jueves, 12 de julio de 2012

La cacería del avetoro

Fernando Alonso Romero tiene un estupendo artículo, La cacería del reyezuelo, en donde explica cómo la tradición de capturar a este pequeño pájaro, wren en inglés, se relaciona con una arcaica ceremonia céltica de elección real que comentaremos abajo. Otros autores que han tratado el tema de la caza del reyezuelo son XL Pensado (O 'Rey Charlo' de Vilanova de Lourenzá), MV Quintela (El reyezuelo, el cuervo y el rey céltico Lug) o JL Le Quellec (Le roi des oisseaux).

De Le Quellec extraigo el dato de que la caza no ha sido siempre, a nivel europeo, de un reyezuelo. En un trabajo a medias con Christine Escarmant nos informa de que en Poitou los estudiantes que alcanzan el grado de bachiller todavía cazan, en una ceremonia festiva que tiene bastante de rito iniciático o de paso, un bitard: enigmático ser que los autores identifican con el butor francés, o sea, el avetoro o abetouro / abetoiro.

El avetoro es una garza poco armónica, o por lo menos resulta poco armónica para un observador corriente no aficionado a la ornitología. Su característica principal es el sonido que emite, inconfundible por extraño; suena como una zambomba o el mugido de un buey. Alberto Magno refiere que cuando el avetoro "luxuriando est, horrible strepit sicut cum cornu". Plinio dejó constancia de que en Arlés se le denominaba taurus.

En algunas partes de Italia recibe el nombre de tarbusso, forma también derivada de taurus, o mejor, del galo tarvos. En el famoso pilar de los nautas de París están grabados un toro y tres garzas camufladas entre el follaje, junto con la inscripción TARVOS TRIGARANOS. Ese tarvos se refiere tanto al toro como a los avetoros camuflados.

(C) Wikipedia

Una glosa del término butorius / bitorius (forma medieval del avetoro) lo explica como wrenna, y wrenna / wraene es "caballo semental" en anglosajón, forma que por otro lado conecta con warannio > garañón. Lo que nos conduce a otro macho alfa, diferente pero con el mismo poder fertilizador que el toro con el que se identificaba al ave en el ámbito galo.
 
No sería descabellado suponer que al principio, in illo tempore celtoatlántico, la caza del wren o del bitard fue primero la captura de un warannio, de un macho semental, toro o caballo, como prueba de virilidad y de dominio del medio, como rito de paso masculino de la adolescencia a la edad adulta, o como elección de rey.

Una prueba brutal en la que los aloitadores someterían a las bestias comportándose como tales, como refiere en el s. XII Giraldus Cambrensis en su relato, tan comentado y malinterpretado, de la elección del rey en Ulster tras el sometimiento de un caballo blanco. Según el autor, el candidato a rey "bestialiter accedens" a un "jumentum candidum", de lo que no cabe interpretar que fornicase con una yegua blanca, ni menos deducir de ello una hierogamia políticamente correcta entre el futuro rey y la Madre Tierra, al estilo de las aventuras de Jean Aüel. Una traducción más literal sería "subiéndose a lo bestia al caballo". Tal vez así, macho contra macho:

 Rapa das bestas de Sabucedo. O aloitador. (C) Dani Vázquez.

Si a Xerardo de Cambre, el cambrense, le pareció bestialiter lo que vio en Ulster, casi que es mejor no poder saber su opinión sobre nuestras rapas.

Queden para otra ocasión nuestros topónimos A Ventureira, Vitureira, Abitureira... pues tengo fundadas sospechas de que no todos estos casos son vulturarias, "buitreras".

miércoles, 11 de julio de 2012

Penedo da Silla

En la toponimia portuguesa, y con menos frecuencia en la gallega, encontramos Silhas, que son piedras sobre las que se asentaban las colmenas. En Galicia existen por los menos dos Penedo da Silla, uno en Sarria y otro en Oímbra (fuente: Toponimia de Galicia). El término procede del latín sedilia (diminutivo de sedem, "asiento").

Lo interesante del caso es que en numerosísimas ocasiones a las primitivas sillas abandonadas, situadas en lugares inaccesibles para el oso, sobre penedos y rodeadas por un muro protector, se les supuso asiento de importantes personajes, tal es el caso de la Silla de Felipe II en El Escorial, aunque últimamente se prefiera la hipótesis de que hayan sido altares de sacrificios, por cierto parecido con los famosos altares de Ulaca y Panóias.

martes, 3 de julio de 2012

Medusas y petroglifos

Huellas fósiles de medusas del Cámbrico en el yacimiento de La Constantina (Sevilla). (C) oldearth.wordpress.com


Petroglifos de Los Aulagares en Zalamea la Real (Huelva). (C) Ayuntamiento de Zalamea.

En un enorme panel con una superficie y orientación similar a la de los soportes sobre los que el ser humano grabó mucho después petroglifos, estas medusas del Cámbrico se dejaron impresas las huellas de sus umbrelas (Medusas del Cámbrico Inferior de Constantina (Sevilla), Eduardo Mayoral y otros). Si no hubiese dicho desde el principio que son fósiles de medusas se podría pensar perfectamente que estábamos contemplando un petroglifo atlántico, como el de Los Aulagares (Huelva) o el de Laxe das Rodas (Muros), o algunos de los motivos grabados en los ortostatos del dolmen de Loughcrew (Irlanda).

 Umbrelas de medusa y trilobites en el dolmen de Loughcrew. (C) Anxo Martínez.

La icnoarqueología es una nueva disciplina propuesta por Andrea Baucon y otros autores, Principles of Ichnoarchaeology: new frontiers for studying past times (2008), que se ocuparía del estudio de la zona de transición entre arqueología e icnología.

(C) Andrea Baucon y otros autores, artículo mencionado.

Independientemente de que se esté de acuerdo o no con esta división de la materia objeto de estudio, resulta muy interesante el elemento "human-trace fossil interactions", interacciones entre fósiles y huellas antrópicas (o relación entre icnitas y petroglifos), que se desarrolla ampliamente en el apartado 4 del artículo dedicado a las hierofanías derivadas de la observación de icnitas. En él se acomete el estudio de algún caso famoso, como el de las icnitas de dinosaurios de Pedra da Mula en Espichel, atribuidas por el folklore popular a las huellas de la mula que transportaba a la Virgen.

En lo que respecta a las medusas de Constantina, los autores son de la opinión de que "las impresiones medusoides fueron entidades que inspiraron a los pueblos neolíticos. De hecho algunos especímenes de Cordubia Gigantea fueron piqueteados y raspados para subrayar su morfología. Y no solo eso, algunos petroglifos encontrados en los alrededores parecen replicar estas huellas biogénicas".

En definitiva, se trata de un interesantísimo artículo que aborda la atracción del ser humano por los fósiles y sus huellas, esta atracción desencadenaría la reproducción de los mismos como tema central de algunos petroglifos, y también sería responsable de la imitación humana del comportamiento de estos antiguos seres que dejaron su huella petrificada, puesto que los autores afirman que nuestros petroglifos podomorfos comparten pautas con las icnitas. Además, trata en profundidad las hierofanías o folklore asociado a icnofósiles y petroglifos imitativos, así como atribuciones erróneas de icnofósiles al arte rupestre respaldadas por arqueólogos.

En este sentido los aparentes petroglifos de la Illa de Ons ("Gravados rupestres da Illa de Ons", Ballesteros y Seoane, Aunios, 2012), sobre roca metamórfica (susceptible de albergar fósiles) y sin "evidencia da técnica, aínda que é probable que os gravados fosen realizados mediante piqueteado e abrasión" podrían ser en mi opinión icnitas que sirvieron de inspiración a los artistas neolíticos.

Panel con imitación de icnitas en Monte Tetón (Tomiño, Pontevedra). Además de las huellas similares a las de las medusas de Constantina se observa una hilera de pisaditas pareadas subiendo por la piedra. (C) Ángel Facio.


sábado, 30 de junio de 2012

El tema céltico del rey pescador o pecador

¿Quién fue este rey que desempeña un papel alegórico, sujeto a variadas interpretaciones, en la literatura artúrica de la búsqueda del grial? Como el estudio de JR Resina, La búsqueda del grial, se encarga de hacer una extensa exposición de toda suerte de intentos de identificarlo con varias figuras míticas o legendarias de la tradición céltica irlandesa y de la bíblica, solo diré que ante todo el rey es un símbolo; un símbolo que Resina no dilucida, remitiéndose al contexto de cada obra en que aparece para establecer su significado concreto. Sin embargo puede comprobarse, ya lo adelanto, que en todas ellas siempre es el símbolo de la pérdida de un reino (Jesusalén, generalmente).

Y antes de comenzar, pongamos un poco de orden: el rey originalmente no era pescador, sino pecador. Esta transmutación viene producida porque en francés, idioma vehicular de buena parte de la materia artúrica, se pronuncian de la misma forma pecheur (pecador) y pescheur (pescador). Por ello todas las propuestas que recoje Resina que de una u otra forma vinculan al rey con el simbolismo de la pesca, con la figura simbólica del salmón, etc., son contaminaciones que tienen su interés en lo que atañe a la reconstrucción de los mitos previos que se imbricaron en la leyenda del rey pe(s)cador, pero no ayudan a la identificación del mismo, si es que es posible.

Una de las propuestas que comenta Resina es la de Helaine Newstead, que sí me resulta de utilidad porque coincide en parte con lo que pensaba antes de leerla. La autora se inclina por la importancia de la tradición galesa e identifica al rey con Bran el Bendito, el Bran celta, y añade que la historia de Bran o Brennius tiene similitudes con la leyenda celta Echtra Airt, en que los druidas avisan de la devastación de Irlanda a consecuencia de la unión sexual del rey con una mujer sobrenatural surgida de las aguas de un lago.

Aquí es donde el rey pecador de la materia artúrica enlaza, no sé cuándo ni cómo, no sólo con la advertencia druídica de la Echtra Airt (versión conservada en el Libro de Fermoy, ms. del s. XV), también con la crónica y los romances de la pérdida de España por el pecado sexual del rey Rodrigo cometido con La Caba en la ribera de un río (La Crónica del Rey don Rodrigo: con la destruyción de España, Pedro de Corral, h. 1430).

Por lo visto Theodor Sterzenbach ya había dicho que el fisher king fue Don Rodrigo, pero semejante idea fue considerada "too flimsy for discussion". No merece la pena discutirla, por inconsistente.

Afortunadamente nuestros reyes ahora no son pescadores, prefieren la caza mayor. Así que no hay motivo para preocuparse por los avatares del reino.

martes, 26 de junio de 2012

La huéspeda

El cuerpo como carcasa, cáscara inútil que se ve animada cuando es habitada por un huésped, es motivo central de infinidad de relatos y películas de terror y ciencia ficción. Esta tradición no es tan moderna como pudiera parecer a primera vista, pues por ejemplo el emperador Adriano definió el alma como huésped y compañera del cuerpo: "Animula vagula, blandula, hospes comesque corporis".

Así, de esta antigua y universal concepción del cuerpo humano como habitáculo en que mora un huésped (el alma o espíritu) surgen estos relatos sobre los outsiders en los que un intruso, extraño o parásito, a veces procedente de otros planetas, a veces diabólico, ocupa una vaina que no le pertenece, alojándose circunstancialmente y poseyendo o anulando al supuestamente verdadero inquilino. Situación que solo puede revertirse recurriendo a "exorcismi terribiles contra malignos spiritus possidentes corpora humana", como nos indica el título de una obra del s. XVI desaparecida.

En la literatura se constata que los huéspedes no son otra cosa que espíritus malignos: en El Mágico Prodigioso de Calderón, Cipriano está entregado al demonio, presentado por el autor como huésped y amigo del protagonista; en el Convidado de piedra, también de Calderón, el huésped (invitado o convidado) es el espíritu de un difunto.

Etimológicamente huésped y guáspida (asturiano, forma diptongada en uá) / huéspeda (León) remiten como resulta evidente al latín hospitem, "huésped", no a hostem, "enemigo". Y siendo guáspida / huéspeda unas de las variantes por las cuales se conoce a la güestia o hueste, "estantigua, compaña", necesariamente los cuatro términos procederán de hos(pi)tem, los dos últimos con contracción por caída silábica en posición átona, como en catalán o en francés hoste, hôte, "huésped".

El problema interpretativo surge porque el latín hostem, "enemigo", también evoluciona hacia un resultado hueste, lo que explica que con frecuencia se haya confundido a la huéspeda, guáspida, güestia o hueste antigua con un ejército de enemigos, por ejemplo en la glosa latina del término hispano hueste: "vulgari hispanico exercitus antiquus vocantur [...]; nec tamen certum est eos malignos spiritus esse" = "en romance hispano se les llama ejército antiguo, más también es cierto que son espíritus malignos" (Guillaume d'Auvergne).

Constantino Cabal en el estudio que dedica al asunto, es del mismo parecer: "Huésped [y no enemigo] el alma éralo sin duda, porque disponía de las casas de los vivos como prolongación afectuosa. Los celtas no cerraban las puertas de las suyas a la noche, a fin de que si los muertos querían descansar en ellas pudieran hacerlo sin inconveniente" (Los dioses de la muerte, 1925).

Derrida en sus Aporías (1996) estudió la relación ideológica y etimológica entre espectralidad y hospitalidad a través de la serie hospes, hostage, guest, ghost..., pero se ve que no era aficionado al género de terror ni a la ciencia ficción y no llegó a establecer que el vínculo entre ambas venía dado por el hecho de ser, espectros y huéspedes, inquilinos quiméricos, locataires de estancias y cuerpos, como aquel de Polanski.


Carcasa o vaina de Donald Sutherland poseída por una entidad alienígena en una de las versiones de La invasión de los ultracuerpos (Invasion of body snatchers, Kaufman, 1978).

jueves, 26 de abril de 2012

Muíño da Perfecta

Se trata de un original topónimo que aparece en San Sadurniño (A Coruña), junto a Casal de Perfecto. En contra de lo que pueda parecer a simple vista, no son lugares propiedad de personas denominadas Perfecta o Perfecto, sino una fosilización particular de la frase "petram fictam" (menhir o hito demarcatorio). La aparente conservación del grupo -ct- sin evolucionar hacia -it-, como sucede en Parafita (Chandrexa de Queixa, Ourense) o en Pedrafita do Cebreiro (Lugo), se debe a la intervención de la etimología popular, mediante la cual los hablantes, una vez olvidado el significado de la frase, justifican el nombre del lugar por el nombre propio Perfecto / Perfecta.

lunes, 2 de abril de 2012

De Ume la alta sierra

(C) El Mundo.

Se nos ha quemado el corazón del territorio de Bretoña, aquel que en los versos de Fray Luis de León contemplaba el padre Eume desde las fragas.

Dichosos los que baña
el Miño, los que el mar monstruoso cierra,
desde la fiel montaña
hasta el fin de la tierra,
los que desprecia de Ume la alta sierra

Cuius ecclesia dignoscitur in villa que dicitur Calavario [Caaveiro], territorio Bretonia, iuxta fluvio Eume (año 914: Tumbo de Caaveiro).