sábado, 28 de septiembre de 2019

Escairo / Escaleiro

Escaleiro y Escairo de Deán en A Senra (San Román de Vilaestrofe - Cervo).

Escairo, Escaleiro o Esqueiro como voz toponímica en principio no designa una escalera de peldaños tallados en la roca o en alguna pared (Rivas Quintas: escairo 'escalera rústica de piedras o huecos para el pie, en vallados y paredes'). Como orónimo lo encontramos aplicado a los cattle tracks naturales que en forma de zig-zags descienden las laderas de las montañas como lo haría una escalera formada de peldaños, pero aquí son rampas o aterrazamientos. En los vértices de cada quebrada a veces se producen despeñamientos de los bóvidos y de los jabalíes, pues debido a sus cortas patas experimentan bastantes dificultades cuesta abajo y sobre todo en giros tan cerrados. Son puntos de paso del ganado, excelentes para montar las armadas o puestos de caza. En la documentación medieval encontramos testimonios que ponen en relación en el paisaje la existencia de estos escairos con fosos o trampas de caza:

"deinde per illum pausatorium de Porto de Subzaccariati qui venit de Doronia, deinde per illam Mamolam de illis Scalariis de Villaplana, deinde per illum Fogeum de Villarino, deinde per illum auteiro de Sancti Cerquito" (año 1152, Monfero: CODOLGA).


Localizamos las Esqueiras de Vilachá y su mámoa (actualmente Mámoa do Tesouro) en Monfero, en la línea divisoria entre A Prada y Vilaxoán, justo donde nos indica otro documento posterior: "ende como tende por entre Uila Joane & Prada en derecto á aquella mamoa das esqueyras de Uila Cháá" (Coto de Monfero, año 1261: José António Souto Cabo, Documentos galego-portugueses dos séculos XII e XIII, Revista Galega de Filoloxía, Monografía 5, 2008). (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

El trazado de los escairos coincide con los signos en forma de hilera de YYYY que aparecen representados en la cuevas de Altamira y Altxerri asociados a los bisontes. Para Madariaga podrían ser representaciones "de los pasillos que conducen a los copos [cercos] de captura" (Madariaga de la Campa, Consideraciones sobre los signos en el arte prehistórico de las cuevas de la región cantábrica, 2014, pg. 45). El autor está pensando en trampas de empalizadas convergentes que conducen a un cerco, como las que empleaban los iroqueses para capturar bisontes. Lo cierto es que una visión cenital de los zig-zags y quebradas que decoran las laderas de nuestras montañas, o una vista a cierta distancia de las mismas, se adecúa mejor a las representaciones rupestres en forma de YYYY asociadas a los bóvidos que cualquier otro elemento natural comparable. 

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