El Diccionario de la Llingua Asturiana indica que vellar es un sustantivo que significa "corral [pa xatos]" o "cabaña [pal ganáu en monte]". Su etimología ha de estar relacionada con el latín vitularium, que el glosario de Du Cange define como "Stabulum vitulorum, seu locus, ubi propter aeris intemperiem collocantur vituli". Así, el nombre común tradicional para referirse a los terneros o xatos en Asturias, como en Cantabria (1), era vellu / bello < vitulum (v. p. ej. X.L. García Arias: Diccionario General de la Lengua Asturiana).
Para explicar el romance vellar cabría la posibilidad de partir de vitularium > vellar, por apócope, pero también, según me indica amablemente Paulo Lema, partir del sustantivo vitulum > vellu / bello, que recibiría el sufijo derivativo -ar, como en heno --> henar.
Para explicar el romance vellar cabría la posibilidad de partir de vitularium > vellar, por apócope, pero también, según me indica amablemente Paulo Lema, partir del sustantivo vitulum > vellu / bello, que recibiría el sufijo derivativo -ar, como en heno --> henar.
Aurelio de Llano ofrecía en 1928 la siguiente definición, "Vellar = Cercado de piedra donde meten los jatos", que nos informa de las características de estas construcciones de piedra seca y circulares.
Los topónimos gallegos Abelleira y Abellariza, se consideran derivados del latín apicula, "abeja", pero también podrían entenderse como una amalgama del artículo femenino a, más sustantivos emparentados con vitulum; en particular Abelleira provendría de *illa vitularia > a velleira > Abelleira, y Abellariza derivaría de vitulum > vello / bello, y sería esta forma romance la que recibiría la misma sufijación que se encuentra en topónimos como A Vacariza o A Ovellariza, entendiéndose elidido el sustantivo braña. Abellariza significaría "braña donde se localizan los vellares o cercados para los terneros". Compárese con el asturiano vaca vellada, "con ternero, recién parida" < vacca vitulata, sintagma que aparece también en documentación medieval de Celanova, Ferreira de Pallares, Lourenzá, Samos y Sobrado de entre los siglos X-XII, para ser desplazado paulatinamente por expresiones como "vacca cum sua agnicula" (Celanova), "vacca cum (suo) filio" (Caaveiro, Sobrado).
Habrán de incluirse en esta lista topónimos como La Bejera / La Abejera, o El Bejar, que, como en el caso gallego, poco o nada tendrán que ver con las abejas.
Carré Alvarellos recogía para el gallego becho, "bicho", la acepción "cualquier animal pequeño", tal vez originada por ampliación semántica a partir del latín vitulum, "ternero" --> cría de cualquier animal. La solución con cheísmo del grupo t'l se encuentra asimismo en el asturiano: vellar / vechar y vello / vecho.
Finalmente, el apellido Bello, que aparece en documentación temprana de Celanova ("Arias Bello": CODOLGA), puede ser equivalente de Tenreiro, y remitir al antiguo nombre propio Vitulus.
(1) García Lomas: El lenguaje popular de las montañas de Santander, 1949, pg. 54.
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