam etiam in ressiis (1142: Tui) 
  • aliam hereditatem de Bouza de forno et totos resios de ipsa uilla, que pertinent ad quinionem predicte Maioris Menendi (1260: San Clodio)
No obstante, no perdamos de vista el hallazgo de Ricard, que emparenta semánticamente, no etimológicamente, a ejido y ressio. Teniendo en cuenta el primer ejemplo mencionado arriba (Santillana del Mar), documentado en coordinación con exitum, podríamos aventurar que sí hubo un vínculo etimológico entre ressio y exitum que pasa por la prefijación re- añadida a exitum. Este mecanismo de la prefijación aparece hasta la saciedad en la documentación medieval para formar el antónimo en este tipo de fórmulas, "accesum, vel reccesum" (816 Lugo), "gressum uel regressum" (871 Liébana), "cum gressibus et regressibus" (1083 Coimbra), y tal vez en el ejemplo de Santillana del Mar se trate del mismo fenómeno, "exitum uel ressitum".

Desde este punto de vista, en el ámbito galaico-portugués eixido y enxido (campo a la salida) tendrían como antónimos por prefijación a los ressio, recío, rossio y rocío (campo a la entrada).

"E os que trouxeren mercadorias [...] as levaram aa praça ou açougue do dito lugar, ou nos resyos e saydas delle" (Foral de Óvoa).

Tampoco es que haya una gran diferencia entre ambos conceptos, por eso una de estas palabras ha ido perdiendo terreno en el país vecino a favor de la otra, sobre todo a medida que se iba imponiendo la urbanización y conversión de los ressios en plazas de uso público.

La evolución desde *rexitum a ressio implica la no palatalización del grupo "xi", así como caída de la -d- intervocálica procedente de -t- latina, igual que se ha producido en el extremeño Lejío. Según Leite de Vasconcelos, también existió la forma rexio (con prepalatal fricativa sorda) en la zona del Miño: "neste rexio que serve de estrumeira", s. XVII.

En Galicia existen por lo menos 4 topónimos O Rocío (en Ames, Santiago, Brión y Tomiño), unos 20 topónimos O Resío, 3 Eixido (Cangas, Vilardevós y Parada de Sil) y unos 70 Enxido, según el incompleto inventario Toponimia de Galicia

domingo, 20 de octubre de 2013

"The Thing" de Dombate

Uno de los motivos más extraños de la decoración de los megalitos europeos es "the Thing", la Cosa, el objeto grabado en la cámara del dolmen de Dombate (Cabana de Bergantiños). "The Thing" fue el nombre que le dio Shee, y "the Thing" le quedó, a Cousa. La cosa esa que parece una cafetera italiana flotando en diversas posiciones sobre líneas ondulantes.

"The Thing", tomada de dolmensedemaisfamilia.blogspot.com

Mapa y guía por los ríos y territorios del más allá, pintado en negro y rojo, como las pinturas de Dombate o Antelas, en el interior de un sarcófago egipcio ("El libro de los dos caminos", British Museum). (C) Ángel Facio.

"Ela [a Moura] hache levar por debaixo da terra, onde se apartan dous camiños: segundo collas por un ou por outro así chegas á trabe de ouro ou á de alquitrán" (Risco, "A trabe de ouro e a trabe de alquitrán").

Para este viaje al Alén celtoatlántico no se necesitan alforjas, sino un peine, para ofrecerle a la Moura.

 Pectiniforme sobre ídolo (Anta pintada de Antelas, Portugal). (C) Ángel Facio.

Otra recomendación importante es que no hay que intentar coger la viga de oro, pues al hacerlo se activaría un mecanismo que haría explotar todo.

 Equilibrista pasando sobre la trabe de ouro, o tal vez, sobre la grade de ouro. Anta do Picoto do Vasco (Portugal). (C) Anxo Martínez.

sábado, 19 de octubre de 2013

Los hidrónimos Mendo y Miodelo

A Don Edelmiro Bascuas y al profesor Moralejo (Corgo), dos ilustres expertos en la hidronimia de Galicia

El río Mendo se documenta en el año 964 como Minuete. JJ Moralejo en su artículo Mandeo, Mendo y Miodelo, propuso esta inusual forma como base prelatina (*MINUET, "menor, pequeño") de la cual, mediante sufijación, procedería también Miodelo (*MINUETELLO). De este modo, tendríamos una clásica pareja de hidrónimos vinculados, en la que el afluente o un río próximo de menor categoría aparece en diminutivo (Sar-Sarela).

Los más antiguos testimonios del hidrónimo Miodelo (Bergondo) sugieren, sin embargo, otra procedencia: la forma más arcaica es Meedelo (1268), que enlaza con la evolución mejor documentada de los topónimos portugueses de origen hidronímico Mindelo (Vila do Conde) y Medelo (Braga). Estos están atestiguados como Amenitello, Aminitello, Minitello, Menidello, Amiidelo, Ameendelo, Amiadelo, Meedelo... mostrando sin duda que estamos ante la base *AMENO de Don Edelmiro (punto 148 de su Estudios de hidronimia paleoeuropea gallega). Yo aún diría más, estamos ante una variante de la base AMNE, "río", que aquí recibe una vocal epentética de apoyo y sufijación derivativa, -etum (amenetum), -ellum (amenetellum) y -arium (amenarium), y dibuja un intrincado paisaje fluvial transmutado aparentemente en alisos (amieiros, abeneiros, ameneiros), o en montículos (medas) por fonética sintáctica (cfr. los siguientes ejemplos).

"et pervenit in Galletia riba Ameneda rivulo subtus Monte Cervario" (año 787. Fuente: CODOLGA).
"discurrente ad aquam de Ameneda" (año 1160. Fuente: CODOLGA).

En el caso de Miodelo como Amenetello > Meedelo, y luego, por disimilación vocálica, Miodelo, tendríamos pérdida de la nasal intervocálica. En el caso del próximo Mendo, documentado la mayor parte de las veces como Menede / Menete (en caso genitivo), se ha desplazado la vacilante nasalización desde el estadio *Meẽde a la actual posición implosiva o final de sílaba, como en el portugués Ameendelo.

Como quería el profesor Moralejo, puede que el Miodelo < (A)menetellum y el Mendo, si es que proviene de (A)menetum, sean después de todo una clásica pareja de hidrónimos tipo Sar - Sarela, Miño - Miñotelo, Ave - Avicella (actual Vizela), etc.

Uno puede entretenerse ahora buscando toponimia de la familia de los ríos Mendo y Miodelo. Existe un Miudelo en Cangas, una Fonte dos Mendellos en Bande, una Lagoa de Amendo en Ribeira, pero el que se lleva la palma es O Remendo de Monfero; el re- prefijado (apócope de rei, "río") transforma al hidrónimo en una colcha de patchwork.

Respecto a las formas derivadas con sufijo -arius, y que aún conservan la a- inicial (ameneiro, abeneiro y amieiro), resulta interesante fijarse en la distribución de las mismas, que ya había presentado Bascuas en el apartado que dedica a los nombres del aliso en el noroeste, hecho que está ligado a la conservación / pérdida de la nasal:


 Toponimia AMENEIR* según la base de datos de Toponimia de Galicia.


Toponimia ABENEIR* según la base de datos de Toponimia de Galicia.

Toponimia AMIEIR* según la base de datos de Toponimia de Galicia.

Como decía Don Edelmiro, "la nasal de ameneiro se pierde fonéticamente en amieiro. Esto no es problema; el problema está precisamente en su conservación". Con los mapas a la vista, la conservación / pérdida de la nasal es un fenómeno con distribución complementaria; ocupa zonas netamente diferenciadas que no se solapan. La explicación que se me ocurre para el enigma que plantea el autor parte, como es lógico, de la pérdida de la -n- intervocálica en gallego-portugués, que genera la nasalización de la vocal siguiente (ameẽiro). En las zonas que ocupa la toponimia AMIEIR* la nasalización vocálica acaba por desaparecer sin dejar huella alguna, mientras que en la zona AMENEIR* la intensa nasalización vocálica de ameẽiro genera una nueva consonante nasal (ameneiro). Aunque pueda parecer extraña esta recuperación, sabemos que se trata de una nueva consonante nasal porque el hablante no sabe muy bien donde ubicarla, y a veces la coloca desplazada a la posición implosiva (Ameẽdo > Amenedo / Amendo). Podemos concluir sugiriendo que la provincia de A Coruña fue el último reducto de las vocales nasales del gallego.

El tema del Greenman y el dios Cervunnos

En Galicia hemos conocido la existencia del Greenman y su posible conexión con el dios Cernunnos y la figura cornuda del caldero de Gundestrup gracias al trabajo de Alfredro Erías, "El hombre que vomita ramas (green man u hombre verde, Santiago el Verde...) y algunas figuras de resucitados de la Galicia Medieval", Anuario Brigantino, 2009.

 Greenman de la girola del Monasterio de Monfero, descubierto recientemente por nosotros. (C) Ángel Facio.

Tras el empacho visual de Greenmen al que me sometí voluntariamente estas vacaciones, voy a hacer unas amargas observaciones que permitirán contextualizar adecuamente el tema de la regeneración o renacimiento asociado a la figura del Hombre Verde.

Greenman de Kilpeck.

Podemos empezar diciendo que no existe ninguna divinidad gala llamada Cernunnos. Repito con el tonillo de la grabación de R ("no existe ningún teléfono con ese número"), no existe ningún dios galo con ese nombre. Su nombre es Cervunnos (cervunus, variante arcaica de cervinus, "cervuno, como un ciervo": Simonet, Glosario de voces ibéricas y latinas usadas entre los mozárabes). La lectura errónea del único texto (se trata de un hápax) por el cual conocemos el nombre del dios cornudo se debe, en mi opinión, a la necesidad consciente de apartarse de lo latino o lo ibérico, o simplemente, de lo normal, buscando ante todo la idiosincrasia céltica de la Galia, y por supuesto, al manifiesto deterioro de los dígrafos VV grabados en el Pilar de los Navegantes, que pueden interpretarse como VU, NU, NN, UN...

Pasemos ahora a los torques o monilia que cuelgan de los cuernos de la divinidad cervuna, o a los torques del cervomorfo del caldero de Gundestrup. Según una de las metamorfosis de Ovidio, los adornos que portaba un ciervo consagrado a las Ninfas eran un torques, una bulla y unos pendientes: "ingens ceruus erat", "cornua fulgebant auro", "pendebant tereti gemmata monilia collo", "bulla super frontem", etc. (Metamorfosis, libro X). Este bello mito nos narra, por si fuera poco, la muerte de un ciervo sagrado y el renacimiento de su amigo a la vida vegetal en forma de árbol: "in viridem verti coeperunt membra colorem" = sus miembros comenzaron a volverse de color verde. Convendría no perder de vista el resto de metamorfosis de humanos en vegetales de la obra en cuestión. Sobre el tema de los ciervos portando torques al cuello pueden leerse las notas a Aristóteles, De mirabilius auscultationibus. No era infrecuente, por otra parte, que otros animales, como los caballos, se adornaran con torques como marca de preciada pertenencia.


Y llegados hasta aquí, creo que es independiente el mito del Greenman (el tema ovídico del ser humano transformado en vegetal por mediación divina) del tema cervuno. El ciervo es arbóreo por naturaleza, el ser humano no. Sobre la cornamenta de los cérvidos han escrito mucho los clásicos. Era equiparada con la copa de los árboles, denominándose ramosa cornua, cornibus arboreis... De modo milagroso podía crecer sobre ella hiedra verde, como se ve en las figuras de Gundestrup y en la extraordinaria ¿pila bautismal? de Hospital de Quiroga (Lugo). Un pasmoso hecho que recogen así: "hedera in multis creatur, et quod mirabilius, visa est in cornibus cervi etiam aliquando" = la hiedra se cría sobre muchos árboles, y, lo que resulta maravilloso, de vez en cuando se ve en los cuernos de los ciervos; "hederam suis enatam cornibus gerens viridem" (Aristóteles).

Ciervo verde vomitando ramas iluminando el libro primero de las Geórgicas de Virgilio
(Dijon, ms. 497, s. XIII; procedente de Oxford). 


Galicia en un mapa T O del siglo XII

(Clic sobre la imagen para ampliar)
Base Enluminures
Institut de recherche et d'histoire des textes - CNRS

En un códice del s. XII de la Biblioteca Nacional de Francia, que ilustra las Etimologías de San Isidoro, encontramos esta preciosa miniatura de un mapamundi del tipo conocido como T O (Tierra inscrita en un Orbe u Orbis Terrarum). En la porción inferior izquierda puede leerse la siguiente serie de topónimos en columna: Narbona, Burdigali, Terracona, Hyspania, Cartago, Lusitani, Gallicia.

sábado, 12 de octubre de 2013

Los topónimos Engenho e Ingenio

"quando sairom os Mouros de Sam Martinho, aiam sas herdades livres e engenhas"

Del latín ingenuas, "libres de cargas o tributos". Como topónimo ha dejado pocos restos en Galicia, tal vez el frecuente hagiotopónimo Eugenia (Santa Uxía de Ribeira) pueda remontarse a una heredad ingenua, o a una tierra ingenua. Otros casos posibles son Muiño do Enxeño (Tomiño) y Xeño (Cedeira).

En documentos medievales gallegos de la base de datos del CODOLGA encontramos por ejemplo: "comissos ingenuos" (año 927), "piscarias ingenuas" (año 961), "comitatus ingenuos" (1007), y una interesante confusión, "per petram fitam et per ingenium inter penedo et ranti" (año 1133). En documentación aragonesa: "ut habeatis illa aqua ingenua et in ipso arrigo si potueritis molinos facere ingenuos" (año 1102, de JJ Larrea).

Donde sí se ha consolidado como nombre de lugar es en América, principalmente en Brasil, y en Canarias, gracias a la colonización portuguesa mediante el establecimiento de haciendas denominadas engenhos o ingenios, en su versión castellana.

En los engenhos brasileiros se perpetuó una estructura feudal que hundía sus raíces en el sistema colonial romano basado en la servidumbre, siendo el "senhor do engenho", el engenheiro, el equivalente al dominus o señor feudal, o al colono / ingenuo.

"Dominiorum, vulgo nuncupatorum ingenhos" = dominios o colonias, llamados vulgarmente ingenhos (Colección de los tratados de paz...). No parece que esta ocurrencia tenga nada que ver con el ingenio, sino con una forma de tenencia feudal que clasificaba las tierras en mansos ingenuos (libres) y serviles.

El sentido primitivo de hacienda o terreno de uso agrícola, plantación, del portugués engenho conviene con la etimología a partir del latín ingenuus, "[fundus o dominio agrícola] libre"; uso, por otra parte, atestiguado hasta la saciedad en la documentación medieval. De la especialización del establecimiento agrícola como factoría, fábrica o industria (en este caso de azúcar) surge el significado actual de ingeniero (industrial, empresario), que al principio únicamente designaba al propietario (fazendeiro) del dominio denominado engenho. Engenheiro o Ingeniero es un título que todavía se utiliza con especial reverencia en Portugal y América del Sur porque con él se nombraba al terrateniente o hacendado, al empresario, dueño de la industria, del capital y la tierra. No se trata, como podría pensarse, de que los estudios universitarios de ingeniería se tengan en altísima estima.