HEDRADA: intercambio de posición de r-d desde el latín HEREDATA > hederata > hed(e)rada > Hedrada. Se trata de un adjetivo que califica a un término que se elide, como vila, terra, terreo “hedrado” (heredado). En el Tumbo de Celanova aparece un topónimo Hedrada ourensano registrado todavía como Heredata: “Sancto Iohanne de Heredata, territorio Caldellas” (año 995). Asimismo aparecen casos inequívocos de intercambio en la base de datos del CODOLGA: hederitario (1192). De forma sorprendente en portugués la hiedra, “hedra” en galego-portugués, del latín HEDERA, tiene también denominaciones con metátesis d-r > r-d, y se transforma en aradeira y heradeira (con sufijo derivativo -eira).
En gallego el verbo EDRAR también podría explicarse por esta metátesis r-d partiendo del latín HEREDARE, pues según el Dicionário Estraviz tiene semas compatibles con repartos y herencias:
(1) Igualar duas cousas de tamanho ou grosso.
(2) Compensar nas repartições o mau com o bom. Repartir com essa compensação.
(3) Falando de cancelas ou sebes da aldeia, repartir a fabricação ou conservação delas entre os vizinhos.
La especialización de la tercera acepción será responsable de numerosos topónimos (H)edrados y variantes. De ser cierto que EDRAR proviene del latín HEREDARE entonces habría que escribir en gallego *hedrar, pero este detalle es “pataca miuda”.
Roza do Mouro y Penadrada en Manide (Verís - Irixoa). Se muestra la relación entre las rozas (estibadas) y el sistema de reparto (edrada) del mantenimiento de sus cierres.
En García Arias, Toponimia asturiana, figura el otro étimo que habitualmente se baraja para Hedrada, un derivado del latín HEDERA, “hiedra”. Este autor supone que el adjetivo HEDERATUS / HEDERATA, "coronado de hiedra", es el étimo de topónimos como Adráu, L’Hedráu, Los Hedraos, Adraos. Un documento medieval alude a un topónimo de Siero en estos términos: “in ualle Serio ecclesias Sancti Ioannis in Edratos” (ca. s. XII). El gallego conserva la -d- intervocálica, Hedrada, y el asturiano la pierde Hedra(d)os.
Para Bascuas, tanto Hedrada como el equivalente de ese Adraos asturiano, Adrados, también provendrían del latín HEDERA, “hiedra”.
Aún siendo posible esta alternativa, mi opinión es que la presencia de hiedra es un elemento menos motivador a la hora de crear un topónimo, frente al hecho, más relevante, de que la posesión haya provenido de una herencia, o de que los terrenos estén cercados y repartido el mantenimiento de los cierres entre los vecinos.
Otros autores echan mano de étimos todavía menos realistas, aunque fonéticamente viables. Para Adrados y Adraos se han propuesto el latín ATRATUS, de ATER, “negro”, o el latín ADORATUS, “adorado”; en este último sentido, Rodríguez Adrados señala que en toponimia los Adrados indicarían lugares sagrados.
En cambio, Hedra, Hedrosa y Hedreira, podrían explicarse por el latín HEDERA, “hiedra”, los dos últimos como abundanciales, lugares cubiertos de hiedra o donde hay hiedra.
También tenemos el topónimo Édramo con sufijo superlativo prerromano. Supongo que será una variante del adjetivo gallego ídramo que se usa para calificar a la vegetación exuberante de aspecto lozano y muy verde. Como simple sugerencia: de una posible base prerromana *ÍDR-, “verde”, saldrían Edra, Edrosa, Edreira (en este caso se escribirían sin h).
Texto publicado por mí en Celtiberia.net en febrero de 2008.
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