domingo, 25 de abril de 2010

La momia de Jesús

Momia de Lázaro resucitada por Jesús, según ilustración del libro de Jean Jacques Chifflet De linteis sepulchralibus Christi servatoris, 1668.

La etimología del término copto noute, "dios", equivale y proviene del egipcio antiguo ntr, "dios". Pero el egipcio antiguo ntr, no significaba exactamente "dios", sino el muerto "inmortal" o "embalsamado", como demuestra el papiro de Tanis que glosa el jeroglífico que se lee NTR como "lo que está enterrado" (v. un estudio del término en Gods and men in Egypt: 3000 BCE 395 CE, de Dunand, Zivie-Coche, y Lorton). Es decir, podía aplicarse a los dioses, como inmortales, pero no era exclusivo de ellos, así la escritura se denominaba medu neter, "palabra eterna o inmortal", y uno de los determinativos que acompañaban al jeroglífico ntr podía ser la momia, el estado que proporciona la inmortalidad.

La creación en la antigua concepción menfita se explica por el poder generador del pensamiento y la palabra del dios Phtah, estas creencias se mantienen a lo largo de siglos y asoman en la versión copta del evangelio de San Juan, y en realidad en la versión griega, que nos relata la fuerza creadora original del logos (palabra / pensamiento). Neunoute pe pshaje, dicen los coptos = inmortal era la palabra, tal vez refiriéndose a la palabra escrita antigua, o tal vez al discurso, al lenguaje (según Champollion, pshaje = discurso).

En griego el evangelio comienza "en arche en ho logos kai ho logos en pros ton theon kai theos en ho logos" = al principio sólo existía el pensamiento (o la palabra), y el pensamiento estaba en el dios (inmortal), y el pensamiento era inmortal. "Soy el eterno, soy aquel que ha creado la palabra, soy la palabra", se lee en el Libro de los muertos que guiaba a los egipcios en su viaje al otro mundo. Demasiado parecido.

No hay prueba alguna, más bien todo lo contrario, de que este logos sea Jesús, y por tanto carecen de pertinencia discusiones sobre el número de personas divinas implicadas, dios y su hijo, o sobre la unidad de ambas y menos de su trinidad, es decir, lecturas estilo "en el principio sólo existía Jesús, y Jesús estaba con Dios, y Jesús era (un / el) Dios".

Para más INRI, los textos coptos están plagados de la palabra Pt, de claro sentido contextual sagrado, sinónima de noute. La solución menos lesiva para la diferenciación entre cristianismo y mitología egipcia consiste en considerar que Pt no es Phtah, el demiurgo egipcio, el dios-momia, sino la forma abreviada de p-noute, y traducir ésta frase compuesta con el artículo (p-) por "el único Dios". Champollion ya había descifrado y traducido PTH o PTH NOUTE por "le dieu Phtah", y antes que él Kircher. Sin embargo ahora en los textos coptos pt y noute conviene más que sean otra cosa. Aunque en algunos textos coptos se lea "xristos phtah", o "phtha nouthi".

Equivalencia entre el copto Pht (Phtah) como si fuese abreviatura del copto fh-nouti, "el dios", otras veces escrito el artículo como p-nouti.
Cristo, el ungido por el espíritu santo (con los santos óleos de resinoso bálsamo). Veamos qué significaba originalmente este Christus = Unctus y qué era la unción. "Christus mortus est, id est, unctus", dice Tertuliano, porque "id quod unctum est, mortuum dicit", Cristo es o significa muerto o amortajado, esto es, ungido (embalsamado), porque a aquel que está embalsamado se le llama muerto (lo que no resulta extraño pues unctus es lo mismo que defunctus). Por lo que se ve cristo es un adjetivo que hace referencia al proceso de embalsamamiento que señalábamos arriba, y que en egipcio antiguo se denominaba precisamente krst, la momificación o preparación para el sepelio (The literary coptic manuscripts, de Alla Ivanovna). Porque también Jesús, una vez muerto, fue momificado con vendas o lienzos y ungüentos, y como es sabido resucitó. Pero existe la precaución de desligar todo esto de las creencias y ritos egipcios, no vaya a ser...:

"Hay entre los Hebreos algunos ejemplos de cadáveres embalsamados; pero esta costumbre nunca fue general ni muy común [...] El cuerpo de Jesucristo fue ungido con aromas; y cuando María derramó el bálsamo sobre sus pies, declara que lo había hecho para embalsamarle con anticipación. Nicodemus empleó cien libras de mirra y de aloes para sepultarle. Por último, S. Juan insinúa que este uso era común, pues dice que José de Arimatea y Nicodemus envolvieron el cuerpo de Jesús con lienzos ó vendas que tenían aromas según la costumbre de los Judíos. Antonio Margarita dice que cuando se llega al cementerio se pone el cuerpo en una especie de capilla pequeña, y que en ella se le frota con un huevo batido y desleído en vino. El modo de embalsamar de que se habla en el Evangelio, era muy diverso del de los Egipcios que nos describe Heródoto" (François de Vence).

Las momias en Egipto se encolaban con una mezcla en la que el huevo batido era uno de sus principales componentes, debido al simbolismo del huevo de Phtah como resurrección a la vida eterna (Iconostasis, de Pavel Aleksandrovich), y la mirra, el aloe y el bálsamo formaban parte del proceso de momificación egipcia, que fue seguido por algunos judíos.

El padre era Ptah u Osiris, según zonas, de cuyo pensamiento o discurso se creó el mundo real (el pensamiento se encarnó), nos queda el espíritu santo para liquidar el misterio de la santísima trinidad y la resurrección. El espíritu santo era el unctio o unto con que se embalsamaba el cuerpo, lo que garantizaba la eternidad del alma, era el bálsamo, una resina que se extraía únicamente de un huerto en El Cairo. Esta goma, que tenía que ser de El Cairo*, si no no servía, continuó usándose por los cristianos para hacer el crisma de la unción, que en un principio era un ungüento para embalsamar. La unción o embalsamamiento ha quedado reducida a un sacramento simbólico, por abreviar y tal vez conservar indemne el cuerpo, un simple untamiento en ciertos sitios estratégicos. Que decía Ireneo: "in Spiritu qui est unctio".

No se trata de aburrir mencionando ejemplos que aclaren por qué se identifican ambos nombres, Christus = Unctus, y el auténtico significado de unctus, pero no están de más un par de referencias: por un lado, Horacio, con su cadaver unctum o embalsamado, y por otro recordar que el cuerpo de Jesús "unctum fuisse a Nicodemo centum inquam libris myrrhae et aloes," y que esta costumbre se seguía para preservar la carne "integra et immunia a putrefactione" (Lardner). La práctica comenzaba con lo que se consideraba una terrible profanación del cuerpo, un corte en el costado izquierdo por el que se extraían las vísceras, lo que también coincide con la incisión del costado izquierdo de Jesús.

San Agustín tiene un interesante párrafo sobre la costumbre de embalsamar: "hoc nomen quod appellatur christus unctionis est. Et solus tunc ungebatur rex et sacerdos [...] nisi in illo regno ubi christus prophetabatur et ungebatur, et unde venturum erat christi nomen". Este nombre que se dice christus significa embalsamación. En aquel tiempo sólo se embalsamaba a los reyes y a los sacerdotes, a no ser en aquel reino donde se predicaba el cristo y se practicaba la embalsamación, y de donde vendría el nombre de cristo. El reino donde se predicaban las virtudes de la momificación, y la embalsamación del cuerpo de faraones y sacerdotes, y de los restantes, es sin duda Egipto, de donde provendría la palabra cristo, según Agustín.

Por eso nuestros papas visten como los faraones egipcios y llevan la cruz ansada, el ideograma de la vida eterna.

El cuerpo embalsamado, el cristo o momia de Jesús según varias descripciones tenía la envoltura de la cabeza independiente (v. el estudio de Chifflet), en este tipo de momias solía pintarse en finas tablas o sobre el propio lienzo el retrato del difunto a tamaño real con la técnica de la encáustica o la témpera, en una "ventana" que se abría sobre su rostro, siendo el antecedente inmediato de los iconos bizantinos. Es decir, todo apunta a que en su sudario no quedó impreso el sudor de su rostro, sino que portaba su retrato al estilo de las coetáneas momias de El-Fayum. De entre los retratos conservados sobre los cuerpos embalsamados de Fayum, éste (bastante guapo) se parece a la idea que tenemos de cómo podía haber sido:

Momia con retrato de Hawara (Fayum), tomada de Wikipedia.
De aquí o de los lienzos o "velos" con el retrato del difunto, a los iconos bizantinos, y de ellos a los rusos y a El Greco.

La tradición cristiana sugiere que el Santo Rostro de Jesús se pintó sobre lienzo, disputándose varios lugares la posesión del auténtico.

En la siguiente imagen, el lienzo de un niño copto (cristiano) de Antinoopolis del siglo III de nuestra era muestra al difunto no muerto o resucitado rodeado de todos los símbolos del cristianismo más primitivo, aquellos que posibilitaban la resurrección de la carne por la embalsamación (clic sobre la imagen para ampliar):

Sobre el niño, el disco solar alado (Aton), y a ambos lados y comenzando por las viñetas superiores más fácilmente identificables, las diosas aladas Hathor e Isis (nuestros futuros ángeles), y bajo ellas, saltándonos las viñetas intermedias, el dios embalsamador Anubis, que en la de la izquierda prepara el cuerpo sobre la mesa (zona muy deteriorada), y en la de la derecha porta la momia y la llave de entrada al otro mundo, prefigurando a San Pedro. Bajo ellas la clásica representación de la balanza del juicio egipcio para la "pesada del corazón" (psicostasia) y al otro lado el dios supremo (Phtah) identificable por su báculo, presidiendo el juicio final. En la viñeta de abajo a la izquierda dos cruces anxatas, símbolo de la vida eterna, que triunfan sobre la serpiente Apophis y la muerte, calavera, y en la última viñeta de la derecha el espacio de purificación. Museo del Louvre.

Las imágenes de la psicostasia en el juicio final egipcio perviven con solución de continuidad en las representaciones cristianas como la de la iglesia siria de Deir Mar Musa, donde un grupo de embalsamados espera su turno junto a la balanza manejada por Anubis, paso previo para acceder a la condición de justificado. Todo ello según las antiguas creencias y representaciones egipcias.

Deir Mar Musa, siglo XI

Respecto a Anubis, el dios con cabeza de chacal, el psicopompo que trasladaba el cuerpo al otro mundo, hay varios estudios que demuestran que en Occidente sus orejas fueron confundidas con las de un asno y que por su destacado papel en el proceso para alcanzar la inmortalidad también fue confundido con el dios supremo de los cristianos. De esta confusión surge por ejemplo la famosa crucifixión de un hombre con cabeza de asno, presentado como dios de los cristianos en un grafito del Palatino, o la celebración de la misa del asno, el argumento del Asno de oro de Apuleyo con Isis y Osiris por el medio, o la representación de Anubis con cabeza de asno en la medalla de Juliano el Apóstata y su mujer, "aunque lo más recibido es que la cabeza es de perro o canina, pero S. Isidoro dice que es de asno" (La apología del asno, de Zeper Demicasa, Borriquero del Asnólogo).

El lignum crucis o tabla de embalsamar y momificar aparece representado en los grabados egipcios en perspectiva frontal, pero una perspectiva cenital del proceso nos mostraría lo que hoy llamamos crucifixión. Sorprende, pero la imagen de la momia de Jesús crucificada del evangelio de Sankt Gallen no tiene otra explicación:

Ni siquiera la representación tetramórfica (cabezas de hombre, águila, león y toro) de los cuatro evangelistas ocupando los cuatro puntos cardinales es original, pues como es sabido tiene su origen en las tapas de los cuatro vasos canopos donde se depositaban las vísceras del embalsamado, orientadas a los cuatro puntos. En el siguiente lienzo cristiano se observan claramente las cuatro jarras con cabeza de hombre, halcón, chacal y babuíno, cada una con su disco solar, antecedente de la aureola de la iconografía cristiana. Museo del Louvre.




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*Inter Eliopolim et Babylonem, in medio juxta Cayrum, est Ortus Balsami.

viernes, 9 de abril de 2010

Parrocha

En Galicia según el nomenclator de la Xunta hay 13 lugares de este nombre precedidos del artículo, A Parrocha. Algunos autores como Rivas Quintas intentan explicar el topónimo por el sustantivo parrocha = "caseta para herramientas y guarecerse en la finca'. (v. también Corominas, que encuentra en Sanabria la acepción "choza"). Otros lo vinculan a la raíz parra, convirtiéndolo en un fitotopónimo despectivo, o, como García Arias, a la raíz prerromana parra = "montón".

En el sínodo de Tuy de 1528 se ordena que el cura resida "en la cabeça de la parrocha donde está la yglesia principal", y Lope de Vega ya decía que el vulgo "Parroquia en Parrocha vemos también que mudó". Así no resulta extraño que nuestras Parrochas sean parroquias si tenemos en cuenta que toda la división territorial gallega está basada en estas unidades eclesiásticas mínimas, como el parish británico, que también provienen del latín parrochia.


Con razón el profesor Viso defendía que A Parrocha de A Chousela en el Valle de Esgos no era un pajar, sino una iglesia prerrománica, basándose precisamente en argumentos filológicos: "los dos topónimos utilizados en la zona para denominar al inmueble abandonado –“Parrocha” y “Chousela”– tienen el significado de “Templo parroquial” y “Pequeña clausura”, respectivamente" (VISO PÉREZ, RAMÓN. UNA APROXIMACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA Y ARQUEOLOGÍA DEL VALLE DE ESGOS. Reseña de Ramón P. Rodríguez Montero).

lunes, 29 de marzo de 2010

Encajes lusitanos

Según Plinio en Lusitana se elaboraba un tejido denominado scutulato, y una pequeña investigación sobre el término lo pone, sin mucho esfuerzo, en relación con las mallas de red (similia retum maculis) y las telas de araña (araneorum rete scutulatum est). Plinio sin duda está hablando de los encajes y puntillas como los que todavía se hacen en Camariñas con los bolillos, o en Portugal con los bilros.

El texto de Plinio presenta las variantes
- et quam Salacia scutulato textu commendat in Lusitania, y
- et quam sola ars scutulato textu commendat in Lusitania.

El que conozca el arte de palillar se inclinará por la segunda lectura pues nos habla de una técnica única (en su época) de elaborar las sutiles redes de araña galaico-portuguesas.

Rendas de Bilros de Peniche (Wikipedia)

Por otra parte, la etimología de este scutulatum entroncará, a pesar de su homofonía con scutum (escudo), con los actuales escote y escotilla, "agujeros"; a veces se traduce por vacuitates porque en estas labores hay unos vacíos o agujeros (Lexicon ecclesiasticum latino-hispaniarum, Ximénez Arias, sub scutulatus). Por lo mismo los rosetones de los templos recibían el nombre de scutulis: "ornaverunt faciem templi scutulis" (ib. sub scutula). De aquí, puede que también provenga el término de origen gallego-portugués sollado de un barco o cubierta de una casa, derivado por extensión del nombre que recibía el pavimento romano, opus scutulatum, mejor que del supuesto *soleatum, de solum (suelo).

Tal vez la decoración reticulada de los ídolos placa lusitanos refleje primitivos vestes scutulatos, ropas suntuosas de encaje neolítico.


martes, 9 de marzo de 2010

Azurro, zuri, ozturi


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Auztorino o austurino, oçtorino, loztori (con artículo incorporado y sin derivación en -inum), duzuri (con preposición incorporada, y sin derivación en -inum), austuri, leztori, ozoli, oztri, ozturi... (formas recogidas por Steiger), se hacen venir del nombre de la ciudad de Dastowa, como si designasen un tipo de tela importada de allí (v. Léxico Hispánico Primitivo).

Sin embargo, encajan mejor fonética y semánticamente con los colores ostrinos de entre los cuales el más famoso era la púrpura brillante de los fenicios. Las alternancias entre formas con diptongo au y formas monoptongadas en o se explican porque Austrum --> Ostrum, como Claudius --> Clodius. Dicha alternancia y el significado de ostrum / austrum (sinónimo de púrpura fenicia) se pone de manifiesto en los versos de Lucrecio:
austrum: purpura poeniceusque color clarissimus multo = ostro: color de origen fenicio, iridiscente y muy brillante.
Austrum es, pues, la variante literaria de corte culto de ostrum, que debe considerarse la original, pues remite a los tornasolados colores de la concha de la ostra.
La nota dominante del púrpura u ostro, en contra de lo que se cree, no era precisamente su color, sino su brillo plateado o nacarado, existiendo tantas variedades como en la purpurina actual; de hecho había un púrpura purpurísimo (purpurissum) que es el antecedente de nuestra purpurina.
La indeterminación del color se pone de manifiesto en un documento del siglo XI, donde figuran ozorinos de varios colores: oçtorino uermilio, oçtorino amarel, oçtorino blauo ("azul", provenzal y catalán blau). Y su capacidad iridiscente se deduce de esta observación de Plinio sobre el púrpura: "nigricans aspectu, idemque suspectu refulgens", se oscurece o refulge según se oriente hacia la luz. Observación que recuerda a la de Leonardo sobre el azurro o azurrino italiano, compuesto de luz y tinieblas, de "nero perfetissimo e bianco candidissimo", de cuya mezcla se obtiene el color de la plata (todavía el azurro no se había especializado como azul).

No es difícil considerar al euskera zuri [tzuri], "blanco", una variante más de este paradigma (ozorino, azurro), pues fonéticamente es posible, partiendo de la amplia variación que ha experimentado, y también es posible el cambio de significado del rasgo de contenido esplendor, brillante, presente en el original, hacia el sema “blanco” actual. La plata, en euskera urre-zuri, pudo en un principio significar oro iridiscente, que capta el color según se oriente, o bien oro azurro (el gris de Leonardo). Este valor de zuri como gris (plata, brillante) pervive en el nombre del monte Atxuria o Peña Plata.
En este sentido, si en el siglo XI todavía nos encontrábamos con la fase oçtori o ozturi sin ser todavía ningún color determinado, resulta imposible sostener que seis o siete siglos antes se documente el estadio fonético posterior zuri y su valor como color en contraposición a otros en la inscripción de Veleia “zuri, urdin, gori”.

martes, 2 de marzo de 2010

Petroglifos con coviñas

Laxe das Rodas, Muros (A Coruña).

Una de las principales explicaciones que se viene ofreciendo para algunas de las superficies cuajadas de cazoletas o coviñas es que son representaciones astrales. En este sentido, el artículo de Alonso Romero Nuevas consideraciones sobre el significado del petroglifo de Laxe das Rodas resulta muy interesante, y los excelentes dibujos del profesor Monteagudo aclaran muchos detalles con precisión.

Un antiguo texto nos habla de las piedras de término o lapides scutellati*, que pertenecen al tipo de términos que seguían el curso de la luna, "qui lunae cursum sequuntur". Se trataba de términos que, por lo que parece, no funcionaban como límites del terreno o espacio propiamente dicho, sino del transcurrir del tiempo, es decir, medían y limitaban la otra dimensión, como ponen de manifiesto los nombres de dos de los otros términos que seguían el curso de la luna: regulares y temporales. Habrá que tratar de identificarlos a todos ellos con referentes reales, pero lo que sí parece bastante aceptable es que estos scutellati sean los grabados en forma de cazoletas, coviñas, o escudillas -como se conocen en otros lugares-, con los que de alguna forma se intentaba notar el transcurso del tiempo representando a la luna en forma de media esfera. No es en nuestro ámbito donde encontramos el nombre escudilla, aquí más bien preferimos referirnos a ellas como cazuelas, ollas, marmitas o sartenes (tijolas, en Portugal), pero en Francia o en Italia se emplea habitualmente: pierres à écuelles, y pietre a scodelle. Así que estos lapides scutellati se relacionarán etimológicamente con scutellam, no con scutum.

Como señala Alonso Romero es probable que las dos ruedas de la Laxe sean calendarios lunares, lapides scutellati, pero en mi opinión la explicación que ofrece el autor del funcionamiento del calendario es demasiado compleja.

A simple vista parece que la gran cazoleta central ocupa la posición del espectador desde la tierra, que el aro de cazoletas externo que rodea los dos círculos concéntricos representa el curso de la luna, que los círculos concéntricos los orbes que los separan, y que la rueda pequeña contigua representa al sol. Un sistema solar en miniatura con la tierra en el centro, según las concepciones antiguas. El problema es que el curso de la luna está representado con 47 coviñas, que no pueden ser los días del mes lunar actual, ni tampoco meses, porque 47 meses no se corresponden con ningún ciclo astral ni del sol ni de la luna. Por esto tampoco puede descartarse que las rodas de Louro sean las aras sestianas próximas a Noega (Noia) que según Mela ilustraban tierras antiguamente desconocidas (ilustrantque terras ante ignobiles); a modo de mapas. Varios autores son partidarios de situar las aras en Galicia, siguiendo a Plinio. En concreto Fishwick propone precisamente el monte Louro y explica el error de Mela, que las sitúa entre los Astures, como una confusión motivada por la existencia de una Noeca astur.

Finalmente, para complicar algo más la cuestión, había otros términos que seguían el sol, pero estos servían para delimitar el terreno y señalar las horas: "decumani, cardines, [...] sextani, nonarii, qui solis cursum sequuntur".

* Die Schriften der römischen Feldmesser, Volumen 2, 1852, pg. 13.

domingo, 21 de febrero de 2010

Menhir de Pena Faladora / Faladoira


Se trata del menhir más grande de Galicia, pues supera en unos 40 cm la longitud de A Pedra Alta de Cortegada. Tiene casi cuatro metros de largo y se conocía de oídas: Barros Sivelo lo mencionaba a finales del siglo XIX, situándolo en la necrópolis tumular de Pena Faladora, sin embargo Maciñeira no logró encontrarlo en su ruta por la sierra a principios del XX, lo que le llevó a suponer que Barros había confundido alguno de los pequeños mojones de la zona con un menhir.

Fue redescubierto por mí en 2007 y publicado en Celtiberia.net, Un camino prehistórico: Camiño dos arrieiros y a pesar de la polémica inicial que quedó registrada en los comentarios a aquel artículo, en donde se dudaba de su cualidad de menhir, en la actualidad ya comienza a considerarse entre los más altos de la península: Comparativa de algunos de los grandes menhires de la Península Ibérica.


A Geira


Estrada lageira a su paso por Murça (Vila Nova de Foz Côa, Portugal).


A Geira es el nombre que recibe uno de los tramos de la calzada romana que saliendo de Braga se adentraba en Galicia por la Serra do Xurés, o do Gerês. Normalmente se explica el topónimo por los giros del trayecto, pero la presencia del artículo femenino que acompaña al topónimo (Estrada da Geira, Caminho da Geira), y que tantos problemas de interpretación por falso corte causa en gallego-portugués (Agrela --> A Grela / La Grela) puede sustentar otra explicación mucho más acorde con la principal característica de las calzadas romanas: su enlosado o empedrado.

Así, un autor como Jesús Rodríguez Morales ha propuesto que el nombre Vía de la Plata, no es sino la evolución de un original "via delapidata" o empedrada. Por razones semejantes, es lógico suponer que el derivado lageira (de lage, losa, piedra) se haya usado para calificar la obra romana, y que con el paso del tiempo el primer segmento se haya considerado artículo, separándolo (la-geira) y en consecuencia evolucionando como tal en gallego-portugués (a geira).

La etimología que la relaciona con los giros sorprende si tenemos en cuenta que Contador de Argote la describe trazada como "sempre plaina, larga, direita, e bem calçada".