Decía Amable Veiga Arias (Algunas calas en los origenes del gallego, 1983, pg. 116) que "todo parece indicar que Caaveiro remonta en última instancia al adjetivo latino caluus, del que deriva mediante el sufijo -ariu, caluarium, el cual, según Corominas en su DCE, tomó la acepción de 'lugar donde se amontonan cadáveres, osario', y en bajo latín se especializó en designar el Gólgota, y es precisamente de aquí de donde hay que pensar que proceda el uso toponímico galaico por tratarse del asentamiento de un monasterio, sobre todo si el significado de 'lugar pelado sin vegetación', que Corominas atribuye a caluaria [...] es concorde con su emplazamiento".
Observamos que el autor se muestra indeciso; por una parte es partidario de que Caaveiro proceda, al tratarse del emplazamiento de un monasterio, del Calvario (osario) del Gólgota, y por otro nota que un derivado latino de caluus, "pelado, sin vegetación", explica por sí mismo, sin intermediación del cristianismo, el orónimo.
En mi opinión, Calveiro, y su variante con a anaptítica Calavario > Caaveiro / Caveiro, proceden directamente del latín caluus, "pelado, sin vegetación", y son la traducción romance de las palabras que designaban anteriormente el santuario en el interior de una floresta, un lucus o un nemeton, bosques y selvas consagradas e impenetrables, de las que quedan vestigios en nuestra toponimia en formas menos conocidas como Silvalonga (San Sadurniño) o Silvaescura (Ramirás). En algún punto de estos bosques de cálida y húmeda laurisilva de helechos, laureles, robles, musgos y hepáticas, se abría un claro (calvarium) donde se emplazaba un santuario natural, más tarde un templo, y luego tal vez un monasterio, porque la sacralidad del territorio pervive adaptándose a las nuevas formas culturales. Hoy, el lucus se ha convertido en el Parque Natural das Fragas do Eume, y el lugar de su santuario se ha mantenido en el mismo emplazamiento del monasterio de Caaveiro.
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