Lo más probable es que el topónimo Perillo (Oleiros), así como Perlío (Fene), y Perillón (As Somozas), Perillona (Monte da Perillona, Arteixo), Perillán (Ponteceso), sean evoluciones romances del diminutivo latino petriculum, "roca, escollo, prominencia rocosa".
Y esto nos lleva a uno de los tres lugares en que se apareció según diversas leyendas hagiográficas el arcángel San Miguel, al monte de "Seint Michel del Peril" ("feste Saint Michel del Peril" - Chanson de Roland) entre Bretaña y Normandía, actual Mont Saint Michel.
Péril como orónimo procedente del latín petram es más que posible, pero su carácter de nombre de lugar ha pasado inadvertido o se ha puesto en tela de juicio al interpretarse exclusivamente como su homónimo péril procedente del latín periculum, "peligro". En la documentación medieval aparece frecuentemente latinizado como "in Periculo Maris monte" = en el monte llamado Peligro del Mar o Peligro Marino. No es el único caso: otro topónimo francés relacionado con la base latina petram es Péry (Suiza), que en la Edad Media también se latinizó como Periculo.
A partir de esta errónea reconstrucción medieval del antiguo topónimo Péril como procedente de periculum, "peligro", en lugar de un más que probable petriculum, "escollo [marino]", la leyenda no ha hecho más que incrementarse con añadidos relativos a la peligrosa ubicación intermareal del islote. La posibilidad de que Péril o Péril de la Mer (= escollo marino) hayan sido los antiguos nombres del islote se ha obviado al no advertirse su opaco vínculo con el latín petram; así los expertos consideran que el punto de partida original era Periculo Maris, un mero descriptor, no un topónimo, que a modo de título acompañaba a la advocación para indicar la peligrosa peregrinación al monte rodeado de mar.
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