"afirman que los galaicos no tienen dioses"
Estrabón (Geografía, III, 4.16)
En dos entradas previas, El mito galaico del desencantamiento (fallido) de la moura-serpiente y El bello durmiente del bosque y otros cuentos de mouras encantadas hemos categorizado el foklore galaico-lusitano sobre las princesas mouras encantadas en forma de serpiente dentro de los fairy tales o relatos de un antiquísimo ritual de iniciación al matrimonio (Propp).
Ahora cabría rehacer los árboles genéticos que Tehrany propuso para el cuento maravilloso en general y en particular para Caperucita Roja (el tipo 409 de la clasificación de Aarne - Thompson - Uther), pero ajustando el corpus al milímetro, pues entre sus datos no aparece A Peeira dos lobos como variante portuguesa del tipo 409, y los numerosísimos cuentos peninsulares de mouras encantadas en forma de serpiente se representan con un 0 (ausencia), tanto en la columna 409A* (La niña serpiente), como en la 411 (El rey y la lamia), que también serviría para encuadrarlos.
Datos planos usados por Tehrany según la categorización del cuento maravilloso de Aarne - Thompson - Uther. Me he permitido la libertad de marcar la presencia en Portugal del tipo 409 (La niña loba) con un 1 en rojo, que representa el cuento A Peeira dos lobos. De "Comparative phylogenetic analyses uncover the ancient roots of Indo-European folktales", Sara Graça da Silva y Jamshid J. Tehrani, en RSOS, 2016.
En cualquier caso, el filtrado de datos para la categoría 409 (La niña loba) muestra que el motivo de la transformación animal, procedente de culturas que practicaron el chamanismo, es compatible con un origen prehistórico del mismo. El hecho de que sólo aparezca en la Península Ibérica y en la antigua URSS, áreas geográficas que permanecieron incomunicadas durante el último periodo glaciar, puede apuntar a un origen común anterior a la glaciación Würmiense (-110.000 años).
Imbricación de los cuentos de mouras encantadas en la mitología de los mouros
Una de las cuestiones que plantea Rafael Quintía en su revisión "Mouros e mouras. Na procura de nós mesmos" (en Os mouros e as mouras: máxicos enigmáticos da mitolóxia popular, Actas das V Xornadas de Literatura de Tradición Oral, 2012) es que "os mouros e mouras comparten escenario mítico e moitos caracteres pero son cousas distintas, corresponden a esquemas, orixes e mitos distintos" (pg. 38). Así pues, esto implica que el estudio dedicado a esclarecer el mito de la moura encantada tendrá que explicar su imbricación en el mito más amplio de la mitología de los mouros, dando cuentan de cómo se articulan entre sí.
Desde la perspectiva que hemos adoptado al asumir la premisa de que los cuentos de mouras encantadas son fairy tales en los que se relata un rito de iniciación al matrimonio, la tarea es muy sencilla y se despeja por completo la relación entre ambos. En los ritos de iniciación, y en los cuentos maravillosos que los relatan, se produce la muerte temporal del iniciado que a menudo se presenta como secuestrado por los seres del Inframundo, o viaja al País de los Muertos, al Alén. En nuestro caso la doncella menstruante (moura encantada) no puede salir del mundo subterráneo de los muertos (mouros), como máximo puede acercarse a la salida, y es ahí donde se presenta al joven para que opere el desencantamiento. Ella misma se considera como muerta en virtud de la equiparación entre el sangrado menstrual y un estado similar a la muerte (encantamiento)
Salvo raras excepciones (Aparicio Casado), existe bastante consenso entre los investigadores en que los mouros de nuestro folklore son los muertos que viven en una realidad paralela subterránea e invisible. En mi opinión, el dato que aclara definitivamente que los mouros son los habitantes del Inframundo, si es que hacía falta todavía, tras dibujarse siempre en el folklore su hábitat subterráneo o remarcarse en maravillosas leyendas su invisibilidad, es el que aporta la Leyenda del Castro de Marcelle (Vilamarín, Ourense):
"[...] Foron xuntos un anaco e, ao chegar ao Salgueiriño, o señor petou co pé no chan, que se abriu de súpeto. Entraron todos polo burato e deron en andar por debaixo da terra ata que de pronto o señor lle deu un rempuxón ao home e díxolle: -Queda ahí nesa esquina. Dende ela e ben agachado viu como saían aquelas dúas mozas cos brazos recachados e cada unha co seu coitelo na mán. Coidou o home que a súa fin era chegada, mais as mozas saltaron nun dos bois e deseguida o mataron. E despois unha delas deu en cheirar e díxolle ao pai: -Chéirame a carne de cristianillo vivo. Ao que o pai respondeu: -Non miña filla, que é a pan cocido. E para o outro día, á saída do sol, seica soltaron ao de Carballedo sen lle facer nada" (Lendas galegas de tradición oral, González Reboredo).
Al motivo del olor del vivo captado por el muerto dedica Propp un apartado completo de Las raíces históricas del cuento (El bosque misterioso. 6 - El olor). Para este autor es un detalle esencial, tan importante que Polivka dedicó un estudio sólo a este motivo. Muestra sin atisbo de duda que los seres que habitan el Inframundo son los muertos. "Este olor de los vivos repugna muchísimo a los muertos. Por lo que parece han sido transferidas al mundo de los muertos las relaciones del mundo de los vivos, en sentido inverso. El olor de los vivos resulta repugnante y terrible para los muertos, del mismo modo que el olor de los muertos es repugnante y terrible para los vivos".
Grabado en el dolmen de Picoto do Vasco (Vila Nova de Paiva).
Representa probablemente al difunto (mouro) y la topografía subterránea del Alén.
La escena está plasmada en un ortostato de una cámara funeraria,
consideradas en el folklore como una de las principales entradas al Más Allá o Inframundo.
(C) Anxo Martínez.
En nuestro folklore no hay atisbo alguno de que el carácter de nuestros mouros haya sido equiparable al de los dioses clásicos; en nuestro Inframundo no hay dioses, sólo muertos que llevan una vida paralela a la que se desarrolla en el nivel superior, a veces inversión de ésta. En contraposición, en el mito griego del descenso al Infierno de Orfeo en busca de Eurídice, que hemos presentado como variante del mito de la moura encantada, el protagonista se encuentra en el mundo subterráneo con los dioses Hades y Perséfone (diosa del Inframundo, a su vez ex-doncella encantada secuestrada por Hades).
La inexistencia de dioses en nuestra mitología (folklore de los mouros) propició su conservación al no confluir con las religiones de dioses, impuestas con la romanización y el cristianismo. Dice Marcial Tenreiro que "os nosos mouros, difícilmente integrables na concepción cristiá do mundo, quedaron marxinados, sufrindo unha evolución sensiblemente distinta. Para estes quedaban dúas opcións: a extinción ou a segregación do contexto da relixión, onde se situaran primeiramente"; los mouros son "eses elementos que se viron desprazados da esfera da relixión para entrar no imaxinario do pobo" ("Os mouros: notas sobre a permanencia do mito no folkore", Anuario Brigantino, nº 25, 2002). La perspicaz observación del autor nos lleva a precisarla, planteando la posibilidad de que el folkore de los mouros, que conforma una mitología o cosmogonía, y del cual se deduce una religión sin dioses (1), de tipo animista (chamanismo, totemismo), siempre haya estado segregado del contexto de la religión tal y como se entiende desde época clásica la religión, esto es, de la religión basada en dioses o en un dios supremo, imposibilitando su integración en la misma al ser un sistema de creencias diametralmente opuesto.
(1) "Cabe pensar precisamente que esto es lo que quería decir Estrabón cuando afirmaba que los pueblos galaicos eran ateos: que no veía que adorasen divinidades personales en el sentido en el que las concibe mayoritariamente la religión griega o la romana" (Prósper: Lenguas y religiones prerromanas del occidente de la Península Ibérica, 2002, pg. 33).
(1) "Cabe pensar precisamente que esto es lo que quería decir Estrabón cuando afirmaba que los pueblos galaicos eran ateos: que no veía que adorasen divinidades personales en el sentido en el que las concibe mayoritariamente la religión griega o la romana" (Prósper: Lenguas y religiones prerromanas del occidente de la Península Ibérica, 2002, pg. 33).
2 comentarios:
Muy interesante sin duda- Saludos
Ola Daniel! Moitas grazas, aínda que pareza estar afeita a postear no vacío existencial dos meus posts sen comentarios, sempre ven ben o feedback ;)
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