Ya había escrito hace unos años (Pictas mouras) que los pictos escoceses y los cruithne irlandeses eran razas míticas de enanos que poblaron esas tierras. Como nuestros mouros, son seres feéricos que habitaban un mundo paralelo y subterráneo llamado sídhe.
Con casi total seguridad no existieron, ni siquiera como recuerdo folklórico empequeñecido de pueblos ancestrales reales. Como tampoco existieron en nuestro caso los mouros como tales, ni creo que sean recuerdo agigantado, por el tiempo y la imaginación, de nuestros verdaderos antergos. Todo ello corresponde al campo del folklore sobre razas míticas imaginarias.
Ahora descubro que los mismos razonamientos filológicos y arqueológicos que usaba yo para establecer la identidad entre los pictos, los cruithne y los enanos, fueron utilizados y desarrollados ampliamente por William Cook MacKenzie en The Races of Ireland and Scotland en 1916, aunque este autor acabe dudando sobre si los diminutos seres habitantes del sídhe son reminiscencia mítica o vestigio real de los antiguos pobladores de las islas. Tan arraigadas están estas tradiciones allí que el galés Arthur Machen crea el género de terror sobre la Gente Pequeña, enanos deformes y razas primitivas degeneradas que sobreviven ocultas en cuevas y subterráneos, basado en este folklore.
Decía MacKenzie que la palabra picti que nos ha llegado por el latín es una corrupción (i.e. una pronunciación a la latina) de una palabra previa, el celta peght, "enano". Al latinizarse su fonética se reinterpreta por el significado corriente de latín pictus, "pintado". Pero por toda Escocia prevalece la tradición de que el pueblo llamado picto por los paisanos eran enanos o pigmeos con una marcada predileccion por las viviendas subterráneas. Asimismo, resulta impecable su análisis filológico sobre los cruithne irlandeses, que explica la equivalencia entre unos y otros: la palabra irlandesa, como la escocesa, designa a seres deformes de pequeño tamaño.
Me he permitido traducir para los lectores del blog una pequeña historia feérica irlandesa en la que se pone de manifiesto que los cruithne irlandeses eran efectivamente seres feéricos habitantes del sídhe: Santa Brígida, Conall O'Neill y el combate contra los enanos.
Decía MacKenzie que la palabra picti que nos ha llegado por el latín es una corrupción (i.e. una pronunciación a la latina) de una palabra previa, el celta peght, "enano". Al latinizarse su fonética se reinterpreta por el significado corriente de latín pictus, "pintado". Pero por toda Escocia prevalece la tradición de que el pueblo llamado picto por los paisanos eran enanos o pigmeos con una marcada predileccion por las viviendas subterráneas. Asimismo, resulta impecable su análisis filológico sobre los cruithne irlandeses, que explica la equivalencia entre unos y otros: la palabra irlandesa, como la escocesa, designa a seres deformes de pequeño tamaño.
Me he permitido traducir para los lectores del blog una pequeña historia feérica irlandesa en la que se pone de manifiesto que los cruithne irlandeses eran efectivamente seres feéricos habitantes del sídhe: Santa Brígida, Conall O'Neill y el combate contra los enanos.
El desconocimiento total y absoluto sobre el carácter mítico e irreal de estas razas, la ignorancia acerca de la etimología de los términos picto y cruithne (y su significado de "enano, jorobado"), la credulidad, el hecho de no saber o no poder distinguir muchas veces entre Historia y Folklore, o la costumbre de pervertir estas disciplinas con finalidades políticas, han producido asombrosas declaraciones de principios, como que la genealogía del linaje de los reyes de Escocia entronque directamente con los enanos (pictos), o que los unionistas de Irlanda del Norte se declaren descendientes de los jorobados (cruithne), para luego afirmar que como sus antepasados cruithne poblaron Irlanda antes que los gaélicos tienen más derecho a estar allí que ellos (Ian Adamson). Sería igual que si ahora apareciesen los supuestos descendientes del mouro Zas de Xurenzás esgrimiendo sus derechos territoriales por el parentesco con los primeros habitantes de Galicia. Según la leyenda etiológica del nombre de lugar de Xurenzás, antes de llamarse así hubo una lucha entre dos mouros, el mouro Zas resultó vencedor e hizo jurar al vencido en su nombre: "Xuro en Zas que fun vencido!", y de ahí le quedó Xurenzás.
El enigmático pueblo picto desapareció como borrado del mapa; normal, porque nunca existió. Todavía algún filólogo despistado busca restos de su misterioso idioma en la toponimia escocesa, lo que viene a ser como hacer una gramática y un diccionario del klingon, o del sindarin. ¿En qué idioma hablaban los mouros? Hay quien los hace hablar en castellano, porque no eran gallegos. Ellos también desaparecieron sin dejar rastro...
Terminaré con un toque de terror a lo Arthur Machen combinado con Lovecraft: si no existieron los pictos como seres humanos reales, ¿para defenderse de qué razas primigenias innombrables levantaron los supersticiosos romanos la ciclópea muralla de Adriano?
Terminaré con un toque de terror a lo Arthur Machen combinado con Lovecraft: si no existieron los pictos como seres humanos reales, ¿para defenderse de qué razas primigenias innombrables levantaron los supersticiosos romanos la ciclópea muralla de Adriano?
Una de las estelas que flanquean la cruz de Carndonagh (Donegal). Representa un Leprechaun: ser mitológico irlandés habitante del inframundo, caracterizado por su pequeño tamaño y orejas puntiagudas.
(C) Dolores Gonzalez de la Peña
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