Dudo mucho que San Andrés en su recorrido atlántico haya embarrancado en las islas Gaveiras (Gaveira de Terra e Gaveira de Fóra), principalmente porque su santuario no se sitúa frente a ellas; no cumplen la condición de contigüidad al santuario, ni guardan la debida proporción con la embarcación, por lo que me parece una invención reciente la identificación de una de ellas con la barca de piedra que, según la tradición, utilizó el santo para alcanzar nuestras costas.
Hace casi 100 años un autor tan minucioso en sus descripciones como Don Federico Maciñeira, que conocía muy bien la zona, no fue capaz de situar con precisión la embarcación pétrea que la devoción popular atribuía a San Andrés, limitándose a informarnos de que, según la conseja tradicional "determinado peñasco de esta bravía ribera, es la barca que milagrosamente condujo a San Andrés a la sublime costa del Ortegal" (San Andrés de Teixido. Historia, leyendas y tradiciones).
Taboada Chivite en 1965, en su discurso de entrada en la Real Academia Galega, tampoco menciona As Gaveiras, ni islote alguno, y se limita a decir que "San Andrés de Teixido chegou en barca de pedra que se amosa naquela ribeira".
Otro autor en 1978, en un artículo publicado en la revista Cuadernos para el diálogo, nos cuenta su viaje a Teixido, donde "más abajo [de la fuente de los tres caños] da el viajero con la llamada barca do santo, roca que bate en la mar", en lo que parece una clara referencia a la bajada hacia O Peirao y tal vez a una de las rocas denominadas A dos Putos.
Fraguas Fraguas, en una comunicación de 1997 al Simposio Internacional de Antropoloxía Mariñeira, habla de que en el mar de Teixido "hai preto unha pedra que os romeiros van ver e coñecen co nome de Barco de San Andrés".
Sólo encuentro en las relativamente recientes aportaciones de Hualde Pascual ("Algunas leyendas liticas y el culto a las piedras en La Coruña", 1992) y de Alonso Romero la identificación de la barca con "una roca en Punta Gaveira, conocida precisamente con el nombre de barca de San Andrés" ("La barca de piedra de San Juan de la Misarela", CEG, V. XXXIX, 1991).
Como se ve por la seleccion de textos anterior, la ubicación y la morfología de la barca de piedra de San Andrés no son claras, y me temo que la devoción popular ha acabado, por consenso, identificándola con la isla de Gaveira de Fóra.
Y sin embargo, en la bajada mencionada hacia O Peirao, más abajo de la fuente de los tres caños, y pasado el campo donde cuelgan los pañuelos en alambradas, se encuentra una piedra modesta con aspecto de pequeña embarcación volcada con la quilla hacia arriba, su superficie completamente riscada por alguna actividad antrópica, y dos ondulaciones naturales que podrían figurársenos la decoración de una proa. ¿Habremos dado con la barca del santo?
Lamentablemente no, pero nos vamos acercando y confirmando la ubicación que ofrecía en el 78 el viajero de Cuadernos para el diálogo; según me informa amablemente Juan M. Tojeiro, su padre, nacido a 4 km de San Andrés, siempre le dijo que la barca de San Andrés era una piedra pequeña en la que se ven romper las olas, nada que ver con la idea reciente de identificarla con las Gaveiras. Ahora queda claro para qué usaba el Santo la escalera cuya figura de miga de pan se vende en las tiendas de Teixido, para subir desde O Peirao donde le dejó la barca hasta el santuario.
Lamentablemente no, pero nos vamos acercando y confirmando la ubicación que ofrecía en el 78 el viajero de Cuadernos para el diálogo; según me informa amablemente Juan M. Tojeiro, su padre, nacido a 4 km de San Andrés, siempre le dijo que la barca de San Andrés era una piedra pequeña en la que se ven romper las olas, nada que ver con la idea reciente de identificarla con las Gaveiras. Ahora queda claro para qué usaba el Santo la escalera cuya figura de miga de pan se vende en las tiendas de Teixido, para subir desde O Peirao donde le dejó la barca hasta el santuario.
Y por fin nuestra hipótesis se convierte en realidad cuando en el número 44 de la revista Céltiga (1926) encontramos la ubicación de la barca en un artículo de Villar Ponte: "Después de la "Fonte do Santo" ya abajo de todo en el mar que corona de blancas espumas las rocas
de un breve rincón de playa, que contrasta con el
verde de las praderas vecinas, la barca del Apóstol milagroso; una roca grande y alargada. La inquieta inmensidad del Cantábrico proceloso por fondo".