En otra entrada de este blog habíamos reducido la situación del Promontorio Sacro de los antiguos navegantes a Finisterre. Estos últimos días, releyendo a Maciñeira, me fijé en que compartía la tesis de Camille Jullian, que situaba el Cabo Sagrado en Ortegal basándose también en la distancia de cinco días de navegación entre el Estrecho de Gibraltar y el Cabo Sagrado, que resulta excesiva si se quiere situar este en el Cabo San Vicente: "en un moderno estudio dedicado por el distinguido profesor francés Camille Jullian a la tan conocida Orae de Avienus, al ocuparse incidentalmente del viaje náutico emprendido por el célebre marsellés Pitheas en el siglo IV antes de J.C. a lo largo de las costas occidentales de Europa, apunta la muy fundada sospecha de que el Cabo Sagrado que el viejo explorador menciona a cinco días de navegación de las Columnas de Hércules, corresponda al Ortegal" (San Andrés de Teixido, historia, leyendas y tradiciones). La tesis de Jullian, formulada en Questions Ibèriques, puede consultarse en el Bulletin Hispanique, 1905, tomo VII, nº 3, pg. 227, n.1.
Si Maciñeira y Jullian tuviesen razón, nos proporcionarían la certeza de que el santuario de San Andrés, vinculado con un culto ancestral a la muerte, es de origen pagano.
En aquel santuario del Promontorio Sacro no había templo alguno, sino muchísimas piedras dispuestas en grupos de tres o cuatro; sin duda dólmenes, nos dicen Menéndez Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles y Telles da Silva en su Collecçam dos documentos e memorias da Academia Real da Historia Portugueza. El rito que tenía lugar en estas piedras, consideradas como aras, nos ha llegado en un pasaje deturpado de Estrabón, en el que según su editor, Casaubon, es posible leer que "se coronaban las piedras con sertas de flores", no que "se volteaban las piedras".
Desarrollando esta nueva ubicación, cobran significado otros detalles que conocemos del Promontorio Sacro, como la forma de nave de tres pequeñas islas situadas frente a él. Tal vez una de ellas, la famosa Barca de San Andrés, aunque cuadren mejor los tres Aguillóns.
Nuevo túmulo en la Capelada, en el entorno del menhir de Poza da Auga (Parque Eólico "Os Corvos").
Si Maciñeira y Jullian tuviesen razón, nos proporcionarían la certeza de que el santuario de San Andrés, vinculado con un culto ancestral a la muerte, es de origen pagano.
Vista frontal del nuevo túmulo de la Capelada. No tenemos la seguridad de que estos enormes bloques de piedra
formen parte del monumento, o sean resultado de la acumulación reciente sobre él,
tras la instalación de los eólicos.
formen parte del monumento, o sean resultado de la acumulación reciente sobre él,
tras la instalación de los eólicos.
En aquel santuario del Promontorio Sacro no había templo alguno, sino muchísimas piedras dispuestas en grupos de tres o cuatro; sin duda dólmenes, nos dicen Menéndez Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles y Telles da Silva en su Collecçam dos documentos e memorias da Academia Real da Historia Portugueza. El rito que tenía lugar en estas piedras, consideradas como aras, nos ha llegado en un pasaje deturpado de Estrabón, en el que según su editor, Casaubon, es posible leer que "se coronaban las piedras con sertas de flores", no que "se volteaban las piedras".
Desarrollando esta nueva ubicación, cobran significado otros detalles que conocemos del Promontorio Sacro, como la forma de nave de tres pequeñas islas situadas frente a él. Tal vez una de ellas, la famosa Barca de San Andrés, aunque cuadren mejor los tres Aguillóns.
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