domingo, 12 de mayo de 2013

Un par de supersticiones inexistentes

Suspender muñecas de los telares

En los concilios compostelanos del siglo XI se registra la prohibición de unas extrañas costumbres:

  1. "Item interdicimus ut nullus Christianus auguria et incantationes faciat, nec lunae pro semina, nec animalia immunda, nec mulierculas ad telaria suspendere: quae omnia cuncta idololatria est".
  2. "Iterum interdicimus omnes Christianos auguria et incantationes, et lunae prosemina, nec ad animalia domanda, nec mulierculas ad telas alia suspendere".

Menéndez Pelayo traduce así el texto en su Historia de los heterodoxos españoles: "que ningún cristiano tome agüeros ni encantamientos por la luna ni por el semen, ni colgando de los telares figuras de mujercillas o animales inmundos". Por lo demás, todos los autores que se han preocupado del análisis de este testimonio coinciden en la suspensión del telar de una especie de fetiche ginecomorfo.

Pero puesto que no se conocen encantamientos por el semen, ni la costumbre de colgar de los telares muñecas, ni mucho menos animales impuros o inmundos, parece razonable someter a exégesis el texto compostelano, que muestra indicios de corrupción.

Es muy posible que estas supersticiones fuesen otras que todavía se observan y que nos aclara el Beato de Liébana: "mulierculas ad telas araneas vel pedes observare , & viros pro semine lunam & dies observare sive ad animalia domanda" = "las mujercillas observan las telas y las patas de las arañas, los hombres tienen en cuenta la luna y el día para sembrar o domar a los animales".

Hacer la vieja o el ciervo

Sobre esta supuesta superstición o tradición popular se han elaborado estudios amplísimos que la mencionan en relación con el carnaval y otras prácticas similares en que los hombres se disfrazan adoptando a menudo el aspecto de animales (cfr. por ejemplo el estudio de Caro Baroja sobre el carnaval y las mascaradas de invierno), en la creencia de que los cánones medievales que prohibían "facere vetula" o "facere cervulo" se referían a disfrazarse de vieja o de ciervo.

En latín clásico el término "facere" más ablativo es, además de un falso amigo, sinónimo de "sacrificare" = "inmolar". Con este sentido pasó al latín eclesiástico, en el que la prohibición "non licet calendis januarii vetula [vitula] aut cervolo facere" se ha de verter como "se prohibe en las calendas de enero sacrificar una becerra o un cabritillo", estando de más las glosas que interpretan el difícil tecnicismo facere como "formam induere" = "adoptar la forma de, disfrazarse de", o "vestiuntur pellibus pecudum" = "vestirse con pieles de animales". Por el contrario, son ajustadas aquellas otras que, aún teniendo menos fortuna, lo explican en su acepción original: "non liceat vitulo aut cervolo facere, id est sacrificare"; "Bucula, aut ceruolo facere, est bucula seu ceruolo sacrificare".

Para mayor claridad, en otras versiones el vitulo se reemplaza por una annicula, una becerra de un año (Diccionario de Sobrino), que era una de las víctimas preferidas en los sacrificios clásicos. En estos rituales, que no mascaradas, estaban presentes los suffitores, sacerdotes a cargo de incensarios o botafumeiros, y había acompañamiento musical (cornua incantant). Se celebraban diem Iovis aut Veneris, en honor de Júpiter y Venus.

"Flamen Dialis agnam Jovi facit", decía Varrón, pero siglos más tarde su lengua ya resultaba impenetrable para muchos. 

Estos cánones medievales, por lo tanto, no estaban prohibiendo las mascaradas de invierno, sino los sacrificios de animales a los falsos dioses durante las calendas de enero. De la misma opinión era el P. Tournemine, el cual, por lo que se ve, no fue conocido ni en su casa a la hora de comer; lo rescato del anaquel polvoriento porque se lo merece.

3 comentarios:

Carlos Arias dijo...

Non entendo como non vin esta entrada. Visitei o blog estes días, pero, ou moi chosco estaba eu, ou o meu navegador censuraba o texto.
Ben, paréceme moi interesante, aínda que o feito de que non queden rastros de ritos co seme non me parece proba abonda para os desbotar. Máis aínda, que existise a prohibición paréceme un indicio de que se practicasen, sobre todo polo simbolismo do seme, do pene e do sexo. Dubido que algo con tanta carga non tivese o seu correlato nas maxias e feitizos dos nosos antepasados.
Bicos

Andregoto Galíndez dijo...

Ola Carlinhos, dixen que non existían sen investigalo, a verdade, porque nin me soan e porque polo contexto da lúa aquí o "semine" ten que ser a sementeira; aquelo de sementar coa lúa en crecente e demáis.
Bicos

Carlos Arias dijo...

Aínda así, non o vexo claro. Lúa e sementeira sen maxias paréceme como un carballo sen raíces.
Pero todo pode suceder.
Benzón pola resposta aclaratoria, e bicos.