lunes, 24 de octubre de 2011

Pichonera

En Las palabras de la tribu de este lunes toca comentar los ferrolanismos cerillita y pichonera, ya en desuso, pero que muchos todavía hemos escuchado a la gente mayor. Pichoneras era la forma despectiva con que se aludía a las mujeres de clase obrera -artesanas, les llamaba la burguesía- que pretendían medrar, esto es, ascender en el escalafón social, casándose a ser posible con un oficial de la Marina, cénit de la pirámide de clases ferrolana hasta hace unos treinta años o menos.

Guillermo Ferrández nos dice que "la sociedad ferrolana nunca permitió estos desclasamientos y las apodó pichoneras por los sombreros de plumas que estaban de moda en aquella época". Podemos imaginar a unas pichoneras que aparentaban, con su tocado de plumas de pichón barato, una clase que no les correspondía como forma de conquistar al oficial y caballero. Pero la explicación de Ferrández, además de inexacta, se queda un poco corta ya que el calificativo pichonera tiene además la connotación de "mujer promiscua".

En el español de América rioplatense el término "pichonero" designa al "galán que enamora jovencitas" (Juan Carlos Guarnieri, Habla del boliche, 1967), y "pichonear" según Greet Cotton y Sharp "in its meaning of 'engage in sexual foreplay' is an euphemistic term" (Spanish in the Americas).

La emigración a América, y a Argentina en particular, de muchos ferrolanos y los contactos mantenidos entre las familias a ambos lados del charco hicieron posible que esta acepción americana se consolidase en Ferrol entre la clase obrera (1) para referirse a las mujeres que pretendían casarse mejor de lo que les correspondía recurriendo a la vieja técnica del pichoneo, o ligoteo, sin guardar el decoro y la honestidad preceptivas en aquellos años.

Y sobre cerillita... no puedo terminar sin completar el artículo de Ferrández mencionando a nuestro cerillita más famoso, Franco. No se sabe muy bien si era conocido como El Cerillita por su físico o por su orgullo, un sentido muy acusado del ridículo que provocaba que pasase de la frialdad y reserva más profundas a encolerizarse y sonrojarse ardiendo como un fósforo.

(1) Según me informa mi abuela, de 92 años de edad y de familia de clase obrera, ella nunca escuchó la palabra pichonera, sí en cambio el término artesena (mujer de clase obrera). Las artesanas no podían sentarse en las terrazas del Sakuska, ilustre cafetería de la calle Real reservada a lo más granado de la sociedad ferrolana.

jueves, 20 de octubre de 2011

Una posible vía romana entre Ferrol y Baamonde

Josef Alonso López, c. 1750, Mapa de los distintos caminos que unen La Coruña y Ferrol con Castilla, Biblioteca Nacional.

Este curioso mapa (clic sobre la imagen para ampliarlo) presenta los caminos existentes y proyectados de la red que comunicaba Ferrol, Betanzos, A Coruña, Baamonde, Rábade, Vilalba y Mondoñedo en el siglo XVIII.

Destaca la minuciosidad con que se ha trazado el antiguo camino que comunicaba Ferrol con Baamonde, atravesando cordales y ríos, y pasando por Neda, Formariz, As Neves, Caaveiro, Guilfonso, Pendella, Labrada, Drada (Druda) e Ixavara (Xavares).

El trazado del "Camino demarcado de Ferrol a Castilla pasando por Lugo" es rectilíneo, directo, característica que comparte con las vías romanas, que se desarrollan siempre de la forma más rectilínea posible; compárese con el serpenteante "Camino General de La Coruña a Castilla pasando por Lugo".

Otra mención de esta misma época al camino nos la ofrece Francisco Solinis cuando levanta en 1769 el plano de la Colegiata de San Juan de Caaveiro con los montes y ríos que la circundan. En el estudio que le dedica Alberto Fernández González se repreduce el dibujo de Solinis y las leyendas. El camino en este tramo de As Neves a Caaveiro se representa como una línea zigzagueante compuesta por tramos cortos y rectos, siendo esta técnica viaria de los zigzags para salvar desniveles, también un punto a favor de la datación romana de la vía.

miércoles, 19 de octubre de 2011

San Torcuato, ¿obispo en Briteiros o en Idanha?

El nombre común citania es más frecuente en Portugal, aunque se utiliza también en Galicia para referirse a castros de grandes dimensiones. Se consideran citanias o citânias, la de Santa Tegra, la de San Cibrao, Briteiros y Sanfins, entre otras. Citânia se utiliza también como topónimo en Portugal, mientras que en Galicia se prefieren Cidade o Cividade, derivados del latín civitatem.

La primera mención al frecuente topónimo citania podría ser el prerromano Acitania que se recoge en Plinio. En documentación posterior, una ciudad de Entre Douro e Miño se denomina Acitania: "Das memorias q ha nesta comarqua dantre douro e minho do emperador Trayano e como asolou as cidades de lamego e Acitania" (Machado da Maya, Nobreza dentre Douro e Minho, 1691).

Para la mayor parte de los autores, como Virchow, según expone Martins Sarmento sin decantarse por la idea, "não é inverosimil que Citania seja a mesma palabra que Civitas" ("Materiaes para a archeologia do Concelho de Guimarães", Revista de Guimarães, v. I, 1884).

Pero no hay consenso en su etimología, como se desprende de la siguiente selección:

  • Es muy natural ir a buscar en la lengua latina el origen de la palabra citania, que recuerda el de civitas
  • El marqués de Monsalud niega que el nombre de citania proceda, como se ha supuesto generalmente, de la voz latina civitas
Machado da Maya, ya citado, es una de las primeras fuentes que en 1691 relaciona a San Torcuato con esta Acitania situada en Entre Douro e Miño: "Sam Torcato discipolo do apostolo Sam Tiago foi bispo de Acitania".

Peixoto de Azevedo (1692) refiere el origen de San Torcuato, "que veio ter á cidade de Citania a sua patria, da qual cidade de Citania ou Acitania senão acha outro bispo, e foi mudado para Briteiros, e ali prégou o evangelho, e hindo-o prégar ao concello de Vieira, distante duas legoas de Acitania [...]".

Antonio de Sousa de Macedo (1737) es más tajante con la adscripción portuguesa de San Torcuato: "por Obispo de Citania, ciudad célebre en los tiempos antiguos, al dicho San Torcato, aunque algunos engañados del nombre lo hagan Obispo de Aguadix en Granada, no mirando que llamarle los autores Obispo Accitano se deriva de la dicha ciudade de Citania, que estava en Portugal".

Antonio Carbalho da Costa en 1868 (Corografia portugueza) compartía estas mismas ideas sobre San Torcuato. Él lo consideraba con seguridad obispo de una citania próxima a Guimarães. Aún mencionando a las autoridades que vinculaban el santo a Guadix, mantiene a lo largo de varias páginas que la vida de San Torcuato se ciñó a la zona de Guimarães: "O segundo foy o glorioso São Torcato [...] o fez o primeiro bispo de Citania, ou Gitania, cidade antiga situada junto ao río Ave duas legoas de Guimaraens para a parte do Norte". Cita que nos presenta a un San Torcuato obispo en la citania de Briteiros, en un momento tardío de la cultura castreña que coincidió con el inicio de la cristianización de la península, tal vez oficiando en el templo ante la Pedra Formosa.


No es fácil desentrañar la historia. También en Galicia existió una citania relacionada con el culto a San Torcuato, el castro o citania de San Cibrao de Las en Ourense, próxima al monte de San Trocado (San Torcuato), y además se supone la traslación de las reliquias del santo, de la que no hay testimonios documentales, desde Guadix a Santa Comba de Bande (Ourense) y más tarde a Celanova.

Pero otros textos envían a San Torcuato a predicar "apud Gaditanos, quos tunc Accios vocabant", procedencia que otros corrigen como "debet enim scribi apud Guadixanos", claro que antes de corregir alegremente conviene trabajar algo sobre la lectio difficilior de Aldrete, que nos lleva a pensar que predicó entre los Igaeditanos de Idanha a Velha, sobre el río Ponsul, que también se conoció como Egitania o Gitania. En su basílica de origen paleocristiano se conserva todavía un baptisterio primitivísimo. Ambos, basílica y baptisterio, tal vez sean los que mandó construir la senatriz Luparia de la leyenda histórica de San Torcuato.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Fregatrices y fregonas en la literatura española

An old peasant caresses a kitchen maid in a stable, de David Teniers el joven, c. 1690 (National Gallery, Londres). Esta obra de arte fue conocida en España como "la graciosa fregatriz", y comercializada en forma de postal.

La literatura española clásica está llena de fregatrices y fregonas. Estas palabras tuvieron, además de la acepción "limpiadora", una denotación sexual apenas comentada por los críticos, o incluso ignorada. Salvo la honrosa excepción de algunos trabajos de Monique Joly, esta ausencia de explicaciones sobre los clásicos españoles resulta pasmosa, pues el doble significado de fricare, "fregar/frotar", o de cualquier significante que se use para denotarlo (inglés, rubb) es prácticamente un universal lingüístico.

El término fregatriz en su acepción sexual ha tenido que ser necesariamente un semicultismo, parece que inventado por Cervantes en La ilustre fregona (La ilustre prostituta), análogo a meretriz y procedente del latín fricatrix, que designaba en un principio a la mujer que se masturbaba frotando su clítoris o mantenía relaciones sexuales de la misma forma con otras mujeres.

Asimismo fricare (fregar, frotar) tenía en latín el significado de masturbar a otro o masturbarse, y así pasó al léxico romance, donde ganó además el significado de fornicar. En unos versos de un anónimo erótico que describe la lascivia de una monja se dice que estaba "tota regirada vostra vista per fregar", con la vista extraviada ansiando fregar, no los platos, evidentemente.

Estropajo, vajilla y jabón cobran entonces nuevos significados en este microcosmos higiénico-sexual. María de Zayas y Sotomayor, por ejemplo, reserva estropajo para referirse al arte o técnica que utilizan las fregonas para dar placer, y la espuma del jabón o lavar en el río para referirse al acto sexual. Cervantes utiliza los platos como sinónimo de clientes en La ilustre fregona:

- ¿Fregona has llamado a Constanza, hermano Lope? -respondió Tomás-. Dios te lo perdone y te traiga a verdadero conocimiento de tu yerro.
- ¿Pues no es fregona? -replicó el Asturiano.
- Hasta ahora le tengo por ver fregar el primer plato.


Quizá sea Covarrubias el que mejor plasma este significado de fricare: la mujer o moza de buen fregado ("buen polvo" diríamos ahora) es "la deshonesta que se refriega con todos" (Covarrubias), una "prostituta" nos dice Terreros y Pando. Una de estas fregonas o prostitutas fue Ana de Medina, "gentil mujer de buen fregado. Autores son mil legiones de carajos fríos y helados que allí han recibido perfecta curación y escaldación", estilo quevedesco que haría reír sin duda a nuestro misógino nacional Pérez Reverte.

En el Fuero General de Navarra "fregar: conocer carnalmente á la muger".

Por cierto, ¡qué curioso el encuadre, tan centradito sobre la bragueta, y la forma de la bayeta que sostiene la fregatriz de Teniers! Cualquiera diría que es el precursor de la publicidad subliminal de los anuncios de Marlboro.

martes, 11 de octubre de 2011

Moros en Hispania

En el siglo III las santas cristianas Justa y Rufina fueron martirizadas por destruir un ídolo que las mujeres de Sevilla llevaban en procesión, ese ídolo de piedra se llamaba Salambonem o Salabovem, según diferentes versiones del asunto. La mayoría de los expertos identifican a Salambo (como la de Flaubert) con Venus, la Astarté fenicia.

La cuestión es que en el relato de la Vida de Carlomagno se nos cuenta la destrucción de los ídolos de Mahoma que llevó a cabo su protagonista en Hispania: "Idola & et simulacra quae tunc in Hispania invenit, penitus destruxit, praeter idolum quod est in terra Alandalus, quod vocatur Salamcadis: Cadis dicitur propie locus in quo est, Salam, in lingua arabica deus dicitur". Voy a traducirlo aunque se entiende bastante bien: Carlomagno destruyó los ídolos y estatuas que entonces había en España, excepto el ídolo que está en la tierra de Alándalus, que se llama Salamcadis: Cádiz se llama el lugar en que está, y Salam en lengua arábica es como se dice dios.

Este ídolo estaba sobre una columna junto al mar, era la estatua de un hombre en oricalco (bronce) que sostenía una enorme clava. En algunas versiones la enorme clava se transforma en una enorme llave (clava --> clavem). No cabe duda de que es una descripción del Hércules fenicio, el dios o ídolo de Cádiz.

Las preguntas son varias: primero es si en Salambonem, nombre que recibía un ídolo sevillano en el siglo III, también habrá que suponer ese término "arábigo" Salam, "dios" o "ídolo".

Y entonces ¿Desde cuándo estaban los moros en Hispania? ¿Ya en el siglo III? ¿Antes, incluso? ¿Estos moros, sin islamizar aún, no serían los que antes se llamaron africanos de Cartago o fenicios o libiofenicios?

¿De qué lado del estrecho estaba la demarcación romana asignada a la Bética denominada Hispania Tingitana o Transfretana con capital en Cádiz y principal puerto de embarque hacia África en Iulia Transducta, situada también en la península según Gregorio de Tours? Hombre, si estaba asignada a la Bética y su capital era Cádiz, y el puerto de embarque algo así como la actual Algeciras... ¡Uy, no! que todos los estudios la sitúan en el norte de África, como explicación a la españolidad inmemorial de Ceuta y Melilla...

Se puede intentar investigar, pero uno se encontrará con mapas a los que le faltan trozos, alteraciones textuales y cuadraturas del círculo diversas.


La Galliciana y las sendas Galianas

La Galliciana: camín pa les oveyes onde había una castañar mui gorda y mui vieya (Toponimia del Conceyu de Ponga, Xuaquina Martínez Pérez). De sobra es sabido que las sendas Galianas , como esta Galliciana, son un tipo de vías pecuarias, asociadas por lo tanto con las cañadas reales y con antiguos caminos que, en algunos casos, fueron aprovechados en su trazado para construir calzadas. Aquí no me voy a detener en la tipología de las vías pecuarias, ni en la relación entre las Galianas y las calzadas, sino en la etimología de la palabra Galiana, a la luz de su homólogo Galliciana que se conserva en Ponga. Respecto al nombre antiguo del Camino de Santiago tenemos que "Apud nos, via Gallicana dicta est, quae ex Galliis Compostelam apud Gallaicos ducit(Benito Arias Montano, 1571) = entre nosotros se llama via Gallicana, porque conduce desde las Galias a Compostela, en los galaicos. Afirmación que por el sonsonete tanto serviría para defender la etimología de Galiana / Gallicana a partir de Galias, como hizo Menéndez Pidal, como a partir de Gallaecia. Pero tratándose de caminos sólo será relevante, a la hora de motivar su nombre, el punto de destino: Compostelam apud Gallaicos, cosa que a Arias Montano no le habrá pasado desapercibida. Por ejemplo, y a modo de obviedades: el nombre viario "carretera de Castilla" se aplica a antiguos caminos reales que iban hacia Castilla, no a los que partían de Castilla, asimismo no aparecerá la denominación en territorio castellano y sí se encontrará en los limítrofes. Así, la vía Gallicana de Arias Montano, que va a Compostela en Galicia, recibirá su nombre del destino, un punto central de peregrinación con la suficiente importancia como para motivar el nombre Gallicana, de Galicia, y acabar convirtiéndose en sinónimo de camino, o en el camino por antonomasia. Lo que explicaría, por ejemplo, que aparezca como nombre de una cañada que pasa por Villavieja del Lozoya, llamada Camino de Gallegos, o que el nombre del Camino de Santiago todavía se conozca como Camino Gallego en muchos de sus tramos (Val de San Lorenzo). Pero estos no son argumentos suficientes para rebatir la autoridad de Don Ramón. Su argumentación se basaba en el parecido formal entre Gallias y Galiana, y era reforzada por el hecho de que el topónimo Galiana no se encontraba en las Galias (Galiene, Galiciene o similar); tendremos en cuenta que tampoco en Galicia se encuentra este nombre caminero. Según Jean-Luc Fray y Céline Pérol, algunas grandes vías de comunicación llevan un calificativo que indica su destino o su proveniencia, aspecto este último muy discutible por lo que expusimos arriba. Como ejemplo proporcionan el caso de la gran vía norte-sur que comunicaba París con Languedoc, que recibió el nombre de iter gallicum porque provenía de Francia (¡Como si de París a Languedoc no fuese Francia!). A partir de cierto punto, nos dicen, se denominaba también "la voye appellé des Pelerins". Con esta cita parecen aclararse de un lado la supuesta inexistencia del topónimo en Francia, y de otro, el destino del camino gallicum, también llamado de los Peregrinos, que iba a Galicia. Pondremos un par de ejemplos más de que en muchos documentos galliciana/-o o gallicana/-o está por gallega/-o, además de aquellos famosos "solidos gallicanos", de los que Sánchez Albornoz ya sospechaba su origen gallego, no galo. Desde un gladiador que participó en el ludus galaico: ESSEDARIUS INGENUUS LUDUS GALICIANUS (inscripción hispana del s. I). ¡Lástima no poder saber en qué consistía exactamente esta especialidad de lucha galaica! A una sede apostólica galliciana de Galicia, no gala: "Tres apostolicas sedes principales [...] Romanam scilicet, & Gallicianam & Ephesinam. Sicut enim tres apostolos, Petrum scilicet, Iacobum & Johannem" (Historia de Vita Caroli Magni e Rolandi, Ioannes Turpin). Y ya termino, sin meternos en camisas de once varas, pues no genera apenas polémica defender que las "hacas galicianas" de Cervantes o los "solidos galicanos" de Sánchez Albornoz eran gallegos, y otra cosa muy distinta es revisar en un párrafo la repoblación de la submeseta del Duero con Ramiro II a base de galicianos o galleci (gallegos, no galos), el origen de la liturgia galicana (gallega) o la imposición en 1090 de la letra galicana (gallega).

El peinado del hombre de Clonycavan



National Museum of Ireland. (C) Martínez de Alegría.

El torso y la cabeza del hombre de Clonycavan hallados en una turbera de Irlanda, y datados entre 392 BC y 201 BC, sufrieron un proceso de momificación natural que ha conservado intacto un peinado en el que aún hay restos del gel utilizado para mantenerlo, una mezcla de aceites vegetales y resina de pino importadas del suroeste de Francia o del norte de España.

"One of the most distinct features of this individual was his elaborate hairstyle. He had been shaven across his forehead from ear to ear giving him a conspicuously high hairline, and his hair had been cut to about 1cm in length at the nape of his neck and around his ears. With an average length of between 17 and 20cm, his remaining hair appeared to have been swept upwards and partly folded back over itself on top of the head, which would have served to increase his apparent height. Chemical analysis revealed the presence of a conifer resin on the root ends. This had been mixed with some form of lipid, in all likelihood a vegetable oil, and it is probable that this substance would originally have held the hairstyle in place. Further analysis indicated that the resin can most likely be traced to Pinus pinaster, a tree that grows in south-west France or northern Spain" (British Archaeology, enero-febrero 2010).

En 1295 a los ingleses de Irlanda se les prohibió llevar un peinado irlandés marcadamente nacional, que dificultaba la diferenciación entre colonos anglo-irlandeses y nativos. Este look recibía el nombre de culan, cooleen o coolin (transcrito de diversas formas según la pronunciación inglesa). El decreto nos lo describe así: "habentes capita semirasa, capillos a retro capitis nutriunt et alligat, et illos culan vocant", que podría traducirse algo libremente como "llevan la cabeza semirrasurada, los cabellos apelmazados hacia atrás con gomina, y ellos le llaman culan".

No sería tan extraño que 1500 años antes el hombre de Clonycavan ya llevase culan.