martes, 31 de diciembre de 2019

As Castarnelas (Dorneda - Oleiros)

As Castarnelas en Dorneda (Oleiros). La microtoponimia del registro catastral nos proporciona la variante Castranela para un conjunto de parcelas en el mismo lugar. Algo más al sur, el impresionante Castro de Xaz, con uno de sus dos pazos. (C) Visor PBA de la Xunta, capa del Vuelo Americano 1956-57.

Las dos Castronelas de Castelo (Paradela - Toques). Destacamos la toponimia relevante del entorno, tomada de la misma fuente.

Las desconocidas castronelas han sido someramente estudiadas en la obra El área Bocelo-Furelos entre los tiempos paleolíticos y medievales. Campañas de 1987, 1988 y 1989 (coord. F. Criado Boado, pgs. 228-230) suponiéndolas fortificaciones de corte castreño altomedievales. En estas imágenes se pone de manifiesto la relación del microtopónimo con antiguas divisiones fundiarias de tipo bocage (según la clasificación del paisaje agrario de Bouhier), por lo tanto, corroboran la propuesta etimológica que remite el término castro a la raíz paleoeuropea k̂es-, "cortar (el territorio), dividir, fragmentar, parcelar" (v. Un paisaje castrado, en este mismo blog).

PROPÓSITOS DE 2020 DE LA AUTORA DEL BLOG


Dar de comer al hambriento,
dar de beber al sediento,
enseñar al que no sabe,
corregir al que se equivoca,
perdonar al que nos ofende.

lunes, 30 de diciembre de 2019

Margarida / Margaride

Isidoro Millán intentó encontrar en Galicia toponimia céltica en ritum, "paso, vado", me temo que con escasa fortuna, proponiendo que Anderitum era el étimo de Andeiro ("Andeiro, topónimo celta y los nombres de Tabeayo y sus lugares", Anuario Brigantino, 1986). Yo lo intentaré con el curioso Margarida, siguiendo a Jacques Lacroix (Les noms d'origine gauloise. La Gaule des combats, 2012, punto 2.1.2).

Este autor parte de la base gala *morga < céltico *mroga, "límite, frontera", propuesta por Hubschmid y Lebel, a la que se le añadiría el segundo formante ritum, conocido por entrar en composición en varios topónimos galos (v.g. Anderitum o Augustoritum) y con cognados en otras lenguas célticas (irlandés rith, córnico red). Primeramente, localiza algún curso de agua denominado Margueride, que marca una frontera o límite territorial (nada anormal, pues los ríos suelen ser fronteras naturales). Después, indica la costumbre gala, o mejor céltica, de erigir santuarios en las fronteras, y a continuación nos sorprende con varios nombres de lugar Sainte Marguerite próximos a límites territoriales. ¿Simple coincidencia? No lo parece, habida cuenta del ámbito en el que se aplica, con suficiente documentación de toponimia en -ritum. El *morgaritum , "paso o vado de la frontera", de Lacroix se habría contaminado con el nombre propio Marguerite, remotivándose el viejo nombre de lugar, lo que serviría para fijarlo como falsa advocación. Las etimologías populares sirven para garantizar la perduración de los topónimos.

Nos atrevemos a aplicar la etimología de Lacroix en nuestro territorio por dos razones: Margarida no es un topónimo de fácil explicación, y en Santa Margarida do Val (Narón) existe, además de un santuario posiblemente de origen prerromano, un límite entre cuatro territorios correspondientes a los castros de Quintá, As Croas de Caaveiro, Santa María y A Carreira. Por delante del santuario de Santa Margarida pasa el Rego do Val o do Foxo, topónimo que podría aludir a una antigua frontera.

Fuente de Santa Margarida de O Val con los caños “peitos ou mamas de pedra; o da esquerda dedicado a Santa Margarida e o da dereita a Santa Lucía" (J.J. Burgoa, "A Capela de Santa Margarida do Val. Un conxunto de interese etnográfico e artístico en Narón", Cátedra, nº 14, 2017). (C) Dolores González de la Peña, 2019.

Un paisaje castrado

Un castro no es un castro


Virgilio Fernández Acebo en su interesante estudio sobre "El término 'castro' en la Península Ibérica y expresiones afines europeas" (Castros y castra en Cantabria. Fortificaciones desde los orígenes de la Edad del Hierro a las guerras con Roma, 2010, coords. Serna Gancedo, Martínez Velasco y Fernández Acebo) analiza la posibilidad de que el término castro y parte de la toponimia con él relacionada (cuando no sea de introducción moderna) tenga un origen prerromano en relación con la raíz indoeuropea k̂es-, "cortar", que se encuentra por ejemplo en lenguas itálicas como el osco y el umbro con el sentido de "fundo, tierra separada" (v. Diccionario de Pokorny raíz k̂es-).

Entre las acepciones que recoge el autor, aunque no le preste demasiada atención, se encuentra la que se refiere al juego que en Galicia se conoce como mariola: en zonas adyacentes al territorio castreño astur-galaico (Cantabria, Palencia, Zamora y León) se denomina juego del castro (fuente: Wikipedia). Todos hemos jugado alguna vez a la mariola dibujando su cuadrícula con una tiza en el suelo.

Cuadrícula del juego del castro. Figura una parcelación o división de tierras.

El autor señala que en Cantabria y la meseta el término castro no tiene acepciones relacionadas con "restos ruinosos, sean arqueológicos, arquitectónicos o militares", mientras que en Galicia y Asturias sí aparecen estas acepciones, "lo que sugiere que tal vez [...] haya influido la reintroducción erudita  de los últimos siglos, sobre todo desde el Romanticismo" en la formación de estos contenidos (ib., pg. 48). Así pues, parece posible partir de la tesis de que el sentido de fortificación no es el significado original de la palabra castro de origen prerromano. ¿Cuál sería?

A. Fabretti en su Corpus inscriptionum italicarum antiquioris aevi... indicaba que el umbro castrvo / kastruvu eran "campos, praedia, fundos" (1867, pg. 801), lo que encaja con el significado de la raíz indoeuropea k̂es-, "cortar [el territorio], separar, parcelar", y explica el diseño de la cuadrícula del juego del castro, que imitaría las formas del parcelario, así como el nombre del juego por usar un campo parcelado (castro). Todo ello no dejaría de ser una hipótesis interesante, aunque improbable, si no viniese la microtoponimia a echarnos una mano, mostrándonos salpicadas aquí y allá leiras llamadas Castro o Castros en lugares en los cuales no hubo ningún castro.

Castro de Narla denominado propiamente Chousa, rodeado de microtopónimos Castro aplicados a distintas parcelas; al este, Pacios, con una parcela denominada Castros, sin restos de castro alguno. Entre la Chousa y Pacios, un amplio espacio destinado al ganado, Armenteiro (latín armenta, "ganado mayor, ganado bovino").

Con la propuesta que formulamos aquí estamos probando la hipótesis de que el término prerromano castro (raíz paleoeuropea k̂es, "cortar") haya designado originalmente el primitivo fundo, un paisaje recortado, el arcaico paisaje de bocage que identificó Bouhier en el norte de Galicia y que seguramente estuvo extendido por toda ella: los primeros fundos territoriales, predios que se iban separando del paisaje natural, escindiendo, cortando, castrando la naturaleza. La aplicación del término castro a la chousa o recinto habitacional puede ser un uso tardío por contaminación con el significado del término latino hermano castra, "campamento militar, fortificación", o bien una especialización secundaria del significado amplio de castro como territorio escindido o separado, que comprendía también el asentamiento humano correspondiente.

En este sentido etimológico el paisaje gallego sería un paisaje castrado, recortado. Poco queda del paisaje natural primitivo más que la composición de algunos setos que bordean los recortes del parcelario del norte. Bouhier (1) consideraba que el paisaje de agras que caracterizaba Galicia (salvo al norte de A Coruña y Lugo, de bocage o setos) guardaba alguna relación con la castrisation o proliferación de castros en nuestro territorio; tras este breve examen de la etimología del término castro parece que la peculiaridad de nuestro paisaje fuertemente antropizado se debe, mejor, a la castración.

Expresiones medievales como "villa de Abiti de radice de illo castro" (Samos, año 1098) no se referirán, entonces, al castro como fortificación ni a la situación de la villa bajo él (2), sino al territorio, predio o fundo escindido; en este caso la villa de A Vide (Monforte de Lemos) ocuparía una parte del mismo y pertenecería jurídicamente a él (sentido jurídico de radice relativo a los bienes raíces o territoriales, inalienables). Asimismo, la frase preposicional subtus castro, que aparece con frecuencia en los documentos medievales, podría indicar sujeción jurídica al territorio, no situación al pie de ningún recinto fortificado. En pleno siglo XI seguiría funcionando la unidad territorial prerromana, adscribiéndose las villas a ella.

Varela Sieiro (Léxico cotián na Alta Idade Media de Galicia, 2008, pg. 59), aún partiendo del sentido que se le viene dando al término castro como recinto fortificado, recoge algunas acepciones singulares que encuentra en la documentación medieval, que se entenderían mejor desde la propuesta que formulamos (castro como agro parcelado, fundo): "per montem de Karrion et per campum uel castrum Camposancos, pensamos que castrum se refira só a un terreo ou zona elevada pero sen elementos habitacionais".

¿Castros o celeiros?


Otra acepción singular que encontramos es la que figura en un documento del año 1217 en el cual se coordinan los sustantivos castro y celeiro en varias ocasiones, indicando que son elementos de un mismo tipo, estrechamente relacionados: "castra et cellaria teneantur de manibus earum" (CODOLGA). Esto explicaría, desde nuestro punto de vista, la observación que realiza Lima Oliveira sobre la excavación del poblado del Bronce Final de Monte Buxel (Pazos de Borbén): "La zona se denomina Castro, pero no ha sido posible localizar ninguna estructura arqueológica correspondiente a un yacimiento de este tipo en las inmediaciones. Además, la baja densidad del uso del suelo en la zona hace poco probable que se debiera sospechar la existencia de un antiguo castro arrasado por labores agrícolas" (Elena Lima Oliveira, Excavación del yacimiento de Monte Buxel, TAPA, 2002, pg. 13). Lo que aparece en este yacimiento denominado Castro son restos de varias fosas globulares, silos de almacenamiento de cereal o celeiros, que formarían el complejo agrícola del castro.


O la acepción que se deduce de un documento del año 1482 del Índice de documentos do Mosteiro de San Salvador de Lourenzá (fol. 184r) en el que se afora en Forxa (San Tomé de Lourenzá) una "leyra de heredad con su castro, en que tenía la era". Cabe la posibilidad de que fuese un recinto fortificado reutilizado como eira, pero también que sea indicio de la existencia de castros como recintos agroganaderos, núcleos de un parcelario arcaico.


Un cacho es un cacho


Esta propuesta que acabamos de exponer encaja con la de J. Piel (3), que hacía provenir la toponimia Cacho- / Cascho- de castulum, de la misma raíz paleoeuropea k̂es, "cortar", que estamos comentando. Pero hay que advertir que el autor se ceñia al aspecto defensivo y habitacional de esta serie (Cachousende = "fortificação de Ousende"; Cachoufe = "o castro de Oufe"). Nosotros, por el contrario, afirmamos que un cacho es un cacho, pedazo, o parcela, como se encarga de demostrar la microtoponimia. Con esto se aclara definitivamente el significado primitivo del término castro, que sería básicamente el mismo que el de cacho.


Cachos de A Torre de Labrada; en la parte superior y central, el Castro de A Torre de Labrada.
(C) Visor PBA de la Xunta de Galicia, capa del Vuelo Americano de 1956-57.

Cardo y decumano de un castro


Cambiando ligeramente la comprensión de lo que fue un castro, necesariamente se modifican algunas consideraciones previas. Por ejemplo, el topónimo Cruz do Castro indicará el punto donde se cruzan el cardo y el decumano de la parcelación territorial, tal y como puede verse en la fotografía aérea del Castro de Vilanova (Sobrado).




(1) Pierre Flatrés, compte rendu de la obra de Abel Bouhier, Norois, 1981, nº 111.
(2) Carlos Lixó Gómez, "Os castros no tempo das villae. Funcións non militares dos castros no val de Sarria na Alta Idade Media", Cuadernos de Estudios Gallegos, nº 131, 2018. Dice: "A preposición escolleita, de radice, indícanos de maneira literal a situación do castro en altura".
(3) Manuel Rodrigues Lapa, Miscelânea de língua e literatura portuguesa mediêval, 1965, pg. 445.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Isidros

Microtopónimo Isidros en el lugar de A Graña, Vilapedre (Moeche). (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

Variante local del más común exido o enxido, proveniente del latín exitum > ejido en castellano. Paulo Martínez Lema registra la forma portuguesa con epéntesis de r, enxidro, en Marco de Canaveses, Cinfães y Torre de Moncorvo ("Toponímia e fonética histórica no domínio galego-portugués. Notas para uma linha de trabalho", Estudis Românics, V. 40, 2018, pg. 27), por lo tanto este fenómeno no se debería en principio a un cruce con el nombre propio Isidro < Isidorus. El caso que comentamos presenta, además, cierre de la vocal anterior pretónica por metafonía y despalatalización del sonido fricativo palatal sordo.


El significado exacto del sustantivo viene determinado por la situación de las tierras de labor junto a las viviendas de A Graña: "Exido ó ejido, terreno cerrado y arrimado á la casa ó á otro que ya lo esté" (Francisco Javier Rodríguez, 1863). Se trata de una acepción tardía, pues el sustantivo ha perdido el sentido del latín exitus / introitus (salida / entrada). Véase el topónimo Entroido de O Furco (Becerreá) en este mismo blog, el cual, en cambio, se aplicó al terreno en un momento en el que todavía se conservaba la acepción de "acceso a un núcleo de población".

sábado, 28 de diciembre de 2019

Fernandeiros, fernandos y fernandiño

Gonzalo Navaza en su Fitotoponimia gallega (punto 107.2) nos informa de que en Farnadeiros (Muiños, Baixa Limia) escuchó la variante local del nombre como Fernandeiros. El nombre de lugar se documenta desde la Edad Media como Farnatarios (año 1051), lo mismo que el Farnadeiros de O Corgo (Farnatarios, año 747), y es un derivado del latín farina, "harina".

Por su parte, el Padre Sarmiento en el siglo XVIII ya había consignado que el Chenopodium Album, una especie de quinoa llamada en gallego farnentos, debía su nombre al aspecto fariñento de sus hojas y que en Armenteira recibía el nombre de fernandos. Nos indicaba, por lo tanto, la misma etimología que sigue Navaza, y localizaba una deturpación del mismo tipo, provocada por el cruce con el nombre propio de origen germánico Fernando.

Finalmente, será por esta misma interferencia que el trocito de pan (farinatum > farnato > farnado) recibe en algunas partes el cariñoso nombre de fernandiño, según el Diccionario de Cuveiro Piñol. Asimismo, como microtopónimo, las tierras llamadas Fernandas etimológicamente remitirán a *Farnadas < Farinatas, por estar dedicadas posiblemente al cultivo de cereales (v. también farnar, "fecundarse los cereales o la vid"; que consideramos un derivado del bajo latín *farinare, "polinizar").

lunes, 23 de diciembre de 2019

Insua como sinónimo de agra. La Ínsula Barataria

Insua o agra de Balai según el Mapa de términos de la feligresía de Santa María de Loureda, A Coruña (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, PyD, 223). (C) Calvo Iglesias, Méndez Martínez y Díaz Varela, "Los paisajes culturales de agras en Galicia y su dinámica evolutiva", CEDDAR, Documento de Trabajo 20, 2010-2012.

El mapa se dibujó "en 1794 con motivo del litigio por el Agra o Insua de Balay sita en la feligresía de Santa María de Loureda (actualmente en el municipio de Arteixo, A Coruña) disputada por el Marqués de Camarasa y de Parga y Don Pedro Ramón Pardo Osorio, para dirimir si estaba o no incluida en el foro otorgado a Juan Cancelo y su mujer" (ib., pgs. 10-11).

El topónimo Insua en Galicia designa no sólo un terreno rodeado por agua, a veces formado por aluvión fluvial, sino también una propiedad agrícola aislada del entorno mediante sebes vegetales o cómaros, etc. En el documento que traemos a colación, la propiedad denominada insua es una característica agra, un labradío dividido en franjas con camino medianero de acceso a las parcelas y cuyo contorno, normalmente redondeado, está cerrado por un seto.

Muy probablemente es este sentido exclusivamente gallego de insua como agra el que ha de aplicarse para definir las características de la propiedad que obtuvo Sancho Panza cuando pasó a gobernar la Ínsula Barataria. Normalmente se considera que Cervantes utilizó la palabra ínsula como arcaísmo tomado de las novelas de caballerías, del latín insula = isla (Martín de Riquer, Aproximación al Quijote, 1967, pg. 154), lo que resulta muy extraño, porque la Ínsula Barataria cervantina no es precisamente una isla, sino una propiedad rústica. Jugaba el autor malévolamente con el doble sentido de ínsula como arcaísmo latino, "isla", y como galleguismo, "agra, labradío", mucho más adecuado para Sancho. Y nos llama la atención que Cervantes conociese esta denominación galaica de las agras, siendo de Alcalá de Henares...

La insua de Balai en el Mapa del Vuelo Americano de 1956-1957.

Otra insua en la zona: A Insua, al este de Loureda (Arteixo), junto a Morás.

La insularidad de las agras podría deberse, más que a su cierre o aislamiento perimetral, o quizá a algún sistema de regadío, al derecho romano, que permitía la propiedad sobre la insula in flumine nata a los dueños de los territorios ribereños contiguos. Suponemos, entonces, un desplazamiento "por flotación" de la insula in flumine nata, en el sentido de predio rústico sobre el que se ejerce el derecho de propiedad, desde su situación original en la ribera fluvial hacia el interior. La forma y división de estos recintos (agras - insuas) sería, por lo tanto, de origen tardorromano o altomedieval.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Tallo y Tallón

"Item comparauit larea de terra de Ileua et Ildoncia et tabulon prope ecclesia" (año 936, Celanova: CODOLGA).

A tallo como sustantivo que designa una parte del parcelario gallego (heredad muy pequeña, una especie de leira), o con la acepción de "banco pequeno sen respaldo" / "banco onde se coloca o porco para matalo", se les atribuye una etimología desde el latín taliare, "cortar". Así, por ejemplo, el Dicionário Estraviz o Cabeza Quiles (Toponimia de Galicia, 2008, pg. 597); por su parte, Isidoro Millán no se atreve del todo con la etimología de esta serie en su Toponimia de Ponteceso, 1993-1994: "no se puede aún determinar la filiación latina de algunos de estos topónimos —en conexión con talea "retoño; vástago, estaca, tallo, arbolillo de plantel" y con taliare > cast. ''tajar, cortar"— o, acaso, la prelatina de otros o de su mayor parte. Confróntense, en efecto, Tállara, Tallobre, que transparentan raigambre de substrato".

Considero que el latín tabulam presenta semas que satisfacen las dos acepciones que comentamos. La relacionada con las parcelaciones o centuriaciones de origen romano, cuyas formas catastrales se grababan en tabulas aeneas archivadas en los tabularios, nos permite aventurar que la microtoponimia del tipo Tallo, Tallón, Tallada o Taboada indica un ager centuriatus; la tabla comienza por significar el soporte en que se graba la forma de la parcelación, y termina por indicar la propia centuriación catastral, como la moderna "hoja" del Catastro, que aparece también designando extensiones agrarias. Asimismo, entre el francés table, "mesa", y el gallego-portugués tallo, "banco alargado", existe parecido formal y funcional. La acepción de talhos de sal que recoge el Dicionário Estraviz, "tabuleiros de terra nas mariñas, em que cristaliza o sal", muestra que talho es una de las casillas de los tableros o dameros que forman las salinas.

Así, el latín tabulam presentaría dos evoluciones patrimoniales:

1. Hacia táboa, al perderse la -l- intervocálica en el s.XII. Tabulata > Taboada.
2. Tab(u)lón > tablón > tallón, de donde surgiría tallo como falso positivo; o Tab(u)lata > Tallada. Se trata de una propuesta evolutiva sustentada por Carballo Calero: "pola súa banda Williams indica que no desenvolvimento regular do grupo b'l, o b foi asimilado ao l: fabulare > fablar > fallar > falar; tabularia > tablaria > taleira; ubi illum > ublo > ullo > ulo, etcétera." (Sobre lingua e literatura galega, 1971, pg. 244).

sábado, 21 de diciembre de 2019

Pucheiro / Cucheiro

Castro de Os Pucheiros (Vilasanche - Ferrol).

Cualquiera dirá que OS PUCHEIROS, tal y como indica el Grupo de Arqueoloxía da Terra de Trasancos, está "relacionado sen dúbida coas olas, ou anacos de cerámica que se atopan nun castro". Sin embargo, cuando empiezan a aparecer Cucheiros y Pucheiros en contextos pecuarios castreños lo más probable es que estemos ante derivados del nombre prerromano cucho / pucho, "cría de la vaca antes de pasar al estadio de ternero o becerro".

El caso más claro sería el de Pastoriza (A Coruña), donde ante el castro encontramos Manxueiro (1) y O Cucheiro (nuevo visor Galicia Nomeada), y tras él, O Pazo (Suevos). En el caso del castro de Vilasanche (Ferrol) el Pucheiros podría estar relacionado con la toponimia de ganadería que anuncia el cercano Abilleira, derivado, según propusimos en otra ocasión, de *vello / bello (del latín vitulum, "becerro"). Existe, asimismo, un Cucheiro en Sedes, junto al castro.

La denominación de Os Pucheiros de Vilasanche aplicada al interior del recinto sugiere que el castro sería más bien del tipo castronela, una fortificacion diseñada como recinto pecuario o cortello fortificado para proteger a las crías del ganado bovino, no un asentamiento exclusivamente humano. Esto encaja con el carácter eminentemente ganadero de los castros del norte de A Coruña que habían señalado varios autores: "la aparición de estructuras destinadas al estabulado de animales durante la Segunda Edad del Hierro, sea en recintos periféricos del castro o dentro de los conjuntos de habitación en construcciones especializadas, debió de facilitar la recolección y aprovechamiento del abono, de gran utilidad en unos momentos en que se están roturando tierras pesadas" (Alfredo González Ruibal, Galaicos: poder y comunidad en el Noroeste de la Península Ibérica (1200 a.C. - 50 d.C), Brigantium, v. 19, pg. 297).

El folklore galaico que relata la aparición de tesoros en los castros en forma de bueyes o becerros es indicador indirecto del valor económico que tenía el ganado bovino en las sociedades del Hierro. La monetización del capital, su sustitución por el oro, determinó que estos tesoros pecuarios se transformasen en el folklore en objetos de oro: el buey de oro del Castro da Sividá en San Xoan de Poio (Vítor Vaqueiro, Galicia mágica, pg. 20); "aínda fun unha vegada á coroa do Castro de Riotorto a ver si saía tocando o corno un mouro vestido de amarelo, que din que garda alí dous bois de ouro, que serán pra quen seipa as verbas que os fagan botar a andar" (Carballo Calero, Historia da literatura galega contemporánea 1808-1936, pg. 766). Véase también el estudio de José Manuel Pedrosa, "El cuento de El Tesoro Soñado (AT1645) y el complejo leyendístico de El Becerro de Oro", 1998.

La coexistencia de las dos formas toponímicas Cuch- / Puch- en una misma área (Ferrol-Narón) donde en la actualidad únicamente se encuentra el sustantivo pucho según el trabajo de Xosé Afonso Álvarez Pérez ("Contribución al estudio del léxico de la vaca: denominaciones para la cría", 2006) se explica por fosilización del topónimo: Cucheiro (Sedes) o Cocheiras (Covas). No obstante, este estudio no está completo; nosotros hemos encontrado un microtopónimo Novelas ("vaquillas") en Soaserra (Cabanas), mientras que el autor señala que el uso del sustantivo novelo es exclusivo de Ourense.

(1) "Podería manterse para todos [Manxueiro, Meixueiro...] a hipótese de que sexan derivados dun nome meixón. E para este, antes cá interpretación hidronímica de Rivas, parece preferible a relación co lat. MANSIONE, MANSIONARE, na acepción "lugar onde se xunta e recolle o gando" (Piel 1953)" (Gonzalo Navaza, Fitotoponimia galega, 2006, pg. 51).

domingo, 15 de diciembre de 2019

Bancales y terrazas del extremo noroeste (Bouhier)

Primera representación de un paisaje del tipo "bancales y terrazas del extremo noroeste" (según la clasificación agraria de Bouhier). Aterrazamientos del Breamo (Pontedeume) y Centroña dibujados por el párroco Juan Valentín García hacia el año 1798 (Diccionario Geográfico de Tomás López. A Coruña y Lugo).

Según el estudio de Calvo Iglesias, Díaz Varela, Méndez Martínez y Fra Paleo, "there are a significant number of historical records of agra/agro in the banks and terraces area along the Atlantic coast. This finding supports Bouhier’s observations of the former presence of the agras system in the Atlantic coastal area, which evolved to banks and terraces" ("Using Place Names for Mapping the Distribution of Vanishing Historical Landscape Features: The Agras Field System in North West Spain", Landscape Research, 2012, n 4. Es decir, estas terrazas del Breamo que hemos identificado serían recientes, formadas a partir de un sistema de agras previo. Como recién salidas del horno. Y aquí tendríamos un dibujo de la primicia.

Otra posible explicación, mejor que imaginar la existencia previa de agras deslizándose por la pendiente del Breamo, sin ningún soporte, es suponer que los bancales se usasen desde los inicios de la agricultura en los casos de fuerte inclinación del terreno. Es decir, habría agras en llano y agras en bancales, que tendrían otra estructura y características pero recibirían el mismo nombre. De ahí que aparezca el topónimo Agra en las dos zonas de Bouhier: la de terrazas, propia de la costa, y la de agras, generalizada en el resto de Galicia salvo en el norte. Por otra parte, conviene repasar el topónimo Escairo, registrado desde la Edad Media, como indicador de la existencia de un bancal agrario.

Turberas de O Buio y celtic fields

Huellas de extracción de turba en Chao do Sedio mediante métodos tradicionales (montes de Boimente - O Buio), hoy completamente degradadas por diversas intervenciones, y la instalación de eólicos. (C) Vuelo americano, 1956-57.

Las minas, situadas entre Chao do Sedio, Pau da Vella e Mampodre, fueron concesión del Gobierno Civil provincial a, principalmente, Carlos Saavedra Zapico, de Oviedo, y a José Reimunde Basanta, de Mondoñedo, en los años 1932 y 1933 (Boletín Oficial de la Provincia de Lugo). En estas concesiones mineras participó también la sociedad coruñesa de "Turberas del Buyo y del Gistral", presidida por Luis Cornide Quiroga, diputado a Cortes en 1931 y 1936 por el partido republicano, así como secretario del Tribunal Supremo entre 1934 y 1936.

Campos de cultivo modernos sobre el entramado que caracteriza a los supuestos complejos agrarios prehistóricos conocidos como celtic fields. (C) Cambridge aer photos: celtic field al noroeste de Puddletown.

Se supone que los llamados celtic fields son las evidencias arqueológicas más antiguas de campos de cultivo en la Europa atlántica, que podrían datar de la Edad del Bronce. No obstante, no hay prueba alguna de que efectivamente hayan sido parcelas cultivables más o menos cuadrangulares separadas unas de otras por bancos de tierra, a modo de grandes cómaros. En Galicia no existe ni un solo ejemplo de celtic field, ni tampoco en la Bretaña francesa. La interpretación de esas huellas en el paisaje como parcelario prehistórico tiene su importancia para determinar si fue éste el sistema de parcelación primitivo o si fue el bocage de Bouhier, propio del norte de Galicia y Bretaña.

Basándonos en el parecido formal entre ambas imágenes, sostenemos que los llamados celtic fields podrían ser los restos prehistóricos de extracción masiva de turba en aquellos territorios dominados por turberas de origen periglaciar: peat cutting landscapes sobre los cuales se establecieron, con el paso del tiempo, campos de cultivo, asentamientos... Por otra parte, se ha señalado que estos complejos aparecen a menudo situados en la proximidad de depósitos de turba y en zonas demasiado húmedas para su uso como terrenos de cultivo (Fokke Gerritsen, Local Identities. Landscape and Community in the Late Prehistoric Meuse-Demer-Scheldt Region, Amsterdam University Press, 2003, pg. 172).

El bocage sería, entonces, la forma más antigua de parcelación territorial surgida de la necesidad de proteger los primeros cultivos del paso del ganado, en sociedades de economía básicamente ganadera: "Es la economía basada en la cría de ganado la que explica el bocage. Históricamente cualquier bocage es un área pecuaria; este hecho ha sido remarcado por el geógrafo Pierre Bonnaud hace casi 30 años. Él indica que es mucho más interesante preguntarse por las condiciones que imponen la creación del bocage: "no se puede mencionar un bocage auténtico que no esté en estrecha relación con la relevancia de la cabaña bovina que predomina en la economía de la zona" (Bonnaud, 1979)" (Annie Antoine, Le bocage de l’Ouest de la France: un paysage construit et utilisé par les hommes, Helsinki, agosto de 2006, Session 108: Economic history and landscape history).

Los paisajes de bocage (divisiones vegetales mediante setos) característicos del norte de Galicia se conservan en la zona de San Sadurniño. Las parcelas irregulares se aislan por cierres vegetales para protegerlas del ganado. Contexto pecuario conservado en la microtoponimia del entorno: Montaboi, Bestegal (compuesto con el sustantivo busto, "terreno dedicado a pasto para el ganado") y Ameixeiras (posiblemente relacionado con ameijoada, "campo em que o gado pasta e passa a noite" (Diccionário Estraviz); al este de Bestegal, fuera de la fotografía, Vidueiro (latín vitularium, "recinto para becerros").
(C) Visor PBA de la Xunta de Galicia, capa del Vuelo Americano, 1956-57.

Así pues, en Galicia no puede ser mera coincidencia que el área que Bouhier define como de bocage, situada al norte de las provincias de A Coruña y Lugo, manifieste desde el Hierro II la importancia de la cabaña bovina: "parece evidente que la cabaña bovina tenía un peso más considerable en el norte de Galicia y Asturias que en las Rías Baixas, como se ha observado en Punta do Castro (Reinante, Lugo), A Devesa, Fazouro o Punta dos Prados [...]. Algunos yacimientos con niveles prerromanos como Campa de Torres y Punta dos Prados hacen pensar que en el norte lo que se produjo tras la llegada de Roma fue la intensificación de una tendencia preexistente a privilegiar el ganado vacuno [...]. De hecho, que en los castros norteños el número de bóvidos supere sistemáticamente al de ovicápridos corroboraría también la existencia de una pauta indígena [...]. En el norte es posible que el elevado número de bóvidos en los castros refleje el papel central que estos animales poseían como medio de acumulación de capital económico y social" (Alfredo González Ruibal, Galaicos: poder y comunidad en el Noroeste de la Península Ibérica (1200 a.C. - 50 d.C), Brigantium, v. 19, pgs. 295-296).

Creemos haber respondido a la pregunta que planteaba O'Flanagan en su Xeografía histórica de Galicia (Xerais, 1996, pg. 159) sobre el enigmático origen del bocage en los territorios del norte: ¿se trata de una zona que no se llegó a colonizar mediante el sistema de agras debido a que su entorno físico era más pobre, o es precisamente su marginalidad la que permitió que se conservase el sistema más arcaico, que retrocedió o se transformó en paisaje de agras en el resto de Galicia?

viernes, 6 de diciembre de 2019

A Eive (Monfero)

Para cdeive y familia

La abuela de cdeive es de A Eive (Monfero). Nuestra informante, la señora Olimpia, de unos 80 años de edad, utiliza todavía el nombre del lugar como nombre común con el sentido de "pequeno val, fenda no terreo", que se confirma con el hecho de que el topónimo da nombre también al Rego da Eive, afluente del Lambre, que forma el límite con Irixoa. Sin duda este sentido encaja con el valor hidronímico que deducimos de la segunda acepción de eiva como "racha, fenda num vidro ou vaso" (Dicionário Estraviz), y con la amplia documentación medieval en la que se menciona el antiguo nombre de otro río, el Eo, como Euve

El testimonio de la señora Olimpia es clave para determinar la profundidad temporal de la hidronimia paleoeuropea galaica, con él recuperamos una acepción fósil de una lengua extinta mantenida oralmente a lo largo de milenios.

La documentación medieval de A Eive como adileuui (Tumbos de Sobrado, ed. Pilar Loscertales) no se contradice con el uso acreditado por nuestra informante: antes que recurrir a la interpretación de adileuui como nombre de posesor germano, la expresión reflejará una forma contraída del latín ad illa eive, "en la hendidura del terreno", en la que el sustantivo prerromano *eive se incluye en una construcción de acusativo con valor locativo formada por la preoposición ad, "en", más el artículo femenino illa(m) > a (gallego) / la (castellano).

Cubelo

Casas de Cubelo, normativizado como O Covelo, junto al Castro de Ledoira (Frades).
(C) Visor PBA de la Xunta, capa del Vuelo Americano de 1956-57.

Hay un buen artículo del profesor Antón Santamarina sobre la pertinencia de Covelo y formas con uve para la serie de topónimos que nos va a ocupar (“Covelo, covela, cubelo, cubela. Un problema gráfico e etimolóxico”, en E. Corral Díaz / L. Fontoira Suris / E. Moscoso Mato: A mi dizen quantos amigos ey. Homenaxe ao profesor Xosé Luís Couceiro. Santiago, 2008, pgs. 609-629), a él me remito para las etimologías vigentes, que básicamente son: cova / covo, "cueva / hueco", o cuba / cubo, "recipiente, depósito".

Una tercera posibilidad que considero interesante para sustentar el modelo de continuidad habitacional de los castros en su entorno inmediato mediante la formación de aldeas contiguas u otro tipo de pequeños establecimientos es el étimo latino cubiculum, "cubil, cámara, dormitorio", que evolucionaría a *cubello / *cobello (en castellano, cobijo). Suponemos que la terminación en -ello acabaría siendo sustituida por la del diminutivo en -elo, quizá por interferencia con las formas que menciona Santamarina. Asimismo, el sentido de "dormitorio" se habría ampliado a otro genérico, "lugar de habitación, cobijo".

jueves, 5 de diciembre de 2019

Bargañas y Arrótrebas: los setos de Bouhier

El francés Abel Bouhier estuvo 17 años estudiando el paisaje agrario de Galicia (La Galice: Essai géographique d'analyse d'interpretation d'un vieux complexe agraire, 1979). Su obra, de la que existe una traducción al gallego de Benxamín Casal, creo que agotada (Galicia: ensaio xeográfico de análise e interpretación dun vello complexo agrario2001, Biblioteca de Clásicos Agrarios Galegos, V. 16), continúa siendo referencia imprescindible en los estudios de nuestro paisaje.

En el mapa siguiente se compendia la tipología de cierres y tipos de campos que estableció Bouhier en Galicia. El paisaje rural de las montañas septentrionales (en rosa), más arcaico que el resto del paisaje gallego (de agras), se distingue de éste por presentar un hábitat muy disperso, a menudo aislado, y recintos o campos cercados mediante muros de piedra o cómaros / taludes sobre los que crece algún tipo de vegetación; un paisaje que el autor identificó con el bocage armoricano y del oeste de Gran Bretaña (de cierres vegetales). En su opinión, esta fortísima diferencia con el resto del paisaje gallego de agras guardaría relación con la "castrisation" operada en prácticamente toda Galicia salvo en las montañas septentrionales, donde la densidad de castros es considerablemente inferior (Pierre Flatrés, compte rendu de la obra de Abel Bouhier, Norois, 1981, nº 111). 

Tipos de organización agraria de Galicia. (C) Abel Bouhier, en Guía de caracterización e integración paisaxística de valados, Xunta de Galicia, 2017.

Para la zona de Muras el visor de valados http://mapas.xunta.gal/visores/valados/, que acompaña a la mencionada edición de la Guía de valados de la Xunta, recoge como ejemplo de bocage de las Serras e Fosas Setentrionais un sector en A Balsa, cerca de Ponte Bermuz. Se trata de un punto muy interesante, que habría cobrado mucha más relevancia si se hubiese incluido la toponimia en el estudio realizado. Ahora mismo la recuperamos: As Bargañas.

Bocage de As Bargañas (Muras) junto a O Castro Vello y a O Castro (el nuevo castro construido ya sin parapeto). (C) Visor PBA de la Xunta.

Julio Concepción en su Diccionario etimológico de Toponimia Asturiana indica que J.L. Pensado "cita la voz baraganna como frecuente en los documentos medievales asturianos con el sentido de 'estacas colocadas en hileras, setos, vallados': límite de las fincas señalado con setos vivos, varas o estacas". Por lo tanto, visto que este ejemplo de cierre vegetal de bocage tiene su exacto correlato lingüístico sobre el terreno en forma de microtopónimo, creemos que no es posible presentar un estudio de este tipo sin atender a los aspectos toponomásticos del territorio.

La Barganiza (Siero), año 1782. (C) Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, PyD 540.

¿Podría haber alguna evidencia de la relevancia o de la práctica del bocage en la onomástica antigua del territorio de las montañas septentrionales? Tal vez el etnónino Arrótrebas (conocidos por el incorrecto Ártabros), si en su composición interviene el prerromano arró, "elevação que serve de linde entre duas leiras" (Diccionário Estraviz). En este sentido los arrós designarían originalmente antiguos límites territoriales entre las tribus norteñas, en forma de cómaros o taludes propios del bocage arcaico que estudia Bouhier como exclusivo de esta zona. Como etnónimo podría significar "los que están separados por sebes o taludes con vegetación".

Paisaje de bocage desde los petroglifos de Reyfad (condado de Fermanagh, Irlanda del Norte).
(C) Dolores González de la Peña, 2017.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Otro Barallobre, una Barallobra y las manor houses

A continuación presentamos dos nuevos topónimos en -obre, que creo que hasta la fecha no han sido mencionados en el corpus habitual.

El microtopónimo Barallobre bajo la croa del Castro de Follente (Vilasantar) en lo que podría ser la zona del ante-castro; por el otro lado, un enorme recinto circular anejo, la Chousa do Castro. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia - capa del Vuelo Americano.

Microtopónimo Barallobra sobre Os Castros (Santa Mariña de Brañas - Toques); parece designar el extremo de un recinto de forma ovalada. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia - capa del Vuelo Americano.



A ellos añadimos el Barallobre de Friol, posible castro sin catalogar rodeado de microtoponimia alusiva a diversos tipos de lindes o cierres: Cerqueira (derivado de cerca, "valado"),  Xesteira (aquí, un derivado del latín aggesta, "amontonamiento de piedras o tierra" - cfr. "congesta petrinea" y "congesta terrinea" en la documentación de Celanova, año 911).

A la vista de las fotografías aéreas, por el contexto que proporciona la restante microtoponimia parece que los topónimos Barallobre / Barallobra podrían aludir a sebes vegetales de varal (mención del topónimo fenés como "Varaloure" en 1137) . Es significativa la terminación en -obra, pues podría confirmar la hipótesis de la procedencia de esta serie de topónimos desde el celta briga, "fortificación", que evoluciona normalmente hacia -bria / -bra.

A pesar de ello, no tenemos muy clara todavía la etimología de esta terminación, principalmente debido al extraño "Manouvre" de un documento de Caaveiro del año 1152. Según Du Cange, MANOPERA: "Manuopera, manuum opera; Servitium manuale, quo tenentur coloni et inquilini domino villæ. Manœuvrées, vel Manœuvres". Por esta etimología explica Ernest Nègre el nombre de Vincy-Manœuvre en su Toponymie générale de la France, documentado como Manuevre, Manopere, Manovre, Magnopere entre los siglos XII y XIII. De la misma forma podríamos justificar Barallobre < *Varalium + operam, "obra de entramado de varas", o Canzobre < *Caínzo, "armazón de táboas ou varas" + misma terminación; ambos se referirían a territorios parcelados delimitado por setos (bocage de Bouhier).

Aventuramos, entonces, la posibilidad de que la etimología del sustantivo que designa los pazos ingleses, las manor houses, provenga del francés manoeuvre (> manoeur > manor), que alude a una servicialía donde trabajaban los colonos o inquilinos del propietario de una villa. Asimismo, el galés Manorbier, en cuyo castillo nació Gerardo de Gales.

Castillo y villa de Manorbier en Gales. (C) Andregoto Galíndez, 2013.

sábado, 30 de noviembre de 2019

"Ferir en los moros": ¿verbo fero o ferio?

En la documentación medieval gallega el verbo latino fero, "llevar", se especializa en contextos de deslinde como sinónimo de "enfilar" para indicar por dónde pasaba o a dónde se dirigía directamente la demarcación territorial imaginaria. Hay innumerables ejemplos que muestran cómo las formas personales de fero pasan a conjugarse como las de ferio, "herir", aunque son fácilmente distinguibles de éstas por ir acompañadas normalmente de la preposición in, que introduce el lugar de destino. Algunos ejemplos tomados del CODOLGA:

año 757, Lugo: "vadit ad illa vereda que venit de Rovera pro ad villam de Castro. et feret in villa de Azumara"

año 886, Ourense: "et inde ad Sanctum Ciprianum de Periola; et ferit per cacumina montis Cuminalis"

año 935, Pombeiro: "que ferunt in fonte Abolino"

año 964, Pombeiro: "medietate integra, usque in aqua de Arenas; siue in Uillares, que est super Uilla Mironi usque fert in aqua de Peduca"

año 1277, Toxos Outos: "ao canto da riba que chaman de sobrelos castineyros do agro do Pereyro, et dessi como uay ferir et enfiar a dereyto aa ameyxeeyra que esta sobrela pereyra alua"

Según el Padre Santa Rosa de Viterbo (Elucidário, 1798): "Ferir: partir, demarcar, entestar [...] He trivial nas demarcações antigas".

María del Pilar Álvarez Maurín (Diplomática Astur-Leonesa, 1994, pg. 140) indica que "el verbo fero significaba en latín 'llevar, dirigir, encaminar'. Meyer Lübke encuentra en el antiguo portugués la expresión ferit en terra de, que se utiliza para indicar un límite". No hay ninguna duda, por lo tanto, acerca del origen de la fórmula a partir del verbo fero, un verbo de movimiento.

Al ignorar la existencia de un arcaico ferir procedente del verbo latino polirrizo fero, fers, tuli, latum, "dirigirse, enfilar", la expresión "ferir en los moros" ha sido objeto de un pequeño debate filológico erróneamente planteado sobre la función sintáctica de su complemento.

Folgar Fariña (1) negaba la función locativa de la expresión "ferir en los moros" considerando a "en los moros" un complemento directo (lastimar, herir a los moros = herirlos); la preposición "en" sólo se utilizaría, según el autor, para indicar una Aktionsart durativa. En cambio, reconoce una función locativa para otra ocurrencia, "los mares que fieren en las riberas dAffrica". Siempre operando desde la etimología de ferir como procedente del verbo transitivo latino ferio, "lastimar, herir", la función locativa se explicaría según Folgar por la deriva semántica que se habría producido en ferir (ahora con el sentido de "tocar") al llevar un sujeto inanimado.

García-Miguel (2), que considera locativos estos complementos, explica por qué incluye ferir en su estudio aunque "no es ni verbo de movimiento ni verbo de localización". Evidencia, así, que no está pensando en el ferir procedente de fero, que sí es verbo de movimiento, sino en el procedente de ferio, "herir, lastimar".

"Caualgó a muy grand priessa, et fue ferir en los moros llamando Sanctiago"

Para nosotros, en cambio, la fórmula no es más que la que aparece en los documentos galaicos de delimitación con el verbo fero seguido de locativo: "vai ferir no lameiro do Lodeiro". El sentido es siempre el mismo, "enfilar, dirigirse directamente a un punto situado delante". Podemos también asegurar una acepción militar arcaica, "dirigir las tropas contra el enemigo", que se rige por la misma preposición in.

No es correcto, por lo tanto, incluir en el mismo lema el verbo ferir con el sentido de "limitar, lindar, confinar y enfrentar" y el verbo ferir transitivo con el sentido de "causar daño a alguien" (p. ej. Leandro Carré Alvarellos: Diccionario galego-castelán, 1951).

(1) "El complemento preposicional del tipo "matar en ellos" en la primera Crónica general de España", Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española, Vol. 1, 1988, pgs. 347-356.
(2) "Los complementos locativos", Sintaxis histórica de la lengua española, Vol. 1, Tomo 2, 2006 (Primera parte, La frase verbal), pgs. 1253-1338

domingo, 24 de noviembre de 2019

Modelos autóctonos de continuidad del poblamiento castreño

Siguiendo a Sánchez-Pardo, entre los siglos I y II, durante la plena romanización de Galicia, se produce la "transformación paulatina [de los castros] en aldeas galaicorromanas [...]. Estas aldeas o bien mantienen plenamente el emplazamiento del antiguo castro, o bien se trasladan a su exterior, a unas pocas decenas de metros a sus pies [...] está constatado en algunos castros el progresivo "deslizamiento" de las casas a lo largo de la ladera, fuera de sus murallas, hasta llegar a asentarse en el lugar donde hoy se encuentra la aldea" ("Castros y aldeas galaicorromanas: sobre la evolución y transformación del poblamiento indígena en la Galicia romana", Zephyrus, 2010, 129-148).

La primitiva aldea galaicorromana de Santomé, instalada extramuros del castro, completamente pegada a él, es uno de los ejemplos que Sánchez-Pardo propone como modelo de "deslizamiento" progresivo; la actual aldea de Santomé se sitúa todavía unos metros más abajo de esta primera.
(C) Dolores González de la Peña, 2018.

Los factores de transformación del hábitat castreño que se produce en estos dos siglos, según el autor, son alóctonos: "las causas habría que buscarlas sobre todo en un cambio cultural, de asimilación de formas de poblamiento traídas por Roma e imitación de un modelo foráneo cada vez más reconocido socialmente como prestigioso (González García, 2009; Arizaga y Ayán, 2007), aunque por supuesto influirían también factores económicos como una mayor cercanía a las tierras de cultivo, a los cursos de agua o a las vías de comunicación". Este factor económico se comprende mejor si se tiene en cuenta el ahorro de tiempo que proporciona la proximidad a las vías de comunicación y a los recursos del entorno.

En cualquier caso, de la exposición de Sánchez-Pardo se desprende una confusión entre:
a) los dos modelos de continuidad del hábitat: por desplazamiento o "deslizamiento" paulatino, que crea nuevos núcleos de población, y tipo tell, que implica la ocupación continua y el mantenimiento del emplazamiento castreño original por superposición, y
b) las formas constructivas empleadas.

Observamos que no siempre el desplazamiento desde el castro matriz origina villae / vici / aldeas galaicorromanas abiertas, sino que puede implicar la construcción de un nuevo castro que por su proximidad al castro matriz puede considerarse como un barrio del mismo, carente de territorio propio.

Aldea de Vilarello (Láncara), Castro de As Penelas, y Castro de A Poza Grande.
(C) Visor PBA de la Xunta de Galicia - Vuelo Americano de 1956-57.

Es por esto que defendemos la posibilidad de que el origen de este modelo sea de carácter autóctono, al formarse nuevos núcleos que mantienen el modelo tradicional constructivo a base de recintos castreños (cerrados), bien porque la romanización todavía no se había producido (no habían llegado los nuevos modelos foráneos), bien porque todavía el paisano galaico confiaba en la eficacia y rentabilidad de los suyos.

sábado, 23 de noviembre de 2019

Mosteiro da Manguela - Arcos (Cuntis)

Castro de Arcos (Cuntis) con el Mosteiro da Manguela y las mámoas de O Chan do Castro. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

Ségun Álvarez Pérez, Manguela es un diminutivo de manga en el sentido de pieza de terreno de forma alargada (Marta Álvarez Pérez en Toponimia do Val do Fragoso. Bembrive, Universidade de Vigo, 2018, pg. 117). En mi opinión no siempre será así; en el contexto del Castro de Arcos (Cuntis), en el entorno de un campo de mámoas, más bien parece resultado del diminutivo mamoela, procedente del latín galaico mamulam, "tetilla, túmulo funerario" (lat. mammam, "teta"). Presenta la particularidad fonética de la velarización del archifonema nasal en final de sílaba influida por la evolución del diptongo oe > we, cuyo primer formante acaba siendo absorbido por la ene velar: maŋwela > maŋela.

La designación del lugar como Mosteiro da Manguela o Igrexa dos Mouros sugiere que el monumento funerario neolítico fue considerado en algún momento posterior un santuario pagano.

En todo caso, Manguela (varias ocurrencias en la toponimia de Galicia) presenta un caso de ene velar grafiado con el dígrafo ng, que alterna con representaciones como Manuela (Covas, Ferrol), para lo que sería, en principio, un mismo sonido [ŋ] procedente de -n- / -m- intervocálica que queda en posición de neutralización si va seguida de wau.

Véase para este fenómeno el estudio de Carmen Pensado, "Nw en gallego y portugués. Multiplicidad de tratamientos como consecuencia de la interacción de cambios fonéticos" (Verba, 12, 1985). A lo expuesto por la autora (p. ej. latín manuale > portugués mangual) nosotros avanzamos un paso más prescribiendo la caída de wau en algunos casos, como en este Manguela, y quizá en Pinguela, si se trata de un diminutivo equivalente al orónimo leonés Piñuelo.

El pomerium romano de Ourense

Situación del vico Pomerii de Ourense, alrededor de la actual Rúa Bailén, según la tesis doctoral de Alberto Pascual Carballo, O mercado medieval na Civitas Auriense, Universidade de Vigo, 2017. La línea roja no está en la figura original del autor.

Documentado desde el año 1201 (archivo de la Catedral de Ourense, ed. Beatriz Vaquero Díaz y Francisco Javier Pérez Rodríguez), el topónimo vico o barrio Pomerii se sitúa justo en el pomerium de la antigua ciudad romana, de paso a la zona extramuros que aloja el área termal de As Burgas. El nombre, por lo tanto, no tiene nada que ver con los pumares o manzanares, como señalamos en otra ocasión (Pomerium, paraíso y jardín). Según explicaba Ruiz Bueno, a partir del siglo IV d.C. "varios glosadores latinos y griegos utilizaron de forma indistinta dos vocablos con significados iniciales diferentes (se trata de pomerium [límite sagrado de una ciudad] y pomarium, término que alude a aquellas áreas verdes destinadas al cultivo de frutales)" ("La ruptura funeraria del pomerium desde su nacimiento y hasta su desaparición, enterramientos in urbe", Revista Onoba, 2013).

La hipótesis que defendemos al identificar el vico pomerii ourensano con el pomerium o límite sagrado de las ciudades romanas, además de adecuarse filológicamente, se adapta a la morfología de la urbe romana perceptible todavía en la figura que ilustra esta entrada, con el área termal extramuros de la ciudad primitiva, igual que las saunas castreñas. El crecimiento urbano con un ensanche, barrio o vico extra pomerium propició la conservación del nombre en este sector.

No todos los días se encuentra uno un pomerium en su ciudad; de hecho se buscan y no se encuentran ni las trazas del pomerium de Roma, ni el de ningún otro asentamiento romano, porque son invisibles líneas imaginarias, a menos que hayan conservado su nombre fijado al suelo, es decir, el topónimo. Lo que normalmente se hace es reconstruir aproximadamente el contorno de estos límites a partir de los vestigios del trazado de las murallas romanas. De ahí que subrayemos la importancia de conservar la microtoponimia patrimonial urbana, pues constituye una fuente de información histórica de primer orden: "El BNG propone recuperar la toponimia del casco histórico", La Región, 4 de julio de 2013. 

martes, 19 de noviembre de 2019

Becín (Guitiriz) y Estraviz (Curtis)

Sobre la continuidad del hábitat castreño, ¿cómo verificarla? Según Sánchez Pardo, "no podemos demostrar la línea de continuidad de habitación ininterrumpida entre ambos tipos de asentamientos [el castro y la aldea altomedieval contigua], ni la ocupación [ininterrumpida] del castro entendido también como su entorno inmediato [....]. El uso de la toponimia por sí sola es sumamente arriesgado y debe considerarse únicamente como mera hipótesis de trabajo que sólo la arqueología podrá verificar" ("Castros y aldeas galaico-romanas: sobre la evolución y transformación del poblamiento indígena en la Galicia romana", Zephyrus, LXV, 2010, pgs. 129-148).

Depende de la consideración que se tenga sobre la fiabiliadad de la disciplina toponomástica, del dominio filológico de la misma, y de la conveniencia en todo caso de verificar la correspondencia con el referente. La toponimia siempre te da sorpresas y pasa de ser mera hipótesis a convertirse en prueba que no necesita ni la corroboración de la arqueología, aunque siempre sea adecuado su respaldo como disciplina auxiliar.

Por ejemplo, Becín (Guitiriz). Por sí solo demuestra que las aldeas que surgen al lado de los castros y los propios recintos de la Edad del Hierro son asentamientos que coexistieron, habitados simultáneamente durante algún tiempo hasta el abandono definitivo del castro (si se produce), porque uno no tiene vecinos o no está en la vecindad de alguien si el inmueble está deshabitado. A la fuerza el matiz semántico implica a dos grupos de población conviviendo uno al lado del otro, la castreña y sus vecinos. La expresión in vicino se registra desde el año 569 en la documentación galaica como indicador de contigüidad territorial a un vicus.

Becín de Abaixo y Becín: los vecinos del Alto dos Castros (Guitiriz).  Os veciños de abaixo, os do primeiro e os do segundo.

Estraviz, algo más alejado del Castro de Remourán (Guitiriz) que el caso de Becín, podría tratarse de un compuesto del latín *extra vicum, "fuera del límite del vicus o recinto castreño", > Extravici > Estraviz, en caso genitivo indicando relación con un sustantivo elidido como locum o villam. Construcción semejante a otras que encontramos en el latín medieval galaico como "in angulo vici" o "in canto vici". Dentro de esta hipótesis se comprueba que el término vicum aparece aplicado a un poblado fortificado del Hierro con respecto al cual se nombra el asentamiento nuevo creado fuera de su límite, de ello se desprende una acepción diferente de vicum, que pasa a ser una pequeña aglomeración urbana o castro de pequeño tamaño. Asimismo, todo indica que en el momento del establecimiento de la nueva aldea el castro seguía habitado y funcionando como referente territorial de su entorno.


sábado, 16 de noviembre de 2019

Cumbraos (Sobrado, Mesía, Taboada)


    Microtopónimo Cumbreiras en el Castro de Cumbraos (Taboada, Lugo).

    Cumbrão: "Elevação. Cume" (Dicionário Estraviz).

  1. Etimología: derivado del latín arcaico columen - columinis, forma contraída culmen - culminis, "cumbre".
  2. Testimonios antiguos: Columbrianos / Colimbrianos (año 803, Sobrado. CODOLGA).
  3. Léxico relacionado en otras lenguas romances: columbrar, "otear, observar desde la cumbre".
  4. Existe el microtopónimo Cumbráns en Arteixo, bajo la Ciudad de los Muchachos Agarimo, en una elevación del terreno.

Puede descartarse que sean lugares de repoblación con gentes procedentes de Coimbra.

domingo, 10 de noviembre de 2019

Doiras (Cervantes), Os Durás (Soaserra), Doroña

Para X.L. García Arias el sustantivo del asturiano occidental doiru podría entenderse "dende'l galu DORUM 'puerta' (Thesaurus Linguae Gallicae 65) o, meyor, d'una variante *dorium referida a 'la entrada (o vera) d'una propiedá'. Ye posible que los topónimos del tipu Doriu, Duero, Doiras guarden dalguna rellación etimolóxica [...]" (Propuestes etimolóxiques. V. 3, 2000, pg. 58). Las acepciones que recoge, como la relativa a la excavación practicada para derivar el agua de un regato, o separar las tierras, nos indican una abertura, pasaje o foso que puede tener aplicación como hidrónimo u orónimo.


No extraña, entonces, que la aldea de Os Durás (Soaserra - Cabanas) se sitúe ad portam del Castro de Os Durás, que vuelve a renombrarse a partir de su portería. (C) Visor PBA de la Xunta de Galicia.

También encaja el caso del Doroña de Arzúa, situado ante los restos de un pequeño castro sin catalogar, que puede identificarse accediendo a la capa del registro catastral del Visor PBA y localizando el microtopónimo Castro. Asimismo, los Doroña y Doroñeira de Vilarmaior, que parecen constituir dos entradas al viejo Pazo (i.e. palatiom, "recinto pecuario"); en una de ellas, la antiquísima iglesia de Santa María de Doroña. En el caso de Trasdoroña (Miño), no localizamos castro o pazo inmediatos a los que atribuir el topónimo en el sentido de entrada o pasaje.

Traigo a colación ahora un documento anglosajón del siglo IX "sic per rivuli decursum in vetus vadum . hinc ad occidentalem in profundum vadum . hinc ad duram portam . hinc dirigitur ad australem plagam in rivulum bænnancumb" (Anglo-Saxon Charters, S 311). He visto que en alguna ocasión se traduce como "hard door" lo que es, claramente, un topónimo redundante en dos lenguas distintas = "la puerta (llamada) Door".

Desde esta propuesta etimológica, el topónimo Extremadura, la Galaico-Leonesa, podría haber recibido la denominación por situarse en las puertas de acceso más extremas del Reino: "Regnante rege Adefonso Legione, Gallecia, Asturiis et Extremis Dorii" (año 1195. CODOLGA).

La forma "Extrematura" es mayoritaria en la documentación medieval y ligeramente anterior (se documenta desde 1160) a las formas "Extremis Dorii" o "Extrema Dorii" (año 1193, Melón. CODOLGA). Siempre fuimos partidarias de la hipótesis etimológica que considera el topónimo Extremadura un derivado de extremar, como en gallego estremadoiro, "límite que separa terras que estão juntas e pertencem a donos diferentes" (Dicionário Estraviz), que también tiene una acepción pecuaria: estremar, "apartar, separar, segundo o dono, as ovelhas ou cabras de um rebanho formado por animais de diferente proprietário" (ibid. - v. p. ej. el topónimo gallego O Estremadoiro das Ovellas).

Pero encontramos una construcción semejante, "uilla nostra propria uocitata Auelgas, in extrema porturia" (año 920, Catedral de León. CODOLGA), que parece un calco o versión redundante en la cual se intercambian doriis y porturia, lo que sugiere identidad de referentes y confirmaría la existencia del término céltico *dorium, "puerta", vivo en el noroeste peninsular en la Edad Media.

El glosario Léxico Hispano Primitivo indica: porturia, "línea de los puertos, en las montañas de Asturias y León". Y menciona como ejemplo un texto leonés del año 919: "busto qui est in montibus que uocitantur Arbolio in confinis regni nostri, extrema porturia". Confines = puertas más lejanas o extremas.

Os Tembrás. Las turberas de Galicia

Zona de turbera que ocupa la Serra do Forgoselo entre San Boulo de Caaveiro (A Capela) y Goente y Seoane (As Pontes de García Rodríguez). (C) Catálogo das Paisaxes de Galicia, Xunta de Galicia, activada la capa de patrimonio cultural (iglesias) para situar las poblaciones principales.

En Seoane se ubica el castro del mismo nombre, y frente a él Os Tembrás (perteneciente ya a As Somozas). Evidentemente Os Tembrás no es un topónimo motivado por la posesión de los terrenos por parte de una familia alcumada así porque era miedosa o padecía Parkinson (si nos moviésemos dentro de la habitual hipótesis de los patronímicos, nombres personales, etc.), sino que indica una característica de los terrenos, la de ser tremedales, por la contigüidad a la potente turbera de O Forgoselo. Etimología: latín tremulare < tremere, "temblar". En el entorno de Os Tembrás: Prado dos Lagos, que evidencia el encharcamiento habitual de una zona de turberas.

Así, en Seoane tenemos un castro del Hierro (aproximadamente 2.600- 2.100 BP) en el margen de un tremedal de turba; un terreno nada apropiado para posibles actividades agrícolas castreñas, y tampoco para asentamiento humano. Debemos suponer, por lo tanto, que la turbera no existía en el momento en que se fundó el asentamiento, sino que fue consecuencia de este establecimiento y otros de su entorno, en concreto de las actividades ganaderas ligadas a ellos.

Deducimos que la turbera de O Forgoselo data del periodo geológico Subatlántico, igual que algunas de las turberas de O Bocelo (Cruz do Bocelo) que estudian Taboada, Aira y Díaz-Fierros (1). Vemos, entonces, que el comienzo de la formación de la turbera coincide con el establecimiento castreño, probablemente causada por las actividades ganaderas llevadas a cabo en la Serra do Forgoselo, que implicaban deforestación según se explica en la bibliografía citada.

Toponimia relacionada con la existencia de turberas: Turbaño (Boimente - O Buio), Temoral (Chavín).
Otros topónimos derivados: Treuma < Trémula (bajo el recinto de Niño da Aguia no Val - Narón, entre Espiñeira y Vilarquinte, en el límite entre los concellos de Ferrol y Narón).

(1) Taboada Castro, M.T., Aira Rodríguez, M.J. y Díaz-Fierros, F.: "Formación de turberas en la Sierra de O Bocelo. Relación con las condiciones paleoambientales del holoceno", Cuaderno Lab. Xeolóxico de Laxe, 1993, Vol. 18, pgs. 365-377.