domingo, 26 de agosto de 2018

Baliza náutica de San Roque de Fóra - A Coruña

Las dos columnas de Hércules de A Coruña. (C) Andregoto Galíndez, 2018.

La antigua baliza de navegación de San Roque de Fóra servía para enfilar, junto con la Torre de Hércules, el pequeño y olvidado puerto pesquero de San Roque. Ambas conforman un conjunto que inmediatamente nos trae a la memoria las famosas columnas, estelas o pilares de Hércules, marcas de navegación de origen fenicio que solían erigir en sus derroteros los pueblos del mar (como los kummeli fineses). Lo más probable es que la baliza de San Roque haya ocupado el lugar de otras construídas en el mismo sitio con anterioridad.

Nota del 7/7/20: según un vecino de San Roque, la supuesta baliza era el pilar que sostenía una grúa que extraía arena en ese punto de la playa, cuando él era pequeño.

viernes, 24 de agosto de 2018

Petroglifo del Puerto del Gamo*


Leyenda en la Ermita de la Cruz Bendita del Puerto del Gamo, Casar de Palomero (Las Hurdes, Cáceres): "en este lugar llamado Puerto del Gamo fue apedreada la Santa Cruz el Viernes Santo 25 de marzo de 1488. (C) Dolores González de la Peña, 2006.


Chozo en el Puerto del Gamo. (C) Dolores González de la Peña, 2006.

En lo alto del puerto y frente a la Ermita de la Cruz Bendita, al otro lado de la carretera, está este curioso chozo en la Peña del Zaguitu ("pilluelo" en castúo). Una especie de corredor formado por ortostatos de pizarra se encuentra pegado al chozo. Según la señora Marcelina, del Casar de Palomero, aquí se escondían los cristianos para tirarles piedras a los judíos que habían apedreado la cruz del puerto (1); la Piedra Escrita (petroglifo del Puerto del Gamo) la utilizaban para comer y para dejar en ella señales que sólo ellos entendían. La Piedra Escrita se encuentra al lado del antiguo camino (hoy carretera) que iba de Casar de Palomero a Mohedas, km 2,200 unos metros a la derecha de la carretera, en el olivar de la Varistuela (Ballestuela en el Topográfico Nacional) y en zona que es límite municipal de ambos pueblos. De hecho, retomando la historia de la cruz, la señora Marcelina nos contó que cuando la cruz apareció en el puerto los vecinos de ambos pueblos se la disputaban por ser, como decíamos, zona más o menos común. La cuestión se dirimió echando a volar unas palomas que fueron hacia el Casar, y por eso la cruz quedó en el Casar. Es posible que el petroglifo, por su ubicación junto a un camino y en un límite municipal, sea un petroglifo de término, un mapa con divisiones, tal y como sugiere J.L. Sánchez Martín en “Descubrimiento de nuevos petroglifos en Sauceda de Pinofranqueado”, Revista de Estudios Extremeños, nº 1, 2004, frente a C. Sevillano Sanjosé, que cree ver representaciones de armas en el petroglifo.


En el centro de la fotografía posible arco montado con una flecha, según Sevillano Sanjosé. (C) Dolores González de la Peña, 2006.


Sector principal con representaciones en damero y escaleriformes que acercan el diseño al petroglifo conocido como mapa de Bedolina, Val Camonica. (C) Dolores González de la Peña, 2006.

Según el Mapa Topográfico Nacional el nombre del lugar donde se ubica el petroglifo es Ballestuela, que podría ser un compuesto hidronímico con un segundo término semejante al Éstola medieval (actual Esla). Este dato pondría una vez más en relación los petroglifos con acuíferos, delimitadores de los recursos hídricos, como ya hemos visto en alguna que otra ocasión.

(1) Sobre la historia del apedreamiento de la cruz:

-Alejandro Pino Uribe: http://alejandropinouribe.blogspot.com/2005/11/la-inquisicin-captulo-vii-expulsin-de.html

-Marciano de Hervás: “La invención de la tradición: leyendas apócrifas de los judíos de Las Hurdes y Las Batuecas”, Revista de Estudios Extremeños, nº 2, 2003. Este autor considera que el apedreamiento es una invención que forma parte de la leyenda negra hurdana: “no hemos hallado ningún documento original coetáneo sobre el apedreo judaico a la cruz. Sólo referencias literarias y testimonios indirectos recabados, y difundidos, por miembros del estamento eclesiástico con posterioridad a la fecha de los supuestos sucesos” (pg. 538).

* Publicado previamente en Celtiberia.net en septiembre 2006.

viernes, 17 de agosto de 2018

La llegada, de Villeneuve, y su errónea aplicación de la hipótesis de Sapir-Whorf

Esta interesantisima película, muy recomendable para los amantes de la ciencia ficción, fundamental para los que sean, además, lingüistas, se basa en la teoría de Sapir-Whorf, que establece que las categorías gramaticales de una lengua dada, como por ejemplo el tiempo (la temporalidad lingüística expresada sobre todo mediante el paradigma verbal), estructuran o moldean nuestra forma de comprender la realidad física, el mundo.

En lo que respecta a la categoría gramatical tiempo, el efecto es tan llamativo que en las lenguas que conceptúan el pasado delante del observador y el futuro tras él se altera la dirección de la flecha del tiempo físico, que corre hacia el pasado, mientras que para nosotros va hacia al futuro, y no por una razón física objetiva, sino porque llevamos impresa la temporalidad lingüística de esta forma.

(C) La llegada, D. Villeneuve, 2016.

En la película de Villeneuve la categoría gramatical tiempo de la lengua de los extraterrestres llamados Abbot y Costello no es lineal, sino simultánea o circular, pudiendo recorrerse en uno u otro sentido o a saltos. El fallo de esta idea, que habría sido perfecta de no producirse la muerte de Abbot, es que no tiene en cuenta el universal lingüístico que predice y exige una concepción lineal del tiempo en toda especie destinada a morir.

jueves, 16 de agosto de 2018

San Gonzalo (Obispo Santo), el druida Amergin y la Virgen de Pastoriza

Ahora mismo estoy leyendo Los normandos en Galicia durante el siglo X. Antecedentes, naves, itinerarios, obispos y castillos, de Fernando Alonso Romero, Andavira, 2017.


Milagro de San Gonzalo hundiendo la flota normanda. (C) Urbano Lugrís, "Los milagros de San Gonzalo". Fotografía de Andregoto Galíndez en la exposición "Paredes Soñadas", 2017, Afundación.

Alonso Romero en este nuevo trabajo se plantea la identidad de San Gonzalo, tal y como habíamos propuesto en San Gonzalo, obispo de Xubia y en Estrechando el cerco a San Gonzalo, obispo santo, aunque finalmente no tome partido ni por Xubia ni por Mondoñedo. Para lo que me interesa (la adscripción a Xubia y la identificación de San Gonzalo con Gonzalo Froilaz), menciona la donación de 1086 "de las villas de Domirón [en Ferrol] y San Xiao de Mondego al monasterio de San Martiño de Xubia, que habían sido atacadas por los normandos, probablemente después de la batalla de Hastings en el año 1066, pero posteriormente fueron recuperadas gracias a la intervención de San Gonzalo. Estos testimonios llevan a pensar que probablemente fue Gonzalo Froilaz el que realmente intervino en esos episodios que describen las incursiones normandas por las costas gallegas a principios del siglo XII" (pg. 21). Sus observaciones me satisfacen, aunque tendría que añadir algo más sobre el puerto de Iuncarias donde desembarcaron los normandos de Gunderedo, que no está en la ría de Arousa, sino en la ría de Betanzos, pero ya sería repetirme y le estropearía el capítulo que el profesor dedica al itinerario terrestre del ejército de Gunderedo desde la desembocadura del Ulla a Santiago, al reconvertirlo en un recorrido por el Camino Inglés a Santiago.

Ría de Sada o de Junqueyras (Xunqueiras < Iuncarias) según mapa del s. XVIII de D. Josef Beade, cura de Osedo y Mosteirón (Tomás López, Diccionario geográfico. La Coruña y Lugo, f. 448).

La vuelta de tuerca magistral del profesor nos la ofrece inmediatamente al considerar que la figura de San Gonzalo no es más que la cristianización de un taumaturgo capaz de controlar el tiempo atmosférico, un ermitaño, druida, chamán o hechicero avezado practicante del mágico don celto-atlántico de gobernar el clima. Otro santo gallego, San Rosendo, también era capaz de formar tormentas a su voluntad; rechazó al ejército portugués "de modo maravilloso mediante una espantosa tormenta de rayos y truenos" (pg. 22). Estas dos narraciones, según el profesor, poseen un importante valor etnográfico, "pues tanto San Rosendo como San Gonzalo, al hundir desde la lejanía las naves de los normandos, lo que en realidad están haciendo es actuar como magos o encantadores que con sendos hechizos controlan las fuerzas de la naturaleza" (pg. 24).

El valor etnográfico nos lo proporciona también la evolución de la figura del conjurador de tempestades en la cultura popular gallega desde la prehistoria: "druidas, magos, chamanes, hechiceros, astrólogos, nigromantes, tempestarios, tronantes, brujos, meigos y menciñeiros, y finalmente exorcistas y clérigos que con milagrosas oraciones alejaban los pedriscos ocultos en los amenazantes nubarrones" (pg. 24). Aquí es donde conecta su discurso sobre los santos tempestarios galaicos con las habilidades como controlador del tiempo del druida Amergin, también de nación galaica, si creemos la tradición del Libro de las Invasiones de Irlanda (s. XII): llegando la flota de los milesios a las costas de Irlanda se desató una tempestad que Amergin aplacó con su canto o sus hechizos (incantationes).

Uno de los ex-votos mariñeiros del Santuario de Pastoriza. (C) Anxo Martínez, 2016. "En el año de 1640 Juan do Río vecino de la Coruña estando pescando junto al Puerto de Bens en su lancha con sus compañeros, les acometió un barco de moros y estando apresados, clamaron por la Virgen de Pastoriza y milagrosamente se transtornó dicho barco y fueron cogidos los moros".

Nuestra Señora de Pastoriza (Arteixo), también fue numen cuya invocación podía desatar una tempestad. Se conserva un curioso óleo como ex-voto en la sacristía, cuya breve narración (abordaje marítimo de una flotilla sarracena impedido por la Virgen, que supuestamente desata un fuerte oleaje que vuelca la embarcación enemiga) recuerda la trama de la invasión normanda y el milagro operado por San Gonzalo al invocar a otros númenes cristianizados para provocar el naufragio de las embarcaciones normandas.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Fontecada y Foncalada

  1. "usque in Fonte calada" (año 1039, documentos de la Catedral de Astorga)
  2. "cartulam de pomare de Fonte Calada cum suo terreno" (año 1047, Cartulario da Sé de Coimbra)
  3. "de ecclesia Sancti Martini de Fonte Caada" (año 1209, Tumbo de Toxos Outos) = actual Fontecada
  4. "et inde ad fontem in Caada, et inde ad capud de monte Agudel" (año 1227, Tumbos de Sobrado)
  5. "per caput de monte Rotundo et inde a Fonte Incayada" (año 1230, Tumbos de Sobrado)
Moralejo Laso en su Toponimia Gallega y Leonesa (Pico Sacro, 1977, pg. 102 y pg. 130-131), se inclinaba a pensar que el nombre de las fuentes Fontecada (Santa Comba), Foncalada (Oviedo) y Honcalada (Valladolid) derivaba probablemente de cal (< latín calx), en alusión a que las mismas estaban caleadas. Desmontaba así la hipótesis de Piel, que prefería el étimo canalata, "encañada", que serviría para explicar los casos galaico-portugueses (con pérdida de -n- y -l- intervocálicas), pero no el asturiano Foncalada. Para el caso gallego de Fontecada refiere en nota, asimismo, que el secretario municipal le dijo "que no se recuerda fuente caleada o blanqueada alguna [...] pero que existe en la cima del lugar una fuente muy quieta o queda, hoy llamada Pozo de Arriba, con agua todo el año".

El étimo más verosímil en mi opinión es el adjetivo calata, derivado del verbo *calare, relacionado con el latín cala, "pocillo, vaso = kalathos", y calarius, "fabricante de calas" (Glosario de Du Cange). El referente u objeto aludido sería, en esta hipótesis, la pía a modo de recipiente o vaso que recoge el agua del manantial. Fernando Cabeza Quiles (Toponimia de Galicia, sub A Fonte de Sanabarrigas) propone para Fontataza (Guitiriz) que "talvez conteña -é só unha posibilidade- o castelanismo taza no canto da palabra pía, en canto a recipiente cóncavo de pedra".

Fuente de Foncalada en Oviedo, utilizada como lavadero público hasta principios del siglo XX. Del blog de Juan Crespo, Lavaderos Públicos. Fotografía por cortesía de Laura Bécares.

Parece ser que la construcción de la fuente ovetense se atribuye al reinado de Alfonso II (siglo IX), aunque siguiendo modelos constructivos romanos. Según la propuesta etimológica que acabamos de exponer, la construcción, o por lo menos la existencia de una fuente anterior, dataría de época romana precisamente por la designación calata > calada, "con pila o pocillo". El término cala es propio de la época de romanización de la península, y rápidamente cayó en desuso, sin dejar más vestigios en el léxico y la toponimia que estos nombres fosilizados de antiguas fuentes.

martes, 14 de agosto de 2018

Borneiro: un hidrónimo termal paleoeuropeo

Se confirma la opinión de Sergio Ríos González de que la restitución de la pedra formosa de la sauna del castro de Borneiro (Cabana de Bergantiños) no es correcta, a menos que uno quiera escadrillarse por completo intentando penetrar en el edificio de baños de vapor por la parte en que está situada actualmente la pedra formosa, justo en un sector del edificio tan pegado a la muralla de la croa del castro que es prácticamente imposible pasar por ahí estirándose y reptando en un plano inclinado.

(C) F. Häuser, 2018.

El autor cuestiona también no sólo la restitución, sino también la consideración de la misma losa como pedra formosa, y puesto a cuestionar, también el uso termal del edificio (Los baños castreños del noroeste de la Península Ibérica, 2017, pg. 256-273). Pero en apoyo de la función termal del mismo rescatamos una interesante propuesta etimológica sobre el topónimo Borneiro, según la cual el nombre indicaría precisamente la existencia de unos baños termales en el lugar.

La hipótesis fue mínimamente esbozada por el profesor Juan José Moralejo en 1999 ("Bormánico, CIL II, 2402 y 2403", Actas do XX Congreso Internacional de Ciencias Onomásticas, Santiago de Compostela, 20-25 setembro 1999, Fundación Barrié, 2002). En una breve nota indicaba que "bullir, borbotar, etc. son más característicos de termas, burgas, etc. [...] lo cual vuelve a inclinarnos por la opción *gwh (e/o)r-m-, "calor, calentar". Otros ejemplos de born- en antropónimo Bornus (Chaves VR), orónimo y topónimo Bornes (Macedo BN), topónimo Bornaria (Ferreiros BR), Borneiro y Bornais repetidos en Galicia, Bornain, Bornant, etc. en Francia, etc." (ed. en Callaica Nomina, Fundación Barrié, 2008, pg. 161). De nuevo en nota: "y como esta raíz *gwhe/or- tiene bien conocidas ampliaciones con *-n- [...] Corominas 1976: 153 propone que también gallego y portugués morno, "tibio", con sus variantes borno, borne, mórnio, múrneo, se remonten al indoeuropeo *gwhe/or-n-, "calentar", con b- como forma básica y m- como resultante de una asimilación nasalizadora "fácil y aún corriente". La propuesta puede ser aceptable, pero corrigiendo a Corominas en que borno, si tiene b- antigua procedente del indoeuropeo *gwh-, es cabalmente no céltico y es remisible a lo precéltico (que él llama sorotáptico o de las gentes de los campos de urnas) y pudiera emparejarse con Bormánico, si éste es antiguo y no mera novedad cultural en Lusitania" (Moralejo, 2008, pg. 169).

En resumen, el profesor Moralejo nos esboza en dos notas la identidad etimológica entre el teónimo Bormánico y el topónimo Borneiro; ambos de carácter termal (baños, termas, saunas, burgas) y remisibles a la base paleoeuropea *gwhe/or-, "calentar". Así, el castelo de Borneiro llevaría el nombre por el edificio con horno (forno o sauna castreña) situado extramuros de la cidá. Estoy segura de que nuestro admirado profesor Moralejo estaría bastante conforme con estas conclusiones, o por lo menos se reiría un buen rato.

martes, 7 de agosto de 2018

Las jarchas, Lomax y Evangelina Carballo


Grabación de Alan Lomax en Galicia (1952) subida a Youtube por Nefertuyo en 2016. Mn. 21:06 - Evangelina Carballo cantando "Agüiña do pozo crara".

"Agüiña do pozo crara
nada cobre* e bebe o peixe,
ámame con lealdá,
non temas a que eu te deixe".

La lírica popular gallega de tema amatorio con voz de mujer comienza a menudo con unos versos introductorios que parece que no tienen mucho que ver con el tema central, como si estuviese describiendo el paisaje para ambientar..., como relleno. Pero son referencias a las fuerzas y elementos de la naturaleza que sirven de contrapunto para expresar la intensidad o cualquier otra característica que se quiera destacar del sentimiento amoroso:
  1. Cervos do monte a áugua volviam (motivo probablemente de origen popular recogido e insertado en una cantiga de amigo del trovador Pero Meogo, s. XIII) - impetuosidad desbordante e irrefrenable de la pasión amorosa
  2. A raíz dun toxo verde é moi mala de arrigar (anónimo: recogido en la grabación de Lomax cantada por Evangelina Carballo) - profundísimo arraigo del primer amor
  3. Aguiña do pozo crara, nada cobre e bebe o peixe - pureza, inocuidad y potabilidad de la enamorada; el agua no ahoga (no cubre nada), y la bebe el pez...
Pero no sólo es el verso utilizado por Meogo, en relación con los de los dos cantares de Evangelina recogidos 700 años después, lo que quería destacar como muestra de la pervivencia de tradiciones seculares. Más bien pretendo centrarme en la forma de cantar de Evangelina, ese ritmo y melodía repetitiva donde encaja totalmente esta otra composición en una lengua románica peninsular, hoy extinta (según dicen), recogida por Judá Leví, un poeta hebreo nacido en Tudela o Toledo en el s. XI, para incorporarla en una de sus obras:

"Garid vos ai irmanelas,
com contenerei meu male,
sen al-habib non vivirei eu,
ad où l'irei demandare?" **

900 años documentados de lírica popular tradicional nos contemplan, con música y todo, en esa grabación de Lomax (minuto y resultado). Lo triste es que tengan que venir, aunque cada vez menos, de fuera a valorarnos, bien sea Lomax o Judá Leví. Seán Ó Riada en 1970 presumía con orgullo de los 400 años de existencia documentada de la música tradicional irlandesa, si hubiera percibido la profundidad temporal de la nuestra habría descubierto un nuevo paradigma folk.

* "nada a cabra", variante impropia y escasamente lírica, que no suena en la grabación. Se ofrece en Cuadernos de Estudos Galegos, 1955. Un amable lector apunta en los comentarios al pie de esta entrada que podría escucharse "nada a cobra e bebe o peixe", lo que sería bastante oportuno.
** versión personal de la jarcha 4 de Yehuda Halevi de su Panegírico en honor de Ishaq ben Qrispin, que Menéndez Pidal transcribe así (fuente: Jarchas.net):

1 garyd boš 'y yrmn'lš

2 km kntnyr 'mw mali

3 šin 'lḥbyb non bbr'yw

4 'dbl'ry dmnd'ry.

viernes, 3 de agosto de 2018

Alcaiás (Cedeira), Alcallás (Neda), Alcaiana (Vizoño) y nuestros Chieftains

Nombre exclusivo de la zona de Cedeira para designar a los túmulos funerarios megalíticos y a los castros. Encuentro este interesantísimo dato en la obra de Maciñeira, Bares. Puerto hispánico de la primitiva navegación occidental, 1947, pg 114: "en el resto de la tierra ortegalesa, tan rica en túmulos, conóceselas [a las mámoas] por medoñas [...] y por alcayás (¿árabe?) hacia Cedeira". A continuación prosigue añadiendo una nota: "En cuya parte denominan alcayás no sólo a algunos túmulos, sino también a las trincheras y terraplenes de los castros. Caso que en Galicia sólo ocurre, que sepa, en este ángulo peninsular". En el BRAG nº 266 (1942) también señala esta particularidad léxica: "por la parte de Cedeira correspondiente al grupo sepulcral de la Capelada, les suelen llamar alcayás dos mouros, de la misma manera que a los fosos y parapetos de los castros".

El topónimo Alcaiás cedeirés se encuentra en el castro de O Sarridal nombrando las parcelas de su foso; tambien existe otro en A Candieira. El profesor Porto Dapena (Diccionario toponímico do concello e ría de Cedeira, 2014) analiza dos posibles etimologías árabes para explicar este nombre de lugar (se entiende que desconocía el importante dato aportado por Maciñeira al tratarse de una obra descatalogada de difícil consulta):
  1. como derivado, con pronunciación yeísta, del sustantivo alcalla, "xarra de barro", o de al-qallál, "alfareiro", pero en el sentido amplio de taller de alfareros 
  2. como derivado de al-qalat, "o castelo", posibilidad que descarta, a pesar de ser topónimo frecuentísimo en la Península y adecuarse al yacimiento castreño de Sarridal o al Castelo da Concepción (como él mismo reconoce), por razones de índole fonética (al-qalat habría evolucionado en gallego a alcaá, siendo necesario recurrir a la epéntesis de una i antihiática, fenómeno nada frecuente en la zona), y de asincronía entre el topónimo al-qalat, medieval, y sus dos posibles referentes (un castro prerromano, y una fortificacion moderna).
Tras la precisión léxica que realiza don Federico sobre el significado y uso exclusivo del sustantivo alcaiás en Cedeira, cobra fuerza la segunda hipótesis formulada por el profesor Porto Dapena. Los dos Alcaiás cedeireses serían los únicos topónimos derivados del árabe al-qalat, "castro, castillo", en Galicia. La singularidad de este hecho seguirá siendo un misterio durante una temporada.

No quiero dejar de poner mi granito de arena en la polémica etimología de Alcaiás aprovechando que un lector me pregunta en los comentarios sobre el Alcallás de Neda. Mi propuesta, que se encuadra dentro de la denominada arqueología institucional, es la forma *alcaldianas, derivado del árabe alcaide, término muy bien documentado en nuestros textos medievales con todo tipo de soluciones como alcaide, alcalde y alcalle. El étimo que supongo, *alcaldianas, con d+yod, podría explicar los resultados Alcaiás (si la base de formación es alcaide - *Alcaidianas > Alcaiás), y también Alcallás (si la base de formación es alcalle - *Alcallianas > Alcallás). La motivación del topónimo, parte importante de toda propuesta, estaría justificada por la transmisión intergeneracional de la idea de que los restos visibles de las fortalezas castreñas y túmulos megalíticos fueron viviendas, en la vida y en el Más Allá, de los alcaldes o jefes. Nuestros chieftains. En la literatura irlandesa medieval es una constante la adscripción a la realeza (sociedades de jefaturas) de los túmulos y fortalezas prehistóricas.

En Portugal, el topónimo Alcaidaria, según Luis Chaves ("Influencias militares na formação de topónimos", Revista de Guimarães 62, 1952) indica la existencia de una plaza fuerte, fortaleza o castelo gobernado por un alcalde-mor. Existen poblaciones en Achete (Lousã), Milagres (Leiria) y Reguengo do Fetal (Batalha).


En el caso de As Alcaiás del castro de Sarridal, parece que sus chieftains no vivían nada mal, con sauna y todo. (C) Dolores González de la Peña, 2018.

Existe por lo menos un topónimo más de este tipo, en Vizoño (Abegondo). Es el Castro Grande de Alcaiana, que conserva su calzada de acceso: Calzada de Alcaiana. Su proximidad al Castro de As Travesas sugiere, a partir de la etimología de Alcaiana (de alcaide, "jefe", "xefe dos mouros"), que pervivió en la memoria popular su función política de cabeza territorial.


Gastrotoponimia de Galicia

El año pasado por San Valentín El Progreso de Lugo propuso "Una ruta gallega por la toponimia del amor"; en el artículo explicaban algunos nombres de lugar aparentemente relacionados con los afectos humanos: Cariño, Amorín, Carantoña y Bico, y O Coito y O Sexo. Pero ¿por qué dicen amor cuando quieren decir sexo?

En Galicia el amor es una pasión muy secundaria y relativa. Aquí, sobre todo, se come. Y se come muy bien, buen producto elaborado de forma tradicional. Comer es nuestra necesidad primaria por excelencia, y en época estival, cuando proliferan fiestas gastronómicas por todas partes, se convierte en una ruta de peregrinación sacrosanta. Si no has ido a varias fiestas de este tipo durante el verano eres indigno de consideración, raro, o bien estás delicado del estómago después de haber asistido a alguna enchenta, por haber comido en exceso... Sólo este argumento te serviría de excusa.

De esta principalísima actividad antrópica propia de nuestra cultura han quedado vestigios en la toponimia del país. Veremos algunos casos de auténticos gastrotopónimos, y examinaremos otros en los que, por ejemplo, un inocente fitotopónimo sufre metamorfosis transformándose en gastrotopónimo, obligado por el paisano galaico a reconvertirse en producto comestible, preferentemente cárnico. La toponimia de Galicia es la más rica en documentación, número de topónimos, y sabores.

Empecemos por algo ligero, como puede ser la merienda. Nuestros lugares preferidos para merendar vienen identificados en la base de datos Toponimia de Galicia como A Pena da Merenda, O Campo das Merendas y O Carballo das Merendas. De entre todos ellos destacaría nuestra preferencia por la ubicación en penedo, para así aprovechar las oquedades de la piedra como asiento y lugar para depositar vituallas y bebidas sin que se vuelquen. También existen varios Merendeiro, como el Merendeiro de Santo Antoíño (A Lama), lugar en que se evidencia el frecuente maridaje entre gastronomía y romería, que a mi modo de ver no es más que otra excusa para el encuentro gastronómico. Comer al aire libre, para aquellos que veranean en la costa, se identifica inmediatamente con hacer una parrillada en la playa; puede que O Pinal das Parrillas (Cangas) sea  la primera muestra de que esta tendencia, de reciente introducción y actualmente prohibida para evitar incendios, está dejando su huella en la toponimia del país.

La preparación básica de la cocina gallega es la allada, utilizada para todo tipo de pescados. Tenemos multitud de puntos costeros denominados A Allada que podrían confundirse con esta base culinaria compuesta de aceite, ajo y pimentón, pero según Xosé Lois Vilar Pedreira y Roberto Rodríguez Álvarez indican una "mancha de area de menor amplitude na superficie do fondo do mar". El profesor Porto Dapena define así allada: "un pequeno entrante de mar máis ou menos abrigoso, do latín angulata".

Distribución del topónimo O Cocido según la base de datos Toponimia de Galicia.

Pasando a palabras mayores, a A Pitanza (Vilamarín), podemos comprobar que el cocido ha dejado su huella gastronómica limitada no a la zona de Lalín, como cabría esperar, sino a la toponimia que va de As Somozas a San Sadurniño, Moeche y A Capela (de mucha tradición culinaria) existiendo nada menos que 37 lugares que llevan este nombre, entre los que destaco O Campón dos Cocidos (As Somozas) y O Cocido de Abaixo y O Cocido de Arriba (San Sadurniño), que facilitarían la degustación de varias elaboraciones simultáneamente. He tratado de buscar posibles étimos latinos que justifiquen esta aparente abundancia de cocidos campestres, sin éxito. Y en este punto, se me ocurre que el topónimo O Cocido podría indicar la existencia de viejos fullacht fiadh célticos, antiguas cocinas castreñas al aire libre. Más verosímil es la opinión de Paulo Martínez Lema: O Cocido también podría ser, como fitotopónimo, un colectivo de cozo (diccionario de Estraviz: "pé de carvalho cortado com rebentos; tronco ou raiz de urze").

No faltan en nuestra gastrotoponimia los ingredientes del cocido: O Chourizo (Tomiño, A Mezquita), O Lacón (Castro de Rei), O Touciño (O Páramo, Viveiro, Vigo, A Gudiña), una buena mada de grelos, A Grela (27 lugares espallados por toda Galicia), O Garbanzo (Ribadumia, Pedrafita do Cebreiro), As Patacas (cientos de lugares) y el pan bajo sus dos formas, O Bolo y A Bola. La mayoría han sido transformados en nutrientes por la mágica fuerza del pensamiento galaico: O Chourizo ha de ser en realidad O Chorizo, "campo florido" (derivado del latín flos-floris, "flor"), O Touciño un diminutivo de la palabra de origen prerromano touza, "arboleda, espesura de monte bajo, maleza", A Grela un falso corte del sustantivo agrela, diminutivo de agra, "campo de labor, leira", y O Garbanzo un derivado de la base prerromana *karau, "piedra", que ha dejado también resto toponomástico en Carabanzo (Asturias). La existencia de O Lacón me ha dejado completamente estupefacta, sin palabras.

El cocido ha de ir regado con un buen vino, siendo deseable que éste corra de forma ininterrumpida y que cada uno identifique bien su copa y no beba el culín que va quedando en las de los demás: Fonte do Viño (Melide, Brión, Santiso, Aranga), Valdoviño, O Cadaviño (Xove). La homonimia aquí se produce con el hidrónimo paleoeuropeo Aviño (misma base prerromana que la del río Avia) y con el diminutivo de cádavo, "tronco de tojo chamuscado que queda en pie después de haberse quemado el monte" (diccionario de Leandro Carré Alvarellos).

El caldo, indispensable en la dieta invernal, tampoco está ausente: A Fraga do Caldo (Vilariño de Conxo). Pero más que referirse a una buena cunca de caldo de grelos o berza, el topónimo Caldo señalará una surgencia termal, un manatial calidus > caldo (cfr. Río Caldo, Lobios).

Os Roxós (Portomarín), O Pemento (Vigo), Os Pulpos (A Pastoriza, ¿no tendría que ser Os Polbos?), A Fonte da Sopa (Alfoz), Os Callos (As Somozas), A Lamprea (Ribeira de Piquín), O Cachopo (varios lugares: es un fitotopónimo homónimo de la milanesa asturiana rellena de jamón y queso) y Asados (Rianxo) podrían conformar otro menú. Incluso tuvimos el arciprestazgo de Arrós mucho antes de que se introdujera el cultivo de este cereal en la Península.

De postre habrá con seguridad filloas, que en algunos lugares llaman freixós: Fonte Filloa (Saavedra - Begonte), Pena dos Freixós (San Sadurniño). Este último indicará la existencia de petroglifos o huellas de meteorización natural de la piedra en forma circular; el nombre también es sintomático de nuestra afición por los símiles gastronómicos.

Una advertencia: jamás nos limitaremos a un único postre, que es como estar a dieta. Tendremos que probar A Bica (más de un ciento de resultados en la base de datos Toponimia de Galicia); en este caso se produce homonimia entre el nombre que recibe el bizcocho o torta y la bica o "caño por donde sale agua" (cfr. el diccionario de Franco Grande y el topónimo Fonte da Bica).

Si alguien quedara con hambre: una infinita tabla de Queixos, e ingentes cantidades de Requeixo, recomendable con miel, y a ser posible de A Capela. A Os Queixos Secos (A Lama) yo los metería en aceite, así se conservarían mejor y no quedarían tan duros. Según Fernando Cabeza Quiles el topónimo Queixo estaría emparentado con el latín capsa, "lugar encajonado ubicado en una depresión del terreno". Y en mi opinión el topónimo Requeixo se formó desde el latín reccesum, "retiro, fondo de un terreno". No obstante, podríamos salvar algunos Queixos, como A Praza dos Queixos (Melide) y A Casa dos Queixos (Tomiño), que parecen lugares donde se elaboraban y expendían quesos del país, del latín caseum, "queso".

Para favorecer el procesado estomacal de todo esto es muy recomendable como digestivo un buen aguardiente de Oruxo (Muxía).

jueves, 2 de agosto de 2018

O Roxo Seco (Trabada)*

  1. "ipsum montem Uulturaria ubi (di)cent Nebulario et descendit ad illum rogium que descendit de Remesar" (año 791, documentación de Monforte: CODOLGA)
  2. "et per Sancta Eulalia de Rogio" (año 1112, Lourenzá: CODOLGA); "Sancta Eolalia de Arrogio" (sin fecha, Lourenzá: CODOLGA)
  3. "ad Portum Palumbarum. Indeque deducitur ad ipsas mamolas ubi oritur Arrogio quem dicunt Siccum" (año 1164, Tumbo Viejo de Lugo: CODOLGA)
  4. "qui sunt inter Coyroos et Colantes, sicut vadit ad ipsum rogium qui discurrit inter Villare et Colantes" (año 1133, documentación de Cis: CODOLGA)
Según Corominas arroyo es palabra de origen prerromano (*arrugio) y sería el masculino correspondiente a ARRUGIA, que Plinio recogió en Hispania en el sentido de “galería de mina”. Corominas vincula ambos términos teniendo en cuenta que estas galerías eran canales artificiales por los que circulaba el agua.

Por aféresis de la primera sílaba *rugio y normal evolución del grupo g + yod se obtendrían las variantes roxo / roso (con despalatalización).

Roxo: O Roxo Seco (Trabada, Lugo), documentado en 1164 como "Arrogio Siccum". En el noroeste de la Península una de las soluciones para el grupo g + yod ha sido este sonido fricativo palatal sordo. El término completo es arroxo, que alterna con la otra solución estándar, arroio. Otros ejemplos son: Rego do Roxo (As Somozas), Fonte do Roxo (Riotorto), Fonte dos Roxos (Santiago), Muiño do Roxo (Vedra, Riós, Oza dos Ríos, Aranga), etc.

Roso: Val do Rosal (Pontevedra), alternando con el más frecuente Roxal; Monterroso (Monterroso, A Teixeira, Melide, Sarria), alternando con el más frecuente Monte Roxo (O Grove, Moaña, Foz, Ponteceso).

Resultará difícil la desambiguación entre homónimos procedentes del prerromano arrugio > roxo, "arroyo", y del latín rubeo > roxo, "rubio, rojo".

Es de la misma opinión Fernando Cabeza Quiles (Toponimia de Galicia, 2008, sub "Roxos"), al que se le ocurrió la misma etimología dos años después, y buscaba bibliografía (evidentemente fiable, la clásica bibliografía) en que apoyarse: "en canto a bibliografía que nos axude e non nos deixe sós nesta teima toponímica, achamos con satisfacción que o profesor E. Rivas dá a mesma explicación que nós para os topónimos da zona da Limia (Ourense), Araúxo de araugium".

Desconocía el dato, pero efectivamente el profesor Rivas se tiene pronunciado al respecto en varias ocasiones: "Araúxo, Aruxo, Aruouxo, Arroxo, Roxo, Arroio. Formas destas pódense ver en hidrónimos polo N. de España, Francia, Alpes e N. de Italia. Plinio, ó falar da minería no Noroeste, menta as arrugia..." (Rivas Quintas, Lingua galega, nivéis primitivos, 1994, pg. 63). Moraleja: es necesario consultar todas las fuentes para evitar reformular hipótesis ya formuladas.

* Esta entrada es una mínima selección, ampliada con documentación medieval y algún topónimo más de nuestra área lingüística, de mi artículo Arrugia, publicado en Celtiberia.net en enero de 2006, donde daba cuenta de todo tipo de variantes europeas provenientes del étimo prerromano. Aquí presento únicamente las que atañen al dominio lingüístico galaico.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Alto do Caxado - O Caxado (As Pontes)

Federico Maciñeira en su obra Bares. Puerto hispánico de la primitiva navegación occidental (1947, ed. Bouza-Brey) sólo tiene una breve nota sobre este orónimo (pg. 46): "en Portugal uno de los tres islotes del Sacrum Promontorium de los textos primitivos grecorromanos (cabo de San Vicente) denomínase también, según Leite de Vasconcellos (Religiões da Lusitánia, II, pg. 10), pedra do Caxado".

No encontrando más datos sobre el topónimo, entiendo que tendrá que ver con el sustantivo caxado, que por ejemplo Leandro Carré Alvarellos define como "cayado; bastón de pastor". Podría tratarse, por lo tanto, de un nombre de lugar que indicaría la existencia de un menhir en la cumbre del monte, similar a los que se encuentran en la necrópolis tumular de Pena Faladora. La consideración de los menhires como cayados o bastones es bastante frecuente en el folklore; también nombrados mediante el sustantivo pau, término que según Francisco Javier Rodríguez, Juan Cuveiro Piñol, Marcial Valladares, etc. tenía el significado de "palo, bastón".

La primera mención a unos paus, en el sentido de menhires de demarcación, aparece en un documento de 1177: "que est inter villare de Iove et Candeyro, de inde ad Palos de Comite ubi primo fuit incoatum" (fuente: CODOLGA, documentos de Monfero). Se trata de la delimitación del coto de Labrada y Buriz, que en cierto punto pasa por una de las mámoas que está entre Xove Vello y Candieiro (Castro de Labrada), para luego volver sobre el desaparecido alineamiento de Paus do Conde hasta Estrimil (Labrada, zona de la necrópolis tumular de O Galiñeiro).

Otro caso sería el de la estela cruciforme de O Pau da Vella (Serra do Buio). Para Moncho Boga "Pau da Vella é sinónimo de Fuso da Bruxa ou Fuso da Moura" (Antas-dólmenes de Santo Tomé. O Valadouro, 2012). No estoy de acuerdo con él, parece más bien lo que estamos comentando, otra interpretación de los menhires como simbólicos bastones o cayados: bastones del Conde, bastón de la Vella, etc. lo mismo que en Francia algún menhir ha recibido el nombre de Batôn de Gargantua.

Aiguille de Gargantua, también conocida como Batôn de Gargantua.

Pauchantada (As Somozas) y Paufito (Ortigueira), además de otros casos que aparecen en la inacabada base de datos Toponimia de Galicia, podrían indicar la existencia de menhires considerados como bastones de algún personaje mitológico, o atribuidos a algún personaje real, como el Conde del documento de Monfero.

La evidencia de que esto ocurrió así en la antigüedad remota la tenemos, quizá, en la costumbre de grabar báculos o bastones en los menhires (en el Cromeleque dos Almendres aparece alguno). La historia más sorprendente que conozco al respecto es la leyenda etiológica que intentaba explicar el grabado de un báculo en un menhir irlandés que formaba parte de un cromlech: San Patricio lo golpeó con su bastón por tratarse de un ídolo pagano, y la huella del báculo pastoral cristiano quedó impresa en él (Charles O'Connor, Rerum Hibernicarum Scriptores Veteres, pg. 99). El folklore y la arqueología ponen de manifiesto que los grabados de bastones o báculos son anteriores al cristianismo, propios seguramente de las sociedades pastoriles neolíticas.

Menhir de Arritxulangaña (Navarra). (C) Cromlech, 2007, para Celtiberia.net. Según el autor de la fotografía, tiene grabado el báculo de la Colegiata de Roncesvalles. Me permito dudar de la atribución cristiana.