Fompernal, "dizse que sana ún si bebe d'ella anque tea morriendo", debe su nombre al latín perennalem, "perenne" (X.Ll. García Arias: Toponimia de Teberga).
Las características de las fuentes perennes o eternas nos las proporciona el rey Alfonso el Sabio en Las Siete Partidas. "La fuente perenal ha en sí tres cosas: 1) el agua que della sale nasce contra oriente 2) el agua de tal fuente corre siempre, et han los homes mayor sabor de beber della porque sabe mejor et es más sana que otra 3) el agua desta fuente es caliente en invierno et fría en verano".
Asimismo, existen refranes y fórmulas curativas en el folklore astur-leonés en los cuales el agua de estas fuentes desempeña un papel principal:
- "Dale con ruda, dale con sal y con agua de fuente pernal"
- "Donche con trigo, donche con miyo, donche con sal, donche con agua da fonte pernal"
En el Vocabulario del bable de occidente (1932), de B. Acevedo Huelves y Fernández Fernández, se define pernal como "fuente que no seca, perenal".
De Fompernal en Triacastela y Fonte Pernal en Noia ya se ocupó Abelardo Moralejo Laso en su Toponimia gallega y leonesa (1977, pg. 106), explicándolos como derivados del latín perennis, adjetivo que acompañaba con frecuencia a los clásicos fons, aqua y amnis.
Topónimos como A Pernavella (Barreiros) o A Pernuda (San Sadurniño), que designan manantiales o cursos fluviales, podrían estar relacionados etimológicamente con la forma *perenna, que concuerda en femenino con el sustantivo fonte, elidido: A (Fonte) Perenna > A Perna. Pernaviva (Cereixo) indicaría otra cualidad redundante de las aguas que fluyen eternamente, su carácter de aguas vivas, no estancadas; en cambio en el nombre del río portugués Perna Seca, que forma el Odemira, por paradójico que pueda parecer, el agua eterna terminó por agotarse, a no ser que ese Seca provenga de la raíz indoeuropea *SEK- / *SIK-, "corriente de agua", de donde Sequana (actual La Seine, en Francia - v. Galmés de Fuentes, Toponimia: Mito e Historia).
Nota del 8/7/24: no obstante, para Pernaviva cumple tener presente lo que indica Fernando Cabeza Quiles, ya que este topónimo puede remitir "a un orixinal PETRA NATIVA 'pedra nativa ou natural, canteira', co adxectivo latino NATIVA convertido no actual NAVIVA por unha asimilación quizais condicionada pola palabra VIVA. Sabemos, pola documentación medieval, que as pedras naturais ou nativas eran usadas como fitos delimitadores dos antigos coutos e doutros espazos territoriais". Así por ejemplo, en el Tumbo de Celanova: "et uay per illam uiam, et inde per illam petram natiuam, et inde ad illa maragata, et inde ad illam laginam, et feret ad illam penam de Sauiniano" (ano 1003).
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